Partida Rol por web

- ¿Entonces por eso me hiciste una llave y te reíste de mi, porque supiste que era la indicada? - bromeo, recordando como nos conocimos, aunque sé que es verdad.

Siento calor en las mejillas, un calor que no tarda en extenderse al centro de mi cuerpo. Trato de quitarle la chaqueta, incluso cuando es casi dificil pensar con claridad. Todo lo que dijo, tanto el saber que entiende como la devoción de sus palabras me han llegado, haciendome amarlo más, y ciertamente sorprenderme de la naturalidad con que hablé de mis propios sentimientos.

Si no he muerto ha sido por mi familia. Si he resistido ha sido por mi hermano menor y mi madre. Si me he alejado ha sido para no arriesgar más a Nikolai. En la carrera por sobrevivir creía que querer a alguien solo iba a a hacerlo peor, pero con Mark es diferente a todo lo que pude haber pensado.

Todo lo que dijo fue demasiado hermoso. Mi naturaleza me pide a gritos que desconfíe, que esto que está pasando y que estamos sintiendo es demasiado bueno para ser verdad, pero otra voz me dice que ya fue demasiado, que está bien bajar la guardia. Como si fuera la hora de por fin dejar de ver el mal en todas partes.

- ¿De verdad me amas? - le preguntó, con una tonta sonrisa, aun con los ojos cerrados tras sentir su mano tan cerca de mi pecho.

Por fin cede la chaqueta, aunque al tenerlo encima de mi lo más que hago es palpar su pecho, lo cual no hace más que aumentar mi sonrojo. Si, estoy sonrojada. Y conteniendo otro gemido. La forma en que me besa el cuello es tan suave que no pasa desapercibida.

- También yo a ti, solo a ti... - sigo confesando sin control, pero, extrañamente, no me siento más vulnerable, sino al revés: liberada. Recuperando quien era antes.

Derek asintio con resignacion. Sabia que ese hombre se lo iba a jugar todo en aquel plan y un solo fallo podia ser letal para todos.

- ¿Confias en el hijo de un asesino?.- murmuro y añadio negando con la cabeza.- Confias en mi mas que yo mismo... asi que no me dejas lugar a la duda ni al error. No puedo fallaros.

El chico entro en la herreria con el gesto serio y cara de pocos amigos. Tenia que meterse en el papel y engañar a todo el mundo y para ello tenia que comenzar en ese mismo minuto.

Cuando el herrero le pregunto se mostro frio y distante.- Un amigo.- dijo asperamente, sin determinar ningun dato mas. Se giro y se puso a ver las piezas que el herrero tenia expuestas.- Necesito una espada, no es necesario que sea vistosa pero si que este bien forjada y su filo capaz de cortar un cabello lanzando al viendo.

Por un momento me plantee el hablar con aquella increíble muchacha, pero no descartaba que el grandullón se enfadara conmigo, y no me convenía llamar la atención. El hombre no tenía pinta de ser tan fácil de embaucar, por no hablar de que aquel rasgo no se encontraba entre los míos, así que me limité a acercarme a él cordialmente.

-¿Qué tal buen hombre? ¿como va el día?- Le pregunto con una amplia sonrisa.- Parece que la ciudad no deja de festejar.

- un chico de pocas palabras por lo que veo...- el hombre se saca sus guantes de cuero y luego se limpia las manos en óberol del mismo material, y se da unas vueltas, pero luego su mano va a su cabeza, tocándose la frente, y a dos zancadas va hacia la puerta, en donde la cierra y mira a todos lados, esperaba que los soldados no volvieran, ya habían saqueado su tienda.

- imagino que van a entrar al torneo ¿no? - pregunta en un susurro, y camina de vuelta donde Nikolai, mirando de reojo al chico silente - disculpe que lo diga mi señor pero..¿está loco? - pregunta y rueda los ojos, y se da unas vueltas - Anais está loca, pero veo que tiene razón... vaya - sus labios se entrecierran.

- si, tengo lo que piden, no es lo mejor, los soldados me han saqueado, pero además necesitaran caballos y claro... papeles para hacerse pasar por nobles, imagino que Ser Nikolai  que ud no se presentará - pasó su mano por su barbilla, la acaricia - conozco a un falsificador, pero no sé si podrá tener esto listo para mañana, y quién será el  noble? - pregunta mirando a los chicos, y Nikolai señala al chico, el Herrero se acerca a el, y lo mira de abajo hacia arriba.

