En un parpadeo Morten estaba de nuevo en aquella cafetería con el chico que atendía tranquilamente a una pareja que había entrado en ese momento.
Megumi escucha a Luna y agacha la cabeza mientras dice:
- Lo siento... yo no quiero que nadie esté en peligro... yo se que si yo muero todo irá bien.
La chica parecía mas que resignada, añade mirando a los ojos a Luna tras esta decir lo de los amigos, estaba visiblemente emocionada:
- Yo no... nunca nadie me ha dicho eso... pero no puedo vivir, si yo vivo todo desaparecerá, lo tengo asumido... solo te pido una cosa... que sea rápido, por favor.
Se notaba que la chica aguantaba las lagrimas y que si no fuera porque en su cultura no se mostraban los sentimientos estaría en esos momentos llorando.
El arma se queda en silencio unos momentos pero finalmente dice:
- Si... no es solo un sueño, en el se transporta vuestra energía vital por decirlo de una forma sencilla, vuestra esencia autentica y por eso si Moris en el sueño lo haréis, es como le pasa al sacrificio.
Cuando Aileen toca a la chica se encuentra en su casa, es por la mañana y por lo que puede ver en el despertador faltan apenas 5 minutos para que suene y sea la hora de levantarse para ir a clases.
Takeshi toca a la chica y en un parpadeo se encuentra en su casa, aparentemente había pasado el día y la noche y había amanecido, frente a el despertador indicaba que apenas quedaban 5 minutos para ser la hora a la que solía despertarse todos los días.
La chica avanzó hasta delante de Megumi - aquí no importa si ríes o lloras, siente te libre, y tranquila será rápido, todo aquel que te intente atacar le responderé rápido, los sacrificios no existen en mi cabeza, los asesinos si, y los sueños controlados y subjetivos,... bueno, de eso aun tengo que estudiar mucho.
Dio la espalda a la víctima tapándola, para que si lo necesitaba se descargara un poco, a Luna no le importaba que dijera haber asumido algo lógicamente no asumible.
Todos imbeciles Digo cuando toco el hombro de Megumi
Pero , que demonios ha sido todo esooo?? Miro a mi alrededor y vuelvo a estar en el cibercafe. Que esta pasando, por dios? Me estoy volviendo loco? Estoy perdiendo la chaveta? Ha sido real? Parecia muy real, muy pero que muy real. Respiro hondo para intentar volver a la realidad. Miro a mi alrededor y todo esta igual que cuando descolgue el telefono. Si lo que ha pasado es cierto tengo que proteger a esa chica como sea. Y , sin duda, habra pelea porque algunas de esas personas la quieren liquidar. He de volver al anticuario y recuperar la espada. Volvere a casa y esta noche velare armas por aquella chica. No puedo permitir que se produzca el crimen. Me dirijo hacia el dependiente para pagarle y salir a la calle.
- Perdone , me puede decir lo que le debo? Y ,si no es molestia, me puede indicar cuanto tiempo he estado hablando por telefono? He perdido la nocion del tiempo. -
Miré la hora. Aún me daba tiempo a llamar a mi abogado. No me hacía gracia morir, pero... podría matar... libremente.... Sin tapujos... Era algo que realmente deseaba hacer. Sería fácil. Discutir con sacrificarla o no y... empezar a ver correr la sangre... Debía asegurarme de que mi testamento estaba redactado y correcto.
Llamé al despacho, no tardaron en pasarme con mi abogado, el cual se sorprendió por mi llamada y el tema de la misma. No me resultó dificil convencerle de que, acababa de ver a un hombre en el tanatorio, que rondaba mi edad y se parecía mucho a mi... que podía haber sido incluso yo... Y que quería dejarlo todo asegurado por si me pasaba algo, que toda mi herencia fuese a pasar a mi hermano.
El hombre me confirmó que así estaba y respiré aliviado. Le di las gracias y colgué. Luego llamé a Miguel. Quizás fuese mi última charla con él o puede que la primera de una nueva vida. Aún así sentía la necesidad de escuchar su voz, aunque sólo fuese unos minutos.
La chica se sorprende ante las palabras de Luna, cuando le habla dice:
- Yo... no puedo hacer otra cosa... no quiero que la gente sufra por mi...
Cuando Luna se gira siente como la chica parece apoyarse en su espalda, estaba en silencio, pero tras un par de minutos nota como esta temblando y siente un poco de humedad en su espalda, sin duda, Megumi estaba llorando.
Un parpadeo fue lo que Brian necesito para volver a encontrarse en su habitación, todo estaba normal, era la hora de comer y lo sabia no tanto por el reloj que había allí, sino por cómo le rugía el estomago, aparentemente el lugar estaba como siempre, con la actividad de siempre.
Cuando Morten dice aquello el chico mira su reloj y dice:
- Le diría que ha estado unos 30 minutos más o menos... tiene usted mala cara, puedo ayudarle en algo?
El chico realmente parecía preocupado y era lógico, sin duda, Morten no debía tener muy buena cara en esos momentos, lo cual por otro lado era totalmente lógico.
