Partida Rol por web

Tuerzo la boca al escuchar la pregunta que Alex hace a Matthew, se que su intención no es mala, pero esa manera de hablar de ella, como si no estuviese delante, como si ella nada tuviese que decir, me molesta... pero escuchar la respuesta de Klaive-silencioso, me devuelve la sonrisa.

- ¿Ves?, me vuelvo a Helen, - todo está bien, no te preocupes.

El nuevo aullido me hace guardar silencio y mirar en la dirección en que se ha producido, Zarpa-mayor, paladeo su nombre cuando nos dicen quien es y el rango que ostenta, algún día yo también ostentaré ese título, con una media sonrisa muevo la cabeza, en un Túmulo mas discreto que este supongo. Vuelvo la mirada hacia el Senescal al escucharle, para dirigirla despuës hacia el Garou que se levanta, joder, que viejo parece, casi tanto como Zarpa-mayor... pues será de temer por la mala leche que se gaste, que tiene una cara de mal genio.

Veo como pone un poco de orden y retoman de nuevo los asuntos del Concilio, no presto mucha atención, pensando que voy a decir, como inclinar la balanza, hasta que escucho hablar de Yellowstone, ¡mira que casualidad!, se muestran reacios, salvo el Rey, que si parece dispuesto, bien por él, y me sorprende ver en él a alguien con quien se puede dialogar, no trata de imponer su criterio a los demás, pospone el tema, sin duda alguna, sabe que podrá convencer a alguien de ir allá.

El Senescal de nuevo me sorprende, pues aunque mi primera impresión hacia el no fue buena, se comporta como un amigo, recordando a todos nuestra presencia, voy a tener que aprender a ver mejor, o a no emitir juicios tan a la ligera, joder, a quien quiero engañar, si me calló mal porque es alto, guapo, le prestó el abrigo a Helen, y lo vi como una amenaza, pero no hizo nada para que me mostrase desconfiado... bueno tranquilo, ya está. Respiro hondo esperando que pronto nos toque hablar.

Batell, escucho pronunciar a Zarpa-mayor, y observo a la anciana que se alza, para clavar mis ojos en mi, a pesar de todo estoy calmado, hasta que comienza a hablar y sus palabras de un feo verde gris viscoso nos amenazan, joder, que puta manía tiene todo el mundo de hablar de Helen como si fuese solo un objeto, y siento como mi pulso y mi respiración comienzan a agitarse, aquí no, aquí no... pienso intentando controlarme, mientras nervioso comienzo a mover mi pierna izquierda, y las palabras de Madre Larissa vienen en mi auxilio, te va a necesitar muchacho, y con ellas consigo calmarme.

Escucho al Rey, parece que está a nuestro favor, miro de soslayo a Ty, ¿que habrá hablado? y sostengo la mano de Helen obligándome a sonreir cuando la miro, aunque sin duda alguna debe notar mi agitación, la Rabia no es algo que pueda esconderse.

Bufo en silencio al escuchar como la anciana Batell nombra las tradiciones, ¿en esto nos hemos convertido?.

Y entonces las palabras del Rey anuncian nuestro momento. Ty nos llama a su lado, me levanto, y cuando lo hago suspiro. Cuando llegamos ante el Rey, el gesto de Ty me sorprende, pues no esperaba algo así, y siento como mis mejillas y mis orejas se enrojecen. Y sonrio al escuchar que seremos nosotros, si lo aceptan, quienes acudiremos a Yellowstone, vaya, así que seremos nosotros, bien jugado Ty. Escucho cada una de sus palabras con algo de congoja, viendo en él la misma determinación que en mi. Y finalmente me cede la palabra.

Miro a los lados primero, debería explicar como llegue hasta Helen, como los espíritus me llevaron a ella, - yo... carraspeo un poco antes de seguir, - perdón, ayer estábamos en casa, y después de desayunar, salí un rato al bosque, a pasear, y terminé adentrándome en la Umbra, no se cuanto tiempo caminé, hasta que encontré a un hijo de Búho, tras hablar un rato, me dijo que le acompañase y me llevo a un jardín, de tulipanes, miro a Helen y después a mis hermanos, - allí estaba Helen, digo con expresión radiante, - ella se asustó al verme, y yo, la verdad estaba confundido, no sabía porque el hijo de Búho me había llevado allí, pensaba que me llevaría con mis hermanos, me preocupe, y vestí la piel del lobo, Helen entonces se asustó, miro de nuevo a Helen y le pregunto sin esperar realmente una respuesta por su parte, - ¿te acuerdas?, miro nuevamente al Rey, - perdón, entonces apareció Halcón y... bueno, que me dejó claro que ella era una amiga... y yo, la verdad es que no se explicarlo, no con palabras, era como si algo... ladeo la cabeza pensativo, buscando como explicarme, - como si algo tirase de mi hacia ella, ya se que suena muy raro... luego regresamos a casa, y tras conocer su historia fuimos al Túmulo, donde nos encontramos con Eve, me vuelvo hacia donde esta ella sentada con sus padres, - bueno la Señorita Rothchild, y luego ya vinimos aquí. Así me llevaron los espíritus hacia Helen, y yo... miro a los ojos de Helen perdiendome por un instante en ellos... -  la quiero.  Y eso fue todo lo que pasó.

Callo un segundo antes de continuar, - eso es lo que pasó, pero... me gustaría decir algo mas.

*

Inspiro un par de veces antes de continuar, sabiéndome el centro de atención, Gaia bendita concedeme la fuerza para hablar con vehemencia, Halcón dame el valor que necesito en estos momentos, Musas, concededme vuestra elocuencia.

Alzo la cabeza entonces y tras esos ojos se agazapa el joven Will. Mi voz pierde toda traza de miedo y duda, y es el Theurge Voz-de-la-Umbra quien habla con determinación y audacia.

- Soy Voz-de-la-Umbra, Cliath, Theurge de la manada Círculo de Plata.

Miro a todos antes de continuar.

-¿En qué momento?...

Te va a necesitar muchacho...

- ¿En qué momento dejamos de tratar al orgullo de la victoria y al desaliento de la derrota como a dos embaucadores?

-¿En qué momento ocultamos la palabra sincera por temor a verla trasformada en la boca de nuestros enemigos?

- ¿En qué momento dejamos de luchar al ver nuestros ideales pisoteados y nos volvimos incapaces de forjarlos de nuevo?

-¿En qué momento, cuando alrededor todo flaqueaba, cuando todo parecía estar perdido, nuestra voluntad herida dejo de decir, ¡adelante!?

-¿En qué momento la virtud y el honor perdieron su bastión en nuestros corazones heridos, y dejamos de creer en lo que es justo, entregandonos a los brazos de la injusticia?

-¿En qué momento el valor que inflamaba nuestros corazones cedió su puesto al miedo? Un valor que nos llevaba a no claudicar, a mantenernos firmes ante la adversidad, cuando a nuestro alrededor los demás no eran capaces de hacerlo. Un valor que nos permitía mantenernos fuertes aún en el infortunio.

Helen.

- Ahora, el miedo muerde nuestro espíritu con fuerza, y nos vemos incapaces para revolvernos y soltarnos de su abrazo. Nos obliga a tomar decisiones que consideraríamos deleznables si las tomasen otros. Nos obliga a escudarnos bajo la falsa apariencia de un ideal superior y nos vuelve incapaces para afrontar la verdad.

Siento el ánimo inflamado, llevado por las alas de Halcón.

- Una verdad que trata de abrirse camino en nuestros corazones, una verdad que tratamos de no mirar, pues de conocerla, nos llenaría de oprobio y vergüenza. Pues estamos renunciando a Gaia en nuestros corazones al renunciar a nosotros mismos, al vender sin importarnos cómo, ni a quien el don mas valioso que nos ha regalado Gaia... el Amor que nos impulsa a defenderla con pasión y con ahínco. Al prostituirlo y comerciar con él, olvidamos quienes somos y por qué luchamos.

Helen.

- Pero... a pesar de que mucho se ha perdido, no todo esta perdido. Aún podemos recuperar el vigor de antaño, cuando nuestros corazones, encontraban en nuestra amada, en nuestros hijos, en nuestros amigos... un motivo para luchar.

