Partida Rol por web

La chica arpía suspiró ¿A quién había salido? - Oye mocosa, un respeto, ya podrías parecerte más a tu madre ¿No? Mejor me voy a hablar con ella, con suerte no solo paga tu deuda si no que te saca de aquí a rastras y te da una buena reprimenda.

Iba a girarse dispuesta a irse, pero entonces el chico que al principio parecía sorprendido, le preguntó por un chico, que por la descripción debía de ser el que se dice que llegó con ellos - ¿Vuestro acompañante? ¡Me lo comí! - dijo con una seria y sádico rostro mientras sus ojos se inyectaban en sangre, para segundos después volver a la normalidad al romper en carcajadas -  es broma, es broma... - añadió mientras reía - Lo vi paseando, parecía menos sorprendido de ver bestias y humanos conviviendo sin problemas, a saberse donde está ahora - Tras eso se giró y comenzó a caminar hacia una ventana mientras sus alas se movían ligeramente en su espalda e hizo lo que se veía venir tras aquello, lanzarse por la ventana y salir volando de allí.

Tal y como la zorrita se lo ofreció él siguió comiendo hasta que sintió que con un bocado más lo iba a echar todo. Como era costumbre en él cuando tenía hambre pensaba que podía abarcar todo lo que había en el plato, aunque nunca era así. Ya lleno solo quedaba lugar para el postre, es decir, más cerveza.

— ¿Bromeas? Mi tiempo mola más, el mundo se está yendo a la mierda por las bes... — Calló al recordar que estaba en un bar lleno de bestias y rectificó. — Por las guerras y tengo que jugarme el cuello para conseguir cinco artefactos para acabar con el peor villano de todos los tiempos. Divertido, ¿eh? Además, tampoco parece que lo tengáis tan fácil por aquí, ahí arriba la ha palmado un amigo ¿o es que acaso os pasáis toda la vida aquí bajo tierra? — Se dio un ratito para darle un trago a la jarra —Esta vez más escueto, sentía como el alcohol empezaba a hacerle efecto— y miró los cubos de carne restantes planteándose muy seriamente el pedir un tupper para llevárselos.

Las palabras sobre su madre hicieron que aquel momento de paz se desvaneciera de repente y que por una vez se atragantara con el humo de su propio cigarro, provocándole una andanada de toses.

- ¡Eh, espera! - le gritó cuando por fin remitió la tos. Pero a la pequeña arpía pareció no importarle demasiado que ella ansiara, no, necesitara saber de qué estaba hablando. Se quedó un momento en silencio antes de darle un fuerte puñetazo a un trozo de chatarra -. Joder - masculló mientras empezaba a vestirse -. Coño, llevan desde el principio igual - aunque no fuera a admitirlo, a aquellas alturas se sentía muy alterada con todo ese asunto -. Me dejan caer cosas de mi padre y ahora de mi madre y se largan - sacó la cabeza por la ventana por al que había salido la arpía antes de gritar -.¡Vuelve aquí, hija de puta!

Aquello sorprendió mucho a la chica zorro, era completamente distinto a lo que tenía entendido, había escuchado de la propia First decir que habían ido allí a ayudarles y que con el poder de la chica potenciarían el poder protector del lugar. Entonces comenzó a hablar de cinco artefactos, de como un amigo suyo había muerto y finalmente preguntó si se iban a pasar toda la vida ahí.

- Espera espera espera… - dijo extrañada mientras asimilaba todo - Siento lo de tu amigo pero… ¿Cómo que no os quedáis? ¿No veníais a eso? No sé de qué artefactos me hablas, aquí no tenemos ninguno y mucho menos cinco.

Pensó durante unos segundos y se levantó de pronto enfadada, lo que llamó la atención de todos los del bar, ya fuesen humanos o bestias, y el que se pusiese a hablar alto hizo que llamasen más la atención.

-¿¡No vendréis a robar a los brazaletes de los gemelos?! - dijo completamente enfada, aquello significaba mucho para todos los habitantes de allí -¡Son ellos los que nos salvaron y nos mantienen a salvo usando esos brazaletes y pagando con sus vidas el precio de poder usarlos! ¡Vivimos fuera de la guerra gracias a ellos! ¡¿Acaso estáis locos?! ¡¿Pensáis sacrificarnos a todos por a saberse que?! ¡¿El peor villano de la historia dices?! ¡¡¡JA!!! ¡Esa escusa suena tan absurda!

