Partida Rol por web

Todos habéis llegado al castillo de la princesa, de una manera u de otra. Era un lugar grande, con enormes mesas llenas de pasteles y dulces, y alguna que otra fruta y verdura, no a todos los niños les gustaban las chuches. Al fondo de la sala se encontraba un trono, ahora mismo vacío. 

Alguien os había comunicado que os esperaraís allí hasta que llegara Bo con la princesa, al menos así os podíais conocer mejor. 

¡AGUJEEEROOOOOO NEEEGROOOOOO!- Eso gritaba Karo Lyne mientras era arrastrada desde su hogar hacia un enorme agujero de gusano. Decidió relajarse, sentarse en una de las sillas que eran arrastradas y tomar un delicioso té. El agujero la soltó en medio del castilló, tal vez atravesara unas cuantas paredes pero a quien le importa.... ¡Son pequeños detalles!- ¿Pasteles? ¡Oh, oh, oh! ¡No, chocolate caliente!- Dejaron de caer pasteles y se transformó en una lluvia de chocolante ardiente, pero al quemarse ella decidió que era mejor que volviesen a ser pasteles.

¡ESPERA! ¿¡Dónde estoy!?- Dijo mirando a su alrededor, no se parecía en nada al lugar donde estaba.- Esperad, no, no, ¡no! ¡ESTE NO ES MI VESTIDO DE GALA!- La chica desapareció al enterarse que estaba en el castillo y al cabo de poco rato volvió a aparecer con exactamente la misma ropa, ¡no! ¡Ja! Ahora llevaba una pincita de gatito en el pelo.- Ya podemos comenzar.

Wax sonreía mientras le tendía la mano a Thaen "Es hora de partir hacia Mooh" dijo y ella, algo nerviosa, agarró la mano de su amigo. 

-¿Cómo vamos a ir hasta allí, Wax?

"Había olvidado decirte que puedo viajar de un mundo a otro en un instante. Cierra los ojos, Thaen." Cerró los ojos y los apretó con fuerza. Al instante, empezó a sentir los pisotones de mil elefantes paseando por su estómago. Entonces empezó a contar mentalmente: Uno, dos, tres, cuatro... "Ya hemos llegado, mira"

-¡Uau! Creo que esta es la mejor merienda que jamás haya sido preparada. - La gigantesca sala estaba llena de sus gigantescas mesas llenas de comida deliciosa. Mientras miraba a su alrededor se dio cuenta de que no era la única persona en la sala, había otra chica más.- Hola, ¿Tú eres la princesa de Mooh?

Comía galletas con un vaso de leche cuando un inesperado murmullo llegó a mis oídos. Moví la cabeza hacia el origen del sonido y me di cuenta de que venía de mi habitación. Curiosa, dejé las galletas y el vaso de leche sobre la mesa de la cocina y corrí brincando a mi habitación.

El murmullo, ahora un susurro persistente, procedía del libro de la abuela, que descansaba sobre mi mesita de noche. Ladeé la cabeza - ¿qué pasará? - me arrodillé al lado del libro y lo abrí. 

De pronto, el libro se abrió y las hojas pasaron rápidamente delante de mis ojos hasta una página que nunca había visto. En ella había un dibujo de un salón repleto de fantásticas cosas, y una oscura figura me hacía gestos para que me acercara. Sin poder evitarlo, extendí la mano hacía el dibujo. Entonces, el dibujo me atrapó y se hizo más grande y más grande. Sentí el suelo dar vueltas a mi alrededor y una sensación de ligereza en mis pies.

Y tan pronto como empezó, paró. Abrí los ojos. Estaba en un salón enorme con dulces, un trono vacío y dos niñas que no sabía quienes eran. Me acerqué al trote y me planté en frente de ellas - Hola, ¿a vosotras también os han traído aquí?

-¿Donde estoy?- Me pregunté al ver que no sabía donde me encontraba. 

Me puse a observar a mi alrededor haber si había algo con lo que poder orientarme, pero nada me parecía familiar. Solo me percaté de que al final del camino había una especie de objeto extraño.