- Cuando eramos capaces de distinguir lo correcto de lo falso, y actuar en consecuencia.

Me giro de nuevo observando a toda la audiencia antes de proseguir.

- Nos quejamos del trato de los humanos hacia nuestra parentela lupus... mientras como hipócritas tratamos de peor modo a nuestros parientes humanos, convirtiéndolos en meros trofeos para adornar nuestros linajes.

- NO voy a agachar la cabeza. Y no lo haré, no porque proceda de un linaje orgulloso. Sino porque trato de ser un hijo de Halcón, dedicando cada segundo que pasa a seguir mis ideales, sin miedo alguno a las consecuencias que conlleve. No hay otro modo.

- Y llegará el día, si seguimos actuando de este modo, en que sucumbiremos al Wyrm. Y caeremos frente a él, porque le habremos dejado entrar con total impunidad, crecerá en nuestro interior mancillando nuestro espíritu y devorando nuestras entrañas.

- Yo no pienso claudicar.

Helen.

- Quizás algunos no tengan tan altos ideales, pero ¡NO nosotros!, somos los Hijos de Halcón...

- Solo pido un motivo para luchar, para tener el valor suficiente, como hicieron mis ancestros antes que yo, de dar la vida por Gaia, llegado el caso, defendiendo a mis seres queridos. Y si me arrebatáis a Helen, me arrancáis ese motivo. Y en vez de un guerrero, tendréis solo un cascarón vacío, sin la voluntad suficiente para combatir y no ceder.

Miro orgulloso, sin claudicar, sin ceder un ápice de terreno. Guiado por Halcón y conocedor de que la fuerza de sus garras se muestra ahora en mis palabras.

- Mi Honor me impele a no competir por una persona, tratándola como un mero objeto, como quizás algunos pretenden. No obstante, con repulsa, aceptaré cualquier desafío que se me imponga, sin importarme el riesgo.

Me vuelvo entonces mirando a mi manada. Gracias.

- Mis palabras y mis actos a mi solo me comprometen. Queda libre de toda responsabilidad por los mismos mi manada. Que todo lo han dado por nosotros sin haberles exigido, a ellos nada puedo pedirles.

- Gracias.

Cuando termino de hablar, agacho la cabeza hacia el Rey a modo de saludo para sostener después su mirada

Esbozo una sonrisa ladeada al escuchar a Tyler compartir con nosotros su inusual encuentro con el Rey Albretch. Siento una punzada de envidia, consciente de que, de haberse desarrollado de otra manera, podría haber sido yo quien se encontrara con él y gozase de su favor.

"¿Y si todo es una maniobra orquestada por el rey o alguno de sus consejeros? "

Sacudo la cabeza para alejar ese turbio pensamiento, impropio de esta situación y concentro mi atención en Matthew, en la optimistas  aunque prudentes palabras conque responde a mis cuitas.

Un largo aullido, que me enerva y solivianta, anuncia el fin del receso o el reinicio de este consejo tribal. Con diligencia, los nobles Garous allí reunidos se distribuyen junto a los Parientes de sus linajes en un complejo tapiz de relaciones, parentescos y alianzas que, incluso con los apuntes de Matthew y de su hermano Eduard, apenas puedo seguir.

Inquieto, tamborileo sobre la mesa, sopesando la posibilidad de pedirle al Pariente de Klaive-Silencioso que nos apañe un poco de café... "Cualquier café... Aunque sea de sobre..." Pronto, sin embargo, debo dejar a un lado mis pueriles necesidades para pprestar atención a lo que se empieza a discutir, temiendo a cada intervención que se mencionen mis errores, mis desafíos y mis faltas en todo el asunto de nuestro Tótem, Helen, Eve, el colgante... "Y las manchas del Wyrm de esta, mi manada"

Me remuevo, inquieto, cuando Jonas Albretch se indigna ante la actitud de sus consejeros sobre la reunión de Yellowstone. La mención a los problemas de Rusia trae a mi mente tristes recuerdos relacionados con mis padres y toda la vida que dejaron de lado por su amor y su afecto hacia el mas ingrato de los hijos: yo.

En ese momento, alguien interviene, soslayando ese problema y planteando ante el Concilio un problema que nos atañe directamente... El pacto.

"El puto pacto de las narices"

Noto un sabor amargo, a bilis, llenándome la boca cuando empizan a discutir sobre obligaciones, acuerdos honorables y a exigir la sanción del Rey para que Helen tome el lugar de su difunta hermana.

No me hace falta mirar a mis hermanos para comprobar si han oído las tres palabras que Jane escupe entre dientes. Ese "OS lo dije" tiene la facultad de encenderme y molestarme como nunca antes lo habían hecho.  A mi alrededor, la tensión de mis hermanos es visible hasta para el mas ciego de los presentes. Su furia encuentra eco en mi propio corazón y noto como mi cuerpo se estremece, a punto de cambiar a una forma mucho mas apropiada para expresar mis sentimientos.

La orden del Rey lo cambia todo, dejándome completamente helado. Ocurre lo impensable y se requiere que una manada de Cliaths -Mi manada de Cliath- de un paso al frente y se explique.

Tyler nos impele a movernos y me bajo de la silla de un salto para correr tras ellos. Una torna sonrisa ilumina mi rostro a medida que la comprensión se abre paso en las embotadas profundidades de mi mente y capto el plan que ha dibujado Tyler.

"Cabronazo..."

Alzo el mentón, orgulloso de seguir a un Alfa tan capaz como Tyler a través de los procelosos senderos de la política de la Nación Garou y poniendo a trabajar mi propia mollera para lo que sea que pueda venir. Siguiendo el ejemplo de nuestro intrépido líder, evito distraerme y devolver la mirada a los curiosos que nos observan a medida que nos acercamos a la sombra del impresionante roble que guarece el Trono del Rey de la Nación Garou.

La oferta de Tylee para representar al Protectorado del Norte no me pilla demasiado por sorpresa, por ser la solución mas lógica, rápida y sencilla de ganar puntos y de alcanzar nuestro siguiente objetivo. Algo que yo mismo hubiera propuesto, de no haberseme adelantado nuestro Alfa.

Sin embargo, el gesto de mostrar abiertamente el lazo que une a Will con Helen me pilla por completo desprevenido y, a juzgar por las caras de algunos de los presentes, no soy el único.

"Pelin teatral, jefe. Pelin teatral... Pero muy bien jugado."

Inconscientemente, mientras cede la palabra a Will, me froto  la mejilla sonriendo a la vez que recuerdo el par de bofetadas que me endiño hacer un rato.

"Cojonudamente jugado, quarterback de las narices..."

Cuando nuestro Theurge da comienzo a su eexplicación caigo en la cuenta de que apenas han pasado 24 horas desde que todo esto empezase y no puedo evitar asombrarme de cuanto han cambiado nuestras vidas en tan poco tiempo. El recuerdo de unos ojos tristes enmarcados en una lacia cabellera negra me hace palpitar el corazón de angustia y que me piquen los ojos.

Por fortuna, el improvisado discurso de Will aparta a un lado aquella negra melancolía, insuflando en mi alma nuevas fuerzas para dar lo mejor de mi mismo en todas las situaciones que afronte junto a mi manada. Una de sus frases se graba a fuego en mi alma, avivando la furia de mi linaje, de mi estirpe y renovando la decisión de devolver el orgullo y la posición que mis padres han perdido de forma inmerecida, solo por amarse.

Cuando eramos capaces de distinguir lo correcto de lo falso y actuar en consecuencia

Aprovecho la pausa que sigue al desafío de nuestro Theurge para caracolear entre las piernas de mis camaradas y plantarme frente a la Corte.

- Ejem.- Carraspeo para romper el silencio y atraer la atención sobre mi mismo. Repentinamente convertido en el centro de atención de tan importantes personajes, notó como empiezo a sudar y tengo que resistir la tentación de sentarme sobre mis cuartos traseros.- Ejem... Con la venia...

