Partida Rol por web

El invierno ha entrado, y como suele ser lo habitual en estas fechas, se produce un cambio de destacamento en la fortaleza de Farar. Nuevos soldados han llegado a la Fortaleza procedentes de Ánubel.

Farar ha reunido a Belriel y Serion para indicarles que es lo que se les va a pedir antes de su merecido descanso, cuando entran en la habitación donde Farar miraba unos mapas de la zona este enseguida les presta atención.

 - Bien señores, se que... - De repente se ve algo interrumpido al notar a una tercera persona, por lo visto la siempre curiosa y bella barda no se quería perder detalle. - Aunque estéis a los que os he llamado y a algún añadido más, explicaré el porqué debéis hacer un último servicio antes de poder disfrutar de un merecido descanso. Se de vuestras hazañas y me enorgullece y por ello os pido a vosotros esta misión. No me andaré con rodeos pues cuanto antes partáis antes podréis acabar y poder disfrutar de un pequeño respiro... - Por un momento se queda en silencio pensando, como si lo de tomarse un respiro lo viera algo imposible en los momentos que venían. Mientras sigue recoge una serie de documentos lacrados y os lo entrega en mano.    - Esto os ayudará cuando lleguéis al Fortín de los Escudos Rojos en Ánubel. Debéis recoger los víveres que allí os entregarán, también deberéis contratar a buen precio una caravana que transporte los víveres, y por supuesto escoltarla hasta aquí. El reino de Tyrton estará en deuda cono vosotros.

El enano entró en la habitación con el ceño fruncido, claramente la noticia de retrasar su descanso le había parecido una mala idea. Sin embargo el capitán Farar le parecía un buen hombre y le debía al menos su respeto.

Señor Farar, espero que esta realmente sea la última misión. La última vez nos dijieron lo mismo y -hace una pausa- bueno, ya ve que no fue así.

Sireon miraba algo distraido las altas montañas situadas tras el gran ventanal que se abria en la grisácea piedra de la fortaleza, ya con las primeras nieves engalanando sus cumbres.

La voz de Farar, fuerte y autoritaria le saca de su ensimismamiento cuando éste les comenta su misión. Sireon escucha clavando los ojos en su superior y se dijo a si mismo que aquel invierno no sería el último que disfrutarían en la recia e inexpugnable fortaleza montañesa.

No es una lejana ciudad, y podremos cumplir con celeridad nuestra misión. dijo calmadamente mientras tomaba los documentos que su superior les entregaba.

Creo que Belriel, al igual que los agueridos hombres de su raza, son extraordinarios negociantes. Sin duda podrá sacar un buen precio, aunque sin duda nos pedirán un anticipo por adelantado, señor Farar.

¿Debemos entregar algún mensaje mas a nuestos camaradas de Ánubel? ¿debemos entregar estos documentos a alguna persona en particular o bastará con el guardia ante portas? dice para seguidamente cruzar su mirada con la joven Velvet que se ha unido a nuestro concilio.

Y la señora Velvet siempre ha sido de extraordinaria ayuda y de gran valor. Creo que su jovialidad ayudará a que el carácter de nuestro buen Belriel no se agrie demasiado y su aportación a nuestra misión puede ser importante.

El capitán parece hacer oídos sordos a los comentarios algo desafortunados del valeroso enano a sabiendas que le costaba acatar la disciplina de los soldados comunes, aún así sabía que le sería de gran ayuda a tal misión. Con la mirada puesta en el semielfo cabecea en gesto de asentimiento.

- Ciertamente hay unos dos días de viaje hasta Ánubel, estos documentos debéis entregarlos en el Fortín de los Escudos Rojos, ellos sabrán que hacer, en cuanto al dinero nos os puedo facilitar nada, cuando portéis los víveres se os pagará los gastos, en cuanto a la joven Velvet, vosotros seréis los únicos responsables si le ocurre algo durante la tarea. Si no tenéis más que decir, debéis partir cuanto antes, el duro invierno se acerca y no queremos que nos alcance alguna tormenta desprevenidos. Tengo muchos asuntos que atender.

Aguerridos y taimados miembros de mi raza - dice en voz baja Belriel a sus amigos, cosa que sólo ellos puedan escuchar su comentario.

Belriel había "absorbido" el comentario sobre su carácter de una buena manera.

Carácter agriado, si conociera a mis tíos su vida entera estaría agriada - pensaba mientras se reía para sus adentros.

No se preocupe Capitán Farar, quizás no cumpla bien las órdenes, pero mientras tenga fuerza para levantar mi escudo tanto Sireon como Velvet estarán a salvo - dicho esto el Enano se despide con la cabeza y abandona la habitación. Ya estaba bastante taimado por tener que hacer otra misión para estos militares como para darle más vueltas al asunto.

A salvo la caravana, Belriel descansar - se decía a sí mismo mientras caminaba hacia la salida.

