Partida Rol por web

Atado hasta la médula en una de las columnas espero el gran tsunami que nos liberará del infierno, al menos seré famoso por varias cosas: El edificio más alto, un incendio de novela y una marea alocada que nos salva la vida a todos.

- Un gran comienzo James... Si que aspiras alto. - la motivación a mi mismo enaltece mi interior y era mas agradable que ver tres monos peleando por salvar su trasero en una batalla campal por una silla voladora que los terminará matando porque se olvidan de que no estamos cerca del suelo. -Inútiles- bufo en mis silencios. 

Luego de una revisión visual a todos los presentes, suelto una carcajada al ver como Rogers se aferra como garrapata a otra columna. -Ese es mi yerno, prevenido. Una cosa, ten cuidado quizás las ataduras se corten solas y zas... Adiós Rogers. - era un deseo mas que imposible ya que yerba mala nunca muere y este tiene mas vida que un gato.

Ok gracias! Luego de la cena escribiré algo al respecto.

No sé porqué, pero al ver la silla caer siento como si la vida me hubiera dado otra oportunidad... mi mente empieza a preguntarse si realmente he sido una persona honorable o solo un buscavidas y un aprovechado... no sé si tal vez una revelación, un viaje interior o la experiencia traumática hace que me replantée mi futuro... Seré a partir de ahora un hombre de negocios honorable y no especularé nunca más ni jugaré con la vida y la seguridad de la gente... 

Giro mi cabeza hacia Duncan y lo veo "soldandose" contra la columna con una cuerda... Qué cacho de cabrón! Duncan, No te aprietes tanto que se te va a cortar la circulación... Mejor lo de ser buena persona lo dejo para mañana... hoy tengo ganas de ver a mi suegro ser arrastrado por la corriente como un salmón...

El grupo regresa al salón Promenade con las terribles nuevas. Duncan explica a todo el mundo lo que va a ocurrir y casi al mismo tiempo, el senador Parker regresa al Promenade.

Doug en cambio permanece en la sala de los depósitos de agua junto al jefe de bomberos. Nadie más que él tiene el conocimiento necesario para ayudar a colocar los explosivos. 

Suelto una carcajada por la ironía de Rogers. - Tranquilo hombre que los años uno no los tiene innecesariamente. Si te has atado a la columna como te atas los cordones, nos vemos en el infierno querido yerno. - bromeo nuevamente, ya era habitual el ir y venir de comentarios sarcásticos. Al menos pasaba un buen rato contemplando el panorama y riéndome de este pelmazo. 

Luego que el resto de los invitados regresa al salón Promenade me dispongo a esperar los explosivos que serán entregados por un helicóptero en la azotea. Aunque no hay espacio libre de peligro para que aterrice (principalmente por las llamas), si podrán entregar los explosivos al dejar caer una bolsa.

No tenemos mucho tiempo. Espero que no se demoren en llegar. – extiendo mi preocupación al jefe de bomberos. El calor y el humo aquí arriba es insoportable.

A mi me sorprende que hayas sabido hacer un nudo, ¿no habrás llamado a Carlos para que te amarrara verdad?

Me encantaría verle salir volando por una de las ventanas, pero también me gustaría que se salvara... ¿a quíen le podría dedicar mis insultos y sarcasmos?... Bueno, me queda Doug... Que cojones, el viejo que se caiga por la ventana.. Duncan, que dice Doug que si puedes subir un momento a echarle una mano... Que dice que los cables del detonador no están en muy buen estado... me pregunto... ¿de donde los habrá sacado...? 

Subiendo a la terraza, un helicóptero arroja el paquete con todo lo necesario a O'Hallorhan. Regresando a los depósitos, Doug y el jefe de bomberos colocan todas las bombas antes de colocar el temporizador en cinco minutos. Corriendo, regresan al Promenade.

Todo el mundo se ha amarrado a donde ha podido. Aún quedan unas ciento cincuenta personas en el Salón Promenade. Doug y el jefe regresan corriendo desde la azotea y se disponen a amarrarse a algún sitio seguro. La espera es insoportable y todos miran en dirección al techo con el corazón encogido esperando la explosión ¿Lograrían sobrevivir? ¿Funcionaría? Pronto lo sabrían...

Los preparativos estaban hechos. Escuchaba las sugerencias del arquitecto mientras colocaba las cargas. Él sabía mejor que nadie donde colocarlas. Ahora solo tocaba esperar para que todo saliera bien.

-Si creen en Dios, ahora sería un buen momento para rezar- dijo, estando él mismo ya atado- para que el agua no nos lleve por delante.

De regreso al salón busco un pilar próximo a la pared frente a la baños y allí me ato con fuerza para luego esperar el gran momento. Podría decir Muchas cosas pero solo logro esbozar algunas palabras. - Buena suerte a todos. Espero que vuestra noche sea inolvidable. - ahora el destino de todos se encuentra pendiendo de un hilo. En aquel momento mis pensamientos viajan hacia mi prometida. ..

Agarrado a la columna como una garrapata a un perro espero mi destino, ¿me salvaré...? Quien sabe... Todo está en manos del Dios y del encofrador que ha hecho esta sólida columna...

- Querido Duncan... Nos vemos en el infierno.

Aferrado a la columna sonrío con cierto halo de cinismo a las palabras de mi yerno. - Tranquilo Rogers, Doug puede solo con ello. - le dedico un guiño y continúo replicando. - Ya sabes, nos vemos en el infierno aquel bello e interesante lugar de donde venimos. - hago un gesto de despedida, cierro mis ojos con los lentes puesto claro y espero el final. 

Harlee desconoce dónde está la compañera con la que llegó al edificio. Parece que como siempre se encuentra solo en el mundo. Está bien amarrado mientras ve como a su alrededor, queridos y odiados, todos se despiden entre si. Él no tiene a nadie a quien despedir.

