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El arcón

UNKNOWN ARMIES

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19/11/2017, 14:59
Unknown Armies
Sólo para el director

EL SUBMUNDO OCULTISTA

Submundo ocultista es el término colectivo para la miríada de fuerzas que operan en nuestro mundo sin que lo sepamos, y que tienen algo en común: saben que la magia funciona y que allí fuera hay un montón de poder esperando a aquellos que sean lo bastante fuertes como para atraparlo. El submundo ocultista no es una organización única; es más parecido a un vecindario (uno bastante aislado) cuyo territorio abarcara tanto creencias e ideas abstractas como gentes y paisajes. No posee una situación geográfica única, sino que se extiende por todo el mundo. Sin embargo, lo más normal es que esté más presente en las ciudades importantes y en los países industrializados. 

El submundo ocultista está compuesto por tres elementos: las fuerzas, los grupos y los individuos. Éstos serán
analizados a continuación, detallándose tanto sus componentes principales como los secundarios.

 

FUERZAS PRINCIPALES

Las fuerzas son principios móviles, impersonales y abstractos: son ideas con patas. Las fuerzas principales son inherentes a la propia realidad; explican cómo son las cosas a nivel cósmico.

 

MATERIA

Es de lo que estamos hechos. Todo lo que existe es una forma de materia: las piedras, los árboles, los átomos, la energía, las palomitas, lo que se te ocurra. Nosotros lo somos. Algunos creen que la materia es una ilusión y que el cosmos es una creación compartida por todas las criaturas conscientes; si esta teoría es acertada, significa que podríamos quitarnos los grilletes del cosmos y existir en un estado puro. Otros creen que las criaturas conscientes sólo son una consecuencia irrelevante de la propia existencia de la materia; una especie de pelusa en el polvo cósmico. ¿Quién está en lo cierto? Pues no es muy probable que lo averigüemos.

En sí, el concepto de materia no es tan importante. No cabe duda de que estamos hechos de ella, pero, ¿y qué? Lo esencial. de la materia es que está en conflicto: "tiende" hacia un estado caótico (entropía) y "desea" alcanzar uno sistemático (orden); este conflicto es lo que hace que la vida resulte tan interesante.

 

ENTROPÍA

La entropía es la tendencia natural de la materia a caer en un estado caótico. Es la responsable del derrumbamiento que afecta al cosmos desde que tuvo lugar el big bang. La entropía funciona a los niveles más fundamentales de la física, empujando a los sistemas lentamente hacia el caos.

La entropía ha causado un gran efecto en los seres humanos. Podemos dar gracias a la entropía por los problemas médicos como el cáncer y la enfermedad de Alzheimer, pero también por los impulsos destructivos del ser humano y la incapacidad de comprender conceptos sistemáticos como la armonía social y la tolerancia.

La entropía no es un tipo malo con túnica negra riendo a carcajadas sobre una bola de cristal. Es una fuerza primordial del cosmos, siempre en movimiento pero carente por completo de conciencia. Aún así, cuando las cosas se pongan feas, ya sabes a quién echar la culpa.

 

ORDEN

El orden es el deseo natural del cosmos de dirigirse hacia un estado sistemático. Es el responsable de la formación de galaxias, sistemas solares, planetas, vida, conciencia y sociedades. El orden funciona a los niveles más fundamentales de la física, haciendo todo lo posible para organizar la materia en sistemas eficaces y productivos que crezcan y se propaguen.

El orden ha causado un gran efecto en los seres humanos. Podemos dar las gracias al orden por nuestros cuerpos y por lo bien que suelen funcionar en casi cualquier circunstancia, pero también por la civilización, el amor, la creatividad y todas las demás cosas positivas y unificadoras a las que dedicamos nuestro tiempo.

El orden no es un santurrón de barba suelta y túnica blanca que nos observe desde los cielos. Es una fuerza primordial del cosmos, siempre en movimiento pero carente por completo de conciencia. Aún así, cuando las cosas te vayan bien, ya sabes a quién dar las gracias.

 

EL CONFLICTO

El conflicto entre orden y caos inherente a la materia (y, por tanto, al propio cosmos) es lo que hace que las cosas sean tan interesantes. La materia aspira a alcanzar el orden, pero cede ante el caos. La gran prueba del cosmos es comprobar si, finalmente, su materia abraza a uno o al otro. Si el cosmos abrazara la entropía, dejaría de existir para siempre; si abrazara el orden, bueno, pasaría "algo", y probablemente sería muy bueno.

Este conflicto no sólo es algo de lo que hablar cuando se va de copas, sino que está contigo en todo momento. Verás, nuestro cuerpo posee una conciencia celular de la lucha que las fuerzas caóticas y sistemáticas mantienen a nivel atómico, y tal percepción se filtra lentamente a través de nuestro sistema nervioso central, afectando a la manera en que pensamos y actuamos. Millones de años de evolución han hecho que tal conciencia forme parte de todas las criaturas vivas, siendo la razón por la que todos tenemos tanto tendencias caóticas como sistemáticas en nuestro cerebro. El orden construye sociedades; la entropía nos trae la guerra. El orden te manda en busca de amigos y amantes; la entropía te anima a traicionarlos. El orden te hace vestir con estilo; la entropía te hace caer en un charco embarrado. Somos lo que somos debido a este conflicto primordial, pero también formamos parte de él. Al final, incluso podríamos ser quienes lo resolvieran.

 

EL COSMOS

Después de las anotaciones precedentes acerca de las fuerzas principales y del conflicto existente entre ellas, ya podernos explicar los aspectos esenciales del cosmos, es decir, el modo en que las cosas funcionan en nuestra realidad.

