Partida Rol por web

Elerin no está en absoluto tranquilo, veis como cavila después de recibir las noticias de Amrod y después una sombra nubla por un momento sus ojos, no le conocéis lo bastante, pero os da la impresión de que podría ser miedo.

-Todo concuerda... Pero no puede ser, no debe ser...  ¡Oh, Elbereth! Como espero equivocarme. Que los Vala nos protejan si acierto, bestias como ésta quedan pocas en la Tierra Media, pero hasta una sola es sin duda demasiado.

Hablo con voz queda:

-Nada me gustaría más que estar errado, pero me temo que algo más terrible y maligno que un troll nos esperá en el interior de esa cueva. No diré más por que no quiero preocuparos sin necesidad, pero os advierto para estéis preparados contra un ataque veloz y letal -Niego con la cabeza apesadumbradamente e intento apartar los oscuros pensamientos que pueblan mi mente -Sea lo que sea, la oscuridad y de la sorpresa serán sus mejores aliados en el interior del agujero, deberíamos llevar alguna fuente de luz para reducir su ventaja.

Antiguos escritos te han revelado la existencia de raras criaturas y lo que se cuece en tu mente podría fácilmente encajar con una de ellas. Sabes que existen hechizos para cambiar de forma a las personas y que hay algunas razas con la habilidad de cambiar de forma (aunque nunca hayas visto uno) y, aunque quizá de manera un tanto rápida, puedes concluir que existan seres que puedan cambiar su forma a la de un lobo.

- Yo también lo noto ¿qué es Elerin? Pensé que podría ser el origen de la voz de nuestra última visita, pero esta vez parece... es más poderoso.- Miro al suelo viendo alguna pequeña rama caída, que me agacho y recojo. - Tras el primer tramo de gruta, cruzando el primer umbral los bandidos habían repartido antorchas. Podemos improvisar una mientras llegamos hasta allí. No durará demasiado ni será muy intensa su luz, pero bastará hasta entonces. Probablemente Elerin necesitara reservar sus fuerzas en lugar de convocar la luz con la que nos guió la primera vez.

Con escasa práctica, pues el fuego no es necesario entre los míos habitualmente, y menos en alta mar, me dedico a prender fuego a algo de hojarasca apartada y amontonada para que el palo arda por su extremo más grueso.

¿Tan poderoso es como para atemorizar a quién ha sobrevivido a la caída de Eregion?. Nunca antes había visto a Elerin tan preocupado - pienso mientras me agacho junto a los cadáveres de la entrada.

Ya no las necesitareis, y a nosotros nos serán de gran ayuda - susurro a los restos mientras desgarro en tiras algunas vestiduras, que tiendo a Ranëdhel - Ten, envuelve la punta con ésto, durará más.

Una profunda oscuridad ha invadido este lugar, todos lo sentimos - me dirijo solemnemente al grupo - Pero el miedo no nos ayudará. Tampoco nos hará ningún bien permanecer aquí por más tiempo. Entremos y veamos a qué nos enfrentamos.

Sacando ceremoniosamente ambas espadas del arnés que llevo a la espalda, espero a que Amrod abra la marcha para situarme lo más cerca posible de él, atento a cualquier sonido o movimiento que provenga de las tinieblas que tenemos delante.

Ahora todos lo percibis. Amrod no exageraba cuando os dijo que la entrada de la cueva despedía un terrible hedor. Tras aguantar el mal cuerpo avanzáis con la antorcha encendida a la torre que ya conocéis.

Según avanzáis por el pasillo principal notáis trozos de piedra desprendidos de la pared y esparcidos por el suelo aleatoriamente. Unos pocos pasos más no hacen sino aumentar el hediondo ambiente. Un paso más y Amrod os detiene, ha oído algo y ahora, en alerta, todos lo oís.

- Estúpido, te dije que escaparía si lo hacíamos a tu forma.

- Tu eres más estúpido. Todo esto no hubiera pasado si no hubieses querido ir en la otra dirección.

Son dos voces provinientes del final de la cámara baja (1). Probablemente son humanas pero no utilizan el lenguaje correctamente.