- tengo la sensación de que te conozco.. tus ojos... sí - te queda mirando a los ojos, - vaya, son tan parecidos a los de la reina, oh... la reina - al mencionarla lo dice de una forma casi romántica, pero luego se aparta.

- la resistencia se está organizando señor, son pocos, pero están llenos de valor, el líder de ellos dijo que comenzaría la  revolución, que Locasta  ha reunido un grupo de chicos para salvar a la  Reina Blanca... pero no sé, tengo miedo por todos, Dimitri acabará con todos, y más ahora que tiene a la zarina y a la princesa Alice... él es casi tan malvado como la mismísima reina roja.

EL hombre se giró hacia ti, pero algo en la forma de mirarte te dice que no deja de mirar a la mujer que sigue sirviendo las jarras de cerveza.

-¿celebrar? ¿celebrar qué? - secamente responde - no hay nada que celebrar, es sólo para pasar el maldito frío .- gruñe y te queda mirando de reojo - ¿vienes por el torneo? - pregunta y luego suelta una carcajada, pero sin más te toma de las solapas de las ropas, alzándote, en la taberna se hizo silencio, mientrás él te mira,  pegando sus ojos en los tuyos, intimida, intimida como pocas cosas

- eres un mocoso - te suelta, dejándote caer en la butaca,  reanudando el ruido y la música en ese lugar - que viene a entretener a nuestro... rey - escupió a un costado.

Una cabeza sobre salió entre las que habían, y Anaís fue hasta él, para salirle al encuentro, sin embargo el hombre tomó sus manos deteniéndola y luego besó su frente,  muy afectuosamente, como queriendo decir que estuviera  tranquila, el hombre siguió caminando hasta llegar donde él.

- Sir Optimus, los bardos cantan las loas a su familia y su labor, pero creo que estamos muy lejos de aquellos años en que vuestra familia era tan conocida y apreciada, aquellos años de primavera han quedado atrás - dijo con pesar, pero luego echó una rodilla al suelo - pero creo que pronto... muy pronto... esos días volverán...- todos los demás hombres y mujeres levantaron sus puños, vitoreando las últimas palabras de aquel hombre.

- sí, Locksley  nos ha dicho quienes son, incluso mencionó que el príncipe cautivo está en el grupo, el hijo de la bruja roja - sus compañeros murmuran cosos - ¿podemos confiar en él? - preguntó, - también nos dijo que está el hijo de Feroz.. vaya grupo - de pie de nuevo, se cruzó de brazos.

- Locasta debe estar demasiado necesitada, pero nosotros también, y si ella cree en ustedes, creo que debemos hacerlo, la princesa y la zarina están en el castillo, en el torneo estarán junto a Dimitri, como sus trofeo, y en cuanto a los soldados, los que eran  fieles al zar Iván, han sido detenidos o asesinados, ahora sólo son ladrones  y truhanes, lo que están aquí, es lo que hay, no hemos podido encontrar más gente que confie...- 

Había quedado sólo con la chaqueta puesta, y volvió a ponerse sobre ella, mirándola galante, intensamente. Se puso de rodillas en la cama y terminó de desabotonar su chaqueta, y cuando lo hizo, siguió con la camisa, botón por botón, paso a paso, si antes creyó que era mejor esperar, ahora casi no podía detenerse, más cuando lentamente la piel de aquella doncella se  iba mostrando lentamente.

Tuvo a fin su torso sólo cubierto por su corpiño,  y fue descendiendo con sus labios por su torso, recorriéndolo lentamente, hasta su ombligo, y luego subir, por su canal, y pasando por entre sus pechos,  hasta sus labios, un suave beso en sus labios. Se irguió y se sacó la chaqueta, la que cayó al suelo, y luego su camisa,  para volver a sus brazos. Su piel era bronceada, y sus músculos marcados, tenía un tatuaje sobre el pecho, como una flor de lis sobre extraños símbolos, también habían marcas de batallas, cicatrices, en especial una que estaba justo bajo ese tatuaje,en forma circular y al saber donde estaba, estuvo a punto de morir de seguro.