Extrañado, y porque no tenia otra cosa que hacer, me empecé a acercar haciendo la croqueta hacia el objeto.

-¡¡¡WIIIIIIIII!!!- Exclamaba con cara de felicidad mientras me aproximaba al objeto. Finalmente topé con el, pero no distingia muy bien lo que era ya que estaba muy mareado. 

Intentando levantarme me apoyé en el objeto, el cual cedió cayendo yo encima del mismo. Noté mi cuerpo ligero como una pluma, como si estuviese cayendo y cayendo y nunca hubiese fondo. -¡¡¡AYYYYY ESO DUELEEE!!!- Grité cuando finalmente golpee contra el suelo. El mareo se me había ido y justo enfrente mía se encontraba un lienzo con un camino dibujado.

Miré a mi alrededor extrañado, al parecer estaba en una especie de salón lujoso. Se divisaba al fondo un trono vacío. Y en el otro lado de la sala tres chicas y una mesa repleta de dulces. Extrañamente el golpe me había quitado el apetito, así que me dirigí junto a la chicas. -Hola chicaaaas, soy Zap ¿Alguna quiere ser mi novia?-

El viento en el pelo, azotado por el frío la poderosa brisa, que coge fuerza por la carrera. Un pie en alto, la cinta roja en la frente ondeando, junto a la bufanda azul. La expresión seria, como se espera de un héroe legendario como yo. Mascando lentamente el extremo de la espiga de trigo, la pasé del lado derecho de la boca al izquierdo mientras se agitaba también con el viento.

-El gran héroe, Cebolla X, marcha hacia su destino. -relataba el narrador que, seguro seguro seguro, de verdad de la buena, no era una grabación mía que había puesto de fondo. -¿Qué misterios y peligros acecharán en el camino? ¿Una bella damisela que necesite ser salvada por un apuesto caballero? Esperemos que no, porque seguramente volvería a comérsela el ajosaurus-rex.

La cámara se alejó, mostrando al ser medio dinosaurio medio ajo sobre el que montaba, orgulloso. El ser corría como un loco de una a otra dirección, hasta que, sin previo aviso, se detuvo de golpe. Exactamente con la misma posición que hacía un instante, surqué los cielos durante bastante tiempo. No estaba seguro de cuánto, pero poco a poco, lo que al principio era un puntito en el horizonte, comenzó a hacerse más y más grande. Sin cambiar siquiera mi expresión, observé fijamente, con los ojos entrecerrados, el castillo contra el que iba a chocarme. Chasqueé la lengua y abrí los labios, aún con el rostro serio.

-La que me voy a pegar.

Tras aquello solamente recuerdo atravesar la ventana y acabar estrellado en un pastel. La verdad es que era una cama cómoda, y al despertar no tendría que ir a por un desayuno, así que decidí aprovechar para dormir la siesta, hasta que me despertó el ruido de gente hablando a mi alrededor. Como un resorte, me alcé de golpe mientras todos los trozos de pastel salían disparados por todas partes y usé la pose heroica, colocándome sobre la tarta más alta de todas.

-Aquí está el legendario héroe del reino, La Cebolla X, para servirlas, damas. -dije, con rostro serio, tono fuerte, y un pedo al terminar.

Abuelo se encontraba la plaza del pequeño pueblo en el cual habia decidido habitar como habitualmente hacía. Repartía dulces y buenas comidas a aquellos niños que lo necesitaban gracias a su poderosa magia y bueno, también a aquellos que no lo necesitaban pero sabía que les iba a sacar una sonrisa por ello. Al terminar su pequeño trabajo se dirigió a su humilde choza, donde pasaba la mayor parte del tiempo meditando o escribiendo cuentos para luego darles vida dentro del fantástico mundo de Mooh y fué ahí cuando sintió una especie de llamado que provenía desde del castillo de la princesa Ives así que, petate en mano, abrió un portal con destino al castillo.

Un pequeño vórtice se abrió en el centro de este, donde se encontraban los demás ya esperando a la princesa y de este sale Abuelo, una figura imponente y fornida, pero que sin embargo emana paz, tranquilidad y buenos sentimientos. Al percatarse de las señoritas, el chico rubio y la... Cebolla, hace aparecer unos dulces, los cuales les reparte con mucha tranquilidad y luego va a sentarse a la silla más cercana.

