Partida Rol por web

Amalia sonrió, sin embargo en su sonrisa se hallaba plagada de amargura, luego habló para intentar aclarar la mente del joven, al menos dentro de lo que ella podía.

-Esa lluvia, esa obscuridad son parte de las visiones que tengo y las tuviste porque, hayas o no querido hacerlo, entraste en mi mente.  Debo decir que me resulta llamativo que algo así ocurra sin querer, pero viendo lo inestable que sos creo que no debería extrañarme tanto.-  La mujer habló con seriedad, pero aún así seguía manteniendo un tono dulce y cariñoso en la voz, en cierta forma Carlos sintió que la mujer se compadecía de él.  –Las siluetas que te atacaron fuero obra mía- continuó Amalia –Son una especie de defensas automáticas, por decirlo de alguna manera, que reaccionan cuando alguien se mete donde no debe.- En ese instante le dedicó una sonrisa de complicidad a Carlos dejando en claro que aquello no era un reto. - Su objetivo es entretener al intruso mientras yo me vuelvo conciente de la amenaza y decido el mejor curso de acción.  La luz que viste también fui yo expulsándote de mi mente-

Antes de que Carlos pudiera reaccionar y quizás sorprendiéndolo de algún modo Alfredo agregó.

-Si, puede ser que lo mejor sea meterse ahí dentro y ver que corno está pasando.  La verdad que la idea no me gusta mucho.  Pero como están las cosas quizás sea lo más conveniente-

Pese a estar dispuesto a llevar a delante aquella especie de aventura, Alfredo parecía disgustado consigo mismo, pues de algún modo estaba traicionándose e incumpliendo una promesa que se había hecho hace muchos años.

-Eso si, te aviso que eso no quiere decir que haya cambiado de idea respecto a enseñarte a meterte en la cabeza de otros y mucho menos a modificar sus pensamientos o recuerdos- El tonó de seriedad y el aumento en la estridencia de su voz dejó en claro que esas condiciones serían inapelables, luego con una voz más cordial se dirigió a Ángeles -¿Querés venir con nosotros?-

Me quedé con los ojos bien fijos en mi babu cuando contó eso de las defensas de su mente. Ya había terminado con las papas y las había puesto en un bowl para acompañar la carne con cebolla y algunas batatas. Así que ahora estaba cerca de ellos, y fuera de la cocina.

La historia de Carlos también me sorprendió.

Entendí eso de no usar los poderes para cosas pequeñas o cosas que podemos hacer de otra forma, como cuando ayudé a encender el fuego para el asado de una manera no ortodoxa. Carlos ya pagó un precio muy alto por hacerlo, tenía que aprender de los ejemplos.

-Me encantaría acompañarles.

Dije a Alfredo sobre su invitación. Pero miré a babu y, aunque me odie por eso, dije sólo con mi cabeza.

"Babu, ¿vas a llamarme si pasa algo? No quiero dejarte sola, tengo miedo. Hace unos días ya... lo siento... pero tengo que saber que me vas a llamar..."

En este momento mi abuela era como mi obsesión. Estaba todo el tiempo pendiente de ella.

una ves mas estaba parado solo junto a mi perro. la fogata era increíble las llamas eran enorme y quede hipnotizado viéndolas; en un instante a mi mente llegaron recuerdos, recuerdos con Candau, el ultimo mes que estuve entrenando con él cuando abrió mas mi mente a otras maravillas del mundo e inicio su cátedra y empeño en enseñarme a utilizar una de las escuelas elementales, el "fuego" uno de los fuertes poderes de Candau. nuevos recuerdos arribaron a mi mente, los momentos en los que Candau agotaba mi cuerpo con el entrenamiento para utilizar un poder que el había descubierto y así mismo desarrollado "el fuego de las sombras" una llama oscura que no se extinguía a menos que el objetivo al que esta atrapaba fuese desintegrado por ellas. un ladrido de mi can me saco de mi estado hipnótico y lo que vi me sorprendió mucho, las llamas de la fogata se habían tornado oscuras y yo de la sorpresa caí al suelo y di un grito pidiendo ayuda.

Carlos asintió con la cabeza a las palabras de Amalia, dejando en claro que había entendido lo ocurrido y que ella no estaba enojada, aunque no entendía cómo se había metido en su cabeza.

_No pensé que me pudiera meter en la cabeza de alguien a tanta distancia. Gracias.

