Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Siempre hay un lugar llamado hogar

Cargando editor
02/12/2009, 15:27
Elías Bonabre

Elías tampoco lo entendía, a no ser que Exiquio Rial hubiese engañado a sus perseguidores, a esos carceleros que Jan Réve había lanzado sobre él, y entonces aquella extraña petición de encerrar su diario en un bote y enterrarlo cerca de la estatua cobraría sentido.

Como su acudimiento para alzar a Domingo se había demorado en la entrega a espiar el visto y no visto de Agustín, y caído en saco roto finalmente con las interpolaciones de Cornellius, Elías había permanecido tambaleándose frente a ellos, entreviéndolos como miembros de una comuna decadente o clientes de un fumadero de opio. Cuando la pregunta de Macarena quedó en el aire, él quiso desgarrar los ecos conmovidos:

-Pero qué importa eso ahora… Decime, “Oneiromante”, ¿tenés idea de lo que va a pasar en Madrid? ¿Qué pretende el Portugués que anda tan picado con Mario Casares? Yo lo único que quiero es salvar a una persona muy querida. Tené claro que reclutarme no les va a salir gratis, que para mí ese tema de la libertad y los carceleros no es sino para los ociosos. -Los pies comenzaron a conducirle de un lado a otro y sus manos eran dos centellas que en lo sucesivo desplegaban en el espacio sus aseveraciones: -Un monstruo que vive a través de los siglos…¡Ja, a quién le puede extrañar que exista algo así! El mundo es tan grande que de todo tiene que contener. Y esos demonios, esos ángeles de las supercherías… Cualquiera con dos dedos de frente sabe que lo peor y lo mejor imaginable, que todo está aquí con nosotros, sin trascendencia; o ellos se asoman a nuestras vidas o no existen. Espero que sea esa la intuición de la que hablás porque no se trata más que de descreencia en el género.

Cargando editor
05/12/2009, 12:46
William Cornellius

- ¿Qué va a pasar en Madrid?- William se encogió de hombros - Ni puta idea, la verdad, pero algo grande. De cualquier forma no te preocupes por tus seres queridos: no se enterarán de nada. Los demonios - enfatizó esta palabra con un ligero tono de ironía - que nos acechan no buscan la destrucción de la humanidad ni nada parecido. Eso son gilipolladas de la Iglesia, que probablemente estará controlada por ellos. Despistes, capas de una cebolla ocultando una mentira tras otra. Los que no saben están a salvo. ¿No tenéis un dicho parecido en vuestro país? Sí... bendita ignorancia. Eso es lo que te salva... no ver a los tramoyistas, permanecer en el público fascinado.

Luego se volvió hacia la Maca:

- No sé si tu abuelo se prestó al juego o no... Si lo hizo no comprendo sus motivos. Salir de la rueda cósmica, que yo sepa, equivale a la destrucción definitiva. No hay reencarnación, no vuelves a esta vida. Si bien es cierto que escapas de la parte del purgatorio... el precio es excesivo ¿no creéis? De cualquier modo estoy seguro de que todo eso tiene que ver con lo que sea que suceda en Madrid.

Le dio un par de caladas a su cigarro:

- Ese Portugués y ese Casares... ¿qué va a pasar? Los magos siempre hemos sido territoriales y bastante putas. Sólo los magos más poderosos pueden llegar a tener bajo su cobijo aprendices y sólo si estos aprendices no avanzan demasiado. Si avanzan demasiado tienen que buscarse otro sitio... o enfrentarse al maestro. Pero ningún maestro permitirá que un aprendiz avance tanto.- en ese momento los demás se dieron cuenta de que estaba hablando para sí, como meditando su situación: - Todos somos herramientas. La cuestión es únicamente si sabemos que lo somos y, lo más importante, quién nos maneja.

Se levantó del suelo y tiró el cigarro acabado:

- ¿Tardará mucho tu hermano? - dijo mirando a la Maca.

