Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Proyecciones

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22/09/2009, 21:18
Ricardo el Chapas

- De que coño habla el argentino... No me jodas Elías que yo no soy gancho de nada... Y mierda, si esto es un truco de decorados me cago en la puta de bastos, es lo más heavy que he visto en mi puta vida.

El Chapas todavía parecía estar asimilando lo sucedido. Luego se dirigió hacia la puerta:

- Lo único que tengo claro es que estoy con el viejo: mejor mirar donde estamos y luego si queréis nos montamos la historia de como cojones hemos llegado aquí... Igual nos han drogado y nos trajeron aquí después de fliparla con la peli o algo así...

Giró el picaporte pero no llegó a abrir la hoja:

- Está abierto.- anunció como si aquello le sorprendiera.

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28/09/2009, 06:23
Agustín Morales Sierra

-Eh Domingo saca tu pistola creo que sera lo mejor, estar listo ante cualquiera inconveniente

Agustín busco dentro de su bolsillo y saco algo rectangular y plateado aunque un plateado muy oscuro, probablemente a causa de la iluminación de la lampara de aceite, un movimiento rápido y mecánico, seguido de sonidos de metal mazizo golepandose contra sigo mismo, el rectángulo se transformo en una pequeña navaja

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29/09/2009, 13:01
Domingo Torres

Meneó a ambos lados la cabeza en negativa a la petición de Agustín. Pese a ser policía, Domingo no gustaba de sacar el arma cual poli americano cuando la cosa se torcía.

Se acercó al Chapas cuando este acertó a abrir la puerta. Se puso detrás de él y colocó una mano sobre el hombro del muchacho.

—Adelante, cualquier cosa mejor que estar aquí parados —dijo mientras sacaba de su chaqueta una pequeña linterna.

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29/09/2009, 13:33
Director

La linterna alumbró un pasillo estrecho que acababa en unas escaleras descendentes. El suelo de madera crujía a cada paso que daba la comitiva, abierta por Domingo. Al aproximarse a las escaleras vieron con sorpresa que estas descendían hasta los restos de un enorme salón. La casa estaba en ruinas, si exceptuaban el fallado del que habían salido. Y una enorme grieta permitía ver el exterior: una calle sucia, llena de escombros, que recordaba a los restos de una explosión... Sin quererlo a todos les vino el recuerdo de las películas de guerra donde se veían las ciudades arrasadas por un bombardeo. 

Pero no se oían bombas, sino el intensivo ruido de la lluvia al caer en la noche. ¿Dónde infiernos estaban? ¿Qué sucedía?

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29/09/2009, 15:31
Domingo Torres

Domingo ya había asumido el episodio de irrealidad como cierto y caminaba al frente del grupo despacio, alumbrando con la pequeña linterna cada rincón antes de dar el siguiente paso.

Asomó la cabeza por la grieta y, tras asegurar el terreno, avanzó hasta cruzar al exterior. Hizo un gesto con la mano para contener al resto hasta echar un vistazo más y estar completamente seguro. Era policía y sus acciones lo justificaban.

Se acercó hasta la grieta, empapado.

—¿Alguien conoce este lugar? Me cuesta reconocer que hayamos cambiado mágicamente de sitio pero esto no es la comisaría... eso seguro.

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29/09/2009, 21:34
Director

No, desde luego que no era la comisaría. Era una calle estrecha llena de escombros y de coches que habían ardido hacía mucho tiempo. Ahora sus esqueletos metálicos parecían burlarse del grupo mientras la lluvia repiqueteaba sobre ellos. Los modelos eran extrañamente dispares en tiempo y calidad: allí había un seiscientos y un poco más adelante un Ford-T de principios de siglo. Un poco más adelante se encontraba un ferrari de último modelo boca abajo, como si hubiera pasado por encima de una mina a tenor del hueco que había bajo él.

Todos los edificios eran de dos plantas como mucho, y a la mayoría no les quedaba en pie un muro entero. La noche sin estrellas, lluviosa, no facilitaba las cosas. La luz de la linterna de Domingo apenas sacaba un palmo de la oscuridad que reinaba en aquel sitio. Y el olor a humo y a ¿carne quemada? parecía cubrirlo todo... Las calles eran estrechas: los coches en algunos puntos hacían que para poder pasar hubiera que pegarse a la pared. Y todo parecía un laberinto. Aunque nunca habían estado allí aquello recordaba de alguna manera a una ciudad Oriental - quizás Beirut o el Cairo - después de un ataque militar.

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29/09/2009, 21:39
Ricardo el Chapas

El Chapas era incapaz de cerrar la boca. Miraba alrededor aterrado. Sin embargo fue el primero que se fijó en el punto de luz:

- Mirad, allí.

