Partida Rol por web

Escucho lo que dicen mis compañeros, y les digo:

-Pues parece que está decidido que todos iremos como ovejas al matadero por la entrada pequeña.

A George lo tendremos controlado, pero a las chicas, no se yo.

El tuno este mucho habla, pero poco hace, sólo crear malestar.

-El plan es matarlo, señoritas. -Aclara Zhiara por si sus palabras han sido malinterpretadas -Pero sabemos que su ataúd estará oculto, no como el de los demás en esta morada. Es por ello que preveímos traerlas ya que de todos modos estáis bajo su influjo.

La gitana suspira y mira al cielo, el sol aún ilumina todo con gran claridad.

-Así que decidid por dónde entrar, solo eso se necesita por lo pronto. Y creo que el señor Roy tiene un punto importante al no dividir al grupo. Es cierto el dicho de "Divide y conquistarás".

La mujer de ojos violáceos termina de hablar y espera a los demás, el tiempo es largo aún hasta que las sombras cubran el firmamento, pero tampoco es cuestión de pecar de confiados.

Tras pensarlo un buen rato, les digo a mis compañeros:

-Pues bueno, entremos todos por la puerta de atrás, ya que quereis que muramos juntos, así lo haremos.

dando golpes al carruaje, les informo a modo de prisa:

-Aquí sólo hacemos que perder el tiempo y el sol, hagamos algo rápido.

Es lindo pensar que mataran a un inmortal y saldran por la puerta grande todos completos. Esto no es una novela de amor... Espero no les moleste perder sus almas al atacar a alguien por la espalda

Pues yo sigo a las damas, como mi plan no fue escuchado pues me mantengo en la retaguardia - Dije con cierto tono de arrogancia - Primero que mueran los caballeros

- Estupendo. Justo como me habia imaginado. Somos carnaza, cebo, en manos del Dr. Y encima nos serviremos a Dracula en bandeja de plata por la puerta principal. -

No me siento traicionada propiamente, ni siquiera frustrada. Simplemente, agotada. Cansada de los vaivenes de mi traicionera mente inmbuida de los oscuros influjos de ese malnacido "ser" cuya muerte anhelo, mas ansio yacer a su lado... Para bien o para mal, todo acabara pronto, y ambas perspectivas, librarme del peso que mi alma sufre ante la mera mencion de su nombre, o pasar el resto de una vida inmortal a su lado, resultan ahora mismo muy alhentadoras si una de ellas consigue deshacerse de la otra.

- Bien, pues entremos todos juntos por la puerta de atras. Una vez dentro, que hacemos? - pregunto a todos en general - Me gustaria que nuestro plan fuese mas alla de los frios muros exteriores del castillo. -

Simplemente me encojo de hombros, irse de aquí no es buena idea, quedarse, seguramente tampoco, pero nuestra suerte ya está echada - Hagan lo que crean más conveniente.

Todos caminaron despacio hacia la puerta que ubicaron en un costado del castillo, lo que sería la puerta trasera. Así fueron pasando uno a uno. Primero entró Van Helsing, luego Raymond, Susanna pasó después acompañada de Darma, Zhiara continuó luego y más tarde Géorge y finalmente Roy cerró la retaguardia.

Se encontraban en una sala circular, las paredes eran de ladrillo gris y había un largo corredor detrás de la única puerta que por allí se veía, además de esa por la que entraron.

Van Helsing dijo.

-Zhiara tú ve con la protección de Roy hasta la sala de fogonazos verdes. Has el hechizo para anular la protección de los cuartos del Conde, porque eso creo que es lo que pasa allí. Nosotros, en tanto, buscaremos los aposentos de las vampiresas.

El doctor hizo un breve silencio y luego agregó.

-A menos que alguien tenga un mejor plan...

-Jejejeje

Froto mis manos, y digo:

-Perfecto, vamos a los aposentos a ver si encuentro a alguna perrilla que quiera probar mi estaca, hace mucho que no la afilo.