Cargando editor
05/12/2009, 12:53
Director

Agustín se sentó fuera sintiendo el frío de la noche. De una noche conocida. Había pasado por demasiadas cosas demasiado rápido y sentía que en su cerebro se encendían un montón de luces de alarma. Nada de lo que estaba pasando era bueno ni tenía sentido, pero estaba pasando. ¿A dónde conducirían todos aquellos hechos?

Pasaron diez minutos y ni los de dentro salían ni el Chapas reaparecía. Maldito criajo. Pero bueno: encontrar un vehículo allí no era cuestión de ir al parking y traerlo de vuelta. Agustín sólo esperaba que de verdad alguien le debiese un favor a aquel pringado.

Notas de juego

Te mantengo a la espera entonces.

Cargando editor
05/12/2009, 19:32
Macarena

Macarena parpadeó, saliendo de su ensimismamiento a la voz de la pregunta directamente dirigida a ella.

-Eh... no es mi hermano. Es mi primo, mi primo hermano. Los dos somos nietos del Gallego. Bueno, joder, éramos.- Se mordió el labio, hasta hacerse daño, estaba molesta y no sólo desorientada, no sólo herida. -Ni idea de lo que puede tardar en hacerse con un coche, no creo que mucho. Pero no le he visto trabajar en mucho tiempo, mucho antes de... esto.

Calló de nuevo, pero tras unos segundos se levantó del suelo, arrastrando la espalda contra la pared, sin usar los brazos ni las manos para apoyarse. Cuando estuvo en pie escudriñó por la ventana, husmeó en ese Madrid lechoso bajo las luces amarillentas de las farolas del complejo. Entrecerró los ojos, buscando entre las sombras, entre los claroscuros. En las esquinas, entre los volúmenes irregulares de las formas angulosas de carrocerías, contenedores, cajas y deshechos.

-Y ahora... ¿al Ángel Caído...?

Cargando editor
07/12/2009, 11:08
Domingo Torres

Domingo valoró su estado cuestionándose el próximo paso.

—Cornellius, habíamos quedado con ese tal Revé... en el ángel caído. Si consigo contener esta herida e ir a la entrevista, ¿deberíamos tener algo en cuenta antes de tratar con él? —dijo el policía confundido.

Cada palabra resultaba un esfuerzo, un pinchazo en alguna de las múltiples heridas que viejo luchaba por soportar. Meneaba la cabeza maldiciéndose mientras se comprimía una y otra herida para evitar el dolor.

Cargando editor
09/12/2009, 12:05
William Cornellius

William miró al maltrecho grupo. Antes de contestar sacó su cajetilla de tabaco y lanzó un bufido al comprobar que estaba vacía. Tiró al suelo el paquete.

- No lo sé. Si ha quedado con vosotros... es posible que esté intentando sonsacaros algo. Supongo que no tendrá claro si realmente no sabéis nada de lo que pasa.- miró a la Maca - Incluso yo tengo mis dudas de que no sepáis nada. ¿Qué fue lo que dijo tu primo al cruzar? ¿Que lo sentía? ¿Lo qué?- se volvió hacia Elías - Tu sospechas que hay algo más ¿no? Maldita sea... a ver si vuelve de una vez porque yo necesito dormir para comunicarme con Cesar. Esto creo que me queda un poco grande.- confesó con un deje de incomodidad en la voz.

Cargando editor
09/12/2009, 16:22
Elías Bonabre

Aquel parpadeo en la luminaria lo exasperó. Se pasó la mano por la frente, apartándose un sudor inexistente, pensando a toda velocidad, puesto que aquella espera comenzaba a aniquilarlo, y de nuevo volvió a la carga:

