Partida Rol por web

- Un grillo parlanchín, que de cosas me quedarán por ver en esta vida... -

La joven que se había separado del herido para sentarse, se sorprendió cuando un bichito saltó en su hombro y se presentó, le sonrió y luego quedó mirando al resto, sin responder todas sus preguntas, sólo mordisqueo su labio inferior, y se puso de pie, con Pascal aun en su hombro.

- mi nombres es Sharon Bean - hace una reverencia, James la reconoce en el acto, había dicho su apellido, ¿acaso podría ser la hija del alcalde de la ciudad?, era ciertamente desconcertante - y no sea tan rápido con sus piropos, ninguna dama con cabeza cae en esas palabras - entornó sus ojos de manera acusadora, desviando su mirada de forma altanera y enfocándose en el otro chico.

- sí, lo conozco, claquiera que haya visto esos carteles lo sabría- aclara al pirata - y queda a unas calles de acá, es mejor que nos vayamos pronto, pero no será por la puerta, vamos, - se aleja de ellos caminando hacia una de las ventanas traseras, lejos de la que entraron.  La joven la abrió  y miró, estaba libre.

Tendrían que salir por la ventana, caminar por la delgada cornisa, y de ahí, cruzar un tablón que unía el teatro con el edificio continuo,  de ahí tendrían que seguir por el techo de ese  edificio hasta la otra esquina, cruzando dos edificios  continuos en el camino, y bajar y caminar de nuevo por la cornisa saliente, con mucho cuidado hasta la escalera de emergencia. Sería toda una proeza, pero de momento era la forma que tenían de salir.

Luego de la conversación con tu hermana, decides subir a ver al chico, y te vas por la escalera trasera que une a la cocina con las habitaciones, pero sólo una idea se dibuja en tus pensamientos, que no puede ser aquel chico el hijo de tu peor enemiga, es imposible que lo sea. Avanzas a dos zancadas hasta cuando das con la habitación y la abras, Var se ha quedado abajo, con las chicas, y ves al chico sentado en la cama, tiene mejor aspecto, se ha lavado y usa tu ropa.. sí, tu ropa. Se estaba calzando unas botas que también reconoces como tuyas. 

Apenas entras, el halcón de su hermana levanta las alas y se mueve a la ventana, agitando sus enorme alas, pero el chico no te responde ni voltea a verte, se nota tenso y hasta cierto grado molesto.

- señor - se levanta y hace una reverencia, se ve débil, cansado, hasta hambriento, pero la serenidad de sus labios te muestra que está resignado a su propia suerte - como le dije a  su hermana, pueden matarme aquí o pueden dejarme partir, debo salvar a mi primer - exclama apretando sus puños. Era obvio porqué razón estabas ahí y él no iba a suplicar por su vida, pero si por la de su prima.

- yo sinceramente pensé que estabas muerto muchacho - una voz que reconociste perfectamente suena a tu espalda, era Sommar que abre la puerta y la cierra de golpe, había ya llegado la familia de Mary - pensé que tu madre había acabado con todo lo que pueda amenazar su reinado... majestad - inclina su cabeza ante el príncipe sin corona ni reino - pero eres igual a tu padre, un pirata de 7 vidas... - el enano te da un golpe en la pierna, para que dejaras de estar tenso  - no creí que hablaras tan rápido, otro te hubiera matado, chiquillo  tonto...

- lo sé, pero vi en los ojos de la dama gran aprecio y pensé que era una persona de gentil corazón...- se encoge de hombros, y su cuerpo tiembla, estaba apunto de desplomarse por la falta de energías - así es, no me mató, pero me encerró junto a mi prima, intenté escapar, pero terminé en las mazmorras... esto es lo que queda de mí ...- se disculpa y termina sentándose en la cama.- sólo quiero ayudar a Alice...- suspira agotado.

