Partida Rol por web

Camináis con dificultad a través de una lluvia torrencial. Finalmente, los retorcidos árboles dan paso a un oscuro lago en cuyas orillas crece una multitud de flores amarillas.

La niebla se extiende como un sudario de gasa por encima de la superficie del lago. A través de la lluvia y la bruma veis una isla que se levanta en el centro del lago. Juncos y colas de caballo se levantan con espesos marjales alrededor de la isla.

Un edificio rectangular coronado por una bóveda destrozada se levanta encima de la isla. Una amplia entrada en el muro norte del edificio lleva a un sombrío interior. Una débil luz anaranjada brilla desde puertas y ventanas

Entre cucamonas hacia la pequeña fierecilla draconiana, a la que estaba encantado de compartir si es que a ella le apetecía soltarse de él, y abanicarse de los mosquitos lo cierto es que el pobre Vakaipa no iba mirando muy bien por dónde iba de camino hacia aquel edificio.

- Creo que con un guante con los dedos de cada color le podría enseñar acerca de Tiamat, mamá de todos los dragones de colorin---- ¡Argh!

Caminaba despacio al lado del bufón, sin decir una palabra y sin mirar a nadie, en ese momento escucho a Vakaipa -Ten cuidado no te coma, no deja de ser un dragón negro y cuando vea a su mami..... sin duda la preferirá a ella que a ti- Realmente le daba igual lo que hiciese, o dejase de hacer con el dragón, pero no era buena idea ponerse a jugar con él y menos llevarlo con ellos.

Todavía iba rumiando en sus pensamientos como cruzarle la cara al caballo, para que la próxima, se matase el solo, sin duda ella no lo seguiría, esta vez había sido primera y última, a partir de ahora estaba solo, si quería morir él mismo, como lamentaba que no hubiese muerto de dolor cuando el tieflin le quito la cola.

Leo caminaba el último, estaba muy cansado, su primer combate había acabado abruptamente con un sólo golpe por la espada. Ahora tenía los sentidos más agudizados, cada sonido a su espalda hacía que se girara alertado. Tenía que tranquilizarse así que respiró hondo y se llevó un trozo de raiz a la boca para masticarlo.

En la noche había salido a buscar algo de comida, en soledad, sin centauros locos, se movía con tranquilidad entre los caimanes, consiguió un par de huevos, un poco de raiz y cazó pequeño reptil. Este último, en secreto, se lo dió al dregón recién nacido, pues necesitaba la carne más que él, el se comió los huevos.

Ahora parecía que habían llegado a un tenebrosa construcción en medio de una laguna. No estaba muy contento. El agua y él no se llevaban bien. Ahora había que buscar un método para llegar hasta allí sin tener que dejar todo su equipo en la orilla.

Caminaba junto a los demás, próximo a Vakaipa, aun meditando que hacer respecto al dragón que yacía con el... la naturaleza de esas criaturas era maligna, sin importar quien les criara, estos serian lo que son, unas bestias oscuras. El Centauro solo pensaba en dar un tajo a esta criatura ahora que era fácil, pero no realizaría ninguna acción contra esta sin antes convencer a quien la sostenía.

El otro motivo de estar próximo al mosquita muerto este, es el hecho de que poseía su cola y algo no le andaba bien con este hecho, por que conservarla y menos si parecería un trofeo. En el rostro del Ilvor quedo visible una expresión amarga cuando miro de reojo su parte posterior, que pensar que aún creía por reflejo, poseer su cola.

La lluvia era incesante, densa y terriblemente molesta. Con lo que le gustaba a él estar seco y confortable... En fin, al menos habían podido descansar y recuperar las fuerzas, lo cual ya era importante teniendo en cuenta la paliza que les habían dado el día anterior. Claro, que igual combatir semiorcos era mejor que estar caminando por un pantano bajo una cortina de lluvia densa como una montaña de sebo de jabalí.

