Partida Rol por web

La joven maga se reconforta con el abrazo de su amado. Ha sido muy duro afrontar la muerte de sus compañeros y ahora mismo solo piensa en venganza. Para un momento que tiene de tranquilidad para abrazarle y sentir su cariño, y tiene que ser un momento amargo. Parece que la tristeza le sigue allá donde va. Es entonces cuando una... ¿tos? los interrumpe. ¿Quién puede...? Despega la cara del cobijo que le proporciona el pecho de su amado para descubrir a... - ¿¡Sedelon!? ESTAS VIVO!!! - Llora de alegría al ver a su amigo con vida y se acerca a él para abrazarle, cuando ambos son conscientes de que algo no va bién. Primero él y luego ella, ambos miran la mano del elfo.... ¿Qué está pasando?

El calor de su amada le reconfortaba aun más por el hecho de haber sido congelado por el dragón. Aun así le gustaba sentir su abrazo. Unas lágrimas se escaparon de sus ojos pensando en todo lo que les había asado desde que se encontraron en aquel pueblo alejado de estas tierras. Pero ahora estaban ellos dos y de momento eso le valía.

De repente una tos le hizo girarse y separarse de su amada. Tharas forzó la vista para ver que era Sedelon quien tosía. Su compañero elfo parecía renacer de la muerte...como él.

Entonces el elfo se acordó de sus compañeros. Se miró su mano y entendió porqué tanto Sedelon con él estaban vivos. Sin pensárselo dos veces, se separó de Zenobia, se quitó el anillo y se lo puso a Kilder, esperando que hiciera su efecto curativo en el clérigo. Si lograban revivirlo quizás pudiera ayudarles a salvar a los demás.

- Ve con Sedelon y tranquilízale. Yo intentaré ponerle el anillo a Kilder, tal vez lo reviva a él también- comentó haciendo lo dicho.

Sedelon miraba a su alrededor sin saber muy bien qué estaba sucediendo. Lo último que recordaba era ver la imponente figura del dragón abalanzarse hacia él, todo garras y dientes, y se dejó llevar por la tranquilidad que daba morir defendiendo a sus amigos. Había cerrado los ojos y se había confiado a la paz y la benevolencia de los dioses. Jamás había esperado volver a abrir los ojos en aquel plano existencial.

Tharas y Zenobia estaban a su lado. ¿Pero Tharas no había muerto? No entendía nada de lo que estaba sucediendo, únicamente notaba como el dedo le ardía alrededor de aquel anillo. Intentó sonreír, pero no tenia fuerzas mas que para dejarse caer sobre el suelo y pensar en algo que calmase aquella intensa y desesperante sed.

Sedelon se encontró entre los vivos y la sorpresa fue para los tres, Tharas y Zenobia no cupieron en su alegría al ver que no sólo ellos seguían con vida y la respuesta les parecía obvia. Tharas se sacó el anillo y se lo puso en la mano a Kilder buscando que reviviera, esperó un breve tiempo y la ansiedad comenzó a crecer dentro suyo y de sus dos compañeros. Pasó más tiempo y tampoco hubo un signo por parte del clérigo pero no había que perder la esperanza repetía Tharas.

A un costado Sedelon fue atendido por Zenobia la cual intentó hasta que lo logró calmar los ánimos del elfo que siguió recostado un tiempo más hasta juntar fuerzas. Lo que le llamó la atención fue que sus heridas se fueron cerrando una a una dejando una piel suave y de tonalidad rosa en donde hacia unos momentos había una terrible herida o una parte del cuerpo con un color azulado por el congelante aliento del dragón.

Tharas miró a Kilder esperanzado. Si bien el efecto curativo del anillo había hecho salir de la muerte a Sedelon y a él mismo en unos pocos minutos, sabía que el clérigo había muerto hacía más rato, con lo que era previsible que tardara en revivir.

Se acercó un momento a Sedelon y se agacho junto a su congénere y a su amada.

- No hables. Guarda tus fuerzas para recupererte. Me alegra que estés con nosotros de nuevo- dijo alegre por ver a su amigo revivido.- En cuanto estés curado lo suficiente como para andar, pondremos tu anillo curativo a Lig. Espero que haga también efecto con él...me...me costaría perderlo- se sinceró.

Tharas estaba emocionado por ver a su congénere volver de la muerte y buscando que lo mismo sucediera con sus compañeros siguió esperando por la resucitación del clérigo, pero este se estaba haciendo rogar y ya los minutos seguían pasando, el color de la piel seguía siendo el mismo y no había signo alguno de que estuviera surtiendo efecto.

Por su parte Sedelon estaba cada vez mejor y todos los daños causados por el dragón estaban desapareciendo poco a poco pero constantemente.

Sedelon se incorporó y buscó con la mirada a su congénere, la cara de Tharas no demostraba la alegría que él esperaba. El clérigo parecía tardar demasiado en regresar, ¿habría pasado demasiado tiempo? Intentó meditar para ver cómo se encontraba, analizar su estado físico, pero estaba demasiado cansado. Sabía que Lig necesitaba el anillo que adornaba su dedo, pero tenía serias dudas sobre si sería buena idea quitárselo tan pronto. Tampoco quería caer desmayado al hacerlo y asi volver a ser una carga para el grupo.

Esperaría a sentirse más recuperado.

Kilder no daba signos de recuperación. Pero al mover la cabeza vio que Seledon estaba mejor. No pudo sonreirle pues ese día había sido muy duro emocionalmente y aun quedaban dos de sus compañeros por revivir.

Al ver que su congénere se miraba el dedo del anillo le habló.

- Cuanto más tiempo tardemos en ponérselo a nuestros amigos más probabilidades hay de que no despierten.

Al decir esto último se le hizo un nudo en la garganta pensando que quizás Kilder y Lignindor ya nunca despertaran.

- Incluso podemos probar a ponerle los dos anillos de regeneración a Kilder. Quizás el beneficio que otorgan se multiplique y despierte antes- insinuó el elfo.

El nerviosismo se hizo presente entre los tres sobrevivientes, la idea de que sus compañeros quizás no volverían a andar entre los vivos creció en las mentes. Sedelon viendo que Kilder no reaccionó ante el poder del anillo intentó por lo menos salvar a Lignindor, se retiró presuroso el objeto e introdujo uno de los dedos del gnomo.

La caverna les pareció más fría que cuando entraron, incluso con la desaparición del dragón se sintió más fría. La mirada de los tres se cruzó y se fueron dando cuenta de que no estaba funcionando la magia de los anillos, estos no brillaron y los cuerpos de sus compañeros nunca tomaron un mejor color. Estaban muertos y la única forma que sabían podría traer a sus compañeros a la vida era por el poder de los dioses invocado por medio de los clérigos con gran poder de algún dios que los quisiera ayudar.

Mientras tanto el tiempo había pasado y ya las brujas o bien se habían ocupado del dragón o al revés, de cualquier forma no habían recibido signo alguno del resultado ya sea por un sonido de agonía o un grito de victoria.

Poco a poco, la joven maga comienza a reaccionar. Llena de ira, comienza a ser consciente de la cruel realidad. Dos de sus compañeros están definitivamente muertos y ella "no tiene ningún miserable hechizo de curación". Se lamenta mientras va pensando qué puede hacer. Está claro que quiere acudir a las brujas para que sanen a sus compañeros, pero no están en condiciones de moverse, de viajar. Tiene que hacer algo para mejorar el estado de salud de sus compañeros.

-Tharas, tenemos que hacer algo, hagamos un fuego y busquemos comida... Estamos agotados. Sedelon está medio muerto, y no podemos presentarnos así ante las brujas. Si es que todavia están vivas. No sobreviviríamos ni al más diminuto gusano...- trata de organizar la situación mientras contiene las lágrimas que le comienzan a resbalar al ver a Lignindor y Kilder muertos, allí tirados. - Al menos deberíamos acomodarles un poco... - solloza aun mirándoles.

Se obliga a apartarse de la escena, y sale de la cueva en busca de algo de comida. Trata de encontrar las bayas que hacía unas horas habían los habían alimentado.

Sedelon miraba con pena los cuerpos caídos de sus amigos, sentía rabia contra el mundo, contra los dioses y contra aquellas condenadas brujas que les habían encomendado aquella misión suicida.

- ¿Podemos preparar de alguna manera los cuerpos para que no se descompongan? Zenobia tiene razón, quizás las brujas puedan ayudarnos de alguna manera. Aunque lo único que sienta hacia ellas ahora mismo sea furia.

Quité el anillo del dedo de Lignindor y me lo coloqué, me sentía demasiado cansado como para hacer frente a un simple gusano, como bien había dicho Zenobia, pero el anillo le ayudaba a recobrar fuerzas, y él las iba a necesitar y el cuerpo inerte del gnomo, no. Era cruel, era una puñetera mierda, pero era la realidad.

Contempló de nuevo a los camaradas caídos y se sintió vacío por dentro, sin siquiera algo con lo que brindar para honrar su memoria.

No es posible...ellos no se recuperan- pensó Tharas mirando los cuerpos de sus compañeros.

- Tiene que haber alguna posibilidad que no hayamos contemplado...y que no sean las brujas- Tharas se giró hacia sus amigos y negó con la cabeza-. No creo que ellas nos ayuden...yo no lo haría.

- Mirad en vuestro equipo y en el de ellos ¿No tienen ninguna redoma o poción? ¿No hay nada que les pueda curar?- dijo buscando en el equipo del clérigo algo que les pudiera ayudar.