Las dos chicas quedan solas en la entrada del taller, que estaba lleno de artefactos y engranajes, había un fuerte olor a aceite y grasa, y no se veían ya los muebles, todo lleno de piezas de las creaciones de los enanos y de Didac. Ambas se miran con un poco de incomodidad, esa que se genera en los momentos  de silencio cuando dos personas no se conocen. Var parece, otro de los enanos e iba a subir las escaleras, pero Selina lo detiene con una sola mirada, las mira y vuelve a la cocina para traer algo, sin embargo la puerta se abre y aparece Sommar con los abuelitos de Mary.

- bienvenidos - dice el enano, dejando entrar -Var trae las cosas de los señores, hay que ubicarlos en una habitaciones - mira al resto, en especial a Selina y sube  las escaleras sin recibir palabra alguna más, era el mayo de los cuatrillizos, y quien tomaba las decisiones en esa casa.

- oh... que... que lindo lugar, - dice la anciana entrando detrás del enano y delante de su esposo - jejej será bello estar aquí - la muerte parecía tener una particular facultad de ver todo lo bueno de las cosas.  Camina hacia donde está su nieta y sonríe a Selina - soy Sally, abuelita de Mary - se presenta con una gran sonrisa.

El hombre se limita a mirar con evidente desaprobación, no le gustaba donde estaban, para nada y dirige una mirada algo moleta a Selina, pero sin cruzar palabra, es su esposa quién lo presenta como su marido Thomas.

El pobre var, por su parte, no sabe que pasa, solo da vueltas pero asiente a las palabras de su hermano y sale de la casa, para ir en busca de las cosas de la familia, el abuelito de Mary le dice que lo ayudará, y salen los tres en busca de las cosas y llevarlas a las habitaciones.

No sabe que decir. Acaba de conocer a la chica y parece que ha sido en mal momento, así que se remueve en el asiento incómoda. Bebe un poco más de la infusión y mira a todos los rincones sin encontrar más palabras... quizá Selina también sea tímida... al fin y al cabo ella es una extraña que se ha metido en su casa.

Justo en ese momento llegan sus abuelos y Sommar. Se levanta del sillón y se lo deja a su abuela para que se siente y descanse su cuerpo enfermo.

-Pensaba que llegaríais antes que nosotros. ¿Habéis hecho ruta turística? - pregunta con una sonrisa.

También nosotros sabemos hacer nuestro trabajo, parte de este es permanecer escondidos para evitar ser descubiertos. - dice seria -

Espera a que salga de la habitación, para ponerse la ropa. Imagina que estará en alguna parte de la habitación.

Otea toda la habitación, el que no tenga armas ahora, no le hacia menos peligrosa, además, muchas cosas debidamente usadas pueden ser un arma , aun mas peligrosa que una daga.

Examina la habitación para improvisar algún arma, no era por desconfianza. Pero, como bien dice, la Reina Roja sabe hacer su trabajo, ese trabajo es también buscarlos. Mejor tener un arma para usarla contra ellos.

- No lo dudo señorita.- dijo burlon a la princesita.- Seria muy capaz, por contra yo nunca golpearia a una dama...por muy malos modales que gaste.

Miro al perro.- Lo siento señor pero diferimos en ese punto, si no podemos diferirnos del enemigo no importa si ganamos. El medio importa para conseguir el fin, asi me lo enseño mi padre , son los valores en los que creo y no voy a renunciar a ellos. Tampoco es tan grande lo que pido, respeto, modales basicos aunque parece que les pido la luna. No voy a acompañarles comos si fuera un criado al que patear. Esto es tambien por su propio bien, porque si se me acaba la paciencia... rezar vos porque eso no pase.

La princesa se fue y nadie se molestó en detenerla. Quizás era mejor así, era realmente insoportable. De todos modos eso no justificaba la postura de Derek. _Chico, esto es una guerra -respondió con severidad Sir Optimus-. No podemos ir hasta la Reina Roja a pedirle amablemente que sea buena y abandone el trono que no le pertenece. Deberemos luchar, y eso probablemente involucre derramamiento de sangre, precisamente lo que más disfruta la Reina Roja. ¿Entonces somos igual a ella? No, tenemos otra motivación. No conoces a la princesa. ¿Cómo puedes decir que es igual a la Reina Roja solo por tener mal carácter y ser engreída? Estás muy confundido, chico. No puedes reducir a una persona a un defecto de ella. ¿Te crees que a mi me gusta que sea asi? Yo también pediré respeto, pero si el medio para conseguir liberar a Landover es desarrollar mi tolerancia, sería una vergüenza para todos mis antepasados si no lo hiciera.