Miró con los ojos como platos al resto de recién llegados. "Thaen, esa no es la princesa. Ella llegará con Bo. Al parecer, estos van a ser tus compañeros de aventura." Thaen asintió con la cabeza sin dejar de mirarlos. ¿De dónde habían salido? Es decir las dos chicas y el chico rubio tenían al menos aspecto humano, pero los otros dos... Uno parecía una cebolla, y el otro una máscara muy muy peluda y con muchos caramelos. Nunca había presenciado nada igual.

-Wax- Susurró para no ser oída.- ¿Qué hago?

"Saluda, no van a comerte" Wax dejo escapar una carcajada y apretó el hombro de su amiga para infundirle valor. "No hay porque estar nerviosa."

-Hola a todos, me llamo Thaen Yunnie, encantada de conoceros.

Observé a los dos nuevos asistentes y me quedé observándolos mientras me rascaba la barbilla. Uno de ellos, muy amable, me ofreció unos dulces riquísimos, los cuales empecé a comer. En cambio el otro, pues...parecía ¿Una cebolla?

-Huele un poquillo mal- Pensé mientras ponía cara de asco y observaba a la cebolla. 

Un olorcillo a cebolla podrida empecé a inhalar por mis fosas nasales, las cuales estas se cerraron inmediatamente haciéndome segregar una gran cantidad de lagrimas.

Sin decir palabra ni dar explicación alguna me tape la nariz con una mano y señale con la otra mano a la cebolla mientras me alejaba de la cebolla rodando por el suelo hacia el señor de los caramelos. 

Finalmente acabé chocando con la silla en la que se encontraba el señor, y con la mirada fija en él y una voz adorable le pregunté. -¿Señor mascara, me dá mas dulces?-

¡Parece que el pajarillo se ha escapado de la jaula!- Dijo mirando hacia Thaen. Karo no era de un tamaño superior al de las hadas. Era realmente pequeño y se podía confundir con suma facilidad. Se subió velozmente al hombro de la chica de cabellos castaños con una sonrisa en su rostro.- ¿Por qué has salido de tu jaula, pajarillo gigante?- Realmente parecía que no veía la realidad. Era una chica muy extraña y algo loca quizá. Luego miró a Zap Atilla y ladeó la cabeza.- ¿Y por qué ese rotulador habla? No me gusta que los objetos que uso para dibujar se quejen de que los agarro con mucha fuerza.- Se cruzó de brazos bastante indignada. Por último miró a otra chica que había allí.- ¿Esa ardilla es rubia?- Con ese comentario todas las dudas sobre la cordura de la diminuta chiquilla se aclararon totalmente.

-Wax- susurró Thaen de nuevo- ¿De verdad parezco un pájaro gigante?

"Esto... Seguramente sea una forma cariñosa de llamarte, o tal vez lo eres desde su punto de vista"

-No he salido de una jaula.- Dijo mirando a Karo Lyne- Vengo del mundo humano. ¿Eres un hada? ¿Cómo en los cuentos? - Luego miró al resto. Se dio cuenta de que la mayoría no parecían humanos. Bueno, uno de ellos tenía pinta de ingrediente de sopa incluso. Tal vez eran habitantes de Mooh y por eso tenían ese aspecto. Entonces ¿Era ella la única "extranjera"? - ¿Habeís venido todos por Bo?

Con un gesto del extraño enmascarado que acababa de aparecer, surgió de la nada en mis manos un pastelito de crema. Tenía buena pinta, pero no me apetecía comer nada después de aterrizar en la tarta, así que levanté los brazos y los bajé con fuerza, clavándome el pastelito en la cabeza como si de un sombrero se tratara. Asegurándome así no tener problemas con el sol, de un salto me coloqué delante de la chica que decía cosas raras.

-Tú, chica. Pero qué cosas dices, ignorante. Está claro que eso no es un rotulador, porque los rotuladores no tienen ese color. Se ve a simple vista que es un rubrallador de los amarillo fosforito. -me encogí de hombros de forma exagerada, cerré los ojos y expulsé fuerte el aire por la nariz -Baaaaaaaaaakaaa.

