Partida Rol por web

Gueldar parece impaciente por la falta de presencia del elfo Mushu, así que baja del lomo de su caballo y suelta las riendas de Llamaradas mientras otea el horizonte y los altibajos de las llanuras.

- Si lo que dices es cierto - dice el semielfo dirigiéndose a la elfa Ireth - tal vez nuestro amigo esté en problemas. Dividámonos y echemos un vistazo en los alrededores, eh ?

Gueldar ya trataba con el resto del grupo de compañeros y en su rostro se dibujaba una mueca de preocupación por el elfo.

Mmmmm, la ausencia de Mushu me parece muy extraña, ¿qué habrá pasado?, comienzo a mirar a mi alrededor (como íbamos en el mismo caballo entiendo hemos bajado del mismo juntos y ha desaparecido después), intento localizar a Mushu con la mirada ocualquier amenaza en los alrededores.

- Compañeros, debemos buscar a Mushu, ¿quien fue el último en verle?, descabalgó del caballo conmigo, ha debido desaparecer después, pero
¿cuando?.

- Creí haberle escuchado mencionar que iba a buscar agua para los caballos. -

Gueldar toma la iniciativa y expone dividirse en dos grupos para ir por ambos lados de la menguada carretera.

- No debe andar muy lejos. Voiran y yo iremos por el oeste, Ireth y Dardh por el este, el dracónido puede quedarse cuidando de las monturas - enseguida el semielfo se acerca a la terca mula, acariciándole las orejas mientras la mira sonriente, como recordándole que no se olvidaba de ella - y de Llamaradas.

-Está bien, tened mucho cuidado- la elfa asintió a la proposición de Gueldar, cogiendo el arco que pendía de su espalda para tenerlo más a mano ya que la tardanza de su compañero no parecía presagiar nada bueno.
Esperó a que el mago desmontara reprimiendo la tentación de hacer algún comentario burlón acerca de su estilo y trato con los animales. Aunque bien mirado con las personas no era mucho mejor.

Una vez lo tuvo al lado se limitó a girarse en redondo para empezar a andar con decisión y rapdiez, ya que después de todo ése era su terreno y podía moverse cómo pez en el agua por muchas rocas, plantas o troncos que hubiera en el suelo. Sus pies esquivavan esas pequeñas incomodidades de forma natural e instintiva, amoldándose al mejor lugar cómo si de un camino totalmente llano se tratara.

-No debería haber ido solo...- comenta mientras presta atención a su oído para intentar distinguir el curso de algún río o manantial. O tal vez algo peor, gritos y ruidos de batalla.

Te encuentras rodeado por los goblins que te acechan con mirada y sonrisa maliciosa, con las espadas cortas alzadas y tanteando el terreno para seguir atacando. Ambos padecen heridas por varias partes del cuerpo al igual que tú, aunque ello no te impide defenderte hasta el final.

Al fondo, por una zona elevada de las llanuras, consigues ver un par de sombras que instantes más tarde se convierten en el medio cuerpo del semielfo y la cabeza del enano Voiran. Parecen otear la zona de alrededor, así que sospechas que te andan buscando.

Exalas un alarido grotesco y Gueldar vuelve su mirada hacia tí, descubriendo tu actual situación con los goblins. Ambos se dirigen hacia ti.

Gueldar y tú os alejáis un tramo de la carretera al este y oteáis la zona durante unos cinco minutos. De repente Gueldar te agarra por un brazo y alzas la mirada hacia él. El semielfo alza su brazo y te señala un lugar tras una pequeña llanura.
Ahí se encuentra Mushu maltrecho y con heridas profundas a las orillas de un pequeño lago rodeado de varias criaturas tan pequeñas como monstruosas y de color verde. Tan pequeñas que son hasta más bajas que tú, aunque parecen más ágiles. Desde exhala un grito para atraer vuestra atención.

- Goblins, la elfa tenía razón. - comenta Gueldar sonriente. - Vamos, hay que ayudarle !!

Ambos salