Partida Rol por web

Haciendo acopio de la famosa resistencia enana, se desplaza para tener cerca a los dos enemigos que queda mientras saca un hacha de mano para golpear con ella al tirador, y acto seguido se gira de forma inesperada y lanza el hacha al hondero. La energia que le rodeaba empieza a disiparse.

Kuori se une al frente de la batalla, cargando con rabia contra el escurridizo kobold de la honda. Descarga con fuerza su hacha y genera una tremenda herida en su enemigo.

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Aunque habéis conseguido mermar las fuerzas de vuestros rivales, los kobolds siguen defendiendose. El tirador da un paso para atrás, escurriéndose del alcance de Clevor y Travok y lanza una jabalina contra Clevor. Pero erra el tiro y el proyectil se estampa contra la pared del fondo sin causar daño al señor de la guerra.

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El tirador se intenta alejar de sus enemigos para poder seguir atacando en mejores circunstancias, pero no contaba con la experiencia del enano.
- No te escaparas se rositas, engendro de lagarto.
Le clava la alabarda y lo levanta casi a la total altura del arma cayendo como un peso muerto

Travok reacciona rápido y consigue empalar con su alabarda al escurridizo kobold. Éste cae muerto al suelo.

- Rehaciendo turno -

Satisfecho al ver como su compañero había terminado con la vida del lancero kobold, Tordek se acercó a la diestra del eladrin que había  gestionado su magia sabiamente.  Su mirada se centró en el último kobold que hacía frente al enorme goliat y, cuando tuvo un hueco por donde apuntar, señalo a la alimaña con su  martillo y clamó  a los cuatro vientos:

 - Oh, Moradin, guía mi mano, ¡ y muestra tu poder contra estas alimañas!!-

Las palabras del enano  convocaron una  dorada saeta de luz que  fue  directa sobre el kobold, esquivando la enorme mole de Kuori....

La saeta de luz que convoca el enano Tordek, sale directa desde su martillo y esquiva a Kuori, pero el astuto kobold se ve venir el ataque y se echa para un lado en el momento justo en el que le iba a impactar, haciendo que el proyectil se desvanezca en el aire sin causar daño.

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Sin tener una linea de vision clara, Anarion se mueve hasta situarse entre Travok y Clevor. Ve que el pasillo se estrecha, así que guarda su orbe entre sus ropajes y, con la espada en una mano, apunta con la otra al hondero mientraas susurra unas palabras.

Un pequeño dardo de luz le impacta directamente, causándole una herida por 6 puntos de daño.

Las pupilas del joven humano seguían cada uno de los movimientos de sus adversarios, el balanceo que llevaba con el escudo hacía que fuera difícil predecir haciando donde se posicionaría para el siguiente paso, situación que engañó fácilmente al kobold, que desperdició su javalina en vano.

Con seguridad Clevor se adelantó un paso, formando junto a sus aliados un cerco frente al último reptiloide en pie. El avance fue acompañado con un giro de cadera y un tajo lateral al mismo tiempo. El corte cercenó tanto el brazo de la criatura como parte del pecho, haciendo que exhale su último aliento con un sonido sibiliante y entrecortado.

Clevor adelantó su pie, de manera triunfal sobre el cuerpo del caído y volvió a darle un espadazo en la garganta, para asegurarse que estuviera muerto. ¡Victoria! exclamó, de manera que la batalla concluyera finalmente.

El infalible proyectil de Anarion, junto con el embate final de Clevor, hacen que la pequeña y escurridiza criatura muerda el polvo por fin. Al grito de victoria, todos sentís como si os hubieran quitado un enorme peso de encima.

A vuestro alrededor, los cadáveres de vuestros enemigos kobolds. Y donde ha caído el último de los kobolds, se extiende un oscuro y largo túnel.

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Kuori observa el desenlace final del combate. Otro grupo de enemigos había caído delante del grupo, pero aun quedaban pregunta sin respuesta. Cual seria su siguiente pasó a dar, sentía la picazón de las heridas y mientras intentaba recuperar el aliento de las mismas espero a ver que decisión tomaban el resto del grupo.

- ¿Y ahora que?

