Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Patrullando la ciudad

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08/09/2008, 13:48
Domingo Torres

Domingo asintió con la cabeza a cada una de las frases que enunció su contertulio. El gesto del viejo policía se mantuvo plano durante la conversación, nada parecía hacerle cambiar el gesto y las jocosas bromas del Toro no hacían más que agriarle el ya de por sí agriado estado de ánimo. Aun así, el gesto de Domingo no se torció ni un instante, ni para bien, ni para mal.

La camarera trajo una cerveza para Domingo:

- Gracias -, dijo esbozando lo más parecido a una sonrisa que se le vió dibujar en el rostro hasta el momento.

De nuevo la mirada se volvió al Toro:

- Y bien, ¿hay algo más que deba saber? - tomó un sorbo de la cerveza. Como habitualmente, Domingo parecía seguro de si mismo, por mucho que su mente estuviera en otro sitio y que hubiera mil cosas que prefería hacer en ese momento que estar hablando con ese mamarracho, su expresión era seria e interesada. No quería inmiscuirse demasiado en los asuntos de Velez pero tampoco hacer enfadar al su superior.

Miró de nuevo al Toro esperando una respuesta para poder zanjar esto cuanto antes.

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08/09/2008, 19:58
Tomás el Toro

- Sí que hay algo más.- dijo el Toro repantigándose en la silla mientras se limpiaba la boca - Va de un amigo tuyo, no sé si es casual que te haya mandado Velez o que el viejo lobo ya se lo olía. Un tipo llamado Hermo, ¿lo conoces? Sí lo conoces. Ayer me dijeron que le diste un paseo hasta urgencias porque tuvo un extraño ataque.

Domingo guardaba silencio:

- El caso es que ese chico no sabe donde están los límites. Anoche tras dejarte a ti se fue a las Barranquillas y se metió con uno de nuestros hombres. Un pobre muerto de hambre que solo mueve unas papelinas para sacar de comer para su familia... Nadie importante, pero es de los nuestros. ¿Lo entiendes no? Nosotros no podemos permitir que un pendejo cualquiera le robe a uno de los nuestros, aunque sea un coyote de mierda. Pues tu amigo le quitó de malas formas su material y nos lo mandó lesionado. Nuestro material. Una poca mierda para pasar el mono, pero eso no está bien... No señor... No sabemos donde se esconde ese menso pero igual tú tienes suerte y lo encuentras. Después de todo de ti no anda escapado. Si lo encontrases sería bueno que le dijeses que venga por aquí. Si viene él le daremos una lección pero podrá volver a la calle. Si lo encontramos nosotros lo va a tener más jodido...

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10/09/2008, 12:59
Domingo Torres

Domingo asintió moviendo la cabeza levemente. No sabía en que asunto estaba metido Velez pero esta vez no le estaba gustando nada.

- ¿Por qué dejaban tanto jugar a este malnacido? - pensó Domingo

- De acuerdo, se hablaré con él... si le veo - no tenía intención de entregar a Hermo, no a estos matones pero ahora no había otra cosa que pudiera hacer.

Dejó pasar un poco el tiempo. No tenía nada más de que hablar con el mejicano pero tampoco podía salir de allí de estampida.

- Tomás - dijo incorporandose y ofreciendole la mano - tengo asuntos que resolver. Si me permites voy a irme ya.

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10/09/2008, 22:23
Director

- Claro Domingo. Te tengo en estima hombre, te lo digo de veras. Seguro que arreglas el asunto del pendejo de Hermo. Sabes que es lo mejor para él. Si lo encontramos nosotros... en fin.

El Toro levantó una mano como dando a entender que la entrevista había finalizado. Domingo asintió y salió del local con el cuerpo un tanto revuelto. Nunca se podría acostumbrar a este tipo de milongas, por muy enfangado que estuviese.

En el coche de policía estaba Javier esperando. No pronunció ni una palabra cuando Domingo se sentó y arrancaron. No hacía falta. El silencio era, a veces, mucho mejor que cualquier frase.

Notas de juego

¿Tienes pensado hacer algo antes de medianoche o pasamos al reencuentro con los demás en la Pérdida? Si quieres hacer algo siéntete libre, de lo contrario resumimos la patrulla.

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11/09/2008, 20:06
Domingo Torres

Se dejó caer en el asiento de coche patrulla y Javier reanudó la marcha. Estaba cansado y además esta última aventura no le había gustado nada. Sabía cuales eran sus obligaciones y más después de lo de aquello pero esto ya estaba fuera de todo margen.

Durante un buen rato permaneció en silencio. Solamente se oyó en motor del vehiculo durante varios minutos tras reanudar la marcha.

- Javier - dijo al fin rompiendo con la calma provocada por el silencio - olvida esto, ¿de acuerdo? - su voz sonaba angustiosa. El viejo policía se avergonzaba de que su compañero, que siempre le había considerado buen tipo, pudiera pensar mal de él tras este "incidente".

- Hay veces que tu vida se tuerce por una u otra causa y cuando eso ocurre y alguien se entera te puedes dar por jodido - dijo enfatizando esa última palabra - este mundo está lleno de buitres que aprovecharán cualquier debilidad para hacerte pagar un despiste durante el resto de tu vida. No me excuso, de ningún modo, pero no me gustaría que pensaras que me gusta estar metido en movidas "extraoficiales" como tu las llamas, para nada.

Las palabras de Domingo sonraron a excusa pese al intento del policia porque esto no pareciera así pero, de algún modo sentía estar traicionando a su compañero.

El silencio volvió al coche hasta bien pasados unos minutos:

- Volvemos a central, Javier, se ha acabado la patrulla esta noche. Recuerda hablar con los de homicidios; diles que vas de mi parte pero no fuerces nada. Si no te cuentan nada mañana hablaré yo con ellos.

Notas de juego

Por mi parte volvemos a la Perdida!!

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12/09/2008, 13:48
Javier Hernández

- Tranquilo Domingo... Mi padre solía decir que yo tenía buen ojo para calar a la gente, y sé que tú no eres un mal tipo. La vida, a veces, nos la juega doblada. ¿Te he hablado alguna vez de mi hermano mayor? En fin... Hoy no me apetece tocar ese tema, pero un día te cuento lo mío y ya verás que en todos los sitios cuecen habas, como decía mi abuela.

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12/09/2008, 13:50
Director

El resto de la patrulla transcurrió en un silencio roto solo de vez en cuando por el sonido de la radio, cada uno de los policías sumidos en sus propios pensamientos. La vida es lo que te pasa cuando tú tienes otros planes, decía John Lennon, y eso probablemente es lo que le pasaba a todo el mundo.

Cuando acabó la patrulla Domingo se cambio de ropa y, cogiendo su coche, se dirigió a la Pérdida a ver que había de nuevo sobre el asunto del Gallego. Al llegar allí se encontró con la Maca y Agustín, que charlaban algo aburridos sentados en una de las mesas. Aunque pasaban de las doce de la noche el viejo Braulio no parecía tener prisa por irse para casa.

Notas de juego

Continuamos en: Medianoche.