Estaba enfadada, muy enfadada… y alrededor de la mitad del bar parecía pendiente de Jay, esperando su respuesta.

Y la cosa se ponía aún más tensa. Ahora la pequeña arpía nombraba a la madre de Brooke y se piraba. Obviamente la reacción de su novia fue de cabreo y ansiedad. Aunque Brooke hablaba poco de su familia, Nat siempre había sabido que su vida había sido realmente complicada. ¡Y vaya si lo era! Además, por mucho que quisiera ocultarlo estaba claro que aquel tema era realmente importante para ella. 

Se acercó hasta Brooke que en esos momentos tenía medio cuerpo sacado por la ventana y le dio un pequeño azote en el culo con la intención de disminuir el impacto de sus palabras.

- Vamos, averigüemos de una vez qué se trae tu familia entre manos.

Y salió de la casa en busca de pistas. No sabía muy bien por donde ir pero estaría bien empezar por encontrar tanto a First como a Jay. ¿Dónde se habrían metido?

«Ay, madre... La que he liao.» Pensó para sí mismo mientras la zorra —esta vez de forma despectiva— seguía gritando a voces lo malos que eran y cada vez más miradas se centraban en ellos. Pero él, tras cagarla monumentalmente como un campeón, se quedó quietecito en silenciosa calma y esperó a que la chica terminara el monólogo, una vez lo hiciera tomaría un cubo de carne y lo lanzaría con todas sus fuerzas contra la mesa al grito de:

— ¡TIRO DADO PARA LANZAR BOLA DE FUEGO Y DESTRUIR A LOS MALVADOS QUE QUIEREN ROBAR LOS BRAZALETES Y...! — Esperó a que el "dado" dejara de girar y añadió. — ¡TOMA SEIS, EL DADO EXPLOTA, ABIERTA Y EL DAÑO DE LA BOLA DE FUEGO PASA A SER DE ÁREA! — Dio unos cuantos golpecitos sobre la mesa como si estuviera contando algo y añadió una vez más. — ¡Y MUEREN, SAQUEO EL BOTÍN, SAQUEO EL BOTÍN! — Gritó al mismo ritmo que golpeaba una y otra vez la mesa, hasta que en un momento dado se acercó a ella y habló más bajito. — Cálmate coño, acabo de llegar aquí, ¿te crees que sé lo que mierda está pasando? — Dijo a la desesperada, le hubiera gustado añadir unas cuantas palabrotas más en la frase pero no supo donde incluirlas. Como bien diría Jay, si cuela cuela y sino me la pela, al menos la cerveza se había encargado de que así fuera.

Cuando siguió a una mujer como ella se esperaba a alguien que trataría de violarle y absorber su energía vital o algo así para alimentarse, no a una petarda pacifista.

Su puñetera ansiedad estaba de regreso, campando a sus anchas por su sistema nervioso mientras sentía un peso en el pecho. Quería fumar otro cigarro pero, ¿cuántos llevaba ya ese día? ¿Veinte? Con razón tenía la boca seca y pastosa y con un sabor desagradable incluso para ella. No es que le importara mucho acortar su vida calada a calada pero bien era cierto que su suministro de tabaco en aquellos lares era limitado y visto lo visto, más le valía guardarlo para las ocasiones especiales, que prometían ser numerosas.

- La puta niña arpía ha dicho que volvería con mi madre - explicó con crispación ni dirigida hacia Ene. Con su madre muerta. Asesinada por su padre. Una madre que en vida nunca se separó de ella. Pero ahora estaba ahí. ¿Una madre de qué época? ¿Una de antes de que naciera? ¿O es que acaso seguía viva? Joder. Estaba muy, muy confundida y empezaba a mosquearse en serio. De modo que recurrió a lo que mejor se le daba siempre: alejar a la gente de su lado -. Me quedo. Vete a buscar al listillo, antes de que decida buscar al idiota y liarla.

¿Le hacía gracia dejar a Brooke sola en aquellos lares y con tantísimo nerviosismo? Pues no. Porque además estaba claro que podía hacer una locura en cualquier momento y ya le había salvado el pellejo al límite. No quería separarse de ella pero desde luego a Jay no se le iba a encontrar solo. 

Y a saberse la que puede estar liando...

