Partida Rol por web

No tardamos en llegar a una sala en la que se encuentran dos mujeres y un hombre. Les observo desde las sombras, sin decidirme a abandonarlas. Cuesta romper las antiguas costumbres, más aun, cuando éstas se han convertido en hábitos, ¿cual será su compañera?

Agradezco en silencio que nuestra guía baje la luz, parece que ya se ha corrido la voz acerca de mis necesidades especiales, eso puede ser bueno, pero también muy peligroso.

Aguardo en silencio, esperando como hago siempre, estudiando sus gestos y aprendiendo de ellos, debo mostrarme, tengo claro que debo hacer, pero necesito luchar contra mi naturaleza para ello, para que la prudencia que siempre mostré, deje paso a la necesidad de trabajar con los humanos.

Una vez se cierra la puerta, decido salir de la seguridad que me ofrece la oscuridad, pues se que si me demoro, no lo haré.

La sombra de Xandra, comienza a ondular, como lo haría un charco de espeso fango, y poco a poco comienza a emerger una figura oscura, de brillantes ojos... - hola, digo mientras me deslizo desde la sombra de Xandra hasta una zona mas oscura del habitáculo.

Neithan era un muy seca hablando. Siempre cara de poker, transmitia poco. Era un Steven Seagal pero en joven. Él no estaba muy comodo en aquel sitio. Cuanto antes empezaran, antes terminarían. Las chicas con sus cosas y el con sus cosas... que bueno sus cosas eran puro ejercicio fisico.

Por raro que fuera, si le interesaba zanjar una cosa cuanto antes, podía hasta tomar la iniciativa en hablar, cosa extraña en el, pues era más de responder que de preguntar:

-Vayamos al grano, ¿que es esa sombra y que hacíais en ese sitio?

Ni hola, ni nada.Mamandurrias. Tenían que resolver eso cuanto antes y luego, cada mochuelo a su nido. Si encontraba al profesor de formación fisica, quizás le pidiera unas ideas de ejercicios o algo asi, cosa más que necesaria ya que le parecía que era él único que tendría algo en común con él...

Recorrí el camino con una sonrisa de satisfacción en mis labios pintados, viendo como la cosa había salido bien. Puede que en estos momentos no fuera realmente necesario, pero podía llegar a serlo. Al llegar a la sala de reuniones, vi allí a Rocío, junto a la gigantona y el chico moreno al que no había escuchado hablar aún.

No pude evitar enarcar una ceja, lanzando una significativa mirada a Rocío.

¿Qué haces con estos dos?

Entonces Gema nos dejó a solas, no sin antes mirarme de un modo que no me gustó nada. Sus ojos se dirigieron de inmediato a mis pies, lo que me hizo intuir que era aquella fusión lo que no le gustaba. No quise darle importancia al tema, esperando a que la mujer se fuera para hablar.

Esperé unos segundos a ver qué hacía Nicte. No sabía si prefería mantenerse al margen hasta poder tantear a los presentes o querría hacer acto de presencia. Finalmente optó por lo segundo, saludando y moviéndose de inmediato hacia la zona más oscura de la habitación. Me dirigí hacia allí también, tomando asiento en una butaca a su lado cruzando mis piernas, y mis manos sobre estas; pero antes de poder presentarme otra vez o explicar qué hacíamos allí, el chico se dirigió a mí de muy malas maneras.

- ¿Al grano? – dije enarcando otra vez una ceja, aunque eso no era lo que más me molestó de todo ese asunto. – No es ninguna sombra, es mi compañero, y se llama Nicte. – dije notablemente molesta, descruzando mis piernas y levantándome de la butaca apoyándome en sus reposabrazos. – Tienes un extraño concepto de ir al grano… -dije caminando hacia el chaval, cruzándome de brazos, y deteniéndome a tan solo un par de pasos de él. – No hemos venido a explicaros eso, lo cual es asunto nuestro, hemos venido porque tenemos un pequeño trabajo de campo que hacer, y hemos pensado que podría interesaros.- le dije, mirando después a Eclipse y Rocío, deteniendo mi mirada en esta.- ¿Confías en ellos? – le pregunté con gran seriedad, ya que aquella misión era realmente importante. Demasiado.

 Tras toda la expectación llega finalmente Xandra, aunque no veo que la acompañe esa sombra de antes, el invitado, al menos no al principio. Esperaba algo totalmente distinto, lejos de la seriedad y el ímpetu que muestra después de haberla visto tan normal, hasta frágil. - ¿Qué está pasando? - 

 Su mirada no se me pasa por alto. Es algo que, por fin, sí me parece normal. Ni siquiera yo tengo muy claro qué hago con estos dos, así que como respuesta me limito a levantar un momento las cejas y los hombros. De todas formas, ha sido ella la que me ha hecho llamar, y ya le había dicho antes que estaba con gente. No debería extrañarle mucho más de lo extraños que parecen estos dos de por sí.

 Lo que a mí sí me sorprende, aunque ya la hubiera avistado antes, es esa sombra que surge de ella a la que presenta como Nicte. - Hola. - Contesto seca. Su presencia me inquieta, y tengo que luchar conmigo misma para apartar la mirada de él y mirar a Xandra mientras habla, aunque al final ella misma se encarga de captar toda mi atención con esa pregunta final. 

 - ¿En serio? - Después de ver a Romasanta transformarse sin control, y a Gabriel largarse como alma que lleva el diablo, entre otras cosas, ¿Me pregunta delante de la amazonas tribal con poderes y el chino siniestro y calladito si confío en ellos? Aun siendo mi compañera de cuarto, y habiéndome ayudado antes con mi pequeño problema, no sé cuanto puedo confiar en ella viendo este cambio, y a quien la acompaña. Supongo que si me ha hecho llamar no es por nada, y aunque por esa regla lo mismo podría ir para ellos, prefiero ser clara y dejar que ella decida lo que... No sé, lo que sea. 

 - Eh... - Alzo las cejas y miro a un lado y a otro, a Eclipse y a Neithan, y luego a Xandra. - No. - Contesto, aun un poco pasmada por la pregunta. 

 - No es que piense mal de ellos. Es que no sé nada de ellos. - Aclaro a todos. Casi que tengo la sensación de que no sé nada de nada. 

 - Ya me dirás en qué consiste ese trabajo de campo. - Le digo, esperando saber un poco más pero dejando claro que no necesito una respuesta inmediata, en caso de que prefiera prescindir de la ayuda de Neithan y Eclipse. Aunque tenga muchas dudas, no es que me encuentre en la mejor posición para hacer preguntas después de ver lo cortante que ha sido mi compañera con Neithan, pero tampoco voy a seguir a nadie a ciegas.

Antes de responder al muchacho en el único lenguaje que conozco, para que comprenda que mi nombre, solo se lo confío a quien merece saberlo, y desde luego no a alguien que se dirige a mi en esos términos, y que mis asuntos, no le incumben, decido observarlo y guardar silencio. Podría desde luego, preguntarle que hacía siguiéndonos, pero sus asuntos son insignificantes para mi, no me interesan, tengo cosas importantes en las que emplear mi tiempo.

Es señal de locura o de necedad, hablarle así a alguien que no sabes que puede hacerte, y ya he observado a demasiados locos, y a muchos necios... como para no saber cuando me encuentro frente a uno de ellos, seas solo un triste loco, o un pobre necio, no eres alguien a quien desee tener a mi lado

Xandra, sin embargo, responde con vehemencia, defendiéndome frente a él. Se levanta dirigiéndose hacia el tipo sin dudarlo, y yo me sitúo detrás de ella, respaldándola, mientras las sombras comienzan a agitarse a mi alrededor... hambrientas. Y me preparo, por lo que pueda suceder.

Mientras aguardo, escucho el saludo de la compañera de Xandra, y al escucharla las sombras se repliegan, para emitir pequeños zarcillos hacia ella, tímidas y ávidas al tiempo, como si reconociesen en ella a un antiguo aliado, y al mismo tiempo le tuviesen miedo. Siento su inquietud, y no la comprendo, ella es como nosotros, como Xandra y como yo, si, por eso él* nos ha juntado, compartimos los tres, en cierto modo, una misma naturaleza. Nunca me he cruzado con otro como yo, y ellas son lo mas parecido, lo mas cercano a mi mismo, puedo sentirlo. Si, con ella también puedo hablar, quizás no del mismo modo que con Xandra, pero ella, al igual que yo, también ha surgido de las sombras.

A los otros dos, no creo que los necesitemos.

Finalmente me decido a darle al muchacho una simple sugerencia, - puedes marcharte... 