- No deberiamos atacar directamente los aposentos del Conde? No creo que desviar nuestra atencion hacia su particular harem sea la mejor opcion. Si acabamos con el mal de raiz, las vampiresas ya no supondran un problema...-

Hago una pausa y me giro hacia Raymond

- Lo siento Raymond, tus extraños fetiches necrofilos tendran que esperar... -

Digo con una media sonrisa cinica dibujada en la comisura de mis labios.

-Señoritas, el problema con atacar ahora mismo es que el Conde está no solo durmiendo sino siendo protegido por un poderoso hechizo. Es por ello que habéis visto los fogonazos verdes. Debemos darle tiempo a mi sobrina, que será custodiada por Roy, confío en su buena puntería y nosotros... en tanto, intentaremos dar caza a la joven que ha dejado a Géorge bajo sus influjos.

El joven no se sentía ahora dominado por la atracción de la vampiresa, pero sabía muy bien que ella había ejercido algún influjo poderoso al morderlo y que, al caer la noche, podría volver a ser su esclavo.

-Así que lo que creo prudente es primero matar a las vampiresas. Creo que Drácula posee tres consortes: hemos acabado con la rubia, la pelirroja es la otra que hemos visto, o más bien Knightley lo ha hecho y... si mis cálculos no fallan, habrá una morena.

Van Helsing mira el sol.

-Tenemos doce horas, o un poco menos, para acabar con ellas dos... y luego, el Conde.

Vuelvo a frotar mis manos pensando en la pelirroja.

-Jejeje, Susana, al parecer al final si que podré clavar la estaca. 

Pienso preocupado en el pobre Georje, que últimamente no dice nada. Igual está pensando en la vampiresa

Le doy un golpe sonoro en la espalda, y le digo:

-No te preocupes, una para ti, y la otra para mi.

- Doce horas - suspiro. Lo dicen como si fuera una eternidad, pero para ese tiempo, tres de nosotros podríamos estar dios sabe dónde y como. Sigo la comitiva, no tengo ganas de seguir hablando, lo único que haría sería discutir y está claro que no tengo nada que ganar en una discusión verbal con el doctor. Simplemente puedo rezar porque al final del día ese conde esté muerto y nosotros tres... bueno, sigamos siendo nosotros tres.

Suspiro entornando los ojos tras el comentario de Raymond.

Acto seguido, me pongo en marcha.

- Esta bien Doctor. Hagamoslo cuanto antes. - Digo escuetamente al tiempo que observo, no sin cierto desanimo, los oscuros rincones desde los que acechan las sombras del lugar.

Mientras los demas conversaban acerca de lo que harían yo cargué la pistola con las balas que me había dado Roy. Dejé la guitarra con los gitanos y encima cargaba aun la ballesta. Era movernos rápido y salir airosos de desto

- Vale, vamos

Atento a los acontecimientos, comencé instintivamente a buscar algo, pero no tenía claro el que.

Mierda, tengo un presentimiento, pero no se de que va el tema.

Observo lo que hacen mis compañeros antes de comenzar el camino hacia la puerta.

El nerviosismo empezaba a apoderarse de mi, me rasqué la nuca intentando pensar, pero nada.

El grupo se pone a buscar algún indicio de las vampiresas. Raymond se afana en la tarea, pero no tiene suerte, el castillo le aparece demasiado inmenso y lleno de oscuridad. A veces un pasillo es casi igual al otro. Alejandro, por su parte, tiene la fortuna de notar que en un cuarto, hay un cuadro que está inclinado. Ya sea por mera curiosidad o verdadero gusto artístico el joven lo mueve y se siente un clik.

De pronto la pared entera se corre y se encuentran con otro cuarto. Está sumergido en las penumbras y un ataúd oscuro yace en mitad del mismo...

Me afano en buscar, aunque no sé muy bien el qué. Estoy medio perdida...