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Empecé a negar con la cabeza mientras soltaba pequeñas risas de fondo, cuando de repente me di cuenta de algo.

-Tengo hambre.

Miré un momento en dirección al montón de pasteles y dulces de la mesa y me relamí. Abrí lentamente la boca conforme dejaba oír un "aaaaaaaaaaaaahh" cada vez más fuerte, y entonces salté hacia mi comida. Es decir, hacia la chica de las coletas. Más exactamente a su cabeza. Justo encima. Mordisqueándola.

Abuelo se ríe, o por lo menos eso parece, puesto que el sonido que emana de él es de todo menos humano, más bien parece como una especie de melodía que intenta asemejarse a una carcajada humana, a lo cual se suma el sonido que provoca el cascabel que cuelga de su máscara cuando este es movido por la "risa" del extraño anciano.

Mira al pequeño niño rubio ladeando la cabeza para ambos lados antes de palmearle la cabeza gentilmente y le junta las manos como para sujetar algo y entonces coloca su mano encima de las suyas, con la palma hacia abajo, y acto seguido empiezan a brotar caramelos de ésta, los cuales rápidamente se amontonan en las manitas del rubio hasta dejarle satisfecho, ante lo cual vuelve a acomodarse en sus silla, lo que causa que su cascabel vuelva a hacer ruidos.

Al ver la confusión de la pequeña niña de cabellos rubios, Abuelo se levanto y caminó a pasos ligeros hasta ella. Al llegar se sienta en pose india frente a ella y apoya un codo en su pierna, para luego apoyar su cabeza/máscara en la mano de ese brazo, observando a Thaen.

Lo siguiente que escucha Thaen es una voz bastante gentil y paternal, pero ésta no proviene del extraño y anciano ser que se posa frente a ella, muy por el contrario, proviene de su propia cabeza, como si alguien le estuviese hablando directamente a su mente - Así que vienes del mundo de los humanos, en ese caso déjame ser el primero en darte la bienvenida al fantástico mundo de Mooh. Respondiendo a tu pregunta, sí, puedo suponer que todos los que nos encontramos aquí hemos venido por Bo, pero... Dime, pequeña ¿Cómo se encuentra la tierra estos días? Hace muchos eones que tuve que marcharme de ese lugar, pero siempre me gusta escuchar noticias de mi viejo hogar... - Su "voz" suena un poco melancólica, pero está bastante interesado sin lugar a dudas.

Abrió los ojos claramente sorprendida, tanto que ni siquiera sintió los dientes que se clavaban en su cabeza. (Aquella reunión era un banquete de sorpresas para Thaen) mientras miraba fijamente al señor de la máscara tratando de comprender lo ocurrido.

"Thaen, reacciona, ha hablado en tu mente, es como si yo te hablara ¿De qué te sorprendes tanto? Vamos, responde." La voz de Wax hizo que sus ojos volvieran a un tamaño normal y respondió:

-Gracias, esto... Señor.  Bueno, yo diría que la tierra se encuentra bien. Sigue habiendo estaciones, meses y semanas. Los sábados y los domingos no hay colegio. Hay personas por todas partes. Oh, pero a veces en las noticias cuentan cosas malas, como asesinatos o terribles accidentes. Y hablan de cosas como la contaminación y el calentamiento global, pero sigue haciendo frío en invierno y calor en verano. Supongo que no sé demasiado sobre todo en general, pero todo parece ir bien. - Se quedó callada un momento y luego añadió- Seguramente a la tierra también le gustaría escuchar noticias suyas, señor.

Miré a todas partes confundida. Empezó a aparecer un montón de gente por todas partes, todos hablando a la vez, todos menos un anciano muy amable que nos dio dulces, muchos más de los que había, y aunque mamá siempre decía que no debía comer muchos dulces, no pude evitar llenarme las manos de pastas de frutas y chocolate con almendra. 

