Partida Rol por web

Finalmente existía una posibilidad de salvarnos, todo perfecto si nos comportábamos como seres humanos y no como animales. Como ya estaba organizando los grupos no dejo de permanecer en actitud de alerta por lo que pueda pasar, observo el trabajo de los bomberos y la forma en que rompen el grueso vidrio del edificio. - Al menos esto era de buena calidad. - pienso deliberadamente.

Una silla será nuestro medio de salida, noto como Harlee insistente quiere ser uno de los primeros. Esa actitud solo me genera resquemor. - Debes esperar como el resto, tampoco serán tantos viajes. - era una mentira porque la silla trasladaba a una  sola persona pero al menos el viejo dejaría de lamentarse por su estado de salud que me parecía un poco irreal. 

-Por favor, acercarse a la ventana quienes tengan los números más bajos que serán los primeros en salir de aquí. Sean ordenados y respetemos los turnos. - afirmo en un tono imperante mientras espero que la silla se acerque a nosotros y comencemos de una buena vez el rescate. 

Tras la aparición de los bomberos y del helicóptero con el cable la gente podría apilarse cerca de las ventanas y causar otro desastre como en la azotea. Por tal motivo me ubico entre ellos y las ventanas con la pata de una silla que encontré por allí rota. Sujetando fuertemente el garrote improvisado hablo para todos los que se encuentran cerca. – A ver señores, de a uno por favor. La silla tan solo permite a una persona. Una sola persona. ¿Entendido? – Muevo el garrote improvisado entre mis manos de manera amenazante. Ante el menor movimiento de cualquier invitado por saltar su turno estaré preparado para propinar un golpe. ¿Dónde anda el Jefe, no lo veo por ningún lado? Busco entre la gente sin éxito al hombre.

-Pues no he tenido noticias de Newborn y Kenneth- dijo extrañado, pensando en lo peor- en cuanto al edificio, que los hombres que hayan quedado libres- los que estaban entre el 81 y el 94- se encarguen de la 98, 38, 39 y 60, en grupos de tres o de dos si no es posible que sean de tres.

Dejó el teléfono justo para ver al helicóptero. La idea del puente entre edificios se estaba llevando a cabo, y supervisó las acciones de la marina y el cuerpo de bomberos para que los cables quedaran bien anclados. Esta vez no podían hacer el tonto.

-No puede volver a repetirse lo que ocurrió en la azotea con el otro helicóptero. Sé que les será difícil aguantar su turno, pero es preciso que lo hagan todos- miró en especial a Simmons, que había sido uno de los culpables del caos anterior- Actuar sin cabeza les matará, y no podemos permitir que eso pase. Y ahora, prepárense para salir por orden.

Dio órdenes a sus hombres presentes para que salvaguardaran las sillas y el tramo inicial del "puente", haciendo que, si fuera necesario, impidieran el paso a la gente a la que no le tocaba el turno todabía.

-Señor Clairborne, supongo que usted no es médico- la teoría del alcohol era absurda hasta para él- Usted esperará su turno como los demás- al principio había creído en lo de su enfermedad, pero su actitud no casaba con la de nadie enfermo. Se curaba y enfermaba por momentos, momentos demasiados casuales para su gusto- Intente tranquilizarse. En realidad, esto va para todos, ya hemos visto lo que pasa si nos dejamos llevar por el pánico.

Acto seguido empezó a dirigir la evacuación hacia el edificio contiguo, esperando que no hubiera contratiempos y poniendo especial cuidado en que todo se hiciera sin prisas y correctamente, para que la silla aguantara a cada uno. Era una opción lenta, pero también la única opción que se le ocurría. Pues creía que, según las noticias que le llegaban del estado del edificio, los que habían optado por bajar las escaleras no lo tendrían nada fácil. Si es que seguían vivos.

No tenía intención alguna de entorpecer el trabajo del Jefe de Bomberos, era un momento digno de mirar a través de mis ojos o mejor dicho cuatro ojos (ya que uso lentes) críticos de empresario observador. Realmente contaba los minutos para que mi yerno con sus aires de inepto ilustre se entrometiera, como siempre, arruinándolo todo. -Al menos ahora está en el baño, espera a que salga y se arma una bien grande. - sonrío maliciosamente al retener aquel pensamiento sin dejar de percibir como la tranquilidad imperaba en el ambiente debido a la ausencia de Rogers. 

Esto iba para largo, éramos en total unas 200 personas aproximadamente y si rescataban de a uno podía envejecer con la copa de champagne en mi mano que todavía estaba lejos de que llegue mi turno. Por esa razón, permitiendo que los adultos responsables tomen la posta de la situación, me distiendo en uno de los sillones a beber totalmente relajado disfrutando del espectáculo. 