Se quedó unos segundos mirando a Brooke, pensando qué caminon debía elegir sin percatarse de que su novia ya lo había elegido por él y que él simplemente acataría, como siempre. Terminó por suspirar. Bueno, si se quedaba en aquella casa hasta que regresara lo más normal es que permaneciera a salvo.

- Vale. Pero no te muevas de aquí hasta que regrese. ¿De acuerdo? Es la única manera de no volvernos a perder.

Se acercó a ella y le dio un corto beso en los labios. Nat estaba serio y preocupado, pero sobretodo - y sin saber qué era lo que ocurría con la familia de Brooke- quería hacerle ver que no estaba sola. Que él siempre permanecería a su lado.

- Nos vemos en un rato.

Y tras la despedida se marchó en busca de Jay.

Aquello no se lo esperaba y descolocó tanto a la chica como a los oyentes por completo ¿De qué estaba hablando? ¿Se había vuelto loco o acaso ya estaba borracho? Antes parecía haber estado en serio pero ahora dudaba de si había escuchado y entendido bien o solo se había tomado en serio las tonterías de un borracho… y si metía al chico en un problema por emborracharlo… ¡La culpa sería suya!

Su mano fue directa a su frente de forma sonora y suspiró, pero entonces llegó el susurro de Jay y entonces acabó más confusa ¿Pero no estaba borracho? Si decía que no sabía lo que estaba pasando entonces lo de antes no había ido en serio… ¿O sí? Pero aquel no era el lugar y el momento, por lo que metió la mano en el bolsillo, sacó una docena de billetes, dejó unos pocos sobre la mesa y se guardó el resto.

- ¡¿Acaso de dónde vienes no existe el alcohol?! - gritó enfadada y le golpeó en la cabeza algo más fuerte de lo que quería. Miró entonces a su alrededor - Lo siento, lo siento. Culpa mía, vi que uno de los nuevos era un chico guapo y claro… no esperaba que fuese un idiota que se emborrachase con mirar una cerveza y que empezase a decir mil tonterías sin sentido - casi toda aquella frase la dijo mirando con algo de desdén al pobre Jay, al que agarró de la mano y se llevó de allí andando a un ritmo bastante liguero.

Salieron del lugar y tras doblar en dos o tres esquinas, pues era algo confuso para Jay pues casi le iban arrastrando, le entraron en una pequeña casa improvisada (Como todas las del lugar) que resultó ser un pequeño apartamento de una docena de metros cuadrados. La chica casi le empujó a un sillón para que se sentara, le llevó un vaso de agua y se quedó de pié frente a él.

- Bebe un poco para que te despejes, y ahora, explicate.

Tras la despedida con Nate se quedó sola en ese lugar y desde allí por la ventana en sus movimientos nerviosos por la habitación esperando a la madre que tendría que estar muerta, pudo comprobar por la ventana que en aquella ciudad subterránea con aquel toque tan… único, vivían bestias y humanos juntos, como si fuese lo más normal.

Tras una espera que pareció infinita, escuchó como la puerta se abría de golpe, chocando contra la pared en el proceso y alguien entraba en la casa andando considerablemente rápido. Esa misma persona no llegaba a correr pero pronto estaría allí, ya estaba subiendo las escaleras. Y entonces alguien entró en la habitación, y tanto su aspecto como su estilo y presencia eran muy distintos, pero la reconoció al momento.

Era su madre, pero no más joven como se había imaginado, si no que era más mayor que la última vez que la vio, había envejecido tanto como ella desde ese tiempo por lo que podía estar más que segura que era su madre pero de su tiempo. Sin tiempo a reaccionar y por el shock, mientras Brooke asimilaba todo aquello, la mujer con un toque más agresivo de lo que recordaba se colocó frente a ella y le propinó una torta en la cara.

- ¡¿En serio Brooke?! ¡¿Desde cuándo fuiste criada para que cuando llegases a la ciudad donde podrías reencontrarte con tus padres tu principal prioridad fuese un polvo?! ¡No te crié para ser así! - olfateó el aire un par de veces - y eso que huelo… ¡¿Acaso has fumado?!

Aquella bronca era tan apabullante como nostálgica.

