Partida Rol por web

El Tabernero mirando las monedas y ordenando que preparen la habitación, señala en la misma barra con disimulo al encapuchado que tienes justo al lado, este esta tranquilamente termiando su comida.

Desde la llegada a la mansión, me he mantenido en un terco silencio. Tal vez estoy de mal humor por la muerte del compañero, tal vez no me gusta tratar con magos…

Tras el desagradable desplazamiento mágico, al menos el olor a mar presente en la ciudad pesquera me hace sentir algo mejor, más vivo y menos atrapado. De momento dejo a mis compañeros la tarea de investigar el paradero de esa misteriosa Salomé, hasta legar a la taberna.

De momento no pido nada, estoy a la expectativa de las respuestas que el posadero les dé a Threkor y Oranda. Soy como una sombra a sus espaldas, pero ya centro mi atención en la misión.

Siguiendo la sutil indicación del tabernero, miro detrás mío comprobando si Leoden está atento a la acción. La verdad es que no ha dicho mucha cosa desde que nos trasladamos aquí. Posiblemente aún esté mareado del viajecito y no esté demasiado acostumbrado a usar la magia. Asiento con la cabeza levemente en su dirección para indicarle que nos ponemos en marcha y me acerco al desconocido.

Saludos viajero. Estoy buscando a un comerciante llamado Salomé y me han enviado a esta taberna y a ti. ¿Estoy hablando con la persona correcta? Vengo a hacer negocios.

El hombre se deja ver y os mira con interes por primera vez, entre sus pertenencias se ve una pequeña flauta y unos collares de distintos tallos de plantas pero adornados con nudos marineros.

se ve que no es humano es una mezcla entre un Enano y un Fauno.

se cuenta en el pueblo que su padre era un Fauno y su madre una enana que tenia un puesto en el mercado. 

Murio su madre por edad avanzada y de su padre no supo nada.

Busca de madrugada objetos curiosos en el fondo del mar y luego durante el día los vende en su negocio.

se os queda mirando con curiosidad sabiendo que podía haber una posible venta.

Una criatura verdaderamente extraña la que se encontraba frente a mí. Era la primera vez que veía una cosa semejante.

Buscamos un collar, con piedras brillantes. - le describo el collar tal y como los magos nos contaron. - ¿Tienes algo así?

Miro hacia la cantidad de abalorios y cosas extrañas que llevaba por si detecto e identifico el collar de los magos.

si me acuerdo de ese collar lo encontré en circunstancias extrañas, parecía que quería ser sacado del fondo del mar, el caso es que el viejo Buh un Erudito que vive a un día y noche de viaje siguiendo el camino del norte, me lo compró, siguiendo el camino encontrareis su cabaña, es un viejo solitario lleno de libros, lomalo sera la noche esta lleno de animales salvajes y mala gente, hay que tener cuidado.

No todo iba a ser llegar, coger el collar e irnos. Resultó que ya lo había vendido, y deberíamos salir de la ciudad para recuperarlo. Un viejo erudito solitario que vivía en el bosque.

Como se estaba haciendo de noche, y no era recomendable salir por los caminos a esas horas, lo mejor sería descansar y salir por la mañana. No solo las criaturas nocturnas eran los peligros que podían acechar por la noche. Salteadores, ladrones, bandidos y, sí, criaturas nocturnas también.

Propongo que descansemos en la habitación que hemos pagado y salgamos mañana temprano a visitar al viejo ermitaño. - digo a mis compañeros.

Busco las escaleras y subo al piso de arriba en dirección a la habitación.

La idea de pasar la noche en una cama me agradaba, esperaba mañana encontrarme en plena forma, el viaje iba a ser largo y pesado, y la noche en campo abierto no sería lo mismo, tenía que pasar la noche lo más descansada posible.

La noche pasó con la música, risas y cervezas hasta la madrugara, a la hora del cierre también fue la hora del descanso para los que se alojaban en los aposentos de arriba,

había uno comunitario en el que siempre suelen desaparecer las sacas de monederos y otras privadas, nuestros aventureros estaban en una habitación grande en la que había dos camas y una especie de sofá.

Por la mañana la gran sala de la taberna, estaba limpia, con las puertas abiertas para que corriera el aire y se llevará con él los humos y olores de la noche anterior,

el suelo estaba fregado y el cubo lleno de agua sucia color café y un par de trapos en el.