Pronto la silla estuvo instalada y empezó el lento proceso de rescate. Una...dos...tres...cuatro personas fueron pasando a través del armazón sostenido entre una caída demasiado terrible como para pensar en ella. Doug cuidaba de que nadie se colase armado con la pata de una silla. Después del incidente del helicóptero no quería volver a correr más riesgos y estaba dispuesto a abrirle la cabeza al siguiente que se pasara de listo. El jefe de bomberos se unió al grupo de personas que esperaba su turno. Sabía que el tiempo corría en su contra. Esa manera de salir del Salón Promenade resultaba demasiado lenta. Si sus chicos no lograban contener las llamas, el fuego llegaría hasta ellos antes de haberlos sacado a todos de allí. Tenía que haber otra manera...

Finalmente las cosas marchan como es debido. La silla de a poco comienza a llevar  a los invitados hasta la azotea del edificio contiguo mientras monto guardia junto a ella con el garrote improvisado.

Pero algo no termina de gustarme. Este sistema es demasiado lento. Tardaremos muchas horas en sacar a todos de esta manera. – Oiga O´hallorhan. Debemos buscar otro medio porque de esta forma tardaremos muchísimo. ¿Tiene alguna idea?. – lo peor es que las llamas continúen avanzando y nos pillen en medio del rescate.

Ya he vuelto... estaba cambiandome de chaqueta.... ¿ha pasado algo nuevo o seguimos esperando turno para ser carbonizados..? Pregunto con retintín....

Veo como están sacando a la gente en un armazón de metal que dá bastante miedo solo de verlo... no sé por qué pero me tiene una mala pinta tremenda... parece que en cualquier momento se vá a desarmar el nudo y a precipitarse desde lo más alto... me planteo incluso ceder mi turno antes de subirme a ella... pues algo me dice que eso no va a acabar bien...

Pese a venir de los baños, sigo con ganas de cambiarle el agua al canario pero con el follón de gente ya ni me planteo volver al baño, así que me voy a una esquinita y me dispongo a regar con alegría un precioso ficus que adorna el salón...

mmmmm, el placer recorre mi cuerpo al tiempo que la presión sobre mi vejiga se reduce... Hala!, ya está... tu ya no ardes más...!! Digo refiriéndome al empapado vegetal...

Mi cabeza en ese momento ata cabos... coño! y si nos mea alguien encima tampoco deberíamos arder.. pero necesitaríamos que nos meara un gigante...  Me acerco al jefe de Bomberos para plantearle mi idea...

Buenas Jefe, ya le veo que está muy ocupado pero se me ha ocurrido una idea... ¿podría alguien echarnos agua desde arriba? Por ejemplo con helicopteros o con aviones cisterna... eso nos daría tiempo y haría que el fuego tardara mucho más en llegar... Los helicopteros no tendrían que aterrizar, así que no hay riesgo.... También podemos abrir todos los grifos y dejar que desborden, pues he comprobado que el agua llega hasta los baños... aunque de esa manera nos pueden dar las uvas... supongo que deben tener buenas bombas para que lleguen hasta aquí arriba... Si llego a ganar yo ese contrato posíblemente el agua no llegaría ni al piso 20...pienso para mis adentros.

Las disparatadas conversaciones de Simmons, afectado por la bebida, tienen un punto de lógica. Recuerdas que sobre vuestras cabezas, en el piso 138, se encuentran los pesados depósitos de agua del edificio con capacidad para decenas de miles de litros de agua.

El senador Parker permanecía cerca de Duncan. Miraba absorto el papel con el número que le había tocado, demasiado alto para considerar el salir de allí vivo. Cuando escuchó a Doug decir "¡el número 12!" suspiró con resignación. Se giró hacia el constructor.

-Tu compañía y tú tendréis que responder por esto, Duncan ¿Cuántos de tus edificios son tan potencialmente peligrosos como este? ¡¿Todos?! Y pensar que te concedí esos contratos de construcción. Vas a conseguir hundirme junto con tu maldita compañía.

Como siempre los ricachones dispuestos a hacer harina a los demás. Es la única manera de amasar una fortuna, así que estarán bastante acostumbrados.

Harlee se sirvió otra copa repleta de bourbon.

Da igual que los muertos nos lleguen hasta la cintura, siempre estarán hablando de ustedes. USTEDES SON LOS RESPONSABLES DE ÉSTA CATÁSTROFE. USTEDES HAN TIRADO SUS VIDAS POR LA BORDA CONSTRUYENDO UNA MONSTRUOSIDAD INCAPAZ DE CONTENER VIVOS A UNOS POCOS CIENTOS DE PERSONAS UNA ÚNICA NOCHE.

Estaba especialmente molesto. Le habían tildado de mentirsoso y fuera o no cierto, le molestaba. Avanzó al centro de la sala, pasando por encima de las babas que él mismo había escupido en el suelo hacía pocos minutos.

Malditos locos irresponsables.