Luego escuchó con resignación a Alfredo. No le sorprendía su decisión, pero sus ojos se le abrieron un poco más de lo normal y sintió una fea sensación en el pecho cuando escuchó que invitaba a Ángeles a su mente.

_Quedate tranquilo, Alfredo, no hacía falta que aclararas. Ya asumí que para aprender eso debo esperar a encontrar a alguien que confíe en mi de la misma manera en que alguien en algún momento confió en vos y te enseñó -Carlos no sonreía demasiado, pero sonreía en ese momento, y su sonrisa transmitía la amargura que sentía por dentro-. O si llego a aprender solo lo que vos sabés, esperar que no me consideres una amenaza para la humanidad. Lo que sí me sorprende es que si es tan terrible eso de entrar a la mente de alguien, invites a gente a hacer turismo en mi cabeza. ¿No querés invitar al resto, también? Capaz encuentren algo divertido. No lo tomes como si fuera con vos -se giró de inmediato para mirar a Ángeles, su voz no era dura con ella-. Vos sabés que no tengo problemas en que entres a mi cabeza, incluso yo mismo te invité a hacerlo. La cosa es con él. Si hubiera sido al revés la cosa, y hubiera que entrar en tu mente, a mi no me habría invitado, por lo inmoral del asunto.

Los brazos de Carlos cayeron pesadamente a sus costados, él apartó la vista de los presentes para mirar al techo. Fue solo unos segundos, se sentía cansado. Pasados esos segundos se aflojó un poco en su silla y miró a los otros tres.

_Esto listo, cuando quieran -dijo señalándose la cabeza. Sus ojos lucían empañados y su mandíbula estaba más rígida de lo normal-.

-Estúpido, eso es lo que sos.  Un verdadero estúpido- dijo Alfredo en medio de un brote de ira –No sabes nada, sos un ignorante.  Desconoces muchas, muchisimas cosas y te pavoneas como si fueras el dueño de la verdad.  Si decidí llevarlas a ellas fue para ayudarte, fue para darte una oportunidad pero tu boca y tu ego acaban de desperdiciarla.  Voy a entrar solo- agregó finalmente y el brillo en su mirada llenó de terror el corazón de Carlos.

Mientras hablaba el grupo pudo sentir como una especie de energía estática surgía del anciano, Carlos intentó volver a hablar pero ya era demasiado tarde, había hablado más de la cuenta y ahora debía hacerse cargo de lo que iba a suceder.

Algo sucedió, la energía antes generada pareció moverse, arremolinarse y arremeter contra Carlos, este sólo pudo mover levemente la cabeza hacia atrás, luego ambos se quedaron quietos, sin moverse como si fuesen estatuas humanas

La ira de Alfredo me hace retroceder unos pasos, aunque sé que no es hacia mí.

-Babu??

Pregunto mirándola.

Los dos hombres están con los ojos fijos uno en el otro pero parecen ausentes. Y esa energía que se sintió antes... no me gustó nada.

Miro la frente de Carlos.

Enfoco mis ojos en él...

"Tengo que saber... babu... no podemos pelear entre nosotros babu... tengo que ver..."

Mis ojos se siguen centrando en la frente del chico. Me preocupan ambos pero creo que el hombre más grande es mucho más avezado. Sin embargo, estoy haciéndolo de a poco, atenta a Babu.

Si ella me lo impide, pararé.

Andrés miró incrédulo a Jose y se encogió de hombros, la verdad no entendía la actitud de Carlos. Le guiñó un ojo a su hermana y se golpeó la sien con el indice dos veces mientras aceleraba las moléculas del aire alrededor de su cuerpo para producir calor y secar sus ropas. Una vez seco abrazó a su hermana, levantandola del suelo, y le dió un beso en cada mejilla para despues bajarla. - Esperá hasta mañana para prenderlo fuego, mientras tanto creo que va a tener una charla... - El grito del francés lo puso en movimiento aún antes de que su cerebro lo registrase. Pasó por la cocina como una exhalacion y salió al patio, para encontrarse con Marius en el suelo y un fuego antinatural en la parrilla.

Enfocó los ojos para ver la vibración del poder que alimentaba el fuego y la siguió hasta el francés. - Cortá el chorro flaco, dejá de alimentarlo y se va a apagar. - le dijo mientras lo ayudaba a levantarse y le señalaba las llamas oscuras.