-Está bien, digamos que vos podés comunicarte con el Borgia y que armamos alguna artimaña para agarrar al Holandés. Se me ocurre cómo hacerlo. Apuesto lo que sea a que se mata pensando por donde pudo metérsela Exiquio. –Reclamó a Domingo y a Macarena: -¿No se encontraron ustedes con un sicario espantoso en donde vivía el gallego? Pues bien, o fue mandado por alguno de esos dos pelotudos de las magias negras, para registrar el piso y llevárselo, o por ese Holandés. Yo me decanto por esto último. -Se acuclilló trabajosamente y apoyó una mano en la rodilla del joven para continuar: -Acá, Cornelius, te voy a dar una información que te va a poner en un altar a los ojos de tu jefe: Exiquio le dejó un diario a la nieta, una trascripción de sus recuerdos y aprendizajes en La Logia, una crónica de su huida de Ahasverus por todo el mundo, con pasajes en la lengua de Muh (reconocí esa escritura ribeteando el círculo de sacrificio del finado, tomé nota de ellas) y plagado de coordenadas y matemáticas abstrusas. De vez en cuando lo animan párrafos comprensibles, y existe la disposición final para Macarena de ocultarlo en los alrededores de la estatua del Ángel.

“Ese diario podría ser la carnada, y está muy bien para ustedes, pero ¿qué pasa con ese fantasma que nos persigue, ese fantasma de traje gris que cansa de pavor las mentes; que se me apareció a mí en el subte nada más al encontrar la carta del Loco; que se les apareció a los demás en desconozco qué circunstancias; que se apareció en el patrullero, cuando aquél milico estuvo a punto de "quemar" a Agustín; ¡y que se le apareció a mi hermana en una pesadilla! ¿Qué es esa cosa?

“Ahora puedo “armar” mis hipótesis: ya se trate de un heraldo del cataclismo de tapadillo que esté por llegar, de un espectro atado al diario y del que se haya impregnado nuestra psique, molesto como el hocico de un perro en la entrepierna o el sudor entre las nalgas, el caso es que ¡esa cosa se ha introducido en la cabeza de mi hermana! Y no quiero causarle más problemas, ¿me oíste? Tenemos que disgregarlo. Por supuesto que Ricardo no es inocente. Ya les dije que siempre hace falta un gancho para trucos tan sofisticados como escamotearnos en un bolsillo de la realidad. Tenemos que hacerlo hablar… por los medios que sean.

“Y me cago en su puta madre; no me fío de ese custodio que le hemos puesto. Vamos en busca de ese par.

Elías se levantó, con ánimo de ponerse en marcha.

Cargando editor
11/12/2009, 13:32
Domingo Torres

Agitaba la cabeza velozmente intentando espantar pensamientos antiguos para digerir la información que disparaba el argentino. Éste se había ganado la confianza del policía pero lo que estaba diciendo ahora era, cuanto menos, sorprendente.

—¿Quieres decir que el chaval sabe algo que no nos ha dicho? —dijo mientras giraba la cabeza buscando a Macarena—, ¿tu sabes algo de esto?

La mirada de extrañeza revoloteaba de un interlocutor a otro, buscando quizá una explicación en alguno de ellos.

Estiró la mano deteniendo por un instante a Elías.

—Espera, antes de ir a buscarle. ¿Cuál es ese plan que dices que tienes? Estamos todos en esto y me parece que no todos somos todo lo sinceros que nos convendría —dijo mientras se incorporaba.

La mirada permanecía clavada en el argentino, como en los interrogatorios que alguna vez tuvo que hacer, forzando una respuesta.

Cargando editor
11/12/2009, 16:02
Elías Bonabre

Elías se vio conminado a responder, adelantándose a la chica:

-No sé qué planes tengo, Domingo. Tan sólo sospecho que ese Holandés estará interesado en el Diario. Como este inglés, que sólo quiere rapiñar, hasta los huevos de ser un pupilo: que si la película, que si la carta de la baraja de Koballah, que si la matrioshka… (Bueno, de esto último ya no saben nada, pero no les importa). Y ya después, cuando muerda el anzuelo, su jefe o él mismo pueden ilustrarnos acerca de cómo reducir a ese carcelero. ¡Y demonios, sí, su primo sabe algo, y hay que sacárselo aunque sea a trompadas!