- Mi nombre es Alexander Van Der Hoffen. Se me otorgó el elevado nombre de Lex-Talionis al pasar mi rito de iniciación y aceptar honrar la herencia de mis padres Garou.- Ignoro conscientemente el revuelo que provocan mis palabras de presentacióny sus connotaciones antes de continuar.- Quisiera expresar mis condolencias, señora Batell, por vuestras recientes pérdidas y hacerlas llegar a toda vuestra familia. Como hijo único y como Metis, soy incapaz de entender en su totalidad la tragedia que supone perder un hijo o un hermano. Con cuidado, me giro, evitando dar la espalda al Rey y a la señora Batell pero procurando poder ver a Helen y a Will. - Nací bajo el auspicio de los jueces y consejeros de la Nación Garou... Y ese es el papel bajo el que sirvo a mi Manada. A este círculo de plata.

Mi siniestra se abre en un abanico para abarcar a todos mis hermanos.

- Y, dado que habéis expuesto un caso de deudas de honor, solicito humildemente aconsejar a mis hermanos para que todos podamos sentirnos orgullosos de ser lo que somos... Hijos de nuestra madre tierra.- Decido meter una marcha más, preocupado porque mis tácticas dilatorias supongan un obstáculo más que otra cosa. - Helen.- Reclamo su atención en voz baja, atreviendome a mirarla a los ojos de nuevo.- Se que he sido grosero contigo... Y un poco gilipollas, no nos vamos a engañar... - Sonrio cálidamente.- Pero me gustaría saber que es lo que tú quieres hacer, Helen. No importa lo que ninguno de nosotros diga, Helen. No importa cual sea tu apellido ni tus orígenes ni tu riqueza o tu pobreza, Helen. Sólo importa lo que sientes en tu corazón y en tu cabeza. Entorno los ojos entristecido y alcanzo a rozar el lazo de amor conformado por sus dedos entrelazados con los de William y suspiro. - Nada me gustaría más que darte más tiempo para que te lo pienses... Pero...

Me alejo de la pareja un par de pasos y me doy la vuelta, concediéndoles un mínimo de intimidad, antes de lanzar una mirada de soslayo a Eve. Lanzadole lo que espero interprete como una sonrisa animosa, me vuelvo hacia la señora Batell.

- Considero oportuno, dadas las circunstancias, que exponga los terminos de dicho acuerdo, a fin de que todos los aqui presentes y, sobre todo, mi amiga Helen, puedan comprender con claridad la importancia de lo que aqui tratamos. Porque...

Hago una pausa drámatica, aguantado el tipo, mientras mido el tiempo sirviendome de un viejo truco mnemotecnico de mi Mentor.

- Porque Helen ignora muchas de nuestras tradiciones, de nuestras costumbres y de los peligros que supone compartir forzosamente su existencia con uno de nosotros... Y, aun asi, no solo ha sobrevivido a una experiencia traumatica, si no que ha sido capaz de custodiar y proteger la herencia familiar hasta llegar aqui.

Cruzo las manos a la espalda, antes de entrar a fondo con mi alegato final.

- Aunque Romeo, aquí presente, es de sobra capaz de solventar cualquier desafio al honor y el buen nombre de su hermosa Julieta, antes de que se les roce siquiera un cabello de sus cabezas, tendrán que tratar con un servidor... Porque, pudiendo renovar los votos que todos nosotros tenemos con la Humanidad mediante la fuerza redentora del amor, seria estupido demandar a su familia, señora Batell, por prácticas poco eticas sobre una ciudadana americana...

Esbozo una sonrisa lobuna, sosteniendo la mirada de la Matriarca, antes de apostillar entre dientes...

- Comprendalo, señora. Los chicos se quieren...

Una sonrisa divertida se cuela en mis labios al ver la expresión de incomprensión de Matthew cuando su clon me devuelve mi descaro multiplicado por dos. Y al parecer no sólo acepta el envite de mi guiño, sino que decide subir las apuestas con un acercamiento. Enarco ambas cejas cuando se sienta a mi lado y mi sonrisa se amplía. -Esto puede ser divertido...

Sin embargo, el aullido resuena como una llamada y se lleva la mayor parte de mi atención. Me centro en tratar de memorizar los nombres y explicaciones que nos brinda Eduard. Desconozco casi todo de nuestra historia, de nuestra herencia. Apenas soy una aprendiz y dudo que en este lugar pueda suplir con pasión mi ignorancia, así que cuantos más detalles retenga, cuantas más relaciones pueda hilar a partir de las miradas que se cruzan... Mejor.

Recorro con los ojos bien abiertos a todos los miembros de ambas Logias para terminar en Matthew. - La Logia de la luna. -Y me sorprendo cuando mencionan Yellowstone. -Vaya, vaya... Eso sí que es interesante. -Escucho cómo el Consejo se niega a prescindir de una sola manada para ayudar en aquel lugar y mi sangre hierve junto a la del rey con indignación. ¿Cómo puede negarse una petición de ayuda cuando se tienen tantos garous, tantos medios, como se abren ante nuestros ojos en este lugar. Puedo sentir la codicia, la ambición, la arrogancia en aquellos que se escudan en lo que se me antojan excusas baratas. No hay nada que justifique dar la espalda a nuestros semejantes en su lucha. 

Poco a poco me he ido inclinando sobre la mesa, concentrada en lo que hablan las personas más allá, cerca de aquel árbol majestuoso. Y en esa postura me sorprende escuchar el nombre de nuestra manada como siguiente punto en el orden del día. No puedo evitar dar un pequeño respingo y enderezar mi espalda de golpe, anticipando que las miradas volverán a detenerse en nosotros. Otra cosa puede que no, pero dar la nota al parecer se nos da de puta madre. 

Y si la inacción del Consejo me había irritado, las palabras de aquella bruja con su ridículo moño absurdo terminan de enervarme. Mis ojos buscan a Jane cuando ella reclama a Helen como un objeto, como un pago de un Pacto ajeno a ella. Hay reconocimiento en la mirada que le dedico a mi hermana menor. Jane lo dijo, sí, porque a nuestra pequeña sabelotodo le fallan a veces las formas pero su sabiduría es inmensa. 

Tras Jane, mi mirada busca la de Tyler, esperando que nos indique el camino a seguir, dispuesta a seguir su guía como no lo haría con nadie más. Puede que no estemos de acuerdo en todo, puede que esté descentrado desde que unas faldas se han cruzado en su camino y puede que algunas de sus acciones me provoquen ganas de desgarrarle la garganta. Pero el respeto, como la confianza, es algo que se gana poco a poco. -Día a día, batalla a batalla.- Y hace mucho que él se ganó mi respeto. 

Asiento cuando nos llama y antes de levantarme dedico una breve mirada hacia Eduard. Me inclino para susurrar en voz tan queda que sólo él pueda escucharme. -Saca las palomitas... 

Con esas palabras me pongo en pie, con la espalda recta y la cabeza alta. Me coloco detrás de Tyler, Will y Helen, junto a Alex, esperando que Jane se coloque al otro lado, arropando entre ambas al Metis y así nuestra posición al caminar deje claro a todo el que nos contemple que nadie es despreciado en el Círculo de Plata por su origen. Mi caminar es orgulloso y mi barbilla se alza ligeramente, con un ángulo que me permite dedicar miradas desafiantes a cualquiera que nos contemple con desdén. Somos lo que somos.

Contemplo a Tyler unir las manos de Helen y Will y una sonrisa se desliza en mis labios mientras algo chasquea en mi interior, erizando la piel de mis brazos. ¿Es la plata restañando sus grietas? Puedo sentir los eslabones apretarse, haciendo piña ante las adversidades y mi sonrisa se amplía. Por fin, después de dos días de desencuentros, siento que estamos juntos. Y nada puede salir mal cuando estamos juntos. 

Un cosquilleo empieza a recorrer mis venas con las palabras de Tyler, pero es cuando Will saca esa voz que suele tener guardada, la voz del Theurge, que el latido de mi sangre aumenta su ritmo y poco a poco me doy cuenta de que su cadencia es la de esa melodía que lleva dándome vueltas dos días. Resuena en mis venas, por todo mi cuerpo, hasta llegar a mis sienes, con un tamborileo creciente con cada una de las frases de mi primo. De mi compañero. De mi hermano. Es la sangre del lobo la que late bajo mi piel, con toda la fuerza de la luna gibosa.