- Bueno, compañeros, los dioses han estado con nosotros de nuevo, pues nuestra causa es justa y honorable. Sólo nos queda ir hacia adelante, pero me da la barba que estas escurririzas criatutas viles puede habernos preparado desagradables sorpresa, alguien con buena vista para tales propósito puede abrirnos el camino? Claro está con mo protección blindada por el Gran Moradin.

Aunque se había pasado un gran rato recuperando el aliento y pensando que estrategia seguir, Tordek seguía acariciando su barba  meditabundo. Un chasquido de sus dedos ilumino su  rostros, como si acabase de encontrar un solución. Miró al resto de compañeros y  anunció:

- Camaradas, por desgracia, estamos en cierta desventaja con estos Kobolds, ya que no tenemos un especialista en trampas y esos escurridizos reptiles  tienen toda la pinta de aprovecharse de ello.- cruzó sus brazos ante su pecho y continuó:- Además, creo que   el orden que llevábamos al descender  es uno de los mas acertados, aunque tengamos que iluminar nuestro avance y el sigilo y la sorpresa reinen por su ausencia.- 

Girándose sobre sus talones en dirección al nuevo pasillo que se  abría ante los aventureros, concluyó:- Debemos continuar en el mismo orden y, si el problema de esta mina son esas criaturas, haremos nuestro trabajo  limpiando  las galerías de esas repugnantes alimañas..-

Clevor se había quedado ensimismado, con la mirada un tanto perdida, repasando mentalmente los últimos acontecimientos. Como le habían repetido de manera continua durante su formación, luego de cada batalla el guerrero debía aprehender todo lo que había sucedido. Debía repasarlo y hacerlo suyo. Debía aprender de su experiencia. Había descubierto como planeaban sus emboscadas los kobolds, ya habían sido demasiadas veces y de todas había vivido para contarlo.

No nos volverán a emboscar comentó lanzando una mirada gélida hacia Tordek mientras asentía a sus palabras. 

Aunque se sentía presto para avanzar, prefirió esperar un rato, mientras revisaba los cadáveres del suelo por algún tipo de riqueza que pudiesen cargar. Era probable que algunos de sus compañeros quisieran recuperar el aliento, especialmente el elfo que parecía tremendamente agotado.

Revisando los distintos cadáveres, aparte de sus armas rusticas y sus armaduras de pieles, encuentras un buen puñado de monedas de oro.

A parte, el cadáver del kobold sacerdote, portaba una máscara de hueso con la que se cubría el rostro. Desconoces si posee algún tipo de propiedad mágica o es puramente decorativa.

Luego de unos minutos de revisar los cadáveres de sus enemigos caidos, Clevor se acercó a Tordek Mazasacra portando una bolsa de cuero y una máscara de hueso. Habló en voz alta He encontrado cincuenta piezas de oro, será una buena idea repartirlas una vez que terminemos el encargo Le entregó la bolsa al enano. También esta máscara, sobre la cual ignoro si tiene alguna propiedad mágica. La extendió al sacerdote dubitativo, como dudando si realmente era él capaz de responder a esa duda.

Travok mira hacia Anarion.
- Quizás el elfo pueda saber si tiene alguna propiedad magica la mascara

De un suave manotazo Tordek se agenció la más cara que mostraba el humano y  acercó la vista a su manofactura, deslizo uno de sus dedos enguantados por los surcos de la misma.

- Disculpadme Clevor por este impetuoso ademán, mas me ha parecido conocida y necesitaba ojearla mas de cerca...-  farfulló sin apartar la mirada del objeto que había arrancado delas manos al humano que les acompañaba. A los pocos segundos, Tordek extendió su manco con la máscara a su propietario mientras chasqueaba su lengua a modo de frustración:- Dita sea, lo lamento maese, pero mis conocimientos escapan a esta estructura.-

El guerrero asintió ante las palabras del sacerdote. Mientras esperaba algún veredicto por parte del eladrín, dejó sus armas de lado y se dedicó a estirar los brazos, sabía que si dejaba que el brazo izquierdo se le enfriara su vieja herida del hombro comenzaría a darle puntadas.