Partida Rol por web

La preocupación invadió al maestre sin importar las palabras de Nyrio ¿Que le puede haber pasado? ¿Habrá sufrido una recaida? pero enseguida esas preocupaciones fueron barridas cuando la furia que había empezado a sentir al entrar en la sala se hizo con el control- Ser Nyrio... ¿es que acaso os han nombrado heredero en nuestra ausencia? -preguntó con rabia apenas contenida- Perdonadme, debo estar haciéndome mayor, pero no se me ocurre ninguna otra razón para encontraros sentado en el trono familiar...

Nunca le había gustado mucho aquel extranjero venido de tierras lejanas, y desde luego no se sentía obligado en absoluto a guardar las formas con él, pero aún así luchó por controlarse delante de los invitados- Dudo que al señor James le agrade saber que un recadero como vos le ha cogido el gusto a calentarle el asiento mientras él no está... Cualquiera podría pensar lo que no es -añadió peligrosamente, al tiempo que le dirigía una última y dura mirada al dorniense

Bien -dijo volviéndose hacia lady Anabella y los demás- Si necesitáis algo mientras esperáis a mi señora no tenéis más que pedirlo

James se había retrasado un poco, pues por el camino, había visto como dos mozos practicaban con la espada contra una figura de paja, madera y arcilla, por supuesto, no pudo evitar pararse a contemplarlos. Luego siguió hasta acabar en la sala principal, justo cuando Markus, con toda la razón del mundo, bramaba contra Nyrio.

James se acercó al maestre, con la cabeza alta y pasos recios.

-En tal caso, Nyrio, el honor de sentar el real trasero en ese sillón sería de mi tío aqui presente. ¿No os parece?

Dijo sin mucho tacto, como siempre. Mirando al hombre que estaba sentado en el trono.

-Creo que podemos disculpar al maestre Markus...para que vaya a ver a mi padre.

Dijo, volviendo la mirada al anciano.

 El joven Arnau, cuando vió al desconocido se había mantenido en silencio a la espera de que les fuera presentado y ellos a él. Pero la reacción del maestre Markus así como la del joven heredero le resultaron de lo más sorprendente.

 Mantuvo su silencio mientras contemplaba el devenir de la escena, un tanto incómodo no sabiendo como comportarse. Finalmente puso su mirada en el castellano ser Ian Lanewood.

La curiosidad cada vez era más grande, no sabía quien era el que iba a ser propuesto como su prometido, en realidad no sabía si se llevaría a cabo o no la unión, para eso estaba allí. Pero pocos de la familia se presentaron, solo estaba segura de la hija pero no de si el chico que estaba a su lado sería su hermano o no. En eso pensaba todo el camino.

Una vez llegaron a la sala y encontraron a ese hombre sentado en el trono, al hablar James le dió a entender que él tambien era uno de los hijos de la familia, ¿pero sería él? Esperaba que pronto fuera resuelta su duda.

Miraba a Arnay y a Lady Anabella y sonreia levemente, mientras la familia Lanewood resolvía sus pequeños problemas internos.

Tras el aburrido encuentro donde los jóvenes nobles se observaban con poca delicadeza y el camino de vuelta Hallis pensaba que nada podría empeorar la situación, pero la visión de Nyrio sentado en aquel lugar sacó a Hallis de sus casillas

Quien se cree que es este desgraciado, cualquier día tengo que invitarla a una partida de caza, puede que alguna flecha haga blanco en su blanco trasero o que alguna alimaña termine con su vida

Hallis hizo una seña a los dos hombres que le acompañaban y se acercó hasta Nyrio con su mano derecha en la daga, y le ofreció la izquierda para que se levantara de un lugar que ni le correspondía ni le correspondería nunca

- Nyrio, parece que estáis cansado, sin duda debéis estar agotado, dejarme que os acompañe a otro asiento donde podáis descansar mejor.