- sí, cuando te vi... - afirma  de nuevo, - y te amo... no sabía que lo hacía hasta cuando sentir mi sangre hervir  al ver a Derek abrazarte... pero eso no importa - pega su frente a la tuya,  y luego sigue con sus besos por tu torso, sin tocar más allá de la piel descubierta, pero sus dedos tiemblan de solo imaginar rozarte más - quiero... besarte más... pero sólo lo haré, si tu lo deseas...- te agarró de los muslos, y rodó por la cama, hasta dejarte sobre él, montada sobre su pelvis,

Al escuchar las primeras palabras del hombre, Sir Optimus se desanimó, creía que no tendría el apoyo necesario. Sin embargo, en cuanto el hombre hincó la rodilla y todos vitorearon, se dio cuenta de que nada podría detenerlos y que saldrían victoriosos. Echó una nueva sonrisa a Alba.

_Tienes razón en algo, esos días volverán, y dentro de muy poco. No debes preocuparte por el hijo de la bruja. El... murió -dijo con voz triste, y echando una mirada también triste a Alba-. ¿Creen que si liberamos a los soldados detenidos, y si los que ahora son ladrones ven que el pueblo se levanta, lucharán con nosotros? Debemos buscar de dónde obtener una ventaja...

El perro se quedó pensando por un momento, hasta que una idea que no era mala llegó a su mente.

_¿Alguien aquí tiene acceso al castillo o a los cuarteles? Si el día del torneo se pusiera algo en la comida de los soldados ya estaríamos en ventaja. O al menos alguien que pudiera acercar una carta a la Zarina. Algunos de nosotros entrarán al torneo. Si ustedes hacen el suficiente alboroto, causarán la distracción necesaria como para que podamos encargarnos de liberar a la Princesa Alice y a la Zarina, y capturar a Dimitri. ¿Ven eso viable? A la noche puedo hablar con el resto para trazar un buen plan, aunque aún están buscando dónde dormir...

Por un momento me había asustado, no solo porque el hombre de por si intimidara, temía montar un espectáculo y que aquello atrajera guardias, era lo último que deseaba.

-Yo... solo estoy de paso...- Dije tímidamente.- He visto la ciudad muy viva y creía que había algún tipo de celebración... no quería molestarlo buen hombre.

Entonces seguí su mirada, seguía prestando atención a la chica, esperaba no molestarle con mi siguiente comentario, pero me lo jugaba todo a una carta.

-Me he fijado que no quita ojo de la muchacha.- Le dije intentando no molestarlo.- ¿Le preocupa algo?

Tenía que ganarme su favor si quería información. Sino mejor sería ponerme en marcha y entrar a ciegas y a lo loco, lo que no podía permitir es que me arrestaran allí.

Me tenso cuando menciona a Derek. No hables de él Mark, no, aquí no…

Cierro los ojos, disfrutando de sus besos y caricias, pasando los dedos por su cabello e intentando contener cada gemido que intenta salir. Sin saber bien como pronto me encuentro encima de él. Mi respiración cada vez es más profunda, al igual que el calor.

Mis mejillas arden en este punto. Ver bien su pecho, más allá de cualquier insinuación bajo la camisa, es bastante para sacarme el aire. Por unos segundos no hago nada más que admirarlo, ver cada bien formada parte, e inconscientemente lo recorro con una mano a la vez que con la mirada. Mis dedos también tiemblan. Rozo cada cicatriz de guerra, cada zurco, hasta llegar al tatuaje, el cual observo ligeramente intrigada. Paso mis dedos por sus símbolos, por un segundo me pregunto su significado hasta que le escucho hablar.

No encuentro las palabras, pero en su lugar tomo una de sus manos. Con algo de timidez (y enrojeciendo más) la pongo sobre mi pecho, un tacto que me provocó un placentero escalofrío en la espalda.

Esta vulnerabilidad me hace reír entrecortadamente, increíble el efecto que Mark logra en mí.