En esos momentos sólo deseaba que el poli les diese su merecido a los dos enredadores, preguntándose de paso por qué no había dejado aquella lejana mañana del día anterior que se llevaran a Agustín en aquel coche, que lo sentaran detrás con el hombre del traje gris, ese que tenía la cara borrada, para que le royese hasta el tuétano: fue aquel gesto, el de meterse la mano en los bolsillos y extraer su estropeada documentación, el que, llenándole de ternura, lo rindió. Sentía debilidad por los canallas, los malditos desagradecidos, los parias hermosos, los desheredados del destino.

Y cayó en la cuenta de un detalle: ¿en qué extraño estado alterado de conciencia se encontraban que aún seguían entendiendo a la perfección al nómada de los sueños; estaban en un estado de duermevela, habían sido tocados por el otro lado de un modo impensado o qué cosa?, aunque su ofuscación le impidió referirlo.

Cargando editor
14/12/2009, 15:34
William Cornellius

- Puedo intentar contactar con mi maestro pero sólo si estamos en un sitio seguro.- Cornellius se dirigió hacia las escaleras por las que antes habían desaparecido los dos muchachos - Y esto no reune las condiciones para esa definición. Vamos a ver si llega ese chaval y nos cuenta la parte que falta.

Se paró un momento como recordando algo. Dudó un instante y luego miró hacia Elías con una sonrisa de tiburón en su rostro:

- Tú quieres un bello adalid de dorada armadura que salve tu culo argentino, el amor eterno en una botella y la redención de tus pecados. Olvídalo. Esto no es mejor que la cárcel. O si prefieros verlo así: esta es la verdadera cárcel, aunque de una forma que no comprendes. Ya te dije antes que no hay buenos ni malos, sino intereses aunados. Te voy a dar un consejo gratuito: no deposites esperanzas en nadie y así no te verás decepcionado. Aquí vuestro amigo,- señaló con la cabeza a Domingo - se la ha jugado por vosotros. No digo que no me enternezca pero esa actitud no ha sido gratuita.- atravesó con su mirada al caído policía - ¿De qué quieres redimirte? Sólo los santos y los pecadores arriesgan sus vidas. Unos por los demás y otros por si mismos. Y de sobra se nota que no eres un santo... La redención de la muerte no es gratuita, no te la recomiendo.

Siguió bajando hacia la calle, alcanzando la puerta sin esperar a ver si los demás le seguían.

 

Notas de juego

Sí, seguís entendiendo perfectamente a William.

Cargando editor
14/12/2009, 15:42
William Cornellius

Al asomarse al exterior William descubrió a Agustín sentado fuera. Lanzó un improperio sorprendido:

- Fuck you! Pero ¿qué mierda haces aquí sentado fuera? ¿Y el chaval?- miró hacia atrás para comprobar si los otros le seguían - Por mi parte podéis quedaros aquí pero yo no me fio nada del muchacho... Voy a buscar mi propia forma de alcanzar Madrid, aunque estaría bien que alguno me acompañase para hacer de cicerone. Mi español no es demasiado fluído.

Y sin embargo todos continuaban entendiendo sus palabras.

Notas de juego

No desmarquéis a Agustín, ya está con vosotros.

Cargando editor
14/12/2009, 19:07
Macarena

Macarena seguía con cara de estupor, evidentemente aturdida, la conversación entre el inglés, el argentino y el poli. Apenas un asentimiento silencioso o una negativa igual de silenciosa cuando alguien de ellos le dirigía alguna pregunta. Sobre todo acerca de su primo. Joder, ¿qué sabía ella de Richi? Nada, en realidad. ¿Podría ser que se la estuvieran pegando? Claro. Ella no tenía ni idea.

Bajó las escaleras como un autómata enmohecido, al que le chirriaran los mecanismos. Así se sentía, además, estropeada, anquilosada.

No tenía la fluidez habitual de pensamiento, y por ende, de palabra. No, tenía que centrarse, tenía que entender... pero eso era tan complicado... ¡tan difícil!