Decidido, cuando todo esto termine voy a matar a la princesa Alba…

Alcanzo a escuchar lo que dicen. Incluso Sir Optimus. Me detengo un momento en el umbral de la puerta, apoyando un puño en el marco, justo cuando termina.

¿Así que ahora soy algo que se debe de tolerar?

Golpeo el marco y hago una mueca antes de terminar de salir. Dejo que continúe hablando, les dejo que digan o piensen lo que quieran. Me gustaría verlos en mi posición, ver si en verdad pueden soportar el peso que yo.

Parte de mi quiere no hacerlo. Quiere que se den cuenta de que para mí no es fácil. Y sin embargo no puedo bajar la cabeza. No puedo doblegar mi orgullo y no puedo hablar, porque para hablar tendría que explicarlo todo, porque no me podría detener.

Y la vida de mi hermano depende de que yo me quede callada. Imlambris depende de que yo me quede callada.

Me recargo en la pared, con la cabeza hacia atrás. Miro al techo, como queriendo encontrar algo más. Algo que me ayude. Las malditas lágrimas todavía siguen nublándome la vista. ¿Por qué no me las quito y ya?

¿Cómo puedes decir que es igual a la Reina Roja solo por tener mal carácter y ser engreída?

Antes era buena trabajando en equipo, pero antes también era más fácil vivir. Suspiro, cerrando los ojos, maldiciendo esa parte infantil de mi que aun añora la vida que tenía antes de Dimitry. Cuando tenía otras motivaciones, otros sueños. Cuando no tenía que caminar mirando constantemente sobre mi hombro. Cuando mi "cuando" era la vida y no un cuando acabe con ellos, o cuando por fin los tenga en mi puño...

Dejo salir el aire. No me gusta ser así. Odio ser así.

- Vayanse a la mierda... - murmuro con cansancio.

Sales del cuarto demasiado molesta por la conversación, sientes gran  coraje por como te trataron pero de todas formas viste en esa misión una forma de ayudar a tu pueblo y familia, pero el costo ¿sería demasiado alto?, sin embargo no te quedaban demasiadas opciones, sola no habías conseguido mucho, prácticamente te has dedicado a escapar, nada más, ha sido demasiado triste tanto tiempo de soledad que tu corazón se ha escarchado. Contienes el aliente y sientes que alguien se acerca a ti,  era el montaraz, lo sientes por  su aroma bosque, y el hombre levanta su mano para limpiar una de las lágrimas que han caído por tus ojos, muestra de que no te has endurecido demasiado, sólo que no lo has notado.

- no llores...- murmuró el hombre, y su dedo se posó en tu barbilla levantándola - no lo hagas...- hablaba despacio, sus manos estaban cálidas, no como cuando sujetó  tu cuerpo en el bosque - ¿te trataron mal esos dos?... los haré pagar - su labio inferior se frunció, en evidente molestia por verte llorar.

Algo en sus palabras me consuela. Inhalo su aroma a bosque, relativamente familiar, que logra calmarme un poco. Algunos sabemos mejor cargar con el peso del mundo que otros. Dejo salir una débil sonrisa. No macabra, como las anteriores, sino una verdadera sonrisa

- Déjalo – me encojo de hombros, dándole poca importancia a todo. - Supongo que en parte me lo busqué.

Pero solo en parte. No soy la Reina de la Simpatía, pero tampoco di tanto pie... no, si lo di, solo que comparando mi actitud con su actitud... más que responder Feroz me ha estado provocando. Logró encontrar una fibra sensible, y aqui me tienen.  Ya lo pondré en su lugar, por ahora no pienso darle la satisfacción. Por ahora voy a controlar mi genio, como dije, hay algo más grande que él y yo de por medio. Y tambien repito, ya después yo lo pondré en su lugar.