Haliis tiró de Nyrio con fuerza obligando a que se levantara y le acompañó a una silla en un discreto lateral de la sala mientras deseaba sacarle el riñón con su daga y echarlo a los perros

A Ian no le gustaba la actitud de este sureño, y ahora menos aun...

Ser Nyrio, seria tan amanble de decirme donde puedo encontrar a Lady Rose, supongo que en las dependencia de mi hermano?

Volviendome  a los invitados

Por favor tomad asiento.  Supongo que están montada al menos una mesa de caballetes medio cerca de la chimenea.  Eduar traed algún refrigerio a nuestros invitados mientras esperamos por Lady Rose.

- Teneís razón Hallis, estoy tremendamente agotado... - no puso oposición al ser zarandeado, y siguía sonriendo - pero sería descortes por mi parte irme sin presentar los debidos respetos a nuestro invitados. Sin embargo Hallis... ¿No te tendrías que llevar  a tus hombres a un sitio más adecuado? Creo que tenemos temas que tratar que van más allá de la incumbrencia del jefe de cazadores -

Eduar, solemnne y calladito como estaba siempre en un rincón de la estancia, inclino la cabeza en un gesto de entendimiento y desapareció tras un arco dirección a la cocina. A decir verdad Eduar andaba un poco más abatido de lo habitual,  al parecer Lady Rose se la tenía jurada y el joven no ganaba para penas.

Nyrio se libero al fin de Nieve y dio un paso al frente para dirigirse a Ian.

- Lady Rose os recibirá enseguida. Esta agetreada porque Lord James a sufrido un ligero reves y... -

En ese preciso momento apareció Lady Rose, deslumbrante como siempre, con su porte y elegancia innatas, bajando por las escaleras de caracol. Nyrio se detubó y se hizo a un lado y Lady Rose tomo el relevo tan buen punto llego junto la comitiva.

- Lamento el retraso. Mi señor esposo no se encuentra en disposición ahora mismo, pero sera un placer para mi darles la bienvenida a nuestro humilde hogar -

Miro a los recién llegados, omitiendo por completo el resto de los presentes. Pero su voz no trasmitia el desden de su mirada.

- ¿Habéis tenido un buen viaje? -

Las palabras de Nyrio fueron como un bofetón, sin duda él era solo un bastardo acogido en el castillo, pero sin duda era leal a sus señores, algo de lo que no pensaba Nyrio pudiera presumir.

Algún día daría su merecido a esa lengua de serpiente, las espadas no entienden de rangos o apellidos, los dioses son justos.

Nadie hizo referencia a él y eso le parecía bastante bien, le gustaba decir lo que quería y que nadie le reprendiera y le hicieran el mismo caso que al aire.

Pero eran todos, tanto Nyrio como Ian y el resto.

Hizo una reverencia a su tio y al resto de personas que habían allí, sin esperanza alguna de respuesta.

-Con vuestro permiso me retiro a mis labores. Estareis bien acompañados y trataran mas comodo vuestros asuntos.

Hizo un gesto con la cabeza nada caballerezco.

-Mi lady, mi lady.

Se despidió de ambas damas.

Volvió a llevarse las manos al cinto, ya estaba aburrido de estar allí con tanto pisaverde. Iría a lo que mejor se le daba: entrenar con la espada.

Se sentía un poco avergonada por la situación, no era muy cómodo para la gente que no era de la familia ver ciertos problemas que hay entre ellos, pero en todas pasa lo mismo, no hay una familia perfecta.

- El viaje ha sido algo pesado, pero ha ido muy bien, no hemos tenido problemas. Espero que su esposo se recupere lo antes posible.

Dijo a la mujer de forma educada, después vió como aquel chico que había llamado su atención, decía de marcharse.

- Que paseis un buen día - respondió a James.

 Tras la aparición de la señora de la Casa, pareció que la escena se suavizara. Arnau se sintio literalmente aliviado. Ante las palabras de cortesía de Lady Rose, el joven asintió a la vez que escuchaba las palabras de la joven Lotte Deerhunter. Tras las palabrs de la joven muchacha, Arnau se presentó, con una inclinación en señal de respeto y eferencia a la señora de la Casa.

 - Permitidme que me presente, Lady Rose, soy Arnau Rocafreda, para servirla.- Tras la presentación se incorpora y prosigue.- Así es, mi señora, salvo los rigores propios del viaje no ha habido ningún contratiempo digno de mención.

 cuando el joven heredero se despide de los presentes Arnau le despide con un gesto de respeto.

Mi señora - saluda Ian con una leve inclinación de cabeza- he pedido unos refrigerios para nuestros invitados. Espero que mi señor hermano se encuentre bien, nuestro maestro de armas nos comunicaba que tardaríais un poco, si ya estáis aquí he de suponer que mi hermano se encuentra mejor?

El entrenamiento siempre era una buena manera de calmar los nervios y alejar de la cabeza todos esos molestos pensamientos que a uno le asaltaban. Hoy le tocaba a uno de los guardías, un tal Bob batirse con el joven Lanewood. Nyrio, como maestro de armas nunca había asistido a ninguno de sus practicas, ni le había entrenado como le pertocaba, siempre dejaba ese trabajo para otros. Y desde que tu padre había empeorado parecía que Nyrio se preocupaba

De mientras Bob ya se había calzado la cota de mallas, se había colgado el escudo del brazo y se había hecho con una espada roma para la ocasión. Aún así tenía un aíre de pato y caminaba de forma un tanto torpe. No como tu. Ya te habías calzado, pero a pesar que la cota de mallas y el yelmo de entrenamiento estaban mellados y algo deslucidos por su uso te seguía quedando como un guante, casí hecho a medida.

- Si esta listo Ser... -

Mascullo Bob y luego tomo posiciones. Parecía un tanto adormilado, pero su posición era buen, sin demasiadas oberturas. Al fín y al cabo era un guardía de la familia. Dío unos pasos a tu alrededor pivotandote... pero no parecía dispuesto a tomar la iniciativa, eso parecía que iba a tocar más bien a tí.

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(Master: Pasmos directamente a tu combate de entrenamiento ^^. Añado las reglas resumidas abajo, a cualquier duda preguntame)

Iniciativa James: 15

Iniciativa Bob: 8

Si Lady Rose se molesto por la presencia de Nieve allí no lo hizo saber o lo ignoro. Eduar apareció de mientras con Pastas saladas que dejo sobre la mesa, agua y vino a servir a preferencia. De mientras Lady Rose, muy educada contesto a un ligero asentimiento. Nyrio sin embargo no pareció ni indispuesto ni predispuesto hacer o decir "nada".

- Disculpad la conducta de mi hijo, sus modales son un tanto ásperos pero es de buen corazón. -

Aunque algunos dudaban de la veracidad de esa afirmación la palabras de Lady Rose, por un instante, daban la sensación de ser la más pura verdad.

- Me alegro que vuestro viaje no sufriera ningún percance. Me alarmo la última carta que me mando... ¿Lady Anabella? ¿Sí vos, verdad? Déjeme darle también la bienvenida -

Lady Anabella pareció dudar durante un segundo pero después hizo una ligera inclinación de asentimiento, un tanto nerviosa.

- Eduar os llevara a vuestras estancias, espero que sean de vuestro agrado. He mandado preparado una cena en vuestro honor. -

El ambiente era un tanto "tenso".

- Poneos cómodos... si me disculpáis tengo que atender a mi señor esposo...  Ser Ian, Maestre -

Hizo una ligera reverencia y se dirigió la mirada a Ian y Markus, sugiriéndoles que la siguiesen. Luego se volvió por donde había venido, con Nyrio tras ella y Eduar salió al encuentro de los recién llegados.