La realidad en la que vivimos está dirigida por un grupo de arquetipos. ¿Qué son los arquetipos?. A medida que la sociedad humana se va desarrollando, ciertas ideas o papeles sociales se van haciendo más importantes y conocidos; los más significativos y primordiales son lo que se conoce como arquetipos. Con el tiempo, un único ser humano acaba personificando un arquetipo concreto. Cuando eso sucede, el humano en cuestión asciende a un plano superior de existencia incorpórea. Colectivamente, tales humanos ascendidos son conocidos como el Clero Invisible. Viven en un reino de energía pura, conocido como estadosfera, en el que las probabilidades que gobiernan la existencia humana pueden ser manipuladas directamente. Ningún ser humano puede entrar en la estadosfera sin antes ascender y unirse al Clero Invisible.

En el Clero puede haber un máximo de 333 arquetipos. En los albores de la humanidad no hay arquetipos y el Clero en sí no existe. Sin embargo, los seres humanos van ascendiendo rápidamente a medida que las acciones esenciales que nos definen tienen lugar por vez primera: amor, guerra, tolerancia, consumo, producción, etc. No hace falta mucho tiempo (puede que unos cuantos siglos) para que varias docenas de seres humanos experimenten su asunción y conformen el núcleo del Clero. A medida que la historia se va sucediendo, más y más personas van ascendiendo y son más los arquetipos que forman parte del Clero.

Llegado cierto punto, el 333º y último arquetipo pasa a formar parte del Clero. Cuando eso sucede, el universo se apaga y los arquetipos del Clero Invisible se funden dando lugar a una sola divinidad, una entidad cósmica que, a continuación, se encarga de crear la siguiente encarnación del universo. Todo comienza de nuevo, el Clero queda vacío y las cosas siguen su curso.

Cada vez que esto sucede, la nueva encarnación del universo es diferente a la anterior y refleja los arquetipos concretos que componían la última divinidad; éstos, a su vez, representan lo que la humanidad era durante tal encarnación. Si, por ejemplo, una encarnación concreta de la humanidad "circula" por senderos más violentos y beligerantes, sus correspondientes arquetipos reflejarán ese hecho y la siguiente encarnación del universo será todavía más violenta y beligerante.

Aún así, el libre albedrío es un factor importante. Incluso en una encarnación de guerra y violencia, la humanidad puede tomar decisiones colectivas que tomen caminos diferentes, contrarrestando la influencia de la última divinidad y haciendo que esta vez asciendan arquetipos más pacíficos. Tenemos la realidad que nos merecemos.

 

EL PRIMER Y ÚLTIMO HOMBRE

En todas las encarnaciones del universo hay un ser humano que es testigo de todo lo que sucede. Siempre es el primer humano en existir, y también el último en ascender al Clero. Es el único inmortal verdadero, y recuerda todas y cada una de las reencarnaciones experimentadas por el universo. Cuando esta persona asciende, siempre representa el arquetipo de la Reencarnación Kármica. Si alguien se las arreglara para matarlo o destruirlo, el universo no llegaría a reencarnarse; simplemente, continuaría hasta el fin de los tiempos, y nadie sabe qué sucedería llegado ese momento. Este hombre representa la fuerza del orden y su supervivencia es esencial pata el destino final del cosmos. Afortunadamente, nadie ha llegado a hacerle daño jamás, y mucho menos a acabar con él. Nuestra historia lo conoce como la figura legendaria del Conde de Saint-Germain, pero ha tenido muchos nombres y ambos sexos a lo largo del tiempo y las encarnaciones cósmicas.

Saint-Germain no tiene un homólogo que represente a la fuerza de la entropía; de hecho, una representación tan directa y cohesiva de la entropía constituiría una forma de orden. Por tanto, el caos tiene que funcionar en conjunto, como si fuera una enfermedad, de forma más o menos aleatoria.

 

AVATARES Y DIOSERRANTES

Los seres humanos pueden seguir los pasos de un arquetipo cuyo lugar en el Clero ya haya sido ocupado. Tales humanos son conocidos como avatares, y procuran personificar en la medida de los posible al arquetipo que han escogido. Como resultado, los avatares obtienen poderes mágicos. Aparte de los avatares normales, cada arquetipo puede tener un avatar único y especial al que se conoce como dioserrante. Los dioserrantes son los avatares más poderosos, y representan al arquetipo casi tan bien como su representante hacía cuando era humano. Sólo puede haber un dioserrante por arquetipo.

Los avatares y dioserrantes no tienen por qué contar con la bendición de los humanos ascendidos a los que emulan, ya que, si un dioserrante llegase a personificar un arquetipo mejor que hacía en vida un miembro ya existente del Clero, el dioserrante ascendería al Clero y el miembro ya existente sería destituido. Esos desafortunados irían a parar a un lugar llamado la Casa de la Renuncia (descrita más adelante) y saldrían transformados en anti-arquetipos, personificaciones contrarias a lo que antiguamente representaban.

 

FUERZAS SECUNDARIAS

Las fuerzas secundarias son aquéllas que deben su existencia a la sociedad humana. En ellas se incluyen la justicia, la paz, la tolerancia, el odio, etc. Sólo vamos a examinar las fuerzas secundarias que puedan resultar particularmente importantes para el submundo ocultista. Recuerda que, al originarse en la sociedad humana, todas estas fuerzas están al abrigo de las principales, siendo una representación de las mismas y estando influidas por ellas.