Al separarse de Brooke, Nate comenzó a pasear por la ciudad en busca de Jay, pero no parecía que la hubiese liado en ningún lugar, al menos en ninguno cercano por lo que aunque eso dificultase el encontrarle era buena señal. Viendo más detenidamente aquella ciudad subterránea, mientras paseaba por ella pudo ver como el que hubiese bestias y humanos conviviendo era lo más normal y los vio trabajar como si esas diferencias entre ellos no hubieran existido nunca. Aquello era impactante, Nate se había encontrado con muchas bestias similares a las que veía, y ni si quiera sabía que pudiesen hablar más allá de rugir o gruñir y las había matado sin pestañear, en algún momento del camino se había vuelto lo más normal.

Enfrascada en aquellos pensamientos el repentino temblor le sorprendió, pero no debía ser algo normal o si quiera común, pues todos a su alrededor parecían estar sorprendidos y asustados, pero el sonido de una pared rompiéndose fue lo que llamó su atención. Una bestia de las que había visto antes la había atravesado y descansaba inmóvil en el suelo no muy lejos de suya mientras que una figura humana oculta bajo una gabardina negra con capucha que no alcanzaba el metro y medio miraba desde el interior del edificio del que había salido la bestia volando y ahora parecía estar mirando con curiosidad a Nate.

Cuando Ene se fue estuvo a punto de dar rienda suelta a toda su ansiedad pero en su lugar se había apoyado en una pared, dejándose caer en el suelo con su mayor pinta de estar abrumada. Su madre. Debía ser su madre antes de que la tuviera o de cuando Brooke era muy pequeña pero seguía siendo igual de difícil de tolerar que de un momento a otro podía ver a la mujer que la había engendrado.

Lo primero que escuchó fue la puerta al abrirse y los pasos apresurados de lo que podía ser una madre curiosa o impaciente por lo que le acababa de decir un pequeño monstruo. Se puso en pie, en uno de los pocos momentos de su vida en que sentía que la emoción la embargaba. La mano derecha le temblaba con una sensación muy similar a cuando anhelaba un cigarro pero no tenía ganas de fumar.

Y por fin, la puerta se abrió.

La primera sorpresa vino al reconocer a su madre en aquella mujer, pero no a la que recordaba sino a una unos veinte años mayor. La segunda sorpresa vino cuando aún intentaba asimilar la primera en forma de guantazo. Lo tercero no fue sorpresa sino un cabreo monumental al ver que esa mujer le echaba una bronca injustificada y sin venir a cuento que no le recordaba en anda a la imagen que guardaba de su madre: la mujer que siempre había confiando en la bondad de su padre, a quien había protegido hasta un extremo tonto.

Su primera reacción fue en forma de otro tortazo que le arreó con bastante más fuerza de la que recibió.

- ¿Pero quién coño te has creído que eres, vieja? - la segunda reacción fue hablar con tacos -. No sé qué narices ha pasado ni entiendo una mierda pero si de verdad eres tú, la tú que yo conocí y creía muerta, ¿cómo cojones te atreves a seguir viva sin tratar de contactar conmigo y atreverte a creerte mi madre? Ni se te ocurra ponerme la mano encima de nuevo porque una de las dos acabará muerta - amenazó con tono beligerante antes de llevar una mano a sus cosas y buscar un piti. Su decisión de abstenerse había durado poco. Necesitaba otro cigarro si no quería empezar a hiperventilar -. Ni se te ocurra darme la charla. Puede que algún día fueras mi madre. Pero acabas de perder el derecho a seguirlo siendo.

Le estaba sorprendiendo muchísimo aquel lugar. Bestias y humanos convivían como si no hubiera ningún tipo de problema. Bestias que Nat había matado sin compasión. ¿Y si les habían instruido de forma errónea todo aquel tiempo? ¿Y si el enemigo común era Viper y no las bestias? Habrían hecho estallar una guerra sin sentido.

Iba tenso todo el tiempo porque no terminaba de acostumbrarse a caminar sin problemas rodeado de aquellas criaturas. Estaba alerta y aún así le sorprendió el derrumbamiento de aquel edificio. Sin pensarlo se colocó en pose defensiva mientras el polvo lo cubría todo. 

Cuando se hubo despejado un poco observó que había una bestia tirada, inconsciente, y que una figura que parecía humana bastante pequeña se fijaba en Nate. Tenso y sin saber qué esperarse, el héroe se quedó mirando a la figura, alerta a cualquier reacción. ¿Qué haría aquella figura? ¿Le atacaría o querría un diálogo?