Escucho a Alex mientras los contemplo a los cuatro con orgullo. En este momento, con la música llenando mi espíritu, escuchándolos hablar con firmeza y emoción, puedo imaginar perfectamente lo grandes que van a ser. Puedo escuchar las canciones que ensalzarán nuestras hazañas. Y poco a poco el cosquilleo termina llegando hasta mi lengua y sé que es el momento de que cumpla con mi función, de que ponga mi voz al servicio de mi manada. 

No doy un paso al frente, sino lateral, colocándome al lado de Helen. Inclino mi cabeza levemente hacia el rey, con la dignidad estirando mi espalda desde mi nuca. Mi voz se alza limpia y firme cuando me presento una vez más.

-Soy Amber "Aurora-Insolente" Browning, Cliath y Galliard del Círculo de Plata. Mis hermanos han hablado de forma certera y poco puedo añadir a sus palabras. No hay Honor en separar a dos seres que se aman con el corazón, de una forma espiritual difícil de entender desde un punto de vista mundano. Pero permitid que os hable de nuestra manada.

Me tomo un instante antes de continuar, tomando aire lentamente, dejando que la melodía me invada por completo hasta que mi garganta y mi voz se ponen a su disposición y empiezo a entonar las primeras notas. Atrás quedan los folios arrugados junto a mi cama. Soy una herramienta ahora, pero no hay en ese hecho más que la satisfacción de defender a los míos con todo lo que tengo. Con todo lo que soy.

Helen
Búho es su guía 
Y las estrellas la besan
A medida que avanza suavemente
Hasta llegar a nosotros
 

Paso a paso
Día a día
Batalla a batalla
Juntos
 

Ensarta-lobas
Respaldado por Ciervo, pero Hijo de Halcón
Su fuerza es su Rabia
Su determinación la justicia
 

Kanku-dai
Besada por los espíritus al nacer
Centro dulce, fuerte coraza
Tan pequeña como sabia
 

Lex-Talionis
Nacido del amor, no del pecado
Roca en las adversidades
Ancla para sus hermanos
 

Voz-de-la-Umbra
Atento escucha y comprende voces invisibles
Sensible late su corazón
Amor es su propósito
 

Y yo
Aurora-insolente
Soy la voz del pasado que siempre será
Yo soy la voz, me quedaré
 

Vagamos en soledad
Hasta que los espíritus nos unieron
En plata lunar
Nuestra fuerza y nuestra debilidad
 

Somos eslabones perfectos
De la más resistente cadena
Eternos, lisos, infinitos
Unidos en un fin común, mayor
 

Conscientes de nuestras debilidades
Orgullosos de nuestra determinación
Somos el Círculo de Plata
Venimos para ser recordados
 

Paso a paso
Día a día
Batalla a batalla
Juntos
 

Aquí, ahora, es 
Donde los héroes y los cobardes 
Separan sus caminos
Sabemos cuál será el nuestro

Cuando termino, mi sonrisa es amplia y mis ojos brillan con la misma pasión con la que he liberado mi canto. No sé si habré tocado los corazones de los presentes, si habré conseguido mi propósito. Pero sí puedo decir que me siento satisfecha de haber conseguido hilar esa melodía por fin. Y no es una canción de derrota como mi mente quería componer después del silencio umbral. Lo que mi alma ha creado, impelida por aquellas palabras de Tyler, es una canción de esperanza, de futuro, de unión.

Miro entonces directamente al rey y vuelvo a inclinar un poco la cabeza, mostrando con ese gesto que he terminado, para después buscar a la bruja del moño y dedicarle a ella mi mirada orgullosa.

Me he quedado callada, apartada, la mayor parte del tiempo. En parte sigo frustrada con Ty y Lex por estar comportándose como dos Fenrir sin cerebro cuando estamos en una de las situaciones más peligrosas en las que me he visto, incluyendo, por cierto, mis sueños de matanzas. Un paso en falso y vamos a Erebus. Un paso el falso y nos meten a cada uno un klaive por nuestros orificios menos decorosos. Un paso en falso y nos repudian, y con ello destruyen la mayor esperanza que existe para que la primera Tribu de la Nación se regenere y conduzca a los Garou de nuevo a la victoria. Oh, si, somos esa esperanza. Y no es el maldito momento de joderla. 

Me entero de que Ty ha hablado con el Rey en persona de forma inconsciente. Bueno, es la forma de proceder de mi alfa. Va dando bandazos por la vida, pero tiene suerte y, en general, fuerza y talento para cuando esta se acaba. Es...típico de él encontrarse con el Rey y ponerse a charlar sin hacer caso a convenciones sociales que no conoce. La ignorancia es felicidad, pero puede que nuestro ignorante y nunca malintencionado alfa haya dado con la clave. Maldito imbécil con suerte, ¿le podría querer más?

Nos encontramos ante toda la corte de Wyrmfoe. La creme de la creme, los alfas de alfas. Los señores de la Casa más poderosa. Es un puesto que arrebataron a los británicos, y que tienen discutido con los rusos, pero bien empezaríamos si nos ponemos a recordar feudos estúpidos. Hoy, Jane Kershaw, serás una princesa. Hasta podrías sonreír. Bueno, mejor no lo intentes o parecerás una loca. Simplemente intenta no ofenderte por todo. Recuerdo a mi madre y sujeto mi Rabia bajo grandes cadenas de plata. Ni ladres ni muerdas, joven Ahroun. Que no se diga del Aullido Austero, y que no se diga de Kanku-dai. Si quieres salvar el mundo, empieza por salvar esta situación.

Según se van presentando los ases de la baraja, hago gestos protocolarios de respeto. Conozco el procedimiento. Lo he visto en mis sueños. Zarpa-mayor, Maestra del Rito y de la Logia del Sol. Curiosa combinación. Apenas me fijo en el resto de plétora, salvo en un par de apellidos que me suenan. Sólo me fijo en Batell, que parece Cruella de Vil y en Jonas Albrecht, el nieto de Morningkill. Hay que jugar a los reyes. Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras.

Por lo visto, Cruella mantiene sus pretensiones, en nombre de un hermano, Cruello, supongo, que se debate entre la vida y la muerte por cierta cagada de seguridad que podría recordarles si no me hubiera concentrado tanto en ser una ninja buena. Me tranquiliza un poco que la corte, o, al menos, una parte sustancial, se muestre contraria o, al menos, prefiera preocuparse de otras cosas. Por lo visto, aquí no son desalmados por norma. Es alentador, aunque no lo es tanto que haya de todas maneras gente como Cruella Batell en instancias tan altas de la Tribu. Así nos va.

Ty se adelanta, como es su deber y ofrece nuestros servicios sin condición. Una muestra de buena voluntad antes de empezar con las hostilidades. Bien, Tyler Jackson, algo has aprendido. Luego expone de forma bastante pragmática los hechos. Cae en el error de novato de pensar que esta gente se va a regir por algo que no sean sus deseos y una ley que se ha retorcido tantas veces que puede decir cualquier cosa y la contraria al mismo tiempo. No son humanos, querido Ty, y nosotros tampoco lo somos. Has llamado al honor y las deudas, bien jugado, pero estás clamando a cosas que quizá no entiendan. Para miembros tan rancios como estos de los Colmillos Plateados, Helen simplemente ha cambiado de jinete. Y, por cierto, es algo totalmente legal y legítimo, y nadie defenderá lo contrario si es la voluntad de la corte.

Lo de hablar de influencias espirituales va por mejor camino. Otro acierto de Ty, no sé si consciente o, de nuevo, un afortunado bandazo. Will toma el turno como es obligación de un Theurge y presenta el caso de forma que, como mínimo, sembrará dudas entre los que quieran honrar a los espíritus. Cuánto pesará esto frente a la tradición y el arribismo político es algo que no me atrevo a predecir. Si ningunean a Will, los señores de Wyrmfoe demostrarán a mis ojos que la Tribu está muy enferma, pues preferirán desafiar a la Umbra antes que perder sus beneficios de trepas. Ya vimos en Australia lo bien que salió eso. Luego ya empieza la fiesta: Will da una especie de discurso a lo Braveheart que, debo admitir, me causa una profunda impresión. Joder con el empollón, con el hermano tímido y reservado. Tenía todo aquello dentro y ha elegido soltarlo ahora. No sé si será sólo a mí, por saber cómo es él, pero desde luego, me ha resultado muy emocionante. El típico discurso que quieres oír antes de cargar contra las hordas del Wyrm. ¿Ves, Cruella? Will estaría mucho mejor que tú en la corte. Pondría mi destino en sus manos mil veces antes que en las tuyas.