Siente su pecho, eso hace que su excitación vaya en aumento,  su pantalón molesta más de la cuenta. Sus dedos aprietan e turgente pecho, aun sobre sus ropas, - que preciosa eres...- murmuró a a joven, y la tumbó en la cama de nuevo,  besando su vientre, subiendo hasta el borde de su corpiño, el que retiró sin más, esas ataduras no fueron problemas para aquel hombre, que embelesado ahora contemplaba su torso desnudo.- hermosa...- volvió a decirlo y buscó terminar de desnudarla, por completo, sus besos cubrían cada espacio de piel que iba liberando. Besó, y tocó, y cuando estuvo desnuda, recorrió sus piernas hasta su pelvis la que besó tiernamente.

- Ava... dijo su nombre, y se puso sobre ella, con una mano en su pecho, apretando, amasando como  si fuese una dulce masa a que besó con mesura, suaves besos sobre su erguido pezón, pasando al otro pecho, y luego a su cuello, Ava sentía su aroma su piel que al contracto con la de ella la hacía delirar, su cuerpo temblaba y un vacío exquisito se daba en su vientre, naciendo el placer, ese fuego que consumía los huesos.

Besó sus labios, y fue bajando por su cuerpo, ahora sus labios y su lengua delineaba la piel de sus muslos, y el monte de venus cubierto por apenas un bello rubio, la miró, era preciosa, una diosa, y se sintió culpable de tomarla así, no se sentía digno de su cuerpo, de sus besos, de su virtud, sabía que temblaba como una doncella. Mark tragó saliva  y apoyo su oreja sobre su monte de venus, abrazado a sus caderas.

- no soy digno de ti, mi señora... te amo...- dijo, y buscó su mirada, subiendo para buscar sus labios y apoyarse entre sus piernas, aún vestido. Temía como un niño, y quizás había estado con otras mujeres, pero nunca una como ella. se sentía vulnerable, torpe - te amo...- dijo en su boca, y la besó con pasión y ansias, recorriendo su boca con su lengua y presionando con deseos inconmensurable el ser de su admiración.

El hombre movió la cabeza de lado a lado, negando las ideas del perrito.

.- nadie tiene cercanía al castillo, estamos a unas horas de este, entre los que están aquí, no hay ningún sirvo del usurpador, íbamos a entrar como parte de los voluntarios para mantener el orden, pero aun así, no podrán ser muchos, el resto deberá ser público - mira a Anais que sigue tomada de su brazo.

- estamos solo, joven guerrero - dice lamentándose, había desánimo entre los presentes, muchos bajaron sus cabezas, sabían que se enfrentaban a un enorme enemigo con muchos recursos.

Giró la cabeza a un costado, y escupió sobre una escupidera, luego volvió a mirar a la chica que seguía sirviendo.

- es mi hija - dice de una manera seca - trabajaba en el castillo, pero el rey la acosaba, decidí sacarla, y temo que en cualquier minuto se la lleve - había pesadez en sus palabras y volvió sus ojos hacia el príncipe - hay muchos se quedaran en la ciudad para el torneo, es el nuevo juguete del rey, por eso parece que la ciudad está viva, pero en realidad se pudre por dentro...

_Estamos solos pero juntos, y eso es todo lo que necesitamos. Uno de los nuestros ganará el torneo, y en cuanto tengamos cercanía a Dimitri y lo tomemos prisionero, todo será más fácil. Sus hombres se rendirán y hasta podrá evitarse el derramamiento innecesario de sangre. La realeza volverá a tener el control de Imlabris. Volveré a buscar a mis compañeros, a ver si encontraron equipo y lugar donde dormir. Y ustedes descansen, les prometo que mañana haremos historia.

- Necesitas trabajar esa autoestima…  - me las arreglo para decir aunque en este punto el mero hecho de hablar es difícil. Levanto su cara, tratando de que me mire. –…Y no soy pequeña, pero tampoco señora… - murmuro antes de volver a besarlo.

Que hubiera recorrido mis piernas y llegue a donde nadie lo hizo no hace más que nublarme los ojos al aumentar el placer. Todo se siente tan bien.

Recorro el borde de su pantalón, sin despegarlo de mi, debatiéndome entre quitárselo o no. Hay algo en sus movimientos que es cauteloso. Sus palabras me sonaron extrañas, pero ahora tienen sentido. No puedo evitar mirarlo con ternura.