Al parecer todas las tonterías que soltó de golpe, aunque para él sonaban muy lógicas y convincentes, lograron desconcertar tanto al público como a la zorrita —ya no tan despectivamente—, la cual se llevó la mano a la cara al no entender nada de lo que decía. Y para confundirla un poco más, Jay se permitió el lujo de susurrarle algo completamente sobrio, provocando que la pobre pagara la cuenta para salir de ahí cuanto antes y explicarse.

— Ah, que esto es alcohol. Yo pensaba que era alquitr... ¡ÁHN! — Adoptó un tonito de voz de sabelotodo, pero el golpe que se llevó le pilló de improvisto e hizo que soltara un grito y se tambaleara. — Te perdono por lo de guapo, que sino... — Esta vez el tonito que empleó se asemejaba más al de un borrachete, pues el alcohol ya había empezado a hacer efecto y subirse a la cabeza, jiji. Y aunque no le hubiera llamado guapo tampoco le habría hecho nada, al fin y al cabo estaba acostumbrado a recibir otras cosas de parte de bestias mucho peores que un golpe. ¿Es que nadie recordaba ya el hueco que le habían hecho en el cuerpo de un disparo?

Sin ningún aviso la chica le tomó de la mano para llevárselo de ahí, a lo que Jay reaccionó despidiéndose de los presentes con un gesto de mano. Luego le arrastró por unas cuantas calles que no se molestó en contar y finalmente acabaron en un pequeño apartamento, él sentado en un sillón como el puto jefe que era y ella de pie, esperando algún tipo de explicación.

— Solo hablaré en presencia de mi abogado. — Tomó el vasito de agua y le dio un trago. — Gracias. — Dio otro sorbito al vaso y al ver que como no hablara se llevaría otro golpe en la cabeza cambió de opinión. — Lo primero, excusa barata mis huevos. Igual que yo no sé que coño está pasando en este tiempo tú tampoco sabes lo que pasa en el mío. Tampoco venimos a robar nada, mintió un poquito, tampoco estaba seguro de si podía considerarse un robo como tal, pero sí que es verdad que necesitamos que Brooke utilice los brazaletes para inhabilitar las habilidades de Viper, el tío de la excusa. PERO CÁLMATE, NO VENIMOS A ROBAR NADA, NI A CONDENAROS A UNA MUERTE SEGURA, NI A VIOLAR A VUESTRAS MUJERES O ALGO ASÍ. — Dijo poniéndose a la defensiva, alzando un brazo a modo escudo por si se le ocurría volver a zurrarle.

Miró enfadada a su propia hija y le señaló con el dedo, dispuesta a continuar con la discursión y darle una lección si hiciese falta para hacerla entrar en razón, pero un temblor que hizo que ambas tuviesen que dirigir toda su atención a no caerse al suelo cortó de forma contundente la discursión. No duró más que unos segundos, pero fue bastante fuerte y por un momento la casa dio la impresión de que iba a ceder.

Aquel temblor fue seguido por unos segundos de silencio, que fue cortado por una pequeña explosión no muy lejana a donde se encontraban, derrumbando una casa. Tras aquello, el sonido de distintas explosiones comenzó a sonar con pocos segundos de diferencia por el lugar y el caos parecía estar apoderándose de las calles.

- Pero que cojo… - fue a maldecir la mujer, pero un temblor de una explosión muy cercana que hizo caer un trozo de techo la interrumpió - ts… - maldijo - Si nos quedamos aquí moriremos ambas, luego podemos matarnos mientras discutimos si soy o no tu madre, pero por ahora hay que salir de aquí o nos matan a ambas.

Aquella pequeña persona, se lanzó a toda velocidad a por Nate, lanzando una ráfaga de puñetazos contra él sin mediar palabra y viendo como sus manos estaban cubiertas con unos guantes con muchas pequeñas cuchillas, estaba claro que sus intenciones no eran para nada buenas. Vista más de cerca, se trataba y aunque la capucha que llevaba no dejaba verle la cara, Nate podría casi jurar que se trataba de una niña de no más de ocho o nueve años.

Suerte que estaba alerta y preparado porque aquella figura no se molestó ni en abrir la boca antes de atacarle. Pero no... ¡esta vez no cogerían desprevenido a Nate! Estaba ya forjado en mil batallas.

Esquivó sin problemas los ataques de aquella... 

¿Niña?