-¡Joder, dejáos ya de filosofías! Primero tú, Elías, y ahora éste... -con el dedo señaló la espalda de William, que les precedía en su bajada- ...no os entiendo, estamos muertos, o algo, o lo parece. Y sólo decís rollos incomprensibles, de magias, de pesadillas.

Sacudió la cabeza, no hablaba para nadie, ni siquiera para ella misma. Cuando encontraron a Agustín sentado en el suelo, se encogió de hombros.

-Así que se ha pirado. No, no creo. Vendrá con un coche. Seguro...

Pero miraba a lado y lado buscándole, desmintiendo con su ansiedad la convicción que pretendía dar a su sentencia.

Notas de juego

Lo siento, he estado fuera. En marcha de nuevo.

Cargando editor
15/12/2009, 11:33
Agustín Morales Sierra

Movió un poco la cabeza hacia la dirección del Ingles y de reojo en diagonal lo mira, con voz indiferente

-En cuanto me vio que venia con el, comenzó a correr, supuse que quería estar solo un momento, aparte de que ya corrí mucho hoy y esto cansado como para ponerme a cuidar niños y ver que no le pase nada, así que deje que se fuera.

Apoyo las palmas en la pared, para crear algo de tracción con sus manos y poder levantar su cuerpo, cuando se pone a la altura de William

-Y ahora?

Cargando editor
15/12/2009, 12:33
Domingo Torres

Buscó algo de ayuda para poder seguir al inglés. La herida se resentía con cada movimiento del policía.

Había mirado fijamente a Cornellius, reflexionando sobre sus palabras. Quizá  existieron alguno de esos sentimientos que citaba el inglés pero ahora no podía recordarlos. Actuó por instinto; al menos a su juicio.

La primera sensación al ver a Agustín sólo fue de ira. Las palabras del argentino habían activado la duda en el policía. No fue hasta las palabras de la Maca que pudo encontrar una alternativa a su mal pensamiento.

—Sí, seguro que consigue un coche —intentaba engañarse.

Cargando editor
15/12/2009, 15:46
William Cornellius

William miró a su alrededor. Estaban en las afueras, en los restos de un polígono industrial que probablemente se había venido abajo en alguna crisis y no había conseguido el resuello suficiente como para elevarse de nuevo. Ahora aquel monstruo formado por edificios abandonados, naves en desuso y asfalto descuidado reposaba en medio de la nada, languideciendo hacia una muerte segura hasta que algún nuevo buitre con ojo comercial recalificara el terreno y le diese una reencarnación útil.

A lo lejos se veían luces: era la Cañada Real Galiana(1), un asentamiento chabolista donde el trapicheo de droga era un modo de vida común, un sitio del extrarradio que a aquellas horas no resultaría acogedor. Sin embargo William comenzó a caminar rechazando la idea de Domingo y la Maca.

- ¿Escapó de ti?- miró a Agustín y dio por asentido su silencio - Ese chaval no me resultaba muy fiable en Metrópolis. No me voy a quedar aquí esperando a que vuelva. ¿Quién encontró la cinta? ¿Él? ¿Y si todo esto es una pantomima o una trampa? No me voy a quedar aquí esperando a que den con nosotros. Supongo que allá- dijo señalando las chabolas - podremos encontrar algo. ¿Tenéis efectivo? No creo que acepten libras irlandesas en ese sitio...

Notas de juego

(1) La Cañada Real Galiana es como su propio nombre indica una Cañada Real que discurre entre La Rioja y Ciudad Real (también es conocida como Cañada Real Riojana). Nace al Sur de la Rioja y recorre las provincias de Soria, Guadalajara, Madrid, Toledo y Ciudad Real. La pérdida de los privilegios de la Mesta desde el final del Antiguo Régimen (siglos XVIII y XIX) no supuso el final de su consideración jurídica, y hoy en día aún se mantiene en el dominio público sujeta a una amplísima protección que impide cualquier otro uso, especialmente el urbanístico, que es con el que compite en la actualidad (anteriormente lo hacía con el uso agrícola, en el secular enfrentamiento entre agricultores y ganaderos).