- No dudes, no… -  Acaricio un poco su cabello con una ligera sonrisa, a pesar de lo agitada de mi respiración. – Si estoy contigo es por algo, porque has estado conmigo cuando nadie apostaba nada por mí, ya no dudes… - me abrazo más a él, es casi un reflejo, es tan reconfortante y a la vez cálida su cercanía - ya no…

Derek se sentia incomodo, sobretodo cuando nombro sus ojos.- Son muy corrientes, solo se parecen por el color, como los de cientos de personas.- gruñio por lo bajo, descontento con ser comparado con aquella mujer.

Dejo que respondiera a las preguntas Nikolai, el no sabia demasiado bien que podian necesitar para el torneo, aunque era logico que precisaran montura.

Cuando se puso a hablar de los rebeldes abrio de nuevo la boca.- No esperes milagros.- susurro con una sonrisa casi cinica.- Cuatro muchachos idealistas no pueden hacer frente a un ejercito como el de la reina roja. Se necesita mucho mas que valor y suerte para lograrlo.- Necesitaba preparar el terreno....

Aquella declaración le dio el valor necesario a Mark de por fin entregarse a los brazos de la dulce Ava,  besó su boca, y sin previa declaración, sin necesidad de cruzar palabra alguna más, buscó su labios, su cuello, deslizándose por este, por el seno de su pecho,  y besar con ansias su vientre,  su lengua no dejó espacia de esa piel sin recorrer, sin besar con una boca que paso a paso se tornaba más y más roja. Su boca descansó al fin en el sexo de la princesa, besó, primero sus carnes, su humedad, y luego se hundió entre sus piernas para mimarla como ningún otro hombre lo había hecho, besó y lamió, sintiendo el sabor de en boca, deliciosa. Tomaba aire, y cada vez gemía más y más.

Se separó de Ava y terminó de desnudarse, su sexo erguido  era evidente, estaba extasiado por cada palmo de esa mujer, por su aroma, por su amor. El Montaras volvió a los brazos de su amada, y sus sexos se rozaron, simplemente buscando que ella se acostumbrara a su calor, su pasión, besó, su cuello, y la tomó de la nuca para subirla un poco, mientras sus labios y dientes no dejaban de delinear la piel y la carne de su cuello y hombros, y pasó al otro lado, recorriendo su brazo, pronto estaban sentados, con las piernas entrelazadas, y besándose, Mark, no dejaba de tocarla, de entretenerse en cada uno de sus detalles, de sus lunares. Ava conocía con ese hombre la pasión desmedida de hacer el amor, y el  miedo ya no era más que un juego, y sólo su Mark era real.

Besó su boca,  y la recostó en la cama, lentamente, acomodándose entre sus piernas, y presionando su sexo contra su entrada,  tragó saliva, - ¿estas... segura, amor mío...? - preguntó, muy suavemente, él podía esperarla si no estaba segura, la amaba, y aunque ardía en deseos por ella, podía esperar...

El buen hombre parece más convencido, y sin lugar a dudas, tus palabras lo han ayudado a encontrar el valor que escaseaba, a él y a los demás. Se despide de ti, como la lechcera, ellos se quedaran ocultos, y deberías volver al pueblo con la certeza de que tu trabajo ha dado frutos, lo mejor es que la resistencia se estaba organizando en Landover, expectantes a que ambos grupos tuvieran éxito en sus respectivas misiones. 

¿qué será  del resto? ¿habrá muerto gente?, esas preguntas rondan tu cabeza mientras caminas por el bosque, Alba se coloca bien sobre tu lomo, apoyando su mejilla contra tu cabeza peluda.

- tengo miedo... - dice, abrazándote - Dimitri fue el que asesinó a mis padres.. no quería decirlo.. pero me.. me da miedo su presencia... verlo - confiesa la pobre hadita.

Nikolai te mira de reojo,  y luego baja la cabeza, es obvio que ha captado lo que estabas intentando, un gran peso había puesto sobre tus hombros, pero confiaba, como lo hacía tu padre, confiaba en ti, pero el Herrero no, sus ojos se entornaron hacia ti, y se acercó un poco más.

- vaya.. que esperanza tiene este joven - exclama, pero luego deja a un lado a Derek, girándose hacia Nikolai - hoy a la noche, venga, le tendré armas y armadura para los caballeros, y espero que las hadas realmente les den más que suerte como dice este chico - rueda los ojos - ahora salid, no quiero problemas - les da la espalda para seguir en su labor.

-