Sentado en el sillón con la copa de champagne en mi mano relojeo el panorama. Por un lado mi yerno sugiriendo un plan que no me parecía malo, lamentaba que ese ápice de creatividad surgiera cuando hacía sus necesidades en una planta. También no se me ha pasado por alto el ímpetu del Senador, reclamando por su nombre y las implicancias en todo esto. Nadie quiere ensuciarse las manos, pero muchos estaban metidos en este rollo que por cierto ha salido bastante mal. 

-Senador si siente que se esta manchando su prestigio gracias a este desafortunado incidente, no se preocupe intentaré que no se salpique tanto aunque su firma está en todos los contratos, no lo he amenazado para que lo haga, por lo tanto beba un poco y espere a que esto se resuelva.  - expreso con cierta ironía y gracia,  bastante superado por cierto hasta que escucho a Harlee.

Mis ojos se salen de su órbita  porque era una máquina de decir tonterías,  desde fingir su infarto hasta sus últimas palabras. -Harlee, Harlee, Harlee... Mejor bebe algo o seré yo quien te tire del edificio. Deja de lavarte las manos y acepta la realidad, has venido a mi fiesta y tu tajada de dinero fue un aporte a mi proyecto.  Asi que mejor es mantener la boca cerrada para evitar infortunios de imprevisto. - luego de la amenaza diplomática centro mi atención al rescate desde la silla, era una pérdida de tiempo.

Una brillante idea había llegado a mí mientras custodiaba el acceso a la silla aérea. Tal vez habría una forma de aplazar el fuego y dar más tiempo a todos para evacuar el edificio. – Luego de salir de aquí tendrán todo el tiempo para buscar un culpable. Ahora mismo mis energías se centran en salvar sus millonarios traseros y por eso mismo necesito dos voluntarios para subir a la sala de maquinas en la azotea. – miro al jefe de bomberos y continuo. – O´Hallorhan. Usted también podría venir conmigo. Tengo un plan. – sin esperar la respuesta del jefe de bomberos me dirijo a la escalera nuevamente.

-Señor Roberts ¿Qué plan es ese? Esto va muy despacio. Yo voy a intentarlo por las escaleras. Los que quieran venir conmigo, que me sigan.

Harlee se relaja tras el envite verbal de James Duncan. Permanece atento a lo que están hablando el resto de las personas en la sala. Puede ser que escuchar, sea lo más sensato en estos momentos.

Parecía que los invitados se volvían a comportar como personas. Poco a poco iban sacando a la gente de allí. Pero aún así no había seguridad de que lograran salir todos. Entonces el arquitecto comenta algo de un plan.

-De acuerdo arquitecto. Le sigo.

Dos invitados más se unieron a los voluntarios que pedía Doug. El grupo se dirigió hacia las escaleras seguido del senador y una quincena de personas que quería intentar bajar por las escaleras. Una vez en el descansillo, Doug se asomó por el hueco de la escalera y vio humo más abajo. No pudo precisar con exactitud dónde. Tal vez unas 25 o 30 plantas. El incendio estaba demasiado cerca. El senador bajó resueltamente por las escaleras seguido de su gente.

-Buena suerte, señor Roberts -dijo antes de bajar.

Tras mi estelar ocurrencia fruto de una mente prodigiosa veo como tanto el arquitecto y el jefe de bomberos empiezan a moverse... Roberts pide voluntarios... al ser una idea mía, por supuesto soy el primero en ofrecerme... solo faltaría que Roberts o el Jefe se intentaran apropiarse de ella, para llevarse el mérito del salvamento, así que doy un paso al frente y con decisión... Jefe, Roberts, la ídea es mía así que yo voy con ustedes!.... Eso sí, tengo el 44 para la sillita de la reina, así que cuando volvamos espero que ya haya llegado mi turno.

Me giro hacia mi suegro y le reto... ¡Qué, Duncan! ¿No vienes con nosotros a salvar este edificio y la vida de tus invitados o prefieres seguir aquí tomando copas mientras tu yerno te salva el culo...?

El grupo subió hasta el piso 138, debajo de la azotea donde se había estrellado el helicóptero. Allí se encontraban los grandes depósitos de agua que abastecían a toda la torre. Decenas de miles de litros encerrados en aquellos tanques metálicos. Agua suficiente para apagar cualquier incendio.

El champagne me asentaba fenomenal, incluso parecía que influía en las personas que estaban a mi alrededor. 

Por suerte el arquitecto, aquel que tiene un jacuzzi en su oficina y una bella mujer de compañía tuvo un momento iluminador al punto de proponer una gran idea que no menciona de momento. ¿Será un secreto confidencial? 

Atento a las conversaciones me incorporo del.asiento frunciendo el ceño a mi yerno que estaba aburrido y tenía ganas de picarme un rato. -Ya voy querida… - le digo con cierta ironía en mis palabras.

-Si nuestro excelente arquitecto, quien ha diseñado el edificio tiene un plan, lo acompaño. No temo ensuciarme las manos arreglando líos ajenos. ¿Verdad Rogers?- comento en general pero esto último haciendo hincapié en el responsable del incendio.