Partida Rol por web

-Bien, queridos empleados-comenzó Jonás, con voz lúgubre-Como todos ya bien sabéis, en algunos cuartos se oyen extraños ''quejidos'' provenientes de, aparentemente, ningún lado. Quiero que vayáis a esos cuartos, hoy que he cerrado el hotel, y comprobéis los rumores.

Explicó, mientras caminaba, tranquilamente, por la gran sala que constituía el hall del hotel.

Vas a una de las salas, la cocina. Te das una vuelta por ella, y de repente...

Te diriges a la sala de calderas. Te das una vuelta por ella, y de repente...

Te diriges a la habitación 105. Te das una vuelta, y de repente...

Te diriges a la sala 214. Te das una vuelta, y de repente...

Te diriges a la sala 53. Te das una vuelta, y de repente...

El barman subió a la habitación para cumplir obedientemente con el encargo que le había hecho el dueño del hotel. No le gustaba tener que dedicar su tiempo lejos de la barra, a él no le pagaban por eso. ¿O sí? Al fin y al cabo, con el sueldo que se le daba, bien podía dedicarse a hacer trabajitos especiales.

Lo que realmente incomodaba a "Chupito" era la naturaleza del encargo. Él no era especialmente supersticioso, pero tanto se hablaba últimamente de los extraños gemidos, que bien podía ser cierto.

Ya llevaba un rato por la "Sala 214". Era una buena habitación doble, soleada, amplia y funcional. Ideal para parejas modernas u hombres (o mujeres) de negocios con sus amantes, siempre que pudiesen pagar el precio. Decidió dar la última ojeada y marcharse aliviado, cuando los oyó y cambió la expresión de su cara.

Oh no. Mierda.

Del baño contiguo al dormitorio se oían uno sollozos: como los primeros sollozos de un bebé cuando se despierta en la cuna, después de un sueño, antes de ponerse a berrear con toda su alma. Rafa se quedó en el sitio, por unos instantes, tratando de creerse que lo estaba oyendo. Se quedó helado pero se armó con todo su valor y fue al lavabo. Ahí dentro dirigió su mirada al lavamanos, al WC, al armarito ... hasta que finalmente identificó que el llanto provenía de la bañera-yacuzzi.

Descorrió la cortina.

Ahí no había nada y, sin embargo, los sollozos se percibían con toda claridad. Unos sollozos tristes, entrecortados, emitidos por una voz que parecía no tener apenas fuerzas para provocarlos.

Karen no estaba muy convencida de bajar sola al cuarto de calderas, no por esos extraños sonidos a los que aludía el dueño del hotel, sino por el frío y la humedad...y a saber la de bichos que podrías encontrarte allí!

-Bueno, ya estoy entrando, y al menos he podido encender la luz!-se dijo Karen a sí misma en voz alta, mientras penetraba en el lúgubre pasillo, iluminado sólo por una bombilla a medio camino. Tenía la costumbre de hablar en voz alta cuando estaba sola, y en estas circunstancias, el sonido hueco de su voz la intranquilizó en lugar de servirle de ayuda.

El click-clack de sus tacones bajos sobre el húmedo suelo de cemento, unido al ruido sordo de las calderas y el goteo del agua de las cañerías le impedía oír otra cosa que a sí misma. Aún así, estaba convencida de que los sonidos extraños procederían del aire en alguna tubería.

Tras unos minutos de andar por el pasillo y de encontrarse varios pasillos laterales, comenzó a inquietarse. La sala era mucho más grande de lo que había imaginado al entrar, y empezaba a parecerse a una película de miedo, de esas que ella procuraba no ver nunca. Para quitarse la sensación de opresión en el pecho, volvió a hablarse a sí misma en voz alta:

-Karen, no seas tonta, sabes que aquí no hay nada ni nadie, las tuberías hacen ruido, y el dueño del hotel es un supersticioso, tranquilízate y acaba la ronda, o acabarás despedida antes de darte cuenta!

Mientras decía estas últimas palabras, una corriente de aire gélido le llegó desde uno de los pasillos laterales que estaba cruzando en ese momento. Extrañada, ya que allí abajo no había ventanas, se internó en el pasillo. La luz del pasillo central apenas iluminaba el siguiente paso que daba. Paró en mitad del corredor y se puso a rebuscar su linterna en los bolsillos de la chaqueta. Cuando la encontró, encendió el interruptor y levantó la linterna para alumbrar el resto del pasillo. La impresión la paralizó. La tenue luz de su linterna se reflejaba en un inmenso charco tan sólo a dos pasos de ella. Una fina capa de hielo cubría la superficie del agua, y bajo el hielo se veían...caras de personas!!!!

Presa del pánico, se dió la vuelta y salió corriendo hasta el pasillo principal, pero había demasiados pasadizos laterales, no lograba encontrarlo! De repente, se paró en seco. Con la voz temblorosa, trató de calmarse a sí misma:

-No puedo dejarme llevar de esa forma por el miedo, seguro que ha sido mi imaginación. Este sitio es grande y lúgubre, y es fácil sugestionarse y creer lo que la gente te ha contado.