...antes de cargar un puñetazo que le salió instintivo. Si le atacaban ya no se paraba a pensar si atacar o no. Lo hacía y punto. ¿Serían esos los guantes que Brooke estaba buscando? ¿Serían su artefacto?

En ese caso eso querría decir que esta niña es una villana potencialmente peligrosa. No debo bajar la guardia en ningún momento.

¡Y puñetazo que le dirigió!

Nate esquivó el golpe sin problemas y golpeó en acto reflejo con un potente puñetazo en la cara a aquella niña, puñetazo que la armadura acompañó dándole una potencia más que considerable. La chica salió volando varios metros hasta acabar alcanzando una pared salpicando por el camino todo de sangre, una niña normal habría muerto de aquel puñetazo y esta, tras caer sobre sus pies tambaleante segundos después de que el muro parase su avance avanzó un par de pasos y tosió varias veces sangre contra el suelo de forma inestable hasta que se estabilizó.

Echó la cabeza hacia atrás, retirándose el pelo de la cara a la vez que la capucha para poder ver mejor. Se trataba de una chica pelirroja que ¿Usaba un collar de supresión? Aquello no tenía sentido. La chica se tocaba la mandíbula mientras la movía con la boca abierta, lo cual dejaba visible que el puñetazo le había dejado sin varios dientes.

Pero otra cosa había caído al suelo a parte de sus dientes, y es que con el impacto el collar de supresión también se había roto un poco y pequeños trozos de este comenzaban a caer al suelo y mientras se agarraba el collar, comenzando a tirar y a hacer la rotura de este más grande, habló, y ahí Nate obtuvo la última pieza para reconocer a la niña.

- Ahora iré en serio… prepárate - le dijo una muy joven Maze Storm, mientras su collar terminaba de ceder y se rompía del todo - te quemaré hasta hacerte cenizas.

Tras aquello se inyectó algo en el cuello y sus puños comenzaron a arder. Sin perder un segundo saltó hacia Nate, pero esta vez era más rápida y el suelo se había resquebrajado por la fuerza que puso en el impulso,

Aquello era agotador ¿Quién le mandaba a ella relacionarse con los nuevos? No hacía mucho que había llegado a ese lugar y el principio había sido duro, la gente, aunque simpática, la había dejado un poco de lado las primeras semanas y fue después de eso que descubrió que todos recomendaban no relacionarse con ellos, que muchos eran aún violentos y que solo traían problemas.

"Lo mejor es esperar a que se acostumbren solos y se tomen su tiempo para entender la ciudad y cómo funcionan las cosas en ella" se repitió a si misma repitiendo las palabras de una amiga… pero era divertido hablar con la gente nueva, eran más expresivos, más ardientes… en todos los sentidos. No es que le disgustase el estilo de vida de la ciudad, le encantaba el poder dormir relajada y saber que tendrá para comer y que no se encontrará con nadie que quiera por alguna de tantas razones que se usaban ahí arriba, un mundo que parecía que se había sumido en el caos.

Suspiró - En serio… eres lo más extraño que he conocido en mi vida. Y sí, estoy contando a seres de cualquier raza y no solo huma... - un temblor de pronto cortó la conversación. No duró más que unos segundos, pero fue bastante fuerte y por un momento la casa dio la impresión de que iba a ceder.

Aquel temblor fue seguido por unos segundos de silencio, que fue cortado por una pequeña explosión no muy lejana a donde se encontraban, derrumbando una casa. Tras aquello, el sonido de distintas explosiones comenzó a sonar con pocos segundos de diferencia por el lugar y el caos parecía estar apoderándose de las calles.

Vale. Se podría decir que estaba alerta e hiper concentrado. Sabía que podía perfectamente contra esa medio metro y estaba dispuesto a hacerlo sin contemplaciones; sin embargo, acaba ocurriendo siempre algo que descentra y en este caso fue la grandísima sorpresa de identificar a la chica en cuanto habló y vio las llamas. Abrió los ojos de par y dijo:

- ¿¡MAZE?!

Y con tanta sorpresa pues no le dio tiempo a esquivar aquel potente ataque. ¡Joder! ¡¿Pero no habíamos quedado en que nada iba a pillarle por sorpresa a aquellas alturas?

No puedo atacarla. Si le hago algo a esta Maze... la del presente podría cambiar.

- ¡Maze! ¡Para! No soy el enemigo. ¡Soy su discípulo en el futuro! ¡Para! ¡No quiero luchar contra ti!