-Gracias  – suspiro, aun dolida, pero sintiéndome genuinamente mejor. Hasta yo sé cuando agradecer un gesto.

Quizá esto no sea tan malo después de todo.

Cuando entro a la habitación se soluciona todo. Al parecer si es el hijo de la reina roja, pero es un fugitivo de su propia madre, es decir, todo aquel que haga peligrar su reinado deberá ser ejecutado y su hijo es su principal peligro claro está.

-Entonces... ¿no eres enemigo?- descargo toda la tensión que tenía acumulada en mi cuerpo. -Selina simplemente quiso protegernos de un posible incidente, nunca querría hacerte daño.- miro a Sommar extrañado- ¿De qué le conoces? pensaba que al ser tan amigo del alcalde apoyarías el reinado de la reina y... -no dejo de pensar en todos estos años engañado pensando que no podríamos confiar nuestro mayor secreto en los munchkin y ahora veo que si...

-Son muchas cosas las que deberíamos hablar pero creo que no es momento, tenemos invitados. A la noche cuando duerman, podemos reunirnos todos aquí y ver como solucionar esto, no temas, si hace falta te ayudaremos a rescatar a tu prima. Ahora descansa, no es conveniente que te vea la gente y menos la familia del alcalde, por si quieres salir coge lo que quieras de mi armario pero siempre ve tapado.

Vuelto de nuevo la mirada a Sommar. -Deberíamos recibir y hospedar a la señorita Mary y sus abuelos. A la noche como he dicho hablaremos todo ¿vale?

Púa, mi pequeña hurona se acerca al príncipe y sube a su hombro, parece que le gusta. -¡Vamos Púa no le molestes! perdónala en seguida le gusta hacer amigos.

- Encantada, mucho gusto. Mi nombre es Selina y espero que, pese a todo el desastre que a veces se monta en este taller, puedan disfrutar de su estancia. Estoy segura de que tanto yo como mi hermano, haremos todo lo posible para que así sea. Espere un segundo y le traigo otra taza; todavía queda algo de infusión preparada.

Entro en la cocina y salgo con una taza, que utilizo para servir a la abuela de Mary.

- Tenga, espero que le guste. Y ahora si me disculpan, les dejo con Var entrando las cosas para que puedan ir organizándose. Yo voy a arriba a... a revisar las habitaciones para que todo esté apunto.

Subo corriendo las escaleras para encontrarme con mi hermano.

Alza una ceja con una mirada de suspicacia y es que en esa casa está pasando algo extraño desde el momento en el que han llegado y parece que es algo importante. Todos están nerviosos y parece que han llegado en mal momento para los dueños del taller. Se pasea tranquilamente, disimulando, mientras observa las cosas del taller y se acerca a las escaleras que suben al piso de arriba y comienza a subir cuando nadie está mirando. Ahora le ha entrado curiosidad por saber que pasa aunque sabe que es de mala educación hacer algo así en una casa que no es suya, y también es de mala educación espiar, sea su casa o la de algún otro.

-Pero es que... esto es muy raro... - murmura para ella misma.

No pude evitar que se me escapara una sonrisa al ver el gesto altanero de Sharon. Me gustaban las mujeres difíciles y con caracter.

Me dirigí hacía la ventana. Hacía una ligera brisa, nada de lo que preocuparse. Aquello era pan comido para alguien acostumbrado a mantener el equilibrio en cualquier situación a bordo de La Peregrina.

Seguí a la bella hija del alcalde por las cornisas, cruzando tablones a modo de pasarela y saltando sobre los tejados de la Ciudad de Plata. Intenté estar pendiente del muchacho que venía tras de mi para prestarle cualquier ayuda que necesitara, pues no sabía si sería capaz de seguirnos sin problema, no por su ágilidad si no más bien por su brazo herido.