Partida Rol por web

- Me temo, señor Bishop, que la trampa es la casa entera. He leído bastante sobre temas ocultistas y paranormales y he de decir que todo lo que hemos sufrido hasta ahora, responde a fuerzas paranormales más allá de nuestra comprensión. Si bien, parece que cuando esas fuerzas actúan es cuando notamos ese olor tan detestable y se aprecian las manchas y goteras de líquido oscuro del techo y paredes. Es lo único que podemos tener como ventaja. Abran bien los ojos caballeros, parece que "no estamos solos en esta casa". - Comentó Alan al grupo, a sabiendas de que los ataques se continuarían por parte de la casa.

- A decir verdad, los ataques sufridos deben de ser algún tipo de respuesta de que las energías latentes en la casa no nos quieren aquí dentro. Tendremos que seguir investigando para averiguar el "por qué". - Las horas de estudio y literatura paranormal habían formado aquellas ideas en la mente del historiador, que ahora, más que nunca, estaba seguro de tener algo de razón en todo lo que decía.

—Quizás la respuesta se halle tras esta segunda pared. Por favor señor Smith, ya que tiene usted la palanca, si hace los honores de intentar derribarla. Vaya con cuidado eso sí, ya sabemos lo traicionera que puede ser esta casa. Mejor ser cautos y estar preparados para cualquier sorpresa.

El detective se apartó ligeramente dejando paso al periodista y alumbrando la pared para facilitar la tarea.

Smith coge la palanca sin dudar, y golpea la pared que les separa de lo desconocido. Encomendándose a cualquier presencia de defensa que pudiera ayudarles, esperó ver salir a lo peor, tras las ratas que surgieron del primer asalto.

-Apártense, veremos qué pasa ahora. ¡Prepárense para lo peor!

Las últimas tablas cayeron conservando aún los clavos que las ataban a sus hermanas formando aquel tabique. Una gran estancia apareció al final del camino. Paulatinamente entraron en dicha estancia intentando desterrar las tinieblas de aquel lugar mientras el suelo terroso protestaba a cada pisada. Finalmente lo vieron. 

Un cuerpo descansaba inmóvil sobre una mesa que presidía la estancia. Aparentemente momificado dado el extraño estado de conservación que poseía: su rostro era inexpresivo, flaco de facciones y descolorido al igual que el resto de su cuerpo. Se encontraba expuesto tal como Dios lo trajo al mundo mostrando numerosas arrugas las cuales aparecían alternativamente en diferentes partes del cuerpo evidenciando su avanzada edad. 

Lo más escalofriante de aquel rostro no era su ausencia de cabello, ni tan siquiera aquellas encogidas encías que daban a sus dientes un aspecto más alargado de lo normal. Lo que provocaba la inquietud en los recién llegados eran sus ojos vidriosos totalmente abiertos mirando a alguna parte que no se encontraba en aquel lugar.

Un olor dulzón que recordaba al maíz podrido inundaba la estancia y parecía tener su origen en el cuerpo.

El polvo del tabique caído hizo toser a Smith, que se tapó la nariz y la boca con su chaqueta. Sobrevino el olor tan pútrido que habían olido todos antes en menor medida, pero ahora sí que era asfixiante.

-¡Luz, luz aquí! -gritó a sus compañeros antes de entrar en la estancia y ver aquel cuerpo expuesto. Su aspecto era horrible, pero sus ojos.. Abiertos, fijos en algo que ellos no podían ni querían saber.

-Sospecho que hemos encontrado a nuestro anfitrión, amigos. Quizás he leído demasiadas novelas, pero me dan ganas de clavarle el hierro en el corazón. O Quemarlo con el fuego de los faroles. Quizás ambas cosas.. ¿Qué opinan? -dijo el periodista, a prudente distancia de la momia-. Si alguno de ustedes tiene alguna habilidad religiosa, o porta agua bendita, no estaría mal usarla ahora. Me parece que este señor necesita descansar en paz de una vez por todas.

El ya tan familiar hedor volvió a inundar la estancia. No les dio tiempo a prepararse, tan sólo a ver cómo la hoja del puñal se había tornado nuevamente de un color carmesí. La daga con motivos rúnicos había abandonado su encierro y descansaba plácidamente en las manos de Miranda.

El doctor asistía estupefacto a lo que parecía una traición por parte de su compañera. Apenas se mantenía en pie por la herida abierta. El rostro de ella por su parte era inexpresivo y sus ojos no parecían tener alma. Lo peor de aquello es que el cuchillo aún permanecía en sus manos... La amenaza permanecía.

Como podia estar sucediento esto, no podia ser ella esta de su parte, cuando había cambiado al otro bando y lo mas escalofriante, ¿porque?. Este y otros pensamientos no paraban de pasar por la mente de Mathew, mientra sentia retirarse el cuchillo de sus entrañas y lo veia rojo con su sangre en las manos de la que había considerado una amiga y una compañera en esta peligrosa aventura.

estoy a 2 puntos de vida no se si pierdo de nuevo la consciencia o no.