Los tramites fueron rápidos y sencillos, a fin de cuentas al abogado le daba un poco igual mientras le siguiera pagando, estaba claro que no era el primer hombre que le entraba la "paranoia" y quería asegurar sus posesiones y su herencia, tras pocos minutos todo quedo arreglado. La llamada telefónica al principio se corto inesperadamente, no era que la hubiesen cortado del otro lado, sino como si la línea hubiera fallado, pero el segundo intento fue satisfactorio, tras dos tonos el hermano de Henry respondió.
- Si? Diga?
Dejó que la muchacha se descargara un poco antes de preguntar - ¿sabes si puedo llevar conmigo algo al sueño y como? Por ejemplo, ¿llevarme un botellín de agua? no era su territorio y podía resultar duro, pero quería prepararse lo posible.
Sujeté mi cabeza, como si se fuera a caer por todo lo que estaba pasando. Algo estaba mal en todo esto, o mas bien todo estaba mal. No entendía como ni cuando, pero se había metido en una batalla campal por salvar a una muchacha, lo cual podría hacer que el mundo cayera en el mas oscuro de los resultados. No me gustaba nada.
Miré la espada que descansaba al lado de la cama. La cogí y la envolví en la tela que solía usar para los shinais y me preparé como siempre para ir al colegio. Desayune un café y unas tostadas despues de ducharme. Me puse mi traje y me puse la espada a la espalda, oculta por la manta. Tenía que aprovechar las horas libres para entrenar y hacerme a aquella arma. Su largura, su peso, su velocidad, todo era importante en un combate.
Parpadeo sorprendido, de vuelta a mi carcel per... ¿como había llegado a mi habitación? antes de mi ensoñación estaba en la consulta con la loquera.
Me levanto algo desorientado y con hambre, me lavo la cara antes de ir a conseguir algo de comer al comedor.
Puso cara de fastidio inmediatamente al ver el despertador. ¿En serio se había pasado toda la noche en ese extraño sueño? Se dio la vuelta en la cama mientras se tapaba la cabeza con el edredón. No quería salir de ahí, no quería tener que ir al instituto.
-Puff -suspiró, mientras se incorporaba en la cama y apagaba el despertador antes de que llegara a sonar. Se pasó las manos por la cara, mientras se echaba el pelo hacia atrás. ¿Habría sido real todo aquello? ¿Sería posible? Echó un vistazo bajo la cama para mirar el arma que había escondido allí hacía apenas unas horas. ¿De verdad había pasado todo aquello anoche? Ahora le parecía que de todo el mal trago de anoche con aquellos hombres le separaban días.
Se puso en pie desperezándose mientras intentaba concentrarse en lo que hacía... ¡Un momento! ¡El número! De repente se había acordado de él, cogió un folio y se apresuró a apuntarlo todo: teléfono, nombres, Megumi... Lo guardó en una carpeta en casa mientras se vestía, ya averiguaría al volver de las clases más sobre aquello.
Medias tupidas negras, minifalda ajustada granate, botines de cordones y jersey gris de punto amplio. Se cepilló el pelo con rapidez, dejándoselo suelto y se colgó al hombro el maletín que usaba por mochila. Al pasar por la cocina cogió una manzana. Se la comería por el camino y así podría tener más tiempo para despejarse con el frío de la mañana.
Hola hermano! Como fue el día? Como ves me encuentro bastante mejor. Supongo que no hay nada como estar en casa para que se te curen todos los males. sonreí tratando de olvidar por un minuto todo lo que me quedaba por hacer y centrandome en su voz, la cual me hizo viajar a sus labios. Esos labios que hacia años que me moria por besar, acariciar su rostro mientras mis dedos se perdian en su cabello. Sentir su pecho desnudo pegado al mio y la respiración ritmica y jadeante de ambos, marcandonos un ritmo desenfrenado de locura y placer. Su voz y mis pensamientos me provocaron una erección. Nunca se me hubiese pasado por la cabeza hacer lo que iba a hacer en ese momento, pero... ¿y si era la última vez? Comencé a tocarme mientras continuaba mi charla amena con él. Total, cualquier gemido que se me escapase podria achacarlo a un repentino dolor abdominal.
La explicación de Laura no le convenció en absoluto. Tenía la sospecha de que la chica sabía más de lo que contaba. No se lo reprochaba, la situación no era la más convencional, era muy difícil confiar en alguien.
-Ayer vi por casualidad en tu teléfono una noticia sobre un equipo científico que estaba haciendo un estudio sobre el control de los sueños. Parece que ese mismo equipo tiene algo que ver con nuestro sueño. ¿Sabes algo de eso?-
El tiempo se acababa, estaba anocheciendo y se suponía que esta era la última noche.
-Necesito tu ayuda. No quiero matar a Megumi otra vez, pero tampoco quiero que llegue el fin del mundo...-
Meguimi desde su posición responde con la voz un poco entrecortada a Luna:
Megumi suspira profundamente y añade: