Partida Rol por web

Inicio de la aventura.

Estáis siguiendo un estrecho camino por el bosque -- es evidente que ha pasado cierto tiempo desde que cualquier tránsito significativo de comercio haya utilizado esta ruta: El camino se está llenando de maleza, y las ramas muertas de los árboles que lo dominan han caido por aquí y por allí, las que seguramente habrían sido despejadas por cualquier caravana que lo atravesase.

El aire de otoño es cortante con la promesa del invierno, aunque los árboles bloquean lo peor del viento, de lo que estáis muy agradecidos.

Algo delante, veis que el camino está completamente bloqueado por un árbol caido.

Akmenos va charlando tranquilamente pues a pesar de la situación su espíritu confiado y dicharachero le mantiene poco atento a lo que ocurre alrededor.

- Bueno, esperemos que encontremos algo entretenido en este tétrico bosque. Me estoy aburriendo de ver naturaleza muerta jajajaja

Baltena, como era costumbre en ella, abría camino al pequeño grupo cuando vio la rama. De inmediato, como había aprendido a hacer, sus ojos buscaron alrededor tratando de percibir cualquier signo que indicase una emboscada. Su arco pasó rápidamente de su espalda a sus manos, y una flecha a medio tensar apuntaba hacia adelante, lista para ser disparada.

Bueno, al menos, ahora el camino ha cambiado. ¿Por qué creéis que estará este tronco aquí? -digo con mi gutural y reptiliana voz. ¿Alguna idea? -digo mirando a mi alrededor. Pese a que la situación no me guste, nada llama especialmente mi atención- Si los elfos no ven nada, podemos continuar...

Allí estaba Erevan rodeado de un bosque tétrico y de unos pocos compañeros de los cuales sólo confiaba plenamente en Baltena...

Y, sin más, le pareció oír algo extraño...

Akmenos da un codazo de complicidad a Duhark que camina a su lado.

- Tal vez sea una trampa jijijiji

Antes de que podáis reaccionar cinco figuras se hacen visibles entre el follaje a ambos lados del camino, dos de tamaño humanoide a la izquierda, dos a la derecha, y junto a estas otra del tamaño de un perro grande. Uno de las figuras habla en voz alta y amenazante, parece un humano varón:

¡No ofrezcais resistencia! ¡Dejad las armas, dadnos todo vuestro dinero y os dejaremos marchar!

- ¿Y quién se supone que eres tú para tal petición?

Quien sea yo no os importa, lo que importa es que estamos apuntandoos ahora mismo con nuestras flechas y que al menor movimiento en falso os dejaremos llenos de agujeros. Eso por no hablar de que también soltaremos a nuestro pequeño amigo... justo al decir esto notáis un ligero movimiento en el lado derecho, y de la que parece ser la figura no humanoide emanan unos roncos gruñidos animales que no auguran nada bueno.

Ahora elegid pipiolos, ¡Rendirse o morir!

- Eso es lo que se llama una falacia de falsa dicotomía -interrumpio Baltema- un error de exposición lógica muy frecuente. Estás obviando que existen terceras alternativas, como correr, volatilizarnos, desmaterializarnos, efectuar un cambio de plano, o simplemente repeler la amenaza matándoos a todos. Venga, si quieres te vuelvo a dar otra oportunidad para la amenaza, va, inténtalo de nuevo y ahora con un poco más de convicción para que sea creíble.

¿Habéis terminado ya de farfullar? Me da igual quién seáis, si no nos dejáis pasar, solo os espera un destino... Mi señora estará encantada en recibiros en su reino... -Saco la maza, miro al que parece su lider, y cargo contra su mascota gruñente, a ver que tal le sienta un mazazo. Mi Señora, ayudame a acabar con esos insensatos...

Erevan no abrió la boca, sólo observo la situación.

Shergard mira detenidamente a cada uno de los asaltates con una tranquita sonrisa y sin mover un solo milimetro de su cuerpo comienza a hablar.

-Bien, analicemos la situacion, esta claro que sois asaltantes  de caminos, habeis venido buscando una recompensa facil con la que llenar vuestros bolsillos pero esta claro que nos os habeis encotrado con lo que esperabais, ahora os encontrais en una situacion desagradable, de acuerdo, no voy a ser especialmente severo, deponed vuestras armas, dadnos todo aquello que hayais obtenido de forma poco respetable y sera donado para los servicios del templo de la Reina Cuervo, os dejaremos ir en paz con vuestra promesa de que esto no volvera a suceder y haremos como si nada de esto hubiese pasado.

Dicho esto con total tranquilidad y sin esperar ningun tipo de negativa el paladin se cruza de brazos y espera a que los aludidos actuen segun lo indicado.

Los bandidos escuchan las palabras de Baltena y de Shergard sin saber como reaccionar, pero pronto su interlocutor comienza a reirse y los demás le siguen con sonoras carcajadas. Por un momento pensasteis que vuestras palabras les impresionarían o acobardarían, pero estos bandidos han vivido más batallas que vosotros, lo han sabido nada más veros, y no van a dejar pasar la oportunidad de atracar a unos aprendices de aventureros, presa fácil a sus ojos.

Sin embargo en cuanto Duhark saca su maza, y antes de que pueda hacer más, las carcajadas cesan de forma abrupta y el mismo bandido de antes grita: ¡Matadlos!

Tras lo que una lluvia de flechas vuela hacia vosotros y la silueta de un perro enorme sale como un rayo del follaje, abalanzándose sobre vosotros con las babeantes fauces abiertas y repletas de afilados colmillos...

¡¡¡ROOOOAAAARGHHH!!!* -grito mientras me avalanzo a por el perro

La mayor parte de las flechas fallan el blanco o rebotan en vuestras armaduras, pero una de ellas se incrusta con fuerza en el hombro de Duhark (ahora entiendo el porqué del rugido). Por su parte el perro carga sobre el enemigo más cercano, en este caso Baltena, consiguiendo herirla de poca importancia al morderla en una pierna.

Noto el flechazo. Aunque el dolor es agudo, aún me queda mucho...- ¡Tú lo pagarás maldito perro! -digo alzando mi maza haciendo papilla de perro