Andres llego al patio y me levanto del suelo, mi perro soltaba unos ladridos abrumadores. Andres me pidió que dejara de alimentar la llama, pero era algo difícil para mi, en mis entrenamientos con Candau se me hacia casi imposible controlar ese fuego... estaba algo asustado.
-merde!!! no... no se que hacer para controlarlo, se me es difícil, Candau me abandono en plena practica de este poder- me sentía impotente al no saber que hacer, pero por otro lado me sentía seguro de que Andres hubiera aparecido.

Layka volvía otra vez a su propio cuerpo, a su propia mente.  Conmocionada por lo la brutalidad de regreso y por lo visto no logró reaccionar a tiempo.

Alfredo caía desplomado y antes de que este tocase el suelo Carlos estiraba su brazo y tomaba a Ángeles por el cuello con el brazo izquierdo.  El derecho se precipitaba con violencia hacia un costado y golpeaba de lleno a Jose haciéndole perder la conciencia.  Amalia intentó reaccionar pero una veloz patada de Carlos en el abdomen la dejó sin aire y la anciana se precipitó al suelo antes de poder hacer nada.  Mariuz y Andrés se encontraban fuera concentrados en el extraño fuego negro y no fueron capaces de escuchar o ver lo que allí pasaba.  La puerta se cerró y cuando Carlos la miró y luego sonriendo miro a la mujer a la que había aprisionado.

 -No sabes como nos vamos a divertir- dijo Carlos mientras con su mano derecha acariciaba y presionaba el pecho izquierdo de la mujer.  -Hace mucho que no hago este tipo de cosas- añadió llevando su mano al cinturón y comenzando a desabrocharlo.  -Me pregunto con cual la voy a pasar mejor.  ¿Con vos, la pendeja aquella o con la viejita?- y volvió a sonreír.  Layka gimió impotente pero el miedo y la angustia le impidieron concentrarse lo suficiente como para devolver el ataque

 -¡Soltala!- gritó Mariana, sus ojos brillaban expeliendo una fuerza que Ángeles sólo pudo caratular como sagrada, su cuerpo se rodeaba de un halo prístino de un tono cian.  -¡Te ordeno que la sueltes!- volvió a gritar la mujer -Él te ordena que la sueltes- agregó con ferocidad

La cara del hombre se transformó instantáneamente en cuanto la mujer hizo su aparición, emitió un bufido viperino y soltó a la mujer.

-No tenes la fuerza.  No podes conmigo- gimió la criatura Carlos mientras retrocedía hacia la puerta de la cocina que se abrió de par en par.  La criatura saltó al patio exterior atravesando una ventana y desplegó dos enormes alas negras impulsándose veloz hacia la altura ante la atónita mirada de Mariuz, Andrés sólo sintió el ruido de los cristales rompiéndose pero para cuando se hubo volteado sólo fue capaz de percibir la briza desplegada por las potentes alas de la bestia.

Recién cuando el ser alado despegó pude reaccionar. El terror que se había apoderado de mí, desde que entré en la mente del chico hasta que volví a la realidad y me sentí presa de su mano y de una energía espantosa, desapareció sólo en parte. Lo primero que mis ojos captaron fue a babu, tirada en el suelo.

-Babuuuuuu NOOOOOOO!!!!

La abracé y pasé mi mano por su frente. 

-Babu....

Miré a Mariana, mis ojos estaban llenos de lágrimas.

-Lo siento... fue mi culpa, fue mi culpa... quise ayudarlo. Por favor, ayudá a Alfredo...

Me puse a mecer a babu que todavía estaba viva, pero no podía olvidarme de lo que pasó recién.

-Babu.... perdóname... por favor, décime algo babu.

Mis lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Mientras pensaba...

"¿Qué pasó... qué fue esa cosa? Dios mío... ¿qué es lo que son nuestros enemigos? ¿Qué pasó con Carlos? No lo conocí nada pero esa no era su conducta... no, era algo horrible"

-Gracias...

Le dije a Mariana aún llorando con mi abuela entre mis brazos esperando que me hablara.