Luego Lex decide intervenir y siento que en alguna parte se juntan nubes negras y salen cuervos volando. La va a liar, si hay que fiarse de los...precedentes. El caso es que tampoco lo hace mal-mal. Me temo que hablar directamente con Helen es poco más que predicar en el desierto, como también lo es solicitar más comprensión para ella. Él siendo Metis debería haber entendido al menos lo que llevo dos días repitiendo: Helen no es más que un montón de óvulos de pura raza con patas, lo único que quieren de ella es su pedigrí. No su corazón, ni su encanto ni siquiera su voluntad de colaborar. Antes montan una boda con una escopeta encañonándola al estilo de Mississppi que tratarla como una persona. Demuestra que me equivoco, Jonas Albrecht, nieto de Morningkill.

Amber, como Galliard, debería haber hablado antes, pero cuando salta a escena se muestra realmente sublime. Quizá no tanto en su presentación, ni en su refuerzo al argumento ya expuesto. Es su canción lo que vuelve a agitar mi alma. Por todos los espíritus del Tiempo Onírico, será cosa de familia, primero Will "Wallace" y luego ella, su prima. Cuando me nombra bajo la cabeza y me sonrojo un poco. ¿Así me ve? Eso es...bueno. Es como me gusta que me vean. Cualquier cosa que yo haga quedará pequeña después de esto, debería estarme callada y taladrar con la mirada a Cruella. Pero no voy a poder. Estamos representando Les Miserables y por los Bunyip que van a oír al pueblo cantar la canción de los hombres furiosos. Y si al latir mi corazón oigo el eco de un tambor es que el futuro nacerá cuando salga el sol. No puedo cuestionar a Víctor Hugo.

Doy un leve paso adelante, inclinándome de nuevo.

- Con todo respeto, mis señores de Wyrmfoe, y con el permiso de su alteza, quisiera añadir algo - digo, esperando un gesto de Albrecht para que continúe -. Soy sólo una Cliath y poco entiendo de vuestros deberes, de vuestras responsabilidades que os han valido tan altos honores como para ser la ley de tan noble Casa. Pero me gustaría que apreciarais la gran fortuna que tenéis aquí, en América, donde la Umbra no os es hostil. Si un Theurge como mi hermano William afirmara algo como lo que ha afirmado en Australia, no podríamos comprobarlo, pues el Tiempo Onírico se nos negó para siempre por los crímenes de nuestros padres. Tendríamos que confiar en él ciegamente o negar su versión y permitir que todo siguiera su cauce, ¿no es cierto? Mas aquí los espíritus son favorables a los Garou, pues no los habéis ofendido - bueno, no tanto -. No pretendo sugerir cómo deberíais dirimir este asunto, nobles señores, no es mi misión ni se trata de mi Casa. No soy más que una invitada, una niña que no sabe de estas cosas, pero - continúo, mirando fijamente a Cruella Moñomaligno -, como dijo Lao-tsé "el que sabe no habla y el que hable no sabe". - y hay muchos tipos callados en esta corte, no digo nada - Teniendo la posibilidad de acudir a la fuente, a la Umbra y consultar a unos espíritus que os son afines, ¿Por qué no hacerlo y así evitar conflictos ulteriores? Sin duda la noble señora Batell encontrará una satisfacción, ya sea en una respuesta favorable a su causa o en la sapiencia de que Gaia requiere un sacrificio de ella, que sin duda será para bien de la Nación y de toda la Teluria

Miro por último al Rey y me miro los pies.

- No quiero perjudicar a mis hermanos por mis palabras, alteza. Si os he ofendido a vos a cualquier otro miembro de esta corte, me marcharé, si así lo indicáis

Y así es como tomamos la palabra, ante el rey, ante la corte, ante todo el que es alguien dentro de la tribu en esta porción de la faz de Gaia. Así es como unos don nadie, la joven manada desconocida, sin tótem ni reconocimiento a sus espaldas, se planta ante ellos dispuestos a hacerse oír, a plantar cara con la palabra.

A darles una lección, le pese a quien le pese, pase lo que pase.

Hemos venido aquí a luchar.

Will toma la palabra que le cedo, y yo le oigo de espaldas, con la mirada clavada en la corte, alternando miradas entre la odiosa hermana Batell, aquellos que la acompañen, los subalternos del rey Albretch, y muy de cuando en cuando y de forma disimulada, Eve y su familia. Y sobre todo mi propio rey, en el que deposito toda mi confianza, a pesar de todo. Porque Jane tiene razón, es un rey, al fin y al cabo. Demasiadas obligaciones, demasiados gilipollas con los que lidiar, otra cosa que también me dijo él en privado. No todo depende de lo que él quiera hacer al respecto, también de lo que pueda.

Y de las armas que pongamos en sus manos.

Por eso, me pongo tenso cuando Will comienza a explicar su encuentro con Helen. Joder, no, se está quedando corto. ¿Donde queda esa conexión espiritual, esa unión mística, la corriente de energía entre ambos, el canto de esa música primaria de la creación? ¡Eres un Theurge, por Gaia! Deberías ser capaz de explicarlo mejor que yo, de exponer ante esta gente algo mejor que un "la quiero". Nadie aquí dará su brazo a torcer por el cariño de un garou por una pariente, ¡maldición! Deben ver que hay algo sagrado en esa unión, algo que está por encima de ti y de ella, de su familia o de la noble estirpe de los Batell. Deben ver que hay una fuerza muy superior detrás, una a la que sería una grave afrenta oponerse. Deben ver que dos grandes espíritus, Búho y Halcón, os han unido...

Afortunadamente, tras la decepcionante explicación su voz se vuelve mucho más decidida, y puedo sentir en mi pecho el valor que arroja su discurso, apelando a los altos valores que conformaron nuestra tribu, aquellos que en tantas ocasiones la tribu ha olvidado durante su triste historia, aquellos que me hacen sentir orgulloso de ser un Hijo de Halcón, pero también me exigen cada día dar lo mejor de mí para estar a la altura de aquellos que me precedieron, de aquello que represento, de aquellos que dependen de mí. No se corta en criticar las prácticas deleznables que han perdurado en nuestras filas desde tiempos medievales, incluso muy anteriores, ese desprecio por el prójimo, esa utilización de aquellos a quienes tenemos el deber de proteger. Y cuanto más le oigo, menos me importa el hecho de que no haya cubierto mis expectativas acerca de la explicación espiritual. Porque me hace sentir orgulloso de él, del gran hombre que es, del gran hombre que se que será.

Y por eso, cuando se expone al Desafío que se estime necesario, y exime a su manada del mismo, mis puños se cierran con fuerza. No vas a luchar sólo, chaval. No mientras quede aire en mis pulmones y sangre en mis venas.

Pero entonces, y no me sorprende en absoluto, Alex toma la palabra. Y su voz se vuelve tan atronadora como melodiosa, poderosa y seductora al mismo tiempo. Cuando uno le escucha hablar así, es capaz de dejarse convencer de casi cualquier cosa, pues todo lo que Gaia le arrebató en su castigado nacimiento se lo devolvió por otros cauces. Y ese cauce ahora se convierte en torrente sobre esta corte. Sabiamente, tras la diplomacia, interpela a Helen acerca de sus deseos. Una gran jugada, cederle la palabra a ella, que vean que no es un simple trofeo, un objeto con el que negociar. Tampoco duda en solicitar una explicación en detalle acerca de los términos del acuerdo, como buen juez, buscando la letra de la ley. Todo abogado busca la letra para encontrar un resquicio al que agarrarse. Incluso expone la posibilidad de utilizar la ley humana en su contra, lo que me arranca una sonrisa tan tenue que es apenas perceptible.

Acto seguido, oigo la voz de Amber. Y su voz melodiosa expone la unión espiritual entre Will y Helen, de forma escueta pero plantando la semilla que al Theurge le ha faltado anteriormente. Por eso somos una manada, porque nos cubrimos los unos a los otros. Un garou perfecto no precisaría de una manada, todos somos imperfectos, falibles, pero nuestros hermanos y hermanas nos completan. Acto seguido, decide cantar sobre nosotros, presentar nuestra manada en sociedad como sólo un Galliard puede, como sólo la mejor de las Galliard podría. Porque, cuando la melodía brota de su garganta, y oigo de su voz palabras que en una lejana ocasión, allá cuando no teníamos rumbo ni objetivo, fueron mías, mis ojos se abren desmesuradamente, y me quedo helado.

Paso a paso
Día a día
Batalla a batalla
Juntos

La oigo hablar de nosotros, de cada uno, con esa prodigiosa voz con que Gaia le ha bendecido. A pesar de todos nuestros desencuentros del último día, de la tensión, de los errores a buen seguro cometidos. La oigo entonar unas palabras mías que ya había olvidado, pero que ella recuerda. Y habla de mí en términos de fuerza, rabia, determinación y justicia. Y me doy cuenta de la sabiduría en las palabras de mi rey. Estarán en desacuerdo contigo, discutirán, querrán darte una paliza, pero al final del día sabrás que sólo puedes confiar en ellos. Ahora sí, incapaz de evitarlo, me permito girarme un instante y mirar a mi Galliard a sus brillantes ojos, cuando concluye su canción. Y mis labios se mueven gesticulando un mudo -Gracias- a mi hermana, emocionado por sus bellas palabras sobre nosotros, lleno nuevamente de energía gracias a ellas.

Finalmente, tan sólo la pequeña Jane queda por hablar. Y, para mi sorpresa, lo hace ocultando el desmedido desprecio que atesora su alma hacia aquellos y aquello que este lugar representa. Bajo la mirada al suelo, consciente del tremendo esfuerzo que eso debe suponer para ella, agradecido en el alma por la lucha interior que libra mi hermana en solitario, aquella en que no puedo correr a auxiliarla. En este tema somos caras opuestas de una misma moneda, pues ella es incapaz de albergar la esperanza que yo deposito en nuestra tribu y sus líderes. Supongo que cree que tan sólo nosotros estamos a la altura de lo que debiera ser un Colmillo Plateado, mientras que yo me niego a creer que no haya más como nosotros, dispuestos a ser lo que debemos ser. De modo que, con la vista de nuevo al frente, la oigo exponer la posibilidad de indagar en este asunto desde el punto de vista de los espíritus, contactar con aquellos que presumimos amparan la unión de Will y Helen. Y mi imperceptible sonrisa vuelve a hacer su aparición.

Esa ha sido la voz del Círculo de Plata, majestad. -Digo de forma enérgica, tomando la palabra nuevamente tras mis hermanos. Es el fin de todo, de nuestra oportunidad de hacer nos oír, de hacerles comprender, de abrir un puerta a la esperanza. Y como alfa, me siento en la obligación de darle cierre a nuestra intervención, de gastar los últimos cartuchos antes de que nos silencien y arrinconen con el implacable peso del rango y la jerarquía. Porque esta batalla no la podemos ganar nosotros. Nosotros sólo somos armas en manos de guerreros mayores- Pero, antes de concluir, quisiera decir algo más. Tres cosas. -Levanto mi mano derecha, mostrando el dedo índice- La primera, que William Thomas Elliott Voz-de-la-Umbra no precisa pedir nada a sus hermanos, ni está dentro de sus facultades dispensarnos del autoimpuesto deber de seguirle en toda lucha y desafío que deba afrontar. El Círculo de Plata no se abre, permanece unido. Porque somos su manada, porque somos sus hermanos, porque somos su familia. Y porque su causa es justa, y no hay mayor honor que dejarse la vida, de ser preciso, por algo así. -La mía. Por Gaia, que nadie más deba pagar con su sacrificio más que yo, si es necesario. Me giro y le dedico una mirada llena de determinación, tanto a Will como a Helen- Por alguien así. -Vuelvo a mirar a la corte, centrándome en el rey Albretch- La segunda... -Nervioso, trago saliva con un gesto molesto y avergonzado, desviando inconscientemente mi mirada en dirección a Eve, sólo un instante- Quisiera que los presentes comprendieran lo que para mí es claro y cristalino como el cielo sobre nuestras cabezas. No estamos hablando de dos jóvenes atolondrados que creen estar enamorados. Que nadie se confunda con eso. Indaguen ustedes, trayendo si es preciso a los más sabios y expertos en el mundo espiritual, pues es su deber de honor, hasta que comprendan lo que ha unido realmente a estas dos personas. Hasta que sepan lo que yo se, lo que William ha tratado de evitar expresar, quizás por vergüenza, que cuando sus caminos se cruzaron, auspiciados por grandes espíritus, sintieron un chispazo, la energía fluir entre ambos, primero mansa y luego vertiginosamente, enlazándose en una silenciosa comunión de energía, que se deslizaba entre ambos en un intercambio inexplicable... -Mi rostro se enciende, acalorado, recordando esa sensación, sintiendo como vi voz se rompe emocionada- Sintieron el resonar de sus energías fluyendo con intensidad del uno al otro y mezclándose en el interior para crear algo nuevo, como una mística y añeja melodía que proviniese desde el albor de los tiempos, algo primitivo, puro. Debieron sentir que era la misma voz de Gaia susurrando en sus oídos, inflamando sus corazones, decretando que eran el uno para el otro. -Agacho la mirada, lleno de pudor- Y-yo lo se bien... -Y aún con el rostro encendido, alzo la mirada para ver a Eve, para que mis ojos se crucen con los suyos, en un mensaje- Yo he sentido lo mismo por alguien... L-lo sigo sintiendo... -Me quedo unos instantes sin palabras, con la vista lejos del rey y de nuestros enemigos. Adversarios, debo recordarme, sólo adversarios. Finalmente, agacho la mirada de nuevo, recordándome para qué estamos aquí- Y tres... -Me giro y miro a Helen- Me uno a las palabras de Alexander Van Der Hoffen Lex-Talionis, solicitando humildemente que se conceda la palabra a la principal afectada en todo este asunto, Helen Hartcourt. -Alzo mi mano, ofreciendo a nuestra protegida que la tome para adelantarse ante el rey, en un nuevo acto teatral, antes de ser yo quien retroceda y le ceda el protagonismo a aquella sobre cuya vida se está dirimiendo.

Y ya está. No hay nada más que pueda hacer. Las cartas están echadas, el lanzamiento está hecho sobre la bocina y sólo queda esperar el resultado. Victoria o derrota, éxito o fracaso. La impotencia se adueña de mí, pues no se si con esto será suficiente, pero no se qué más puedo hacer...

Las palabras de mis hermanos me hacen sonreír, sintiéndome arropado por todos y cada uno de ellos. Mi fuerza, mi valor y mi determinación se sustentan sobre tres pilares, mi manada, Helen y mi espíritu.

Pero son las palabras de Ty las que me hacen recordar, un detalle, un detalle importante que he olvidado mencionar. Y mientras miran a Helen, busco sus ojos un instante para asentir confiado, animándola a hablar. Después son mis ojos los que buscan los de Ty y surrurándole... - Ty, anoche en el Túmulo de la uni... me detengo un instante y mi mirada vaga un instante, buscando oídos indiscretos, maldita sea, tenía que habérselo dicho antes... - las Musas bendijeron nuestra unión, en cierto modo, no se si notasteis la energía espiritual, digo mostrándome algo avergonzado en cierto modo, por no haber hablado antes con mis hermanos, aunque todo ha sido tan rápido, que tampoco hemos tenido ocasión de hablarlo. Y de modo inconsciente rasco mi oreja derecha en un gesto que no es propio de mi.

Las palabras habían sido liberadas, algunas desde la razón otras desde los sentimientos. Lo cierto es que, la atención estaba centrada en cada uno de ustedes. El espíritu de cada miembro del círculo de plata, de pronto se encontraba enraizado a causa de la cautivante canción de Amber, una que logró atrapar a varios de los presentes del Concilio, principalmente a los más jóvenes y quizás a alguno de los ancianos. Los galliard asintieron aprobatoriamente reconociendo el talento que la cliath había demostrado en su interpretación. Las palabras de Will, alentaron a muchos jóvenes a levantar la cabeza, mirándose unos a otros sin saber bien cómo sentirse al respecto. Incluso Albrecht se sintió inspirado por el coraje y la sinceridad demostrada por el joven theurge pero ¿Habrían calado lo suficiente sus palabras como para inclinar la balanza al favor de la razón que solicitaban?

Si había algo que definitivamente había sentado mal para varias familias nobles y muchos otros garou, era la forma en la que Tyler unió las manos de Helen y William delante de todos, sin esperar las palabras de los más ancianos.

En cuanto a Eve, sus mejillas se habían encendido ante las últimas palabras de Tyler, el rostro de su madre no pudo ocultar la sorpresa y sus ojos, el total de su atención se centraron en aquel garou que había confesado aquello.

El semblante firme de Albrecht, pareció satisfacerse ante el ofrecimiento de Tyler de representar al clan en Yellowstone. El como se había tomado el resto de sus palabras, era difícil de decir.
Cuando se oyó el nombre de halcón la exclamación de sorpresa se oyó por doquier, incluso el rostro de los ancianos se tornó pensativo, serio, con cierta sorpresa.

Helen no pudo contenerse por más tiempo, su cuerpo temblaba delatando el estado emocional en el que se encontraba. Después de todo, parecía que, tal como Alex la había prevenido, los llamados Garou querían que ella se quedase y cumpliese obligaciones que le eran desconocidas.

- He venido a dejar un objeto, este objeto pertenece a mi familia desde hace mucho tiempo. Debía entregársele al esposo de mi hermana, el hermano de la Señora Batell. –Helen no la miró- el día de la boda. Cuando… cuando, los mataron, mi hermana… se arrastró y me lo dio, me dijo que lo entregara a los lobos del norte. No sabía que hacer con él. Escapé en mi auto, luego vino un búho y pasó lo que dijo Will… –se tomo de las manos- No deseo quedarme aquí, deseo estar con Will. Y si tengo que quedarme abandonando la vida que tenía antes para hacerme cargo de lo que mi familia era responsable, lo haré siempre y cuando sea junto a Will. –lo miró y sostuvo la mano del theurge.

Los ancianos la oyeron y se miraron unos a otros, el deseo de un pariente plasmado con una sinceridad ultrajante para las bases sobre la que ellos decidían.

- Bien jovencita, te hemos oído – respondió cerrando los ojos Zarpa-Mayor.

- La ignorancia no es una excusa –responde Abbot mirando a Tyler y Alex- Lex-talionis, habla de términos legales ¿crees que realmente no estamos preparados para enfrentar una posibilidad como esa? Y en su tropiezo cae en una verdad, Cynthia Batell también debe ser específica en lo que su familia pactó con los Hartcourt. Lo que clama el metis es válido.

Cynthia respondió con una mirada ácida – No reclamaría algo sobre lo cual no tengo derechos, el pacto fue de familia a familia. Mi hermano está más que facultado para poder continuar con dicho acuerdo, mi familia ha logrado traer garous al mundo en todas las generaciones. La probabilidad de que mi hermano engendre uno es indiscutible. ¿lo puede garantizar este… mestizo? –no se molestó en mirar a Will, pero estaba claro que se refería a él.

Un mestizo.

La suma de un Garou y un humano sin linaje. Un cualquiera.

Algo pareció tocar la vena de Albrecht, quien se puso de pie como un resorte

- ¿y eso lo hace menos garou? ¿De verdad vas a colar eso, Batell? ¿no tienes ya ejemplo suficiente?

Eliphas quien había llegado hasta el Rey, le puso una mano en el hombro, solo entonces Albrecht volvió a tomar asiento.

Cynthia pareció haberse arrepentido de utilizar aquella palabra. Pero no pidió disculpas. ¿Por qué? No había dicho ninguna mentira.

– No mi Rey, por supuesto que no. Simplemente apunto lo que significa ¿vamos a ser como el resto de tribus?

- No somos como las otras tribus Cynthia, pero aún así deberías recordar guardar tu ímpetu ante esta corte. –respondió Abbot.

- Zarpa-Mayor… –intervino Montaña-Veloz- sin considerar la juventud del cachorro, el regalo de su espíritu suma a su propio lobo, imposible es negar, que su familia carga la sangre de nuestros antepasados. Por ello, puede disputar lo que pide, le concedo mi voto para entrar en un duelo por lo que ansía.

- ¡Mi familia ha sido parte de este protectorado por generaciones! - respondió Cynthia a secas, sin poder evitar concluir la frase con un rastro de ofensa- si algo no nos, falta es linaje y demostrado...

Montaña-veloz frunció el morro – no puse en duda tu linaje humana Batell.

Zarpa mayor, quien se había mantenido en total silencio desde que todos empezaran a hablar, finalmente intervino.

- Rey Albrecht, los cachorros vienen a hablarnos sobre honor, mucho de lo que dicen está acompañado de sentimientos pero no de razón, si siguiéramos tan solo eso no lideraríamos al resto de tribus. Tenemos una responsabilidad que cumplir y eso nos debería permitir entender que el sacrificio y el cumplimiento de una responsabilidad es por un bien mayor, nuestro futuro. Siendo así, considero que la querella habría de dársele a Cynthia Batell, pues su familia ha estado ligada a este protectorado desde cierto número de generaciones que garantiza la supervivencia de nuestra tribu. A pesar de todo, no puedo entregar mi voto, ya que se ha alegado temas espirituales que unen a los involucrados, que escapan de los dominios de la logia que preside esta asamblea. Por lo que en este aspecto, la Logia de la Luna debería tomar el frente. Por último, en cuanto al amuleto o fetiche que nos ha traído Helen Hartcourt. Al ser una reliquia que se transmite de generación en generación, la Logia del Sol determina que no puede ser separada de los Hartcourt, por lo que esta ha de permanecer con Helen y ser confiada al garou que la acompañe, para cuidar dicho objeto y protegerlo.

El rostro de Cynthia, se insufló de desdén hacia el círculo de plata, tomó aire abriendo los labios para hablar, pero Thomas alzó su voz rasposa ante el consejo, adivinando las intenciones de la mujer.

- Zarpa-mayor ya respondió a vuestra petición Cynthia, no podemos decidir en tu querella pues existe una intervención de los espíritus –mira a Jane directamente, pues fue ella quién apeló un paso más allá- parece que hay cachorros que no se conforman con solo aprender a usar sus garras. Y en este caso, es lo más acertado acudir a Una-con-la-Umbra.

Pero sus ojos buscan a los del líder, a Tyler, como si tuviera algo más que decir – Vienes a plantarte y astutamente querer aleccionar a quienes te superan en rango en creces, porque quieres proteger a los tuyos, no te culpo, pero te acaban de destetar y crees que el mundo es toda la perspectiva que te muestra el hocico ¿sabes porqué causaron conmoción al entrar? Porque toma más de cinco generaciones engendrar un cachorro como tú –sus dedos avejentados pero musculosos lo señalaron de arriba abajo, también a Jane y Will- y sin embargo, hoy aparecen nada menos que tres.

- Como si fuera poco, claman que nuestro tótem se ha contactado con ustedes - sus ojos duros miraron a Una-con-la-Umbra- Quiero saber si estos imberbes, que pretenden cuestionar las formas en que se cimenta la tribu, tienen idea de lo que su presencia, la de halcón, significa para nosotros... Porque si es así... Entonces aún queda esperanza para este mundo... –tras decir esto miró al Rey Albrecht y al resto de garous presentes y se sentó, al igual que lo hiciera Zarpa-Mayor.

Se puso de pie Una-con-la-umbra, la anciana que se había acercado a la habitación en donde se encontraron Alex, Amber y Jane. Barktooth se situó junto a ella y alzó la voz para todos los presentes.

- Al haber sido llevado el caso a temas espirituales. Dirige la sesión la Logia de la Luna. Una-con-la-umbra preside este consejo

Tomaron asiento, musitaron algo entre ellos y entonces vino la primera pregunta de Una-con-la-umbra

- Círculo de plata, dicen que existe una conexión espiritual especial ¿podrían demostrárnosla? Helen Hartcourt, Voz-de-la-umbra, “Ensarta-lobas” –un murmullo de desaprobación y otro coro de risitas se alzaron entre el resto de garous presentes- el consejo necesita que nos digas quién es la persona con la que existe este cruce de energía.

La confesión de Will, justo cuando hemos agotado nuestro turno de palabra, hace que le mire de medio lado con la mirada encendida. ¿Aún así? ¿Con lo que nos jugamos, con lo que estamos haciendo, en la puta situación en que nos encontramos, después de lo que pasó con Alex hace un rato... y aún nos guardamos cosas, Will?

No digo nada. No puedo decir nada. Mi dura mirada clavada en mi hermano se desvanece casi al instante, lo que tardo en mirar al frente lanzando un bufido por la nariz, molesto.

Y eso es sólo el principio.

Porque, en cuanto Helen habla, dejando con dignidad en el aire su decisión acerca de SU vida, rápidamente se ocupan de dejar claro que, si bien la han permitido hablar, hasta ahí llegará su respeto hacia su persona. El viejo Abbot se encarga de desmontar la sibilina amenaza de Lex-talionis, dejando claro que la legalidad humana se la pasan por el forro de los cojones. Al menos le da la razón en que los Batell deben aclarar los términos del acuerdo, cosa que la hija de puta Batell no tarda en hacer sólo a medias. "Familia a familia", es todo lo que expone, lo cual no es demasiado ni permite comprobar hasta qué punto hay resquicios en ese acuerdo a los que aferrarse en su contra. Bruja del demonio.

Mis puños se cierran con fuerza cuando oigo esa palabra, referida a mi hermano con desprecio. Mestizo. Mi mandíbula se tensa igualmente, con la mirada clavada en esa vieja arrogante, aunque apenas puedo mantenerla un instante, lo que tarda el propio rey en intervenir. Hace que me gire a observarle, su reacción, sus formas, como si hubiera algo personal en esa ofensa que le tocara a él de alguna forma.

Hacen mención a las otras tribus, dejando claro que no somos como ellos. No, esta reunión me está dejando claro que no, no lo somos. A pesar de la intervención de ese lobo, que no duda en apoyar a Will para que tenga, al menos, la opción de afrontar un desafío que muestre su merecimiento. Las palabras que voy oyendo a continuación van dejándome claro lo que sí somos, lo que es nuestra tribu. Qué razón tenías, Jane. Cómo me engañaste, Jason, o quizás te engañabas a ti mismo. Me mostraste lo que debía ser la tribu de Halcón, no lo que realmente era. En esto nos hemos convertido, en gente que habla de honor sólo para ampararse en sus luchas personales por poder y posesión.

No somos como las demás tribus. Somos lo que las demás tribus dicen de nosotros...

Agacho la mirada, hundiendo los hombros mirando al suelo, avergonzado de lo que oigo, de las palabras de Zarpa-mayor en favor de los Batell, cargadas de ese regusto de "te lo concedo por ser tú, no porque lo merezcas, no porque sea lo más justo". Justicia, aliada del honor, ¿donde has quedado? En la puerta de este lugar...

Tan sólo un detalle abre un resquicio a la esperanza. Apelar a la necesidad de que expertos espirituales sean quienes valoren la fuerza mística que une a esta pareja, hace que la Logia del Sol se vea forzada a retirarse, siendo la Logia de la Luna quien asuma el control. No es que confíe en ellos más que en los otros, pero está claro que esta mano ya la hemos perdido, un cambio de cartas no puede hacernos ir a peor. Aún así, Abbot no se retira sin antes permitirse dirigirse a mí para ponerme en evidencia. Me veo obligado a alzar la mirada hacia él, dolido, más por la situación que por nada que pueda decir ese viejo. Él no significa nada para mí.

Nunca me habían acusado de ser astuto. Pero claro, es el típico halago previo, destinado a hacer que te confíes, algo que no va a lograr conmigo. No puedo confiarme aquí, porque tengo bastante claro ya el lugar en el que estoy. En estos instantes, siento desprecio hacia esta tribu, hacia el blanco de mi pelaje, hacia ese espíritu del Honor que permite a los suyos actuar de este modo en su nombre. ¡Qué sencillo es decirle a un joven que no sabe sólo porque es joven, como si ciertas cosas sólo dependieran de la edad, sin más argumentos! ¡Qué fácil es usar el rango para callar a quien piensa diferente!

Sin embargo, el viejo logra sorprenderme, hacerme fruncir el ceño al señalarme de arriba a abajo, y luego a dos de mis hermanos. Cinco generaciones... ¿alguien como yo? Me quedo perplejo ante esa afirmación, referida si bien entiendo al linaje que según dicen se refleja en mí de un modo que no logro entender, pero que muchos ven cristalino. Ahora entiendo el revuelo que hemos montado al llegar, todas esas miradas y murmullos. No me siento orgulloso, sin embargo. Todo lo contrario, ahora mismo me siento como un niño ario, blanco y de cabello rubio, en la Alemania nazi. Ejemplo racial de una superioridad no demostrada frente a otras razas, que los líderes de la nación emplean para pisotear a quien quieren a su antojo. Lo que las demás tribus afirman que somos.

Sus palabras acerca de nuestro contacto con Halcón aún me desconciertan más, pues me resultan confusas y sin sentido. No se qué quiere decir, exactamente, primero poniendo en duda sucintamente que ese encuentro se haya producido realmente, dejando el hecho en nuestra mera palabra. Es evidente lo que nuestra palabra vale ante este Consejo. Pero se pregunta si entendemos lo que la presencia de Halcón significa, y no se qué responder a eso, ni siquiera a mí mismo. Creía saber muchas cosas, antes de venir a este lugar. Creía que sabía lo que era el honor, creía que sabía lo que era ser Colmillo Plateado, pero todo lo que me enseñaron, en lo que creía, era una farsa. ¿Esperanza para el mundo? A saber a qué le llamas tú esperanza, Abbot...

Una-con-la-Umbra, la que parece dirigir la Logia de la Luna, toma la palabra. Y no parece dada a grandes discursos, va al grano. Para bien o para mal, lo cierto es que lo prefiero. No vale la pena decorar con palabras grandilocuentes una patada en el culo. Sin embargo, su primera pregunta es ya una puta ducha de agua fría, helada, cubierta de cubos de hielo. Lanzo una mirada apesadumbrada a William, de reojo, confiando en que él, nuestro Theurge, pueda dar una respuesta mejor que la mía.

Mi señora, yo... sólo soy un guerrero. -Digo con gesto humilde, avergonzado- No se cómo demostrar algo así. Puedo describirlo, con pelos y señales. Puedo dar mi palabra, si es que la palabra de un hombre aún vale algo, de que cuanto digo es cierto y verdad como que el sol sale cada mañana. Puedo exponerme a cuantas pruebas decidan imponerme quienes saben más que yo sobre estos asuntos. Pero no puedo demostrarlo por mí mismo...

Trago saliva con dificultad, sin atreverme a levantar la mirada del suelo, sin querer mirar nuevamente a William ni a Helen, ni al resto de mis hermanos. Me siento tan impotente, tan derrotado, tan incapaz de hacer nada por evitar el sufrimiento de aquellos a los que quiero...

Y tan, tan sumamente defraudado...

Pero entonces, mis ojos se abren desmesuradamente, quedándome sin aliento. La Theurge, y eso no lo esperaba, exige saber la identidad de aquella a la que me siento unido. Mi corazón parece detenerse dentro de mi pecho. No, no pretendía que fuera así, yo... quería hablar con ellos antes, con sus padres, tantear el terreno. Aparecer así, de esta manera... Alzo la mirada, sólo ligeramente, lo justo para, con el rostro pálido por la incertidumbre, lanzar una mirada en dirección a Eve, preguntándome qué pasará por su cabeza en estos momentos. Si respondo, la expongo delante de todo el Protectorado... Si no lo hago, renuncio a ella...

S-su nombre es... Eve Rothchild.