Señaló un haz de luz que se dibujaba contra el cielo nocturno. Era un haz de luz blanco y claro en medio de la oscuridad total. Lo veían reflejado contra las nubes del cielo, saliendo de en medio de los edificios, como si un enorme proyector lanzara una señal contra el cielo.

- Joder... ¿qué será eso? Debe estar a un par de calles de distancia... ¿Dónde coño estamos?

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29/09/2009, 22:49
Domingo Torres

Se encogió de hombros en respuesta a las palabras del chaval. De pronto veía un coche que le hacía pensar que hubieran viajado atrás en el tiempo como veía otro que le sugería lo contrario. La confusión se iba haciendo con la mente del viejo hombre.

Dirigió la mirada hacia el lugar donde señalaba el Chapas y se volvió a encoger de hombros.

—Tengo la extraña sensación de estar siendo manipulado. Quiero decir... de estar moviéndome hacia el lugar donde quiere otra cosa que no soy yo; si no fuera porque eso es estúpido —dijo mientras caminaba un par de pasos hacia la luz.

Era la única fuente de luz que podía verse.

—Quizá deberíamos acercarnos. Quizá sea el mayor error que cometamos —divagaba pesimista—, no se, yo voy a acercarme...no tengo nada que perder. No tenéis que seguirme si no queréis.

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30/09/2009, 21:36
Elías Bonabre

Elías le había dedicado una mirada displicente a Ricardo cuando éste proclamaba su inocencia. Luego, cuando la puerta se abrió con facilidad, se puso en guardia. El descubrimiento del pasillo entarimado le obligó a llevarse una mano a la boca para sofocar una exclamación de sorpresa.

-Yo… soñé con este lugar –reveló.

Y, en aquel sueño, ese mismo salón se había solapado con el Samaria, que había ardido hasta los cimientos. Por lo que podía comprender, toda aquella urbe era un escenario de la ruina.

Siguió a Domingo y a su linterna, manteniéndose cerca de Macarena, detrás de Ricardo y Agustín -éste puñal en mano-, por la grieta.

-Por dios, mis zapatos –expresó en algún momento con genuino disgusto. Había respondido a la cuestión expuesta por el policía: –No lo conozco, pero lo entrevimos en nuestro viajecito al hospital, Domigo, debés confesarlo. Toda esta desolación…

Y, ahora, aquella suerte de foco antiáreo, reclamándolos.

-Como polillas hacia la luz –dijo, conviniendo.

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01/10/2009, 12:11
Domingo Torres

Ahora se sentía incómodo. Elías le había recordado aquel incidente. Otrora no dudó en calificarlo de falso, producto del cansancio quizá, pero ahora...

Una vez más se encogió de hombros y dirigió una mirada a Elías, una mirada de derrota. El viejo argentino había ganado, había convencido a su yo racional con esas teorías del inconsciente.

—Puede que tengas razón... —chasqueó la lengua—, cada vez estoy más lejos de la realidad. ¡Cómo me gustaría despertar y demostrarme que todo sigue estando en su sitio! Sí, eso es, estaba cansado, tengo que estar durmiendo.

Por un momento se le iluminó la cara de felicidad. Había encontrado una explicación lógica a lo que sucedía pero pronto la mirada de Elías tiró por tierra su teoría y su rostro volvió a ese arrugado gesto de viejo confundido.

—Como polillas a la luz —confirmo.

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03/10/2009, 19:21
Agustín Morales Sierra

Agustín dejo de pelar contra el sentido común cuando vio ese lugar, los coches uno al lado de otro casi formando un laberinto la lluvia fría repicaba en los techos negros y ahogando las casas derruidas.
El agua comenzó a advertirle al cuerpo de Agustín de que si se quedaba mucho tiempo bajo ella podría sufrir hipotermia, avanzo en silencio confundiendo el sonido de sus pasos en el barro con los de sus compañeros.
Se paro en seco al ver como en el cielo un haz de luz intentaba abrirse paso entre las espesas nubes, el Chapas lo empujo levemente para que continué y así lo hizo

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05/10/2009, 13:19
Macarena

-¡Joder! ¡Por... favor... por... favor...!

No podía centrar su mente, toda ella temblaba de pies a cabeza. Había actuado como una autómata encendiendo el mechero, y con él la lámpara. Al principio se había mantenido entera, había dominado su miedo, y hasta había hablado con casi normalidad.

Pero ahora, poco a poco, la locura de la irrealidad que les rodeaba, o de la realidad, que quién sabía qué era peor, había ido carcomiendo su entereza, incluso su físico. Balbuceaba, y lloraba. Lagrimones negros bajaban por sus mejillas, arrastrando el rimmel por la piel blanca, lechosa, hasta escurrirse por los labios de pouppée, carmín rojo sangre manchurreado de negro. Abrió y cerró varias veces esa boca, pronunció sonidos inconexos. Finalmente pareció volver en sí. Se pasó el dorso de la mano por la cara, convirtiéndola en una máscara de guerra apache al tiempo que enjuagaba las lágrimas, eso era todo lo que requería en ese momento para volver a ser ella.

Su abuelo la conocía, él sabía que no podría enfrentarse a todo esto. Por eso quiso que enterrara la maldita libreta, el pasado, que lo enterrara. A él, y a su infierno.

Pero no, lo habían desatado, se habían metido hasta las cachas en el lodo de ese infierno, y estaba costándole la cabeza. La razón. Mierda... Parpadeó, los ojos le escocían como demonios, mientras miraba a un lado y a otro, mientras seguía los pasos de los demás, asustada, luchando por rehacerse.

-¿Esto... esto es lo que habéis... visto... en esa especie de... sueño...?

Andaban hacia la luz. Pero no se sintió confortada, en absoluto. No le gustaba esa claridad artificial, intensa.

Como polillas a la luz... sí. Joder....

Notas de juego

Ya estoy aquí.

:)

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06/10/2009, 16:21
Director

Nunca una frase resultó tan apropiada para una escena. Polillas a la luz. Una trampa tan evidente que en el asiento del cine alguien reprimiría a duras penas un gesto de hastío ante la consecuencia inevitable... si aquello fuera una película. Pero no lo era, ni ellos eran actores. De una manera inexplicable habían llegado a la conclusión de que estaban metidos en algo que trascendía más allá de su realidad. Pero ¿por qué? ¿cómo? La muerte del Gallego no era ya nada más que un recuerdo vago como el que tendría Alicia al recordar al conejo blanco. Una causa, un efecto, una consecuencia fatal. ¿Qué sentido tenía aquel conejo para Alicia? ¿Había sido premeditado su paso? ¿Y para los viajeros? ¿Que significado tenía la muerte del Gallego? 

Ninguno de ellos quería pensarlo pero las polillas solían morir abrasadas por la luz.

Pero seguían andando bajo la lluvia, como autómatas.

En ese momento una sombra susurró desde un callejón cercano.

- Ssh... no vayáis hacia allí...

Era una voz joven, segura de si misma, inquietantemente tranquila frente al nerviosismo creciente del grupo. Un chispazo en la oscuridad reveló un mechero y la brasa de un cigarro. El hombre, pues era un hombre, se ocultaba en el callejón, en la sombra.

- Joder... Venid hacia aquí, coño, antes de que aparezca un grupo de lupinos... Sí que eres un tipo difícil de encontrar Elías...

La voz parecía conocida para el viejo mago, aunque no lograba ubicarla del todo.

 

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07/10/2009, 19:45
Domingo Torres

Domingo caminaba ensimismado hacia la luz, como guiado por algún extraño influjo exterior. La repentina voz del hombre le provocó un respingo y una apagada exclamación.

—Jod...

El destello de la piedra del encendedor iluminó momentaneamente la cara del extraño y luego la brasa del cigarro la contorneaba con un ténue color rojo.

Se dispusó a dar un paso hacia el extraño pero algo le detuvo.

—Espera, ¿qué te hace pensar que tenemos que hacerte cas...? Espera, ¿has dicho lupinos? ¿Qué cojones pasa aquí? Me voy a volver loco —dijo sin casi parar a respirar entre frases.

—Elías... ha dicho tu nombre. ¿Le conoces?

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07/10/2009, 20:50
Macarena

-¿Lupino...? ¿Qué coño es un lupino...?

De toda la carga de sobresalto y extrañeza que se descargó sobre la temblorosa Macarena, lo que primero llegó a hacerse camino hasta su cerebro atormentado fue esa palabra. Por algo que estaba en su subconsciente, aunque ella no lo supiera. Algo ancestral, aterrador, algo oscuro y relegado. Algo irracional que se sumó a la paradoja en la que estaban sumidos.

-...¿Elias...?

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07/10/2009, 23:01
William Cornellius

El individuo se asomó un poco desde el callejón. Era un chaval joven, alto, de aspecto ágil aunque no demasiado fuerte. Vestía un chandal adidas algo desgastado y por su aspecto general no sorprendería a nadie que formase parte de una rueda de reconocimiento policial. El clásico delicuente en potencia. Pero aún así no parecía demasiado peligroso. Apuro una calada del pitillo antes de meterse nuevamente en el callejón:

- Mirad, no sé quien organiza excursiones para novatos a la Ciudad,- recalcó esta última palabra como si fuera el nombre realmente del lugar donde se encontraban - pero si seguís ahí en medio estáis jodidos. Los lupinos son algo así como si al guionista de Hellraisers le hubieras pedido que cogiera lo peor de drácula y del hombre lobo y sus notas las hubiera encontrado un yonki con tres días de mono... Y tienen toda la mala hostia que probablemente estáis imaginando que pueden tener... Así que sólo os lo diré una vez más: venid para el puto callejón o tenéis poca esperanza de vida. Ah, y mi nombre es William Cornellius. Ahí vuestro compadre os podrá confirmar que no soy peligroso... de primeras.

Tras soltar esta perorata el tipo se fundió nuevamente con la oscuridad del callejón. Sólo la brasa de su cigarro indicaba levemente su posición.

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08/10/2009, 10:47
Elías Bonabre

En cuanto oyó la voz, Elías había hecho visera para protegerse los ojos de la lluvia y poder escudriñar la oscuridad en aquella dirección, y dado un traspié, en un tris de meterse en un charco. Lo había evitado enganchándose del brazo de Ricardo y, en aquel ínterin, tres juegos de labios se habían sucedido para mentar su nombre. Había empezado a sospechar de quién podía tratarse y, sin embargo, la breve exposición del muchacho lo dejó sin respiración. ¡Era imposible! Claro que, a esas alturas, el auténtico disparate habría sido el andarse con exigencias respecto a las posibilidades de lo real.

Al margen de la perspicua explicación, al mago aquello de “lupinos” le sonaba a "canes sueltos y rabiosos", así que se apresuró a proponer:

-Hagamos lo que dice.

Sorteó los socavones, como causados por obuses, cisternas casi, y se internó en el callejón. Mientras se desplazaba, iba recordando las palabras de Cornellius en su primer encuentro: "Has cumplido tu parte del trato, ahora nosotros cumpliremos la nuestra. Procura estar en casa mañana al mediodía: recibirás una llamada de Escocia. Si por cualquier motivo no pudieras estar en casa ya me encargaré de encontrarte de nuevo en sueños."

Ya frente a él, se sacó el agua del cabello y expresó con alivio:

-William, qué genial verte. Es un sueño, ¿no? Una alucinación. Vos podés sacarnos de acá.

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08/10/2009, 11:44
Macarena

Los siguió al callejón, su traspié tras el traspié del argentino. Mierda de botas. Los tacones se habían hundido en un charco fangoso, y ahora, además, notaba los dedos de los pies húmedos. Era lo que tenía el calzado de tejido acrílico. Si por lo menos me hubiera puesto las de charol...

El pensar en banalidades la ayudó. Escuchó al muchacho soltar sus explicaciones, y las masticó, sabían tan raras como todo allí. Pero ya, lo que hizo que siguiera callada, expectante, fue la respuesta de Elías. Una alucinación... claro....

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08/10/2009, 12:31
William Cornellius

El tal Cornellius se echó a un lado para dejar pasar a Elías y a la Maca. Los otros los siguieron. El callejón era tan estrecho que escasamente cogían dos personas una al lado de la otra:

- Alucinación o sueño... Ojalá. Eso sería cojonudo porque estaría en mi salsa y podríamos salir de rositas en un momento. Pero esto es muy real. De hecho es más real que el mundo en el que vivís cotidianamente.

Hablaba mirando de vez en cuando para la calle lluviosa. Allí estaban algo resguardados por un pequeño tejadillo de hojalata.

- Hemos dado con vosotros por pura casualidad. Mi jefe estaba intentando localizarte por medios mundanos en Madrid y resulta que uno de nuestros agentes nos informó de una rotura en el maldito tejido protector de la ciudad... ¿Cómo coño os habéis arreglado para salir de allí y rasgar el velo? Maldita sea... se nota en vuestras caras que no tenéis ni puta idea de lo que está pasando... Los mago poderosos no podemos cruzar el círculo y unos turistas accidentales se van de paseo a Metrópolis... Esto es más demencial de lo habitual. ¿Qué habéis hecho?

Mientras hablaba todos se percataron de que lo hacía en inglés. Sin embargo por algún extraño motivo lo entendían perfectamente... ¿otro truco mágico?

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08/10/2009, 13:11
Elías Bonabre

-¡Nada, no hicimos nada! ¡El velo nos lo rompieron a nosotros! –replicó. -Estos dos boludos –señaló a Agustín y Ricardo- se robaron un rollo de película que pertenece a Soares, un tal Mauricio Soares, decime que te suena. La reprodujimos y se proyectó un individuo grimoso, un trilero infernal, que permutó las ubicaciones: él se transportó por arte de magia a la habitación en que éramos los espectadores y nosotros acabamos en la película, atrapados en este calamitoso escenario.