Os encontráis tras el recodo del pasillo de entrada, un paso más y lograréis resolver el enigma, pero también lograréis exponeros, quizá en exceso. Desde vuestra posición podéis ver que la sala está completamente iluminada y Amrod os manda apagar las antorchas.

Estoy en tensión al entrar en la cueva, sujeto fuertemente el arco y me preparo para lo peor; Sin embargo, cuando se comienza a otear la luz dejo traslucir cierta sorpresa, que se convierte en una expresión de profundo alivio cuando oigo las voces claramente humanas que vienen desde detrás del corredor.

-Bien, parece que no se puede tener razón siempre, espero que mis errores sean siempre tan inofensivos; Pero aun así... Había algo que no encajaba del todo ahí fuera, será mejor no confiarse demasiado.

Saco con cuidado una flecha del carcaj, la coloco sobre mi arco y me preparo a que se dé la señal de ataque.

Detengo mi paso al escuchar las voces y levanto la mano para que se detengan mis compañeros.

Será mejor que pases delante Anäril, y tu también Carster. Ya sabeis que sois los más apropiados para la batalla.

Me aparto ligeramente para dejar pasar a los dos guerreros y me pongo al lado de Elerin. Sigo su ejemplo y preparo el arco para un posible disparo.

Apagando la antorcha con un par de golpes contra el húmedo suelo de la cueva, la dejo en el suelo y saco la espada de su vaina. En un susurro dirigido a Amrod inquiero por las voces: - ¿Qué has visto amigo?

Avanzo con sumo cuidado para no hacer ningún ruido, y me coloco delante de Amrod dejando espacio a mi izquierda para Carster. Me detengo en cuanto dejo al resto del grupo a mis espaldas, esperando a que el enorme humano alcance mi posición, ya que debe venir desde más lejos.

Esperemos...no hay necesidad de exponerse dejando una espacio bien iluminado entre nuestros enemigos y nosotros. Veamos si podemos averiguar algo más antes de intervenir...-susurro a mis compañeros.

Miro con el rabillo del ojo la reacción de Carster, preparado para salir tras él si decide adelantarse; a pesar de mis palabras no tengo mucha confianza en su paciencia.

Paso hacia delante con expresion ansiosa, tamborileando con los dedos sobre la empuñadura de la espada y asiento a las palabras del elfo, sin decir nada para que no nos oigan

Dais un par de pasos y lográis ver quien habla. Se trata de un extraño ser parecido a un troll. Tiene dos cabezas y, por lo que lleváis visto, no paran de discutir la una con la otra.

El ser es muy grande y le cuesta moverse por el interior de la cueva pero no por ello deja de parecer un enemigo muy fuerte.

Carster y Anäril se adelantan unos pasos para poder ver a quien quiera que sea que se encuentre en la cueva.

Desde vuestra posición sólo podéis oir un par de voces discutiendo acaloradamente.

Nunca había visto una criatura semejante, - susurro a Carster - sin duda el causante de la macabra escena que contemplamos en el exterior de la cueva.

Es una enorme criatura, que parece tener dos cabezas, quizá alguna clase de troll. - continúo en voz baja dirigiéndome al grupo - Parece enajenada, pues discute consigo misma, y es sin duda maligna y muy peligrosa. Sin embargo, me arriesgaré a intentar obtener de ella alguna información en vez de matarla sin más. Me adelantaré y llamaré su atención, trataré de hablar con ella mientras el resto del grupo permanece atento y fuera de su vista. Quizá así se confíe y no me ataque, por lo menos al principio. Pero no os descuidéis, será un formidable enemigo si como espero estalla el conflicto. Si esto ocurre, la atraeré hacia vosotros y la salida, trataremos de aprovechar la estrechez de este pasillo como ventaja, pues es de verdad grande, y si las cosas se complican demasiado siempre podríamos salir al exterior, no creo que le guste mucho la luz. Cuidad vuestra espalda.

Cuando estoy seguro de que todos me han oído ,camino con tranquilidad al interior de la caverna iluminada, sin penetrar en ella más que unos pocos pasos, y digo en alta voz, usando la lengua común - ¿Quién puedes ser tú, y a quién persigues con tanto interés?