Asistía a tan rara conversación sin comprender casi nada de lo que estaba sucediendo. El chico moreno hablaba de forma bastante seca, y eso era mucho decir viniendo de mí. Pero sus maneras no parecieron gustar a la otra chica, Xandra, la que me parecía que estaba bastante preocupada por algo.

Ni que todo lo que alguna vez ha conocido y apreciado estuviera a un mundo de distancia y se viera atrapada en un lugar que no comprendía y con gente que no le interesaba...

Sin embargo, ese ser de oscuridad me intrigaba. Lo miré alzando una ceja, sujetando con fuerza mi lanza, y sólo dejé de hacerlo al ver que Xandra le preguntaba a Rocío si se fiaba de nosotros. ¿En serio? ¿Ahora hay un problema de confianza?

¿Es una broma? -Dije poniéndome en pie, visiblemente cabreada- Ahora resulta que no soy de confianza, ¡genial! Pues que sepas que esa "misión de campo" o lo que sea me importa una mierda, ¿te enteras? Yo sólo estoy aquí por esa cosa. -Señalé directamente a la sombra con mi lanza- En primer lugar porque, a pesar de ser indigna de vuestra confianza, temía que te pudiera hacer daño. Y en segundo, por la maldita profecía de Oráculo, que parece que a nadie más le importa, porque en este mundo os pasáis el día atendiendo vuestros aparatitos electrónicos, vuestras lucecitas, y todas esas estupideces. -Me sentía del todo indignada, y mi paciencia, ya de por sí escasa, se había agotado- Así que, si no quieres hablar delante mío, dilo ahora de una santa vez para que pueda largarme a hacer algo útil por la vida, ¿estamos?

Que imprudente, la tal Xandra, acercársele de aquella manera... estaba a rango de un sus brazos. Un palmada en la glotis y se la podría quitar de encima.Pero sabiendo que la sombra esa no era un peligro, lo demás no le importaba. No se lo tomaba a mal y su reacción, fue apenas un alzamiento de su ceja izquierda. Ni pestañeo.La gente no solía encajar su manera seca y sincera de hablar. Ellas no eran nadie para él, y él no era nadie para ellas. No tenía sentido estar alli. Las palabras de Rocio aunque tenían algo de sensatez, eran vacuas. Ellas se lo guisaban, ellas se lo comían. Se levantó de la silla con su cara habitiual de poker y solo dijo, con la misma serenidad de siempre:

-Cuando reconsideréis vuestra actitud, quizás os ayude...

Él tenía sus propios problemas que solucionar, y como siempre, solo podia confiar en si mismo. Dicho eso se fue de las habitaciones y dormitorios femeninos, nada le retenía allí y nada le interesaba allí... iría a dar un paseo, y luego al gimnasio.

Al salir de la sala de reuniones, ves al maestro de defensa personal al fondo del pasillo, cerca de la entrada, charlando amigablemente con Gema. Él está de brazos cruzados, comentando algo al parecer divertido, en un tono distendido, mientras ella está apoyada en una pared con un pie en la misma, la rodilla flexionada, y las manos en las caderas. Al verte salir de la sala, ambos te miran sorprendidos, cruzando una enigmática mirada entre ellos.

¿Ya? -Pregunta el profesor- ¡Qué rápido!

Cuando sale del edificio de la chicas, ve al profesor de gimnasia con la otra profesora y se iba a ir directamente, un poco a la francesa pero ya que queria molestar al profesor, pero este le dice algo y como tiene educacion y algo de respeto (cosa de la que los estudiantes de aquí carecen por completo).  Saludo a los profesores con un gesto pero manteniendo una distancia, y antes de decir nada, se encogió de hombros, pues no tenía ninguna explicación real que dar. Las chicas decian que no le necesitaban, mejor, no era su problema:

-Las chicas han decidido que pueden manejar eso solo, y que no nos necesitan ni a mi  y a la amazona.. y dado que la sombra no representa un peligro, nada me ata aquí...

Se quedo esperando a ver si el profesor le decía algo más... aquella mini excursión había sido una perdida de tiempo.

Rocío en seguida respondió a mi pregunta, primero clara y concisa, para después hacer algunas aclaraciones con el fin supuse de no despertar susceptibilidades. Sabía que mis formas no estaban siendo las más delicadas y correctas del mundo, pero entre la actitud de aquel chico, mi carácter pasional y todo lo que me estaba jugando… Me resultaba imposible esforzarme por mostrar una amabilidad que nos haría perder más tiempo, y que el presente tampoco se merecía a juzgar por sus palabras.