Particularmente, el tramo que transcurre al sur de la ciudad de Madrid ha sido objeto de ocupación para la construcción de edificaciones irregulares (chabolas) desde los años 1960 en torno a un modelo no planificado de ciudad lineal, que se han ido haciendo cada vez más estables hasta llegar a un número de más 2.000 que alojan a unos 40.000 habitantes en torno a 15 kilómetros de cañada. La situación sociocultural en la actualidad es multipolar, aunque se especula con fenómenos de marginación social, especialmente tráfico de drogas, insalubridad, carencia o precariedad de servicios y suministros (agua, electricidad, alcantarillado, etc.) y sensible a los efectos perniciosos por los realojamientos forzosos provocado tras la dispersión de otros núcleos chabolistas por los focos de conflicto inherentes a la marginalidad y la dejación. La situación jurídica de las viviendas es diferente en cada caso, dependiendo de su ubicación concreta, la forma o materiales de su construcción y su antigüedad o situación burocrática (pues algunas incluso pagan el Impuesto sobre Bienes Inmuebles o están registradas en el Catastro); pero en ninguno de ellos es legal y ni siquiera pueden acogerse a la posibilidad de usucapión (adquisición de la propiedad por ocupación y paso del tiempo), dada la imprescriptible protección jurídica de la cañada.

En los tramos no urbanizados ilegalmente o afectados por otro tipo de alteraciones (circulación masiva de camiones, vertidos ilegales, proximidad de vertederos legales u otras instalaciones contaminantes) se mantiene, en mayor o menor medida, su valor como espacio natural, y se usa como vía para cicloturismo y otras actividades similares. Algunas zonas están integradas en el Parque Regional del Sureste o son adyacentes al mismo.

 

Cita de la Wikipedia

Cargando editor
16/12/2009, 18:23
Macarena

Pues al parecer, sí. Se había pirado. ¡Joder con su primo! Ya, bueno, no le conocía, por muy primos hermanos que fueran. ¿Podría ser, podría ser que Richi fuera una... (¿como había dicho...?) ¡Trampa!? ¿O que estuviera manteniendo un engaño, haciendo teatro, una pantomima...? El inglés lo tenía muy claro. Metrópolis. Lo había calado en Metrópolis. La palabra se le atravesaba en las neuronas, era tan irreal... pero por irreal que pareciera, las cosas estaban sucediendo. De verdad.

Ante esa evidencia se giró hacia Domingo, por primera vez dándose cuenta de que estaba realmente herido, y comprendiendo lo duro que tenía que resultarle seguirles, incluso andar. Se acercó al poli, y tiró el cigarrillo que había estado fumando. Bueno, la colilla, en realidad.

-¿Cómo estás? Anda, ven, que te ayudo. Pásame el brazo... así, por los hombros. Tranqui, no me importa mancharme de sangre ¡Jajaja!

La risa sonó extraña en aquel lugar perdido, tan lejos y tan cerca de Madrid, de su mundo, de su día a día. Tan lejos. Pero necesitaba aferrarse a algo, y el humor no era la peor posibilidad. La máscara pintarrajeada de rimmel en que se había convertido su cara se distorsionó, y tanto la mueca como el sonido estuvieron de más. Pero tuvieron la virtud de romper algún muro tenso y firme. Y tras ello la sonrisa que quedó entre el hombre herido y ella no se perdió.

Ambos echaron a andar de nuevo, una pareja anómala, tras el brío de William. La Maca aún miró de soslayo a Elías y a Agustín antes de volver a fijar la mirada en las luces de ahí delante. Y murmuró:

-Anda que no tiene huevos el azar, o el destino. Pobre abuelo...