Inspirando hondo,  giró en redondo, intentando localizar el pasillo principal. Uno de los corredores parecía tener más luz, y se dirigió hacia allí.

En efecto, encontró el pasillo y a los pocos minutos, mucho más calmada, llegó a la puerta y salió del cuarto de calderas sin mirar atrás, no sin antes notar un soplo de aire frío en la nuca, y la sensación de que alguien la estaba observando desde el pasillo.

Rafael y Karen se reunen en en hall de el hotel. Jonás ya no estaba ahí, sólo ellos dos.

Chupito salió de la habitación 214 al cabo de un rato. Cerró la puerta y tomó el ascensor, pulsando el botón que le llevaba de nuevo al hall. Una vez allí vio que el dueño del hotel ya se había marchado, y que solamente había una cara conocida, la de la recepcionista del hotel, Karen Olsen.

Sabía que a ella le habían encomendado una misión parecida a la suya, pero decidió ser cauto a la hora de entablar conversación. No llevaban mucho tiempo trabajando juntos pero Karen era una persona que se sabía hacer querer enseguida.

Se dirigió hacia ella, todavía con los pensamientos ocupados en lo que acababa de vivir, y la saludó cortesmente:

Hola, señorita Karen. ¿Qué tal llevamos la mañana?

Karen sintió un gran alivio al llegar a la recepción del hotel y ver allí a Rafael, el barman del hotel. Una cara...amiga! Aunque se conocían desde hacía poco, y Karen aún no se atrevía a utilizar el mote cariñoso con que lo llamaban algunos otros trabajadores (Chupito), a ella le caía bien y solía tratarla siempre con amabilidad.

Después de su experiencia en  el cuarto de calderas, sentía la necesidad de hablar con alguien, pero no tenía claro que Rafael no fuera a reírse de ella. Al fin y al cabo, nadie creería lo que había sucedido allí abajo, empezando por ella misma.

Tras el simpático saludo de Rafael, decidió dejar un poco al curso de la conversación el contarle o no el suceso, y con una sonrisa de alivio le respondió:

-¡Hola Rafael! ¡Qué alegría verte! La verdad es que me siento aliviada de estar de nuevo en el hall, con luz natural y gente alrededor, no imaginas lo lúgubre y húmedo que era el cuarto de calderas! Y además, enorme, ¡por poco me pierdo en los pasillos! ¿Qué sitio te ha tocado inspeccionar a tí?

Yo he tenido que ir a la habitación 214. Hizo una pausa, sopesando hasta qué punto le contaría a aquella chica, pero algo en la mirada de ella, que lo observaba expectante, le convenció de que lo que le había pasado a él podía no ser algo aislado.

Curioso encargo el que nos han hecho, ¿verdad señorita Karen? Un tanto inususal para unos simples trabajadores de hotel el tener que investigar sobre extraños ruídos pero,... hizo una pequeña pausa, Verá... Por favor, no se ría de mí ni piense que estoy loco, pero quizá haya algo cierto en lo que dicen. Se quedó un momento observando el semblante de la recepcionista y luego continuó. Creo que debería hablar cuanto antes con el Sr. Jonás.

Voy hacía la habitación y escucho unos pequeños quejidos....

Me dirigia a la habitacion 53, un par de clientes me habian comentado que en esa habitacion habian escuchado como unos quejidos, o gruñidos,no supieron describirlo a ciencia cierta. Me juraron y perjuraron que esa noche todo el hotel estaba en calma y lo oyeron con gran claridad, les pregunte si es que no lo habian soñado, evidentemente los clientes me dijeron ¿ los dos a la vez ?, claro ante semejante comentario me convencieron. Lejos de no hacerles caso me interese mas por su testimonio dado que en la ciudad se oian rumores de sucesos extraños en el hotel, no dude ni un momento en comentarselo a mi superior, habian clientes que dejaban el hotel cuanto menos aterrorizados y no era plan de que los huespedes en vez de relajarse en nuestro hotel se estresaran mas de lo que ya venian habitualmente. Tonto de mi, cual fue mi sorpresa cuando me hicieron ir a dicha habitacion para comprobar in situ lo que me habian contado.

¿ Que hago, me quedo en la habitacion hasta que oiga algo paranormal ?, desde luego, hay jefes que son para darles de comer a parte.

Engullido por mis pensamientos pase por el hall direccion a dicha habitacion. Heche un vistazo y alli estaba Jonas, hablando con los empleados, me pare un momento a ver que se estaba cociendo, mientras tanto me dedique a estudiar detenidamente a Karen y Maria, estudie sus curvas, su saber estar, su forma de mirar, las compare entre ellas, ¿quien seria una buena candidata para conocer mi lugar de ocio?, mi habitacion. Todos esos pensamientos se desvanecieron en el mismo momento que Jonas dijo.

en algunos cuartos se oyen extraños ''quejidos'' provenientes de, aparentemente, ningún lado

¿Seran fantasmas?....esboce una pequeña sonria.