Con respecto al pensamiento de la resurreción. Por tu raza sabés que todo tiene un ciclo de vida y cuando uno muere es el final de un camino. Obviamente lo dice gente que vive miles de años y morir de viejo es algo muy remoto pero para los humanos es algo muy pronto que muchos quieren evitar. Siguiendo con tu raza, el resucitar a un elfo podría llegar a traer muchos inconvenientes no deseados y eso es algo más por lo que está mal visto.

Con respecto a tu personaje, le importa muy poco dado que no es un tema para de importancia. Y si se pudiera resucitar a sus compañeros que incluso no son elfos mucho mejor porque los extraña.

Con respecto al pensamiento de la resurreción. Por tu raza sabés que todo tiene un ciclo de vida y cuando uno muere es el final de un camino. Obviamente lo dice gente que vive miles de años y morir de viejo es algo muy remoto pero para los humanos es algo muy pronto que muchos quieren evitar. Siguiendo con tu raza, el resucitar a un elfo podría llegar a traer muchos inconvenientes no deseados y eso es algo más por lo que está mal visto, a menos que el lanzador tenga un poder considerable. Y con respecto a tu categoría, en la naturaleza no existe la resurrección e ir en contra del ciclo de la vida es algo que va en contra de el pensamiento de un defensor de la naturaleza.

Con respecto al pensamiento de la resurrección. Para tu raza es todo un tema y todo depende de a que religión se pertenezca e incluso dentro de las religiones hay unos que se oponen al pensamiento común. Más hacia tu lugar de procedencia, está bien visto en los casos que la persona a resucitar valga la pena. Lo que tenía cada vez que se realizaba el prodigio es que alguien se debía sacrificar en su lugar y obviamente mientras más importante era el difunto, el mismo grado debería tener el sacrificado o varios que lo compensaran. Una suerte de igualar la balanza o simplemente satisfacer los deseos de los oscuros dioses.

Para tu personaje, bueno. Sobradamente sabes que vas siempre contra la corriente (y me parece fantástico).

Tharas comenzó a llorar pero sin emitir sonido alguno al comprender que sus amigos habían muerto y no había posibilidad de devolverles a la vida.

- Es la vida...- dijo sin más

Tras otro momento en el que no pudo contener las lágrimas, el elfo continuó.

- Devemos volver a donde estaban las brujas y ver qué ha sucedido. Pero antes enterremos a nuestros compañeros.

Sedelon miraba con preocupación a su congénere. Tenía la sensación de que se había rendido demasiado pronto, ¿de verdad las brujas no podrían hacer nada por sus camaradas caídos? Habían demostrado tener verdadero poder, el suficiente como para enfrentarse a un dragón. ¿Se iban a rendir? Miró a Zenobia, ella sabía mucho más de magia, de todo aquello que a él se le escapaba.

- ¿No se puede hacer nada por ellos? Ya veo que la magia de nuestros anillos es ineficaz, pero las brujas podrían ayudarnos, ¿verdad?

Sedelon vio como Tharas desnudaba a sus compañeros, y aunque lo entendía, ante todo debían ser prácticos, no estaba muy seguro de si aquella era la manera correcta de proceder.

- Existe la resurrección... - comienza a decir aun aturdida por lo sucedido - pero para ello hay que sacrificar a alguien de equivalente relevancia o importancia. Esto significa que si nuestros amigos valen mucho, tenemos que sacrificar individuos de valor equivalente. Quizá en eso nos sirvan las brujas... Lo que no se es si debemos enterrar los cuerpos, protegerlos, conservarlos...Lo que sí me gusta es ir a ver a las brujas para ver que ha sido de ellas - añade frenando a Tharas - No los desnudes aun... Sólo toma sus objetos más relevantes...

Tharas se queda un poco estupefacto ante lo que Zenobia le está diciendo. Había oído lo de la resurrección, pero realmente no creía en ella. Si era verdad que se podían resucitar, podían intentar hacerlo, pero ¿a qué precio? Habían intentado salir de la isla intentando enfrentarse a un joven dragón y lo que habían conseguido era llevar a la muerte a un de sus amigos, y casi a dos más incluyéndole a él mismo.

No, si no había un clérigo por la zona era casi imposible que curaran...pero tampoco quería descartar la opción de que sus amigos volvieran a la vida.

- Y ¿qué es lo que podemos hacer? ¿a quién podemos sacrificar de igual "valor"? ¿e igual valor para quién? ¿y cuando encontremos a esos de igual valor ¿qué hacemos? ¿les matamos?...entonces sus amigos intentaran buscar a alguien con el mismo valor y así hasta que no quede nadie con vida en el mundo....

- No lo sé Zenobia, no sé si es buena idea- dijo visiblemente afectado y bastante confuso.