Partida Rol por web

2 MESES PARA EL INVIERNO

EN ALGUN LUGAR AL SUR DEL MURO (falta localización en ficha de Casa)

TEMPERATURA EXTERIOR -4ºC

El lider de la Casa Highcrow habla con voz parsimoniosa. Es viejo y sabe que este podría ser su ultimo invierno. Solo espera que sea corto y pueda ver otra primavera.

El invierno está cerca y la oscuridad viene con él. Debemos estar alerta y preparados. Los demonios de la noche seguro apareceran con más fuerza si cabe.

Armas, comida, defensas, soldados, todo es indispensable para poder combatir el invierno. No escatimeis en el trabajo. De ello depende nuestra vida, susurra en un hilo de voz apenas perceptible.

Ser Robert asintió, con la mano derecha apoyada en la empuñadura de su espada, observando al hombre que durante tantos años había servido. Estaba ataviado con una gran capa de pelo de oso, pues el frío arreciaba. Con voz poderosa, dijo:

- Ordenaré doblar la guardia en los caminos y destacaremos más hombre a vigilar las fronteras si gustáis mi Lord.

No mí lord.  -dice la maestre, chaparrita en comparación con Ser Robert.  No lo descuidaremos.

 La buena administración del feudo ha dado resultados.  Los mayoría de los hombres de guerra están entrenados.  Los campesinos y pastores en lo suyo.  Ya han traído la cosecha a los graneros y están cardando a las ovejas.  Pronto tendremos almacenes llenos. 

¿De los movimientos de los bárbaros de los Pueblos Libres que sabemos Ser Robert? 

Eskol escuchó las palabras de su señor, sin duda eran noticias frías y negras. "alas negras" como decían antiguamente la guardia de la noche. Estaba situado detrás de Ser Robert, aunque Eskol era grande aquel hombre aún le sacaba una cabeza. Como su escudero no era el lugar suyo de hablar hasta que no se lo requirieran. Tenía el apellido de la familia noble, pero sólo era un primo y sin ninguna fama más allá de su habilidad con la espada. La maestre dio su opinión del estado de la casa, era buena con la administración de las tierras y se notaba en la buena situación en la que se encontraba la casa. Aún disfrutaban de buena situación y aunque ya hacía frío la leña estaba apilada y lista para ser usada.

Se removió un poco, colocándose el peso sobre el otro pie y se tuvo que colocar el espadón que estaba situado a su espalda. Aún llevaba la ropa de abrigo, había estado fuera hacía poco y ahora comenzaba a tener calor dentro de aquella estancia.

Dan se situaba junto a su hermano Theodor, un poco detrás de él, en una posición bastante relajada. Su expresión estaba neutra mientras escuchaba a su padre. Quizás Dan fuese un bastardo, pero le tenía cariño al viejo cuervo.

Asintió secamente a sus palabras, pero dejó que los demás hablasen.

Señor, me gustaría solicitar su permiso para ir a visitar a los Stark de Nueva Invernalia.  Quisiera intercambiar impresiones con ellos sobre los movimientos de los Otros y las tribus. 

- Señora, si me permitís la intrusión, no deberíais moveros de aquí, la salud del Lord no es muy buena, y deberíais estar presente por si empeorara. Sois la única con conocimientos suficientes.- dice mirándola de reojo.

Mi estimado Ser Robert, el estar alerta y preparados -como nos pide el lord- requiere intercambiar noticias y reunir inteligencia.  Es usted muy prudente en pedir que me quede aquí, pero necesita ofrecer una alternativa.  Inclinó ligeramente la cabeza en señal de que este amable intercambio de consejos era común entre ellos. 

¿Quiza enviar a alguien?  La mujer, con sus cabellos ya encanecidos mostrando que comenzaba sus 60s con una actitud de sabiduría y acción, miró alrededor de la habitación.  Quizá aquí el joven Eskol, o Dan.  

¿Alguno de ustedes conoce bien el camino a Nueva Invernalia? -les preguntó. 

Puedo enviar un cuervo avisando de su llegada y deseo de intercambio de información.  Todo redactado mi lord para no mostrar sumisión. -aclaró-  No queremos darles la señal de que de nuevo son los "Warden of the North" sólo porque ya pudieron reparar su Castillo.

Los Stark, piensa el anciano

Poderosa Casa Los Stark, antaño claro. La guerra y el caos posterior los sumergio en una profunda crisis, ahora apenas cuentan con hombres ni con poder. Por ahora mejor dejarlos en paz. No creo que con un honorable apellido se gane una guerra, no ahora, termina.

Voy a descansar, pensaré que podemos hacer. Mañana a primera hora nos reuniremos de nuevo. Cualquier idea será escuchada.

Dan pasa su peso de un pie al otro, torciendo el gesto cuando Haifa habla.