Cuando no pude coger más, me dirigí hacía la gente masticando un trozo de galleta de arándanos. Primero acerqué al chico que quería novia - lo siento, yo tengo novio, Gregor, un niño de mi clase. Siempre me ayuda con los deberes. Pero podemos ser amigos - le ofrecí la galleta que había mordisqueado.

Luego miré a la niña que era un poco mayor que yo, cuando oí de donde venía - yo también soy de la tierra, al menos no seré la única niña humana aquí - le sonreí amablemente, mientras tomaba en las manos a la hadita que decía cosas raras - qué bonita, es la primera vez que veo una (ojitos brillantes) -y la cebolla que mordía la cabeza de Thaen - Señor Cebolla, no debería morder la cabeza a nadie, o se quedará sin dientes. Mamá siempre dice que no muerda cosas duras si no quiero que se me caigan los dientes.

Por último, le sonreí al Señor de la Mascara - Gracias por los dulces, señor, estaban muy ricos. ¿Los has echo tu?

Mientras aparecían mágicamente los dulces en mis pequeñas manos, miraba al Abuelo con una inocente sonrisa.

-Muchas gracias Señor Máscara- Dije asistiendo con la cabeza mientras me volteaba en busca de una silla próxima en la cual empezar a comer mis dulces.

Cuando alcancé la silla me acomodé en el blando y mullido cojín que posaba sobre la lujosa silla, y comencé a comer esos magníficos y deliciosos dulces. -Mascara, amigo, bueeenooo- Pensaba mientras los sabores de tan majestuosos dulces rasgaban mi paladar dejando sabores que antes desconocía.

Mientras fantaseaba con los dulces, oí una inocente y a la vez dulce voz que provenía de Emma. -Joooo, todas me decís lo mismo...- Dije con ojitos y voz tristona. Miré al suelo con los dulces apoyados en mis manos con mucho cuidado de que no cayeran, pero en ese instante Emma exclamó que podíamos ser amigos. -¿E-enserio? WIIIIIII, MI PRIMERA AMIGAAA- Grite a los cuatro vientos mientras dejaba caer los dulces a mis pies y me levantaba a la velocidad del rayo de la silla a abrazar a Emma. Tras un instante abranzándola, en mi cara se formó una gran sonrisa la cuál hizo aparecer unas mejillas sonrojadas en mi rostro. 

Sin decir palabra y con la gran sonrisa, me dirigí a recoger los dulces que había esparcido por el suelo, y volví a la silla a comer mis deliciosos dulces.

El anciano suelta una pequeña carcajada mental - Ya veo, ya veo... Entonces supongo que las cosas no han cambiado nada desde que me he ido... ¿Ya alguien se ha declarado presidente del mundo y ha establecido un nuevo orden mundial? - Pregunta con verdadera curiosidad - Y dudo que alguien en ese mundo me recuerde, pequeña... Pero no los culpo, hace mucho tiempo que lo abandoné - Concluye.
 

Abuelo observa la trayectoria descrita por la cebolla parlanchina y al aterrizar en la cabeza de la chica con la que estaba conversando, rápidamente extiende uno de sus brazos y toma a la pequeña cebolla con dos de sus grandotes dedos y lo deja en el suelo con amabilidad, negando con su cabeza.

Luego se gira hacia la pequeña Emma y responde a su pregunta asintiendo con efusividad, lo que causa que el cascabel que cuelga de su máscara tintinee alegremente un par de veces.

Thaen coge con cuidado al ser que parece pretender devorarla y lo deja a su lado en el suelo. 

-Oh, hay presidentes en varios países, lo aprendimos en el colegio, pero no hay presidente mundial, aunque sí personas con mucha importancia.

"Mientras tú charlas yo voy a comer algo, sería una pena no probar bocado" 

Wax rodea la mesa probando todo mientras Thaen continúa hablando con el señor de la máscara:

-¿Usted siempre ha hablado así?- pregunta con curiosidad- ¿Antes toda la gente de la tierra hablaba así?

Le intriga mucho la forma de comunicarse con él. Oye su voz del mismo modo que oye la de Wax, sin embargo, ni a uno ni a otro puede contestarles de esa forma (aunque lo ha intentado varias veces con Wax).