Habia tratado de permanecer desapercibida, espiando desde la puerta... A veces olvidaba que aunque pequeña y agil, si no prestaba atencion esos hombres entrenados la detectarian... Escucha atenta la mision de sus compañeros, planeando incluso desde antes que las palabras de Farar lo avalaran, como colarse.... Por eso sonrrie animadamente ante la idea de que esta vez podra ir "legalmente". Guiña el ojo a Beriel cuando este pasa a su lado, retirandose... El, siempre dispuesto a protegerlos... y siempre pensando en peleas.

-Yo tambien estare ahi para cuidarte, tontin jaja, ...y que no te metas en lios!

Luego mira al frente y hace una reverencia elegante a Farar, enseriandose un poco. Sin embargo la sonrrisa no desaparece de su cara.

-Le agradezco el permiso, Capitan... Espero que nos nuevamente muy pronto, cuando volvamos con ese encargo.

Cuando se incorpora, observa al explorador... Habia escuchado como este defendia su presencia y lo agradecia, mas que con palabras con gestos. Apoya las manos en las caderas y le insta a ir con ella tras el enano...

-Vamos, Sireon, es hora de pasear un rato por esos lindos bosques!

Cita:

Ella sabe cuidarse, y muy bien. Regresará sana y salva, no me cabe duda alguna.

Y ante la falta de liquidez, espero que no se nos pida un anticipo por la contratación de la caravana.

Aparte de eso, yo tampoco considero que haya que añadir mas. Salvo una última cuestión: ¿Cuál es el número de peligros potenciales que nos esperan en nuestro camino? ¿está justificada la contratación de mas escoltas en Ánubel o considera que nuestra presencia será suficiente? Ignoro si ha habido un aumento del bandidaje en la zona...

Farar ya se había girado a mirar el mapa que tenía en la mesa principal cuando escuchó lo que dijo finalmente Sireon, sin levantar la vista de allí habló claro, aunque se notaba que las preocupaciones martirizaban los pensamientos del capitán.

- Peligros... No creo que hayan más peligros que estar en primera línea en la batalla, como ya sabréis, además es un simple cargamento de víveres para el ejército, no creo que ningún bandido se atreva con eso, ciertamente creo que con vuestra presencia no se acercarán mucho saqueadores, no creo que os haga falta contratar a nadie... Auque si creéis que es muy peligroso, ese gasto correrá de vuestra cuenta...

- Bien creo que debéis partir cuanto antes, a no ser que tengáis alguna otra petición...

Sireon asiente a las palabras del capitán.

Si, por mi una sola cuestión antes de partir
¿Podremos llevar caballos de la guarnición para llegar cuanto antes a Ánubel o habremos de ir a pie?

Aparte de eso no tengo ninguna cuestión mas. Si mis compañeros están de acuerdo podríamos salir sin demorarnos ni un minuto mas dice algo imopaciente por salir de esta fortaleza. Sireon parece encontrarse encarcelado entre los muros de piedra de la fortaleza y deseoso de abandonarla cuanto antes. No es la primera vez que actúa de este modo, sin duda se siente casi enjaulado en una villa. Seguro que el capitán Farar no escogió aleatoriamente a sus hombres para esta misión, sino que sabía perfectamente quienes aceptarían sin rechistar pese a que les tocaba un merecido descanso. Salvo Belriel, claro. Los enanos siempre se están quejando por todo y aunque hagan lo que realmente desean.

Farar deja de mirar un momento los mapas y mira a Sireon negando con la cabeza.

 - Lo siento, debemos disponer de todas las cabalgaduras que tenemos disponibles, me temo que deberéis hacer el viaje hasta Ánubel a pie, está a cuatro o cinco  días de camino, de verdad que lo lamento. Que el viaje os sea afortunado.

Se queda mirando un momento más y se vuelve a sus quehaceres.

Una vez los aventureros sabían que tenían que cumplir una última misión para poder disfrutar de algo de descanso, querían salir precipitadamente de la fortaleza, además no es que se sintiesen muy cómodos allí, no era  por el trato que nada tenían para quejarse, pero por  lo visto eran seres que necesitaban conocer mundo.

Cogieron lo necesario para partir y salieron a primera hora, sabían que tenían unos días de camino, pero estaban seguros de que a buen ritmo podían llegar en tres o cuatro días, así que empeñados en llegar cuanto antes se lanzaron a conseguirlo.

Descendieron de la montaña donde se encontraba la fortaleza, descansaban lo necesario y comían lo justo, no tardaron en atravesar las montañas e introducirse por los bosques que seguían, hicieron un par de noches de viaje, ya estaban más cerca de Ánubel, rodearon Mylton pues no querían distracciones y acabaron haciendo noche casi al final del bosque, les quedaba mas o menos un día de viaje, pero esa noche debían descansar.

La pequeña gnoma habia permanecido durante la larga caminata con una tranquila alegria, caminando entre el elfo y el enano con rapidez... Sus agiles piernas no se cansaban ni siquiera a las noches, donde encontraba tiempo mientras la cena se hacia para bailar un rato y abrazar a sus compañeros con afecto, de modo que pudieran acostarse al menos con una sonrrisa... Y en cuanto a cantar... Mas de una vez tuvieron que pedirle que haga silencio, ya que su aguda vocecilla bien podia delatarlos en el camino, si alguien se aproximase con malas intenciones.