— Creo que el mejor curso de acción que podemos tomar es que cada quien haga el papel que le corresponde —empezó con seguridad el chico de diecisiete años, aunque a meses de cumplir los dieciocho, y a quien su labia precedía—. Que ser Robert reclute a la mayor cantidad de soldados que nos podamos permitir, que entrenen fuertemente bajo su loable tutela y con ayuda de Eskol en combatir contra lo que traerá el invierno. Usted, mujer maestre —dice, dirigiéndose a Haifa—, debería concentrar toda su energía en cuidar de nuestro señor padre, pues su sabiduría nos será crucial para sobrevivir este invierno, y menos en sugerir viajes a casas venidas a menos, ni de usted ni de otro; una decisión o la mera idea de que algo así suceda debería provenir del líder de la Casa o de quien le suplante en emergencias. Ustedes los "maestres", en el estricto cumplir de vuestro juramento, no deben inmiscuirse en asuntos políticos —las palabras del joven son hielo puro. Luego mira a su anciano padre y a los demás—. Mi consejo es no hacer movimiento alguno de acercamiento hacia las casas norteñas; pues cuando caiga el invierno, ellos acudirán a nosotros. Si nosotros hacemos el primer acercamiento, intentarán imponerse en el mando de la alianza frente a los terrores del invierno; aunque nuestro objetivo es triunfar sin importar quién esté al mando, pero la historia reciente nos ha demostrado lo difícil que puede ser obtener victorias cuando el liderazgo lo ostentan gente incompetente que sólo quiere liderar por tener un bonito nombre heredado. Ellos necesitan de nosotros, pues sabemos como combatir a los terrores nocturnos, y nosotros juramos defender a la vida frente a la muerte del hielo, pero para ello necesitamos que nadie o muy pocos interfieran con nosotros —hace una pausa, y mira a su hermano Theodor durante unos instantes... Dan reprime una risa, ahogándola dentro de sí y manifestándose esto en una media sonrisa—. Theodor debería contraer matrimonio cuanto antes con alguna hija única de una casa mayor, de mejor posición de la nuestra pero no mucho mayor, asegurándonos más recursos de inmediato gracias a que Theodor es hombre; y nuestra hermana pequeña debería contraer matrimonio con alguna casa menor a la nuestra, y así no tendría esta hipotética familia nueva poder sobre nosotros. Pero el mejor conocimiento de política y de posibles candidatos a esto, lo tienes tú, padre.

Hace una pausa para que sus palabras calen en los demás -aunque también para humedecerse la lengua- y continúa:

— En lo que respecta a mí, padre, estoy para servir en lo que ordenes. Pero si quieres mi opinión sobre algo, a los que sí debemos acercarnos de inmediato es al pueblo libre. Antaño combatieron contigo. Seguro gozas de buena estima y de la amistad de algunos de sus líderes, y con ellos no opera la política intrincada del resto de Poniente, por lo que tampoco se sentirían ofendidos si envías a un bastardo como emisario —Dan se encoge de hombros, despreocupado, y termina—. Aunque claro, todo esto son meras ideas mías. Siéntete libre de no prestarme atención, padre.

Hubiera dicho un par de cosas, pero se las calló porque no era su decisión inmiscuirse en esos asuntos. Todavía no. Permaneció cruzado de brazos esperando a que Dan terminara y marcharse a descansar.

Entonces, habló del pueblo libre y no pudo contenerse más:

- Hay que contar con todo el mundo, Dan. Si lo que dicen los rumores es cierto, es igual quien esté al mando de la alianza o quien luche, mientras se aporten espadas, debería ser bienvenido. Y como decís- ya empieza a marcharse hacia la puerta, después de hacer una reverencia al Lord.- no les importará vuestra cuna, pero también les importará vuestro poderío, no vuestra labia. Tengan buenas noches.

Eskol esperó expectante a que el resto de gente hablara. El bastardo parecía hablador y tenía buena labia. - Me gustaría verle hablando así a los salvajes...- pensó mientras una mueca de sonrisa aparecía entre sus labios. Aquellos brutos sólo entendían la fuerza y habilidad, lo que les había hecho ser útiles para la guerra contra los Otros. Cuando Ser Robert comenzó a marcharse y cuando terminó de hablar, Eskol dio un paso al frente - Será un honor hacer lo que ordenéis mi lord, que descanséis nos veremos por la mañana. - Parecía ansioso de demostrar su valía, hizo una reverencia y siguió a Ser Robert.

Antes de abandonar al instancia hizo una ligera inclinación de cabeza ante la Maestre, agradecido por haberle puesto como opción para llevar el mensaje.

Eskol siguió a Ser Robert detrás hasta que estuvieron fuera de la habitación. - Necesitáis algo que esté preparado para mañana Ser Robert?
 

- Ten preparada la paciencia, mi joven aprendiz, pues tendremos más reuniones como esta,y la verdad, a mi no me agradan en absoluto.- sonriendo, y dándole una palmada.- Creo que Nieve tendría que ir a hablar con los Stark y nosotros con el pueblo libre, pero no es decisión nuestra. Las tropas están preparadas y pertrechadas, pero por si acaso, mañana compruébalo con la maestre, a ver si hay falta de víveres, madera, lo que sea. Se acerca el Invierno, y hay que estar preparados. Descansa Eskol.

- Sin duda me siento más a gusto entre los libres que los nobles stark, con los primeros lo importante es si eres fuerte, con los segundos la lengua vale demasiado y los Otros no van  a escuchar lenguas. Así se hará Ser, lo comprobaré a primera hora antes de la reunión y le informaré. Que descanse- Hace una inclinación y se aleja. 

¡Jovencito!  Disculpese de sus palabras impulsivas y guarde más respeto ante sus mayores. -dijo la maestre a Dan, enojada por retar su autoridad y ponerle ese acento tan machista y burlón cuando dijo "mujer maestre".-  Mi labor no es sólo curar en este sitio, sino ser sabiduría para nuestro Lord.  Tu consejo sobre los salvajes es bueno, pero negarse a colaborar con los Stark es cerrarse y debilitarse.  Discúlpate antes de tomar la venia de nuestro lord. 

Eskol sale tras Ser Robert, tras unos minutos vuelve a entrar y espera a la puerta.