Cargando editor
16/12/2009, 23:51
Elías Bonabre

Elías había bajado en último lugar y, a causa de aquel nuevo contratiempo, había olvidado su intención de “agradecerle” a Cornellius la sesión de psicoanálisis.

-¡Él, el guacho encontró la cinta! ¡Les dije que era un pelotudo! –exclamó encorajinado y echó a andar para situarse a la altura de Macarena, que estaba haciendo por ayudar a Domingo. -¡Y un carajo, que no, no va a volver ese! Tiene la posta el inglés, y será mejor que nos mantengamos juntos. Con suerte, nos encontramos en ese andurrial con algún antiguo conocido –finalizó de modo críptico.

Cargando editor
17/12/2009, 07:37
Agustín Morales Sierra

Escuchar al ingles sospechar de que la cinta era una trampa ingeniada por Richi o su supuesto marionetista, le hizo clavarle una mirada fulminante al Ingles que no ve por estar de espaldas, pero la cereza del postre fue el comentario de Elias. A lo que Agustín dijo con voz indiferente.

-Al Cesar lo que es del Cesar, la idea de traer la cinta fue mía, y la encontramos los dos, si quieren sospechar de el, adelante pero yo me voy a hacer cargo de lo que me toca.

Termino mirando sobre su hombro a Elias con el entrecejo algo ceñido, desafiándolo a que diga una cosa mas sin saber y que pueda llegar a manchar indirectamente la imagen de Agustín.

Cargando editor
17/12/2009, 11:49
Domingo Torres

El policía sonrió complaciente a la muchacha, agradecido por la ayuda.

Una vez fuera, en la calle, oteo a ambos lados.

—Si encontráramos un teléfono... —dijo en voz baja.

Levantó la mano intentando calmar la discusión que estaba por venir.

—Da igual de quien sea la culpa. Lo pasado, pasado. Ahora tenemos que buscar como salir de aquí —la mirada se fijó en Agustín—, entiendo que no sabes nada más que nosotros de Ricardo. Espero que sea así...

Las palabras habían caído como una losa. De algún modo excluía de responsabilidad a Agustín pero también le asignaba otra carga, quien sabe si más pesada.

—Si encontramos un teléfono puedo pedir a un compañero que venga a buscarnos. Mientras tanto cambiemos la posición para no ponerle las cosas fáciles.

Por un momento había asumido la culpabilidad del Chapas, sin esfuerzo. Parecía lo más fácil.

Notas de juego

La Cañada Real... ese sitio. Mis cuñados viven el Rivas Vaciamadrid, una ciudad muy cerca del paso de la cañada por Madrid. Vamos, muy cerca de donde estamos.

Cargando editor
18/12/2009, 14:00
Director

Tras diez minutos de paseo por la fría noche el grupo alcanzó las primeras chabolas. Pese a lo avanzado de la ncohe el lugar no carecía de vida. Ojos desconfiados los observaban desde los resquicios de aquellas casa hechas a base de hojalata, cartón y sueños rotos. Alguna bidón ardía para dar calor a grupitos de desheredados que miraban con desconfianza a los viajeros: Elías con su rostro hinchado, Domingo tambaleándose y con la ropa manchada de sangre, la Maca con aspecto de haber salido de una discoteca y los dos jóvenes en cabeza: Agustín y William.

Encontrar un teléfono en aquellos parajes no sería sencillo. Sin embargo uno de los tipos de los bidones, un joven gitano de anchas espaldas y gesto torvo se adelantó al ver que el viejo poli casi se caía si no fuera porque estaba apoyado en la Maca. Pese a su edad - no debía pasar de los veinte años - parecía que el resto se mantenía a distancia, como si fuera alguien con cierto rango en aquel submundo.

- Eh, vosotros...- dijo con un fuerte acento andaluz - ¿A donde coño creéis que vais? Si os palma el viejo os lo lleváis de aquí, que no queremos líos.

Se quedó en medio del camino entre las chabolas, delante de Agustín y William. Los otros tres tipos que lo acompañaban se situaron tras los recién llegados.