En verdad que es valiente. -  Solo de los Noldor he oido canciones que narren tal valor.- Susurro asombrado ante la osadía de Anäril, pues la criatura que ha descrito realmente da la sensación de ser peligrosa. De todas maneras, ya que no puedo ver que sucede, lo mejor será hacerle caso y vigilar el camino de regreso a la luz del día; El tunel es largo y esta vez no quiero alejarme demasiado de mis compañeros, así que me alejaré solo una distancia prudencial, para oir lo que sucede y estar prevenido en caso de que algo más se acerque desde fuera.- Vigilaré el camino de vuelta como ha pedido Anäril, no me alejaré mucho. Si pasa algo os oiré y acudiré raudo.

Cuando estoy a punto de responder a Ranëdhel, oigo las palabras de Anäril dirigiendose a las voces que todos habíamos escuchado.

Con el arco apuntando hacia el interior de la cueva, me mantengo a la espectativa de la reacción del supuesto monstruo.

La criatura mira a Anäril con ambas cabezas.

- ¿Qué eres criatura y qué haces en nuestra cueva? - dice una de las cabezas.

- No lo ves, tonto, es un humaano - contesta rápidamente la otra.

La criatura se incorpora y lográis ver un par de armas (una maza y un martillo) que cuelgan de su cinturon de cuero.

- Humano, ¿qué haces en nuestra cueva, fuera de aquí? - vuelve a decir la última cabeza en hablar

- Nooo, que no se vaya, tengo ganas de divertirme - replica la otra.

Asiento a las palabras de Anaril, pero en cuanto avanza un poco comienzo a tamborilear con los dedos en el pomo de la espada intranquilo, con ganas de intervenir, ante las palabras del monstruo espero intranqulo a la respuesta de mi compañero, con ganas de intervenir

Bien, me quedaré un rato entonces si eso os proporciona diversión, aunque me gustaría que os pusierais de acuerdo, no es mi intención molestar - me dirijo a la criatura en plural, aguantando estoicamente que me llame humano - Si hemos de conocernos, tal vez podríais decirme vuestros nombres, yo me llamo Anäril...

Estoy un poco sorprendido - continúo - ya que decis que esta es vuestra cueva. Yo pensaba que este era el hogar de la mujer que susurra, ¿no la habeis visto por aquí?

La visión de las armas de la criatura es preocupante, más aún cuando parece capaz de blandir ambas al mismo tiempo.

Está claro cual es su menú preferido a judgar ver lo que ha quedado de los cadáveres de la entrada. Sea el que sea el resultado de esta conversación el combate es inevitable.

La criatura da un par de pasos hacia Anäril e intenta cogerle. La rápida reacción del elfo, unida al torpe movimiento de extraño troll, hace que consiga esquivar a la bestia.

- Estate quieto, humano - dice una de las cabezas - siempre piensas lo contrario que yo, estúpido - acaba diciendole a la otra cabeza.

- Eh, no digas tonterías, eres tú quien siempre piensa lo contrario que yo.

Me muevo alrededor de la criatura mientras esta intenta alcanzarme, girando a su alrededor sin dejar de mirarla fijamente. No es difícil, ya que se mueve con mucha lentitud.

Hablaremos si queréis, pero no debéis tocarme o enfermareis. No soy bueno para comer. Busco a una mujer, y quizá a un hombre también. Pensé que estarían aquí. ¿No los habréis visto por casualidad?  ¿A quién buscabais cuando yo llegué?. Quizá pueda ayudaros a encontrarlo...- mientras hablo, voy moviéndome lateralmente a su alrededor, dejando espacio suficiente con las paredes de la caverna, para conseguir fijar su atención en mi y dejarle de espaldas al grupo.

Por cierto, aún no me habeis dicho vuestro nombre, y así no sé a quien dirigirme. Tampoco me habeis dicho si quereis que me vaya o que me quede...¿Os habeis puesto de acuerdo en eso ya?

No creo que pueda obtener ninguna información valiosa de él - pienso apenado - y si seguimos jugando mucho tiempo tarde o temprano terminará por alcanzarme, pese a su torpeza. Con ese tamaño no veo manera de capturarlo sin matarlo. Esperaré un poco más, tal vez pueda enfrentar a una mitad con la otra, si le digo las cosas apropiadas. Eso nos facilitaría la tarea.