Mi compañera de habitación se mostró paciente, aunque algo seria. No me extrañó, tampoco nos conocíamos tanto, pero con lo poco que había visto me resultaba suficiente para darle un voto de confianza. Parecía ser una de esas personas que iban de cara, y eso iba a resultar algo esencial.

Noté como Nicte me siguió al acercarme a Neithan, pero en ningún momento rebasó mi posición, limitándose a decirle al chico moreno que podía marcharse. En un primer momento consideré que quizás fuera excesivo, o puede que fuera la necesidad de contar con alguien más lo que moviera aquel sentimiento, pero en cuanto vi la reacción de Neithan me pareció que Nicte se había quedado corto.

¿Reconsiderar nuestra actitud? Este tío no merece ni que le responda…

Casi al mismo tiempo, Eclipse saltaba como un resorte, haciendo gala de sus bastos modos de forma increíble. No pude evitar llevarme una mano al rostro, teniendo que ser esa al segunda vez que aguantaba acusaciones de la rubia. Retiré mi mano lentamente al escucharle decir que estaba preocupada porque pudiera pasarme algo.

- Está bien, está bien… Calma… - le pedí, tratando de relajarme yo también. – Lo siento, te agradezco la preocupación, pero no hay peligro ninguno con Nicte. – Al menos para mí. – Lo de la confianza es porque no os conozco de nada, y siendo sincera, no hemos empezado muy bien antes con lo sucedido en vuestra habitación. – suspiré. – Si no quieres venir con nosotros estás en tu derecho, pero te agradecería que nos explicaras eso de la profecía. – le pedí intrigada, temiendo que aquello pudiera tener algún tipo de repercusión en nosotros. - ¿Tan grave es? – le pregunté a la chica, mirando después a Rocío, tratando de adivinar si ella sabía algo.

La chica parecía cambiar de actitud, aunque yo estaba demasiado cabreada para cambiar tan de repente. Sencillamente, no me resulta fácil, cuando me caliento. Pero no podía seguir gritando así sin más, ahora que Xandra estaba hablando bien, de modo que me crucé de brazos, frunciendo el ceño mientras miraba a un lado, poniendo morros mientras refunfuñaba para mis adentros.

No... no importa, ya está. Estás bien, el tipo ese no es un peligro, eso es lo que importa. -Me encogí de hombros, girándome de mala gana hacia Rocío- ¿Por qué no le explicas tú lo de la profecía, se te dan mejor las palabras que a mí.

El profesor parece confundido ante tu respuesta. Frunciendo el ceño bajo esa máscara que parece reticente a quitarse, se gira y cruza una mirada con Gema, que se encoge de hombros con gesto desconcertado. Sin embargo, Víctor te mira de nuevo, pasando su mirada por la puerta de la que acabas de salir.

Ni a ti ni a la amazona, ¿eh? Sin embargo, ella sigue ahí dentro... Interesante... -Comenta, más para sí mismo al parecer- Bien, allá cada cual con su forma de hacer las cosas. -Dice con resignación, aunque no te queda claro si se refiere a Xandra... o a ti- ¿Y qué tienes intención de hacer ahora? ¿Tienes planes? -Te pregunta cruzando los brazos, esbozando una curiosa sonrisita- ¿O piensas vaguear como un holgazán?

El maestro de artes marciales, tenía un poco de sifu y un poco de sensei. Hablaba con esas palabras enigmática que al cabo de un tiempo recordabas y adquirían sentido. Tomo nota mental de ello, por si iba con él o no. No conocía a muchos alumnos y no conocía a muchos profesores alli. Era lógico, no llevaba allí ni una semana. Se suponía o valdría la pena suponer, que con el tiempo, suerte y un largo quizás, Neithan podría desarrollar un vínculo con el profesor... seguramente porque se le parecía, aun así, no tenía que divagar y tenía que contestar:

-Pensaba ir a dar un paseo para serenar un poco la mente y luego al gimnasio a hacer algo de ejercicio pues hace unos dias que no lo hago y eso no es algo que pueda permitirme en estos momentos. No quiero molestarle, profesor, cada uno tiene sus problemas y debe resolverlos por uno mismo...

Esperaría un poco más, a ver si el profesor le tenía que decir algo más, sino se iría...