Andres me pedía que extinguiera el fuego, pero en serio se me hacia difícil, necesitaba una enorme concentración y poco a poco el fuego negro iba cediendo, era increíble como ese fuego no había chamuscado la parrilla, inclusive la misma leña ni siquiera esta hecha carbón. era obvio que ese fuego no hacia ningún daño a menos que el controlador de este así lo quisiera. estaba centralizado en extinguir el fuego que quedaba, que se redujo a unas pocas llamas cuando de repente un ruido de cristales rotos y un aleteo sublime fue percibido, Razhor se giro hacia la criatura que volaba por encima de nosotros encrespo su pela y gruñía de tal forma que parecía una peligrosa fiera. Yo gire mi cabeza, ese ser sobrenatural me había hecho perder la concentración, ya la pequeña fogata no parecía un peligro mayor con respecto a esa criatura.
-ce que l'enfer!! e..esa cosa?.. que di..diablos es esa cosa?- una escalofrió paso a través de todo mi cuerpo, nunca vi algo semejante.
-esa cosa se me hace familiar- pense

Andrés estaba centrado en conseguir que su "alumno" aprendiera a controlar sus poderes, en realidad esperaba para ver si iba a tener que intervenir, cosa que no parecía necesaria ya que Mariuz iba, poco a poco, disminuyendo las llamas. Sin embargo algo hizo que se le erizaran los pelos de la nuca, una sensación atávica, un deja vu que se remontaba hasta a su tierna infancia y hacia no más de diez años atrás.

El ruido de los cristales fue primero,  y para cuando se giró el breve torbellino que provocó el ser al despegar le contó lo suficiente como para que levantara la vista. Negro sobre negro, alas recortandose sobre un fondo de nubes iluminadas apenas por la luna, no sabía quien era el recipiente, pero reconocía la escencia del mal. - No otra vez, no esta vez - Dijo Andrés en voz baja, pero audible.

- Mariuz, fijáte que esten todos bien adentro, decile a Jose que te ayude, voy a cazar. - No había terminado de hablar cuando dos alas de luz se formaron en su espalda mientras saltaba al techo de la casa. Desde allí saltó y unos instantes más tarde perseguía al ser a una velocidad de vértigo. Mientras se alejaba, Mariuz pudo ver como en la mano izquierda de Andrés se formaba una cadena de luz y la derecha parecía cubrirse con un guantelete etéreo.

mi mirada estaba fija en esa criatura, pero la voz de Andres me hizo girar la cabeza hacia él.
-Mariuz, fíjate que estén todos bien adentro, decile a Jose que te ayude, voy a cazar.
rápidamente me erguí -Razhor vamos- dije con autoridad, este se volvió a mi y me siguió hasta la habitación donde se encontraban los demás. lo primero que vi fue a el viejo Alfredo tendido en el suelo, a Ángeles abrasando a su abuela, Jose yacía también en el suelo, inconsciente y Mariana estaba cerca de Ángeles y su abuela. Trague saliva en seco y una mal presentimiento invadió mi ser.
-¿que sucedió aquí?- decía mientras se acercaba a Jose, la levantaba del suelo y la inspeccionaba para revisar si tenia alguna herida.

-Es mi culpa...

Le dije a Mariuz.

-Yo entré en la mente de Carlos y... cuando algo me sacó... él no era un chico ya...era algo espantoso y malvado.

Abracé a babu con fuerza y me quedé oliendo su perfume.

-Babu, por dios díme algo... por favor...

No me había hablado todavía. Paco se me enrollaba y maullaba como para darme tranquilidad.

-Mariana me salvó. Pero Alfredo está inconsciente y Carlos salió volando... ¡volando! Y... no sé qué hacer...

Dije, también.

Jose parecía no tener heridas así que la levante y la senté en una silla que estaba a unos pocos centímetros de mi, hice lo mismo con Alfredo. me acerque a Amalia y a Ángeles.
-no se que sucedió aquí pero no creo que haya sido tu culpa... así que ese sujeto era Carlos, si se me hacia algo familiar, en este momento Andres debe de estar peleando con él- me arrodille al lado de la abuela y la chica.
-déjame revisarla haber si tiene alguna herida-

Andrés comenzó a desplegar su poder, dos poderosas alas de luz comenzaron a surgir de su espalda iluminando el obscuro patio, se elevaron poderosas dispuestas a dar el primer aleteo que lo impulsara hacia el firmamento cuando de repente se detuvieron por un instante.  Momento en el cual la voz de la dama resonó en la mente de su alumno.

-No te precipites al combate, no es lo que te he enseñado, no conoces a tu enemigo y podrías estar haciendo más daño que bien-

La voz desapareció tan súbitamente como había llegado. En Andrés recaía la decisión de cómo proceder.