Precisamente debido a la climatología, el terreno era bastante dificil de transitar. Para un acróbata como él, acostumbrado a emplear cada músculo de su cuerpo en hacer complicadas posturas para entretener al respetable, moverse por ese terreno era complicado pero no imposible. Sus compañeros por otro lado parecían estar teniendo dificultades para transitar con normalidad. Más de una vez sus manos acudieron rápidas a ayudar a Ashara en cuanto ésta tropezaba peligrosamente o amenazaba con caerse al barro. Que no era que el resto no le importara nada... Pero no le importaban lo bastante como para ayudarles a salir del barro.

Y luego estaba esa especie de mini-dragón que se había enganchado a Vakaipa como si fuera su mami roja y cornuda. El qué iban a hacer con eso era una cuestión más que interesante, especialmente si teníamos en cuenta el problema que planteaba su compañera drow. ¿Y si se encontraban con la madre, qué? Porque seguro que no estaría encantada de ver cómo su bebé, seguramente secuestrado por aquella panda de semiorcos, estaba en manos de un grupo de criaturas inferiores a ella. En opinión del bufón, había que deshacerse de esa cosita de manera no letal. Porque si le mataban y la madre les pillaba, sería aún peor.

 -Yo te diría que no te encariñaras demasiado con el dragoncito. Ninguno de nosotros, de hecho. Lo más recomendable sería deshacernos de él antes de que la madre nos encuentre y nos convierta en un almuerzo rápido por presuntos secuestradores.

Claro, que un pantano lluvioso no era la mejor zona para discutir todo aquello. Afortunadamente en la lejanía había una construcción con lo que parecía ser un techo. No estaba entero, pero algo de protección ya les ofrecería. Giacomo señaló hacia la construcción diciendo.

 -¿Soy el único que está viendo eso? Porque a mí me parece un refugio estupendo para descansar un poco de esta lluvia infernal.

Giacomo impide que Ashara caiga al suelo, pero sus piernas son más rápidas y junto a Ilvor y Maechen llegan a la isla. Veis unos frescos grabados y pintados a ambos lados de la entrada. Los frescos están divididos en cuatro paneles de 10 pies cuadrados que muestran las estaciones. El sol es protagonista en cada escena.

El fresco del invierno (está más lejos hacia la izquierda de la puerta) muestra al sol brillando sobre unas montañas nevadas habitadas por enanos.

El fresco de la primavera (a la izquierda de la puerta) muestra al sol brillando a través de las hojas de los árboles, iluminando unas flores alrededor de las cuales baila un grupo de elfos

El fresco del verano (a la derecha de la puerta) muestra a unos humanos pescando en un barco, dejándose acariciar por los rayos del sol.

El fresco del otoño (está más lejos hacia la derecha de la puerta) muestra al sol poniéndose detrás de un campo de trigo mientras unos medianos que marchan hacia sus hogares-madriguera en las colinas llevan grandes cornucopias por encima de sus cabezas.

Las puertas del templo son de madera

Giacomo impide que Ashara caiga al suelo, pero sus piernas son más rápidas y junto a Ilvor y Maechen llegan a la isla. Vakaipa siente que algo roza sus piernas, por un momento piensa en que ha sido uno de sus compañeros, pues parecen que más de uno tiene problemas para andar por aquel lugar, pero de repente un lagarto gigante salta desde el agua mordiendo al dragoncito que tiene en su brazo. Justo a la misma vez que Leo se queja de dolor, Vakazara suelta un grito, ella también lo ha sentido

Observó los frescos que se veian en las puertas, pero no dio la importancia debida a estos, producto de que pudo percibir a algo moviendose en las proximidades... No tuvo que hacer mucho esfuerzo para percatarse de los grandes reptiles a su alrededor.

En uno de los nuestros, dice lo siguiente: Además, muchos animales ya te consideran un animal salvaje más, por lo que los que no sean especialmente violentos tenderán a ignorarte en la mayoría de casos, siempre que no te vean como la única comida disponible.

- ¡Cuidado! ¡Están bajo el agua! -avisó de lo obvio sin pensar, reaccionando como podía a aquella desagradable sorpresa antes de conjurar mientras medio tropezaba en aquel lodazal- Mastícate estos rayos de mi mano y no a la mujer de la que soy hermano.

Por mucho chisporroteo que hubiese sobre el agua no parecía que nada de lo que había debajo hubiera sido afectado, además la cría de dragón parecía también haber recibido una fea dentellada.

