Partida Rol por web

Erevan se lleva un pequeño susto cuando dos flechas pasan rozando sus orejas, pero el enemigo que tiene al lado no tiene tiempo material de verlas venir, y recibe dos duros impactos procedentes de la cazadora.

El tiflin da un paso atrás para librarse de posibles golpes y apunta al bandido que se enfrenta a Shergard.

- La maldición de los fuegos te abrasa, y otra vez el rayo negro alcanza al humano abrasándole al estallar.

El bandido al que dispara Baltena consigue esquivar la primera flecha, pero al hacerlo solo logra ponerse en mitad de la trayectoria de la segunda, la cual no había visto venir, y esta se incrusta en su hombro, atravesando armadura y músculo. Shergard ve como el bandido con el que estaba enfrentandose parece calcinarse ante sus ojos y caer muerto al suelo.

Con un susurro en una lengua extraña, inclina su orbe hacia el bandido y de él sale una gran fuerza intangible pero parece que el objetivo estaba preparado e ignora el impacto.

¿Ya no sois tan duros verdad? -pregunto a los bandidos algo atontado aún, aunque no espero encontrar respuesta por su parte...

El bandido más cercano, azuzado por la burla de Duhark, se vuelve a acercar a el y consigue golpearle de nuevo en la cabeza, no con excesiva fuerza, pero la suficiente como para que su aturdimiento no mejore en absoluto. Después, como es habitual en ellos, se separa de su objetivo para evitar represalias.

En el otro extremo de la batalla, tras el tronco del arbol caido, el otro bandido superviviente aprovecha el fallo del conjuro de Erevan para contratacar y atizarle un buen golpe con su maza, después se desplaza junto a la arquera para intentar evitar sus disparos.

Baltena da un paso atrás al tiempo que dispara rápidamente dos flechas al mismo bandido que antes, quien esta vez recibe ambos impactos, causándole dos nuevas y profundas heridas.

Shergard escucha unos lastimeros gruñidos a sus espaldas y se percata de que su lider espiritual se esta viendo en apuros, por lo que deja de recrearse en el carbonizado cadaver a sus pies y arremete contra el otro bandido.

Las nuevas heridas del bandido junto a Erevan son más de lo que su cuerpo puede soportar, llevandose la mano hacia ellas y después hacia el eladrín, se desploma sin vida manchando la preciosa túnica del mago de su sangre en el proceso. En su rostro queda una expresión de sorpresa, no parece que el pobre diablo pensase que hoy iba a ser su día...

Por su parte Shergard se pone entre el bandido y Akmenos para cubrirle y ataca al primero, pero sus movimientos son muy previsibles esta vez y su hachazo es esquivado. Eso si, el bandido empieza a parecer preocupado, la mitad de sus compañeros han muerto, y no sabe lo que ocurre al otro lado del tronco con el que queda.

Akmenos se desplaza lateralmente para evitar que el bandido pueda buscarle las cosquillas a sus amigos.

- Maldito ladrón, deberías haberte rendido.

Entonces lanza su rayo negro que pasa a la derecha de la cabeza de su enemigo, lo cual aprovecha para soltar otra bravuconada.

- Esto es un aviso, tira tus armas.