Observe a los alli presentes esperando ver su reaccion, me parecia increible que se cerrara un dia entero el hotel simplemente para buscar fantasmas.

¿ Llamaran a los cazafantasmas ?

Bueno, pues ya estabamos todos en el ajo.

¡¡¡En busca del fantasma perdido!!!

Sin dar credito a lo que acababa de escuchar segui mi camino intrigado por la situacion.

Bueno, ya habia llegado, alli estaba yo, enfrente de la puerta de la habitacion. La verdad es que me lo pense dos veces antes de entrar, y si habia algun fantasma de verdad, ¿me intentaria matar, haria levitar algun jarron, algun marco de foto, con la intencion de asustarme? que haria el fantasma, pues nada, que va hacer, los fantasmas no existen.

Cogi la tarjeta de la habitacion de mi bolsillo derecho del pantalon, la introduje en el tarjetero de la puerta y con un contundente giro de muñeca abri la puerta, la empuje hacia delante y heche un primer vistazo en la habitacion,Veamos que hay aqui dentro. tenia que estar seguro que estaba vacia. Una vez seguro de que no hubiese nadie, introduje de nuevo la tarjeta en el tarjetero de la pared para poder encender las luces y empeze a ojear la estancia, esta vez con mas detenimiento. Como es obvio y en todas las peliculas de terror que se precien el primer sitio donde hay que mirar es bajo la cama, pues alli que me dirigi, upsss, canape, no hay hueco donde esconderse, Joder parezco nuevo en el hotel, como no me acorde de que eran canapes y no camas normales. Mi proximo destino seria el lavabo, posiblemente las tuberias hicieran ruidos parecidos a quejidos o cualquiero otro ruido sospechoso. Abri los grifos eh hice correr un poco el agua, nada, todo normal. Sali del aseo cuando de repente.....

..el agua del grifó volvió a manar, me di cuenta porque rozó mis zapatos que, casualmente, eran nuevos.

¡¡¡ Mierda !!!, sacudi el pie con la intencion de dejar el zapato lo mas seco posible. En ese momento, me di cuenta de que no era agua, sino un líquido rojo. la estancia adquirió un olor a hierro, un olor penetrante y desagradable que me hizo tener nauseas,me dirigi hacia el lababo para mojarme la cara e intentar serenarme pero ¡¡¡ JODER !!! De aquel grifo brotaba sangre.

¡¡¡ mierda, mierda, mierda !!! ¿ que coño es esto ?

Mire hacia todas partes, intentando buscar una explicacion logica a lo que estaba sucediendo, aun sabiendo que no habia explicacion posible, o me estaba volviendo loco o en el hotel realmente pasaban cosas muy muy extrañas.

Sali de la habitacion como alma que lleva el diablo, no me moleste en cerrar la puerta de la habitacion y me dirigi rapidamente hacia el hall, ya que alli estaba la plantilla del hotel.

Espero que todavia esten en el hall y no se hayan ido cada uno por un lado.

El camino se me hizo interminable, no estaba acostumbrado a correr durante tanto tiempo asi que enseguida note como me faltaba el aire, heche un ojo atras y me di cuenta de que ya estaba bastante lejos la habitacion, baje el ritmo de mis pasos pero aun seguia acelerado.

Llegue al Hall........

Te diriges a la habitación 53. te das una vuelta por la estancia, y, de repente.......................

...el agua del grifó volvió a manar, te diste cuenta porque rozó tus zapatos que, casualmente, eran nuevos.

Mierda,pensaste, y sacudiste el pie. Pero en ese momento, te diste cuenta de que no era agua, sino un líquido rojo. la estancia adquirió un olor a hierro. De aquel grifo brotaba sangre.

Karen comenzó a temer que lo que le había ocurrido no había sido fruto de su imaginación, como seguía tratando de decirse a sí misma.

-Bueno, oír eso me da escalofríos....Eso significa que esta ridícula misión puede que tenga una base real, y eso me aterra, la verdad...-Karen cerró los ojos un momento, inspirando hondo y tratando de recomponerse. Intentando encontrar su lado optimista repuso:

-Por otra parte, me tranquiliza. Ni por asomo me reiría, que confíes en mí y me sugieras que también te ha ocurrido algo me hace sentirme menos loca...

Sintiéndose más valiente para hablar de ello, ahora que sabía que Rafael la creería, le comentó:

-Yo también he tenido una experiencia...."extraña" ahí abajo, aunque la achaqué a mi sugestión. Quizá yo también debería contar al señor Jonás lo que he visto...o me ha parecido ver en el cuarto de calderas, pero sinceramente, ni yo misma me lo creo aún...

¿Qué crees que deberíamos hacer ahora?

Edito: retiro la anterior pregunta (Chupito ya ha dicho de ir a hablar con el señor Jonás), la cambio por: ¿Sabes dónde encontrar al señor Jonás?

''Chupito'' y Karen se encontraban hablando, cuando llegó Roger