- Si no quieres que nos coman tendrás que atacar tú también, vamos- le animó mientras le apuntaba con los cuernos a donde creía haber visto al horrendamente grande lagarto.

El bárbaro observo el aprieto en que estaban sus compañeros y reaccionó rápidamente, tomando una jabalina y lanzando esta con fuerza a uno de los lagartos, esperando acertarle y así desviar un poco su atención.

-Ire a por ellos, ¿alguien se sube?- dijo insinuando, subirse en su lomo, para que este pudiera moverse en el pantano sin problemas y quien sabe si subirse arriba a uno de estos.

Gracias a los fuertes brazos de Giacomo consiguió mantener el equilibrio en aquel asqueroso pantano y por suerte no quedarse hecha un asco cayendo. No se dio cuenta de que los atacaban, concentrada como estaba en el terreno hasta que escucho a Vakaipa avisar que lo que los atacaba estaba bajo el agua.

-Aquí estamos en desventaja ¡¡corramos a tierra firme!!- grito a sus compañeros, buscando donde estaba la mejor posición para usar su arco.

A pesar del cuidado que había puesto para no adelantar demasiado a sus compañeros, GioGio había acabado junto con Maechen e Ilvor en aquella isleta, examinando el edificio en ruinas que allí se encontraba. Frescos. Lo más destacable era que había frescos representando las estaciones en aquella construcción. ¿Sería aquello una especie de templo de la cosecha o similar? La verdad era que al bufón le habría encantado comentar el hallazgo con sus compañeros, pero desgraciadamente unos hombres lagarto salieron de las aguas cenagosas para atacarles.

 -Mierda...

Giacomo cogió su lanza y se abalanzó sobre el primero de los hombres lagarto. Laceró su cuerpo con un rápido golpe con su lanza y después le propinó una patada en las costilla. No había sido una patada tan potente como a él le habría gustado, pero al menos había sentido el escamoso cuerpo del lagarto bajo su pie. Y aunque no le hacía gracia volver a pelearse en semejante terreno, al menos en esa ocasión tenían una ventaja más palpable que en el combate del día anterior. Ojalá no se equivocara.

Vakaipa usa un hechizo para proteger a su hermana, pero se desestabiliza por culpa del terreno y no consigue lanzarlo, pide ayuda al pequeño dragón que suelta un pequeño gruñido hacia los lagartos gigantes, un gruñido que es mitad siseo.

Giacomo va con lanza en mano a ayudar a los demás, se enfrenta al que tiene justo delante, la lanza no consigue darte, pero su patada le dio de lleno hiriendo al lagarto.

Ilvor lanza una jabalina que sale desviada y no impacta en el lagarto, ante su petición de que alguien suba, Maechen al ver que Giacomo va andando se sube a lomos del centauro para así facilitarle la lucha.

Vakazara consigue quitarse de en medio justo en el momento en que uno de los lagartos iba a morderle de nuevo, no pudo hacer lo mismo el pequeño dragón que volvió a ser mordido y gruño y gimoteó por el dolor, exhaló aire y de su interior salió una línea de ácido que desintegró al lagarto gigante, por primera vez desde que salió de su huevo, el dragón deja a Vakaipa para comenzar a comerse al lagarto.

Maechen desde lomos de Ilvor deja caer su espada sobre la cabeza de uno de los lagartos gigantes y acaba con él de un solo tajo separando la cabeza del cuerpo, veis como la cola se mueve por unos instantes antes de quedarse quieta.

Tal y como había comenzado el combate, éste acabó sin bajas y con solo dos heridos

El centauro miró con aprobación el desempeño de todos y principalmente Maechen. Sin mucho decir, pasa a buscar su javalina que yacía proxima al cuerpo de una de esas cosas.

Agarra a giacomo y le carga, para devolverle a la tierra plana, sin muchos problemas.

Tras estar todos frente a los frescos dice -No destaco por ser excelente en estas cosas... pero creo que estos frescos deben inducir a algo de historia de estas edificaciones- el hecho de que los tres frescos tuvieran distintas razas, puede significar que esto seria un centro de unión para las misas.