Ella no estaba preocupada en absoluto por su seguridad, confiando que sus compañeros detectarian cualquier peligro mucho antes de que fuera tal.

Siendo ya noche y faltando tan poco para llegar, esto no variaba. Como las demas noches, preparo el fuego dentro de un circulo de piedras, acomodando las raciones junto a el para que se calentara un poco cuando menos. Sin prestar atencion a nada mas, canturrea feliz para si, contenta de estar de viaje.

-Dar es dar...y no fijarse en el y en su manera de actuar... Dar es dar... y no decirle a nadie si quedarse o escapar...

Belriel se había mantenido animado durante la mayor parte del camino. La primera parte se la había pasado refunfuñando sobre la tarea extra que tuvieron que realizar, pero después de unas horas de caminata junto a sus amigos su ánimo había mejorado rápidamente.

El enano también gastaba un poco de tiempo mirando hacia todos lados para evitar posibles emboscadas y mantenía sus oídos en 2 partes, en la conversación de sus amigos y en el "exterior".

Una vez llegado a lo que sería su campamento provisorio Belriel comenzó a alistar las cosas y a observar como Velvet se las arreglaba con el fuego, una vez éste estaba terminado se sentó y comenzó con las observaciones prácticas - Bueno, como siempre debemos hacer guardia y lo mejor en esta ocasión será que Velvet tome la primera para que pueda dormir sin sobresaltos, yo la del medio y Sireon la final, turnos de 3 horas como siempre hacemos. - hace una pausa, le arroja una ramita al fuego - no se si tienen alguna queja, si no es así, da comienzo el momento de historias junto al fuego! - dice el enano con una sonrisa.

Me parece bien. responde un taciturno Sireon, incapaz de igualar la jovialidad de sus compañeros. El viaje le había fatigado y tenía ganas de echar una cabezadilla, pero una conversación interesante frente al fuego siempre es de agradecer.

Sireon buscó un lugar bien resguardado, cómodo y fácilmente defendible, hizo acopio de leña y se dispuso a prender fuego para protegernos del frio. Seguidamente tomó pan, lo partió y los dio a sus compañeros junto a unos pedazos de carne seca.

Tomo la carne y el pan que tiende Sireon, poniendolos junto al fuego. Calientes ya son poco sabrosos, frios directamente no creo que los perros los aprecien demasiado. Mientras se calientan, contesto a Belriel.

-Pues claro que no hay problema tontin, si yo no vigilara primero para que tu descabezes un sueñito, te dormirias en la tuya, seguro... Y que divertido seria despertarse con un lobito encima lamiendote las barbas no!?jajajaja..

Rio despacio, guiñandole el ojo, al añadir.

-Ademas seguro que te gusta ver algo bonito mientras vigilas, algo como yo dormida, verdad? jajaja..

Gracias compañero - con una sonrisa tomó los alimentos ofrecidos por Sireon, imitando el gesto de Velvet de ponerlos junto al fuego para aumentar su sabor.

Belriel comenzó a reír debido a los comentarios de la joven y cada vez lo hacía más fuerte. De seguro no me gustaría despertar con mis barbas llenas de baba - Belriel reía - ¿Algo bonito?, ¿donde que no puedo verlo? - decía Belriel mientras continuaba con su risa.

Luego el enano cortó repentinamente su risa y puso cara de seriedad - A decir verdad, verte dormir siempre será un aliciente, querida Velvet - Belriel le guiñó el ojo a su compañera y comenzó a reír nuevamente.

Sireon asistía impasible al flirteo de sus dos compañeros que apenas levantaban un metro del suelo.

Mas de una vez se había fijado en el hipnótico vaivén del trasero de la gnoma cuando caminaba. Ella sabía como moverse y sabía como vestir para atraer miradas de los hombres. No obstante Sireon no estaba seguro de querer enrollarse con ella, pues tenía miedo que su enorme miembro (como buen semielfo hereda el miembro del human@ y la buena vista y la resistencia a TS contra conjuros de sueño del elf@), que medía casi tanto como la mujer, la pudiera hacer daño, así que se limitaba a pensar en ella como si fuera una niña, su hermana menor o algo así. Y de momento ese pensamiento puro y asceta le estaba funcionando desde hacía ya tiempo para apartar sus impúdicos pensamientos de su cabeza cada vez que la gnoma se juntaba a ellos.

La gélida brisa que marca el inicio del inminente invierno nos costiga con fuerza, así que Sireon echa otro leño al fuego para seguidamente extraer una pipa de su macuto y una bolsa de tabaco de primera calidad aromatizado con hierbas secas y comienza a rellenarla para seguidamente acercar la bolsa al enano para que rellene también su pipa.

Extrae un tizón ardiente del fuego y enciende su pipa para seguidamente lanzar unos anillos de humo al limpio cielo.

Compañero, estás mas callado de lo acostumbrado. Sabes que no me gusta ser invasivo pero si te pasa algo sabes que puedes contar conmigo. - dice mirando al semielfo.

El enano parecía preocupado por Sireon, se notaba en su semblante que no le gustaba que estuviera tan callado.