La visión de aquel anciano y sus ojos anodinos mirando a la nada absoluta, perturbaba la mente y produjo cierto malestar en la cabeza del historiador. Logrando recomponerse de aquella visión, Alan se aproximó, junto con sus compañeros, al interior de la sala, para ver si podía arrojar algo de luz al asunto. Y nunca mejor dicho, luz era lo que necesitaban allí dentro, pues no había ventanas que iluminaran el lugar.

bueno lo consegui, sigo consciente.

—Parece que aún conservase algo de vida —susurró Stokes mirando el cuerpo cuan largo era, casi como si hubiese pensado en voz alta.

La mirada del detective quedó clavada en los ojos de ese cuerpo tendido y mal oliente. ¿A dónde iban esos vidriosos ojos perdidos en el infinito?

De repente, algo atrajo la atención de Stokes. Un gemido. El señor Bishop se sujetaba el vientre, cubierto de sangre. Frente a él, una abstraída Miranda sostenía la daga que anteriormente les había estado atacando. No entendía que podía estar pasando para que la señorita Miranda atacase de esa manera y a sangre fría a su otro compañero.

—Señorita Miranda —comenzó mientras desenfundaba su pistola y apuntaba a su compañera—. Por favor, suelte ese  cuchillo. No me gustaría disparar, pero no dudaré en hacerlo si continúa la amenaza.

El detective se quedó quieto unos instantes mientras esperaba la reacción de Miranda. Su mente comenzó a dar vueltas y una especie de chispazo cruzó su cerebro.

—Creo que ya sé dónde están los ojos de esta endemoniada criatura —se giró hacia el cuerpo de ojos vidriosos y le disparó apuntando a la cabeza.

El estruendo resonó en todo el sótano.

Era todo tan confuso, tan irreal.. las emociones habían sido muchas para el periodista, pero el ver a su amiga con el cuchillo quizás fue demasiado, y Smith se quedó paralizado. Un montón de cosas pasaban por su cabeza, y ninguna era buena.

-Miranda.. -susurró, pero los músculos no le respondían para poder hacer algo-. La momia.. 

Verla le provocaba un temor irracional. No era posible lo que estaban viviendo..

BANG

El disparo a bocajarro impactó sin problemas en el cráneo del difunto. La bala aunque hizo impacto no pareció hacer mella en  la gran cabeza, únicamente un gran pedazo de hueso apareció en el lugar que antes había carne... Un movimiento de ojos en la víctima fue el preludio del horror que siguió a aquella noche. Un giro en la cabeza le siguió y entonces abrió la boca, una boca negra con unos dientes que parecían cuchillas:

Un gruñido estridente resonó en toda la estancia, recordaba vagamente al chirrido de una pizarra.

-¿Qué fue eso? ¿Un mortal quiere privarme de mi descanso?- Preguntó en un tono burlón mientras se incorporaba. A continuación dedicó una mirada a Miranda y sonrió.

Gastados 3 poder en conseguir protección corporal, quedan 4 armadura.

Gastados 2 poder en moverse 5 turnos.

Viendo como el ser que se levantaba, al parecer sin daños, miraba fríamente a Miranda, el historiador se acercó rápidamente a la mujer, para tratar de forcejear con ella y quitarle el cuchillo.

- ¡Puede que esté tratando de controlar a Miranda! ¡Señorita Thornton, despierte! ¡Luche contra su control! - Gritaba Alan, mientras trataba, aparentemente con poco éxito, de quitarle el puñal a Miranda para que no hiriese a nadie o a sí misma.

Alan sacudió a su compañera gritándola e impeliéndola a recuperar su consciencia. Todo parecía inútil pues su mirada parecía perdida, ajena a los intentos de su compañero. Entonces sin previo aviso levantó la daga en sentido ascendente cortando en el aire. La mujer no parecía muy hábil con aquel arma.

Smith vió cómo la bala de Stokes, certeramente disparada a la cabeza del ser, no hacía mella alguna. Su primer instinto fue golpearlo con la barra de hierro que tan bien había actuado hasta ahora, pero eso lo pondría al alcance de la criatura, y no estaba dispuesto a que pudiera atraparlo. Los demás amigos estaban tratando de controlar a Miranda y despertarla de su hechizo, y eso le hizo pensar.. ¿Hechizo?

Aquello era una capilla, al fin y al cabo. Pensó que podía encontrar algún libro o fórmula que pudiese alterar a ese ser de algún modo. Estaba más allá de la muerte, pero no estaba vivo. La barra podía ser útil más adelante, no quiso perderla.

- Ayuden a Miranda como lo están haciendo.. Buscaré si hay algo mágico por aquí que pueda ayudarnos a acabar con ese engendro del mal -dijo a sus amigos.

Quizás debían haber buscado antes, pero las circunstancias se precipitaron de tal modo que no hubo tiempo.