La excesiva atención que me dedica la mujer de la lanza me pasa desapercibida al principio, y no es hasta que se refiere a mi, como "esa cosa", que me fijo en su posición, en como sostiene con fuerza la lanza.

Habla con vehemencia, de profecías y Oráculos, palabras que se me antojan demasiado ajenas, a pesar de haber nacido del folklore y de los mitos, como yo mismo.

El muchacho ingenuo, no tarda en abandonar la sala tras mi sugerencia. Apenas lo hace, me muevo de nuevo hacia las sombras, Xandra ya no necesita mi respaldo, aunque sin duda alguna, no lo necesitaba realmente.

Xandra trata de calmar los ánimos, no hemos empezado con buen pie, como suele decirse. Sonrío divertido, peligroso yo... para añadir en tono enigmático, - al igual que vosotras... soy totalmente inofensivo.

Tras esa breve apostilla, vuelvo a apoyar mi espalda sobre la pared, aguardando a que nos expliquen. Pues algo me dice, que esa profecía debe tener algo que ver con el "común" interés que comparto con el brujo.

 Los movimientos de la sombra, tan cerca, en la misma habitación, me ponen nerviosa. Xandra ya ha dejado claro que es su compañero, pero para mí es casi como si se me acercara con un león y me dijera que me tranquilizara por el mismo motivo.

 El repentino enfado de Eclipse no ayuda a que me calme, pero, ¿Qué quería que dijera? Ella misma demuestra ser de las que dicen las cosas a la cara, y ante la pregunta de Xandra, eso he hecho yo. ¿Qué quería que dijera? Ella habría contestado lo mismo en mi lugar, con otras palabras tal vez, pero lo mismo. 

 Neithan se marcha. Su despedida tampoco es agradable, pero al menos no da tanta guerra como Eclipse, quien, junto con Xandra, me piden que cuente lo de la profecía, mientras Nicte por su parte se defiende, respaldado por la morena, a lo que no puedo evitar replicar.

 - ¿De verdad? - Contesto mirándolo y apretando los dientes, tensa, y luego a Xandra, claramente descontenta por su nueva amistad, difícil de ignorar.

 Tomo aire para calmarme y pensar en la profecía. Quiero evitar más discusiones, y viendo que la predicción parece estar cumpliéndose rápidamente, es importante que les advierta cuanto antes.

 - "El lobo se volverá contra la propia naturaleza, la Sombra saldrá a la luz, y será la señal de la llegada de la muerte afilada..." - Cito a Cassandra.

 - Romasanta se ha transformado y Eclipse lo ha detenido con plantas, y de repente aparece Nicte. Lo que queda no me deja tranquila. No sé si sabréis algo sobre eso... -

Mientras regreso a donde estaba antes del desplante del muchacho, escucho la pregunta de la compañera de Xandra, y es entonces cuando, extrañado, reparo en su posición, parece un arco segundos antes de soltar la flecha.

Antes de que pueda responderle, escucho de su boca, la supuesta profecía, lobos, sombra y muerte... Entiendo que no suena muy tranquilizador, pero ante sus palabras solo puedo pensar en el festín que me espera. La observo mientras trato de leer que hay en ella, pero solo veo sombras, que lo ocultan todo, necesitaré sumergirme en ellas para aprender sobre sus miedos y sus temores.

Cuando termina de explicarse, no tengo inconveniente en contarle lo poco que se.

- Claro que no soy inofensivo... digo frotando mis manos entre si. - Y por lo que respecta a esa "profecía", digo remarcando la palabra, - nada se de ella. No se de lobos, ni quienes son Romasanta y Eclipse, me encojo de hombros antes de continuar, - de sombras, solo se que me resultan mas agradables que la luz, un eclipse... pienso regodeándome en esa posibilidad, sería un buen aliado.

- Yo solo ando buscando a un enmascarado, que se presentó como Signo, bostezo aparentemente aburrido sin taparme la boca para seguir hablando después como si nada hubiese sucedido, - vi como transformaba a un humano en una especie de lagarto, y quiero que sufra, que se retuerza entre mis manos deseando una muerte que nunca llegará. - El brujo me dijo que me ayudaría a encontrarle. Tengo... que arreglar un asunto pendiente con él. Concluyo con una expresión que deja claro que mis intenciones hacia el mutante Signo no tendrán consecuencias agradables para él.