- ... si tiene la amabilidad de acompañarme... -

James esta harto de todo aquel cuadro de formalidades, de mentiras y de guardar las apariencias. Aquello le ponía nervioso, no sabía como reaccionar y eso le había sentirse como un pez fuera del agua, coleteando a ciegas sin aire intentando volver a la charca. Y, aunque quizá trataba de ocultarlo, también estaba mal por la salud de su padre, pese a que sus atenciones fueran mas bien escasas hacia él.

El noble detestaba un poco los escudos y prefería la movilidad de las dagas, pero a veces el primero te salvaba la vida, pese a eso, hoy prefirió luchar con la espada larga solamente.

-Por favor, Bob, ahorraros esas tonterías de Sir, vamos a luchar, eres mi enemigo, vas a matarme.

Protestó.

-Además, ya he tenido suficientes formalidades hoy. Voy a fondo, Bob.

Avisó siguiéndolo con la mirada. Se colocó de lado para evitar darle espacios a su rival, de todos modos, confió en buscarle el lado de la espada. Lanewood dio un paso al frente y le tiró una estocada al bajo muslo para tantearlo.

Hizo una reverencia cuando la señora de la casa se marchó.

- Sois muy amable mi señora, espero que su marido mejore pronto.

Cuando se fueron, suspiró, el ambiente estaba demasiado tenso.

- Creo que no hemos llegado en buen momento.. ¿verdad? - preguntó a sus dos compañeros de viaje.

- Lady Anabella.. cree que esto influirá en los asuntos que hemos venido a tratar? Esta situación me inquieta.. y si.. ¿lo rechazan? ¿Cómo voy a volver a mi casa con tal noticia?

 Al partir la señora de la Casa el joven Arnau se inclinó en señal de respeto.

 - Durante la cena espero que podamos tener la ocasión de mantener un trato más próximo, mi señora.

 Al quedarse prácticamente solos, tan solo con las dos señoras y un asistente de cámara. Y ante las palabras de angustia que dice la bella Deerhunter, el joven escudero dice.

 - No, lady Deerhunter, no creo que hayamos llegado en el momento más cómodo para tratar nuestros respectivos asuntos.- Su rostro se muestra sereno.- Mas, no creo que incluso en le peor de los casos debéis preocuparos por vuestro futuro. Vuestro padre es afortunado de tener una hija con vuestras virtudes. Si es vuestro deseo, no tendrías por que tener problemas en encontrar un marido digno. Si me permitís que lo diga, lady Lotte.

Sonrió levemente ante las palabras de Arnau, en parte sonrojada por ellas y más que provenían de un joven muy apuesto.

- Habeis conseguido sonrojarme Arnau.. - rió la chica- sois muy amable.

- Espero no sonar entrometida.. pero me he dado cuenta de que os llamado mucho la atención Lady Diana.. - dice en tono más confidencial mientras caminaban a sus cuartos -  Es muy bonita, ¿verdad? Sería gracioso que terminaramos siendo parientes.. - comenta y rie.

No conoce las intenciones de Arnau ni por qué ha ido alli, si es en busca de matrimonio como ella o por otros asuntos más de hombres.

 El joven acompaña a lady Deerhunter hacia las dependencias destinadas a los aposentos de los húespedes, junto a lady Anabella y el auxiliar de cambra que los guía a través de los pasadizos de piedra decorados por tapices de antiguas escenas de caza.

 El joven sonríe plácidamente ante las palabras de la joven acerca de haberla hecho sonrojar. Tras escuchar las palabras de la joven, Arnau responde.

 - En efecto, lady Diana me ha parecido una mujer encantadora y espero poder compartir algúnos momentos en su compañía. Como bien sospecháis, he venido para presentarme ante el señor de la Casa, para ver si me aceptaría como yerno.- Dice mirando a Lotte.- Y en efecto, el que pudiermos llegar a ser parientes me gustaría. Soys una compañí amuy agradable, lady Deerhunter.