Se tapa los oidos y aprieta las dientes. Esto va a ser un último viaje.

La atronadora explosión os hace dar un respingo a pesar de estar esperándola. El techo se desploma por varios puntos dejando entrar un auténtico torrente de agua que amenaza con ahogaros a todos. La fuerza de la inundación es terrible y varias personas pierden su débil punto de apoyo y salen despedidas por la sala. Mesas, sillas y cuerpos humanos son arrastrados en un pandemónium acuático que parece no tener fin.

Harlee pierde su amarre por el empuje del agua y rueda por el suelo sin control. Aunque logra agarrarse a una columna antes de precipitarse hacia las ventanas rotas. Otros no tienen tanta suerte. Alguien se cuelga de la pernera de su pantalón intentando sujetarse pero pierde el agarre precipitándose al vacío.

Carlos, el camarero, tampoco tiene mucha suerte. Una de las estatuas que adornan la sala se desploma de la pared y cae sobre él, aplastándole. El pobre hombre muere sujeto a su caja de vinos caro.

O'Hallorhan es otro de los infortunados. Su cuerda se rompe y es arrastrado hacia las ventanas por el torrente. No puede sujetarse a nada hasta que llega al borde. Queda colgado agarrado a los restos del alféizar con la ropa empapada. Si se suelta sólo le resta una caída de 135 pisos de altura.

Duncan, Simmons y Roberts aguantan sin ningún problema. Al cabo de unos segundos interminables, la fuerza de la inundación disminuye hasta finalizar por completo. Los supervivientes se levantan entre los restos poco a poco. De los poco más de ciento cincuenta personas que habían en el Salón Promenade, sólo han sobrevivido setenta.

Y de repente una fuerte explosión surgió entre los alaridos desesperados de mis invitados. Con fuerza me sujeto de las ataduras no sin antes guardar los lentes en el bolsillo de la camisa.

Por un instante le dedico una mirada a mi yerno ya que podría ser la última vez de todo, de nuestras riñas internas, el fin de mi empresa y quizás morir sea la solución pero sabía que no era mi hora.

Al cerrar mis ojos escucho el sonido del agua y como a los pocos segundos inunda todo, la escena era caótica y al mejor estilo de película barata. 

Resisti muerto de miedo y al parecer mi destino era sobrevivir junto a Rogers, seguro con una linda demanda y una suma enorme a pagar para no terminar detrás de las rejas.

Contento por mi salvación voy desatando mis ataduras, me acerco a mi yerno y sonriendo le digo: 

- Yerba mala nunca muere, al parecer tenemos que aguantarnos un largo rato. Por más días juntos Rogers. - extiendo mi brazo y lo ayudo a incorporarse, ganas no me faltaron de lanzarlo por las ventanas rotas pero al menos hoy no sería la ocasión. 

Ya de pie observando el panorama, me coloco los lentes y sonrío. - Nada mal Duncan, si que sabes destacarte.- ante aquel pensamiento un suspiro de orgullo surge en mis labios, este era el final y como siempre será con altura. 

¿Pasa algo?... no pasa nada..... ¿Pasa algo...?.... no pasa nada... ¿Habran puesto bien los explo....

 AAAAAAHHHHH!!!! Un sonido ensordecedor retumba en todo el edificio, el suelo y las columnas tiemblan con la onda expansiva... y yo casi me lo hago encima.... al momento un gran rumor y un temblor contínuo vá creciendo.... las puertas del salón estallan y una inmensa riada inunda por completo la sala.... la fuerza del agua es poderosísima y comienza a arrancar a personas de sus ataduras... pobres diablos... muchos acaban arrastrados por el agua y precipitándose al vacio... Veo como el jefe es arrastrado por la corriente y desaparece por la ventana... Hala! un petardo menos....!! Harlee también sale arrastrado pero finalmente se consigue agarrar... otro pájaro que no tiene ganas de volar...

Giro mi cabeza y observo como Duncan sigue resistiendo la fuerza del agua... pero esta vez sin las lentes puestas...

La fuerza del agua poco a poco vá descendiendo y cuando todo parece resuelto, comienzo a desatarme... lo hé conseguido, he sobrevivido.... Duncan, se acerca a mi y tras unas sabias palabras me tiende su mano... la cual acepto gustósamente.

- Para que en el mundo haya héroes también es necesario que haya villanos. Duncan, te debo unas gafas nuevas... estrecho su mano.... según nos alejamos le comento.... Duncan, esto del agua me ha dado una idea de posible negocio, ¿Qué tal el parque acuático más grande del mundo...?

Según nos alejamos hacia las puertas escucho gritos provenientes de una ventana... parece el jefe O'hallorhan... Duncan, ¿tu has oido algo...? , ¿No...?.... En fin, supongo que hoy estamos todos medio paranoícos...

Lentamente me alejo hacia las escaleras al tiempo que coloco mi mano sobre mi suegro... al fin y al cabo, somos familia.

Él, el hombre que había velado por la seguridad de todos se encontraba ahora en peligro. Una ironía, demasiado cruel como para hacerle gracia en ese momento, hizo que su agarre se destruyera y se precipitara contra el vacío. Solo su experiencia y fortaleza física evitaban que se cayera, quizá por poco tiempo. Para colmo, que los dos responsables hablaran como si no pasara nada mientras él gritaba no ayudaba a que se ganaran su aprecio. Si sobrevivía se encargaría de que esos hombres fueran a la cárcel.

-¡Ayudadme!- decía a grito pelado- si me caigo...

Sin duda, moriría si daba contra el suelo. Y no sabía por cuanto tiempo aguantaría.