No había nadie desayunando, pues los que se van al mar madrugan más, tampoco estaba el tabernero, solo un joven tras la barra, aprovechando que no estaba el dueño, tenía un cuenco con leche y surcaba en el un chusco de pan semi duro.

El descanso había venido bien. Nos recuperamos del paseo por el portal y serviría para empezar la misión con energía y con Oranda recuperada del esfuerzo realizado en los túneles. La visión del compañero muerto debajo de la roca aún flotaba en el ambiente, pero bueno, la vida es dura, y tampoco le conocía tanto. Sólo esperaba que nuestro grupo no menguara más, ya que íbamos a ser necesarios todos en aquella aventura. Quizás nos faltara algo más de músculo para poder defender a Oranda cuando estaba canalizando magia, pero ya nos apañaríamos.

No era buena idea salir al camino con el estómago vacío, así que me acerqué a la barra. Un vaso de leche y pan,  muchacho
 

El chico te mira sorprendido, pues no esperaba encontrar a nadie a estas horas de la mañana, os baja los taburetes de  una de las mesas y os pone tres cuencos llenos de leche.

se os queda mirando.

.Parece que tienen prisa, al tabernero le quedan tres caballos frescos para alquilar, tal vez os interese si pasais por la ciudad de nuevo, incluso puede que os salga el desayuno gratis.

os deja caer la información mientras llena los cuencos y os pone los pedazos de pan, para luego volver tras la barra.
 

Según nos dijo la criatura de ayer, la cabaña del ermitaño estaba a un día y una noche de camino. Mejor si hacíamos aquel camino a caballo, que no caminando, siendo también más seguro que ir a pie por los caminos

Si el precio es bueno y justo, estaríamos interesados. ¿Dónde puedo encontrar al tabernero?

Si fuéramos cabalgando el viaje sería mas corto.
Seguramente sería más barato alquilar los caballos que comprarlos, desde luego el tabernero sabia ganarse bien la vida en aquel lugar.
Me tome mi ración Y me sentía llena de energía, estaba preparada para continuar elviajemire el equipo tal vez estaría bien. Omprsf algo para el viaje en el mercado, o unas hiervas de curación, si tenía la oportunidad iría.

El tabernero fue llamado por el chico por el tema de los caballos.
Este comento las condiciones.
Los caballos cuestan 15 dinares cinco días y como son ya Bien adultos una fianza de 100 Dinares bastará.
También OS podría conseguir si OS parece caro unas mulas de propiedad por 35 dinares y siempre serian vuestras tengo contactos, pensarlo y ya me decís, he escuchado algo de pócimas de curación, por 50 dinares OS podría dar mi ultimo frasco.

Un tipo curioso aquel, al menos nos puso de nuevo sobre la pista. Me agrada la idea de viajar por ese camino del norte, rumbo a la cabaña de ese erudito. Tras el descanso y el sencillo pero nutritivo desayuno, nos disponemos a tratar con el tabernero.

—Hum, realmente los caballos supondrían un gran adelanto. ¿Porque mejor caballos que mulas, no os parece? Viajaremos más rápido y podremos huir con más facilidad de cualquier eventualidad peligrosa e innecesaria. Aunque las mulas son muy resistentes, pero no vamos a un saqueo ni nada similar.

Luego miro de reojo a Threkor y Oranda. Me parecen mejor capacitados que yo para tratar de estas cosas, así que me quedo atrás y espero que terminen el trato.

El precio por los caballos no me parecía excesivo, pero dejar 100 dinares de fianza...no sé.

Nos quedaremos con los caballos.  - Miro al resto del grupo. Todos estábamos de acuerdo en coger los caballos, ya que reduciría bastante nuestro tiempo de viaje, y la comodidad sería decente.

Había pasado demasiado tiempo entre libros, poco sabia de la vida en las ciudades y mercados, negué también con la cabeza pues no les podía ayudar.

Aceptamos el precio entonces. Oranda, págale. - Pagamos al tabernero lo pedido y cogimos nuestros caballos. Avanzamos por las calles de la ciudad hasta llegar a la entrada norte de la ciudad. Salimos al camino. Este se perdía a lo lejos entre un frondoso bosque y más no se podía ver de lo que nos depararía aquel viaje.

Monté en mi caballo, y avancé al trote por el camino en dirección a la cabaña que nos había indicado el satiro mestizo. Esperaba poder encontrar rápido el collar y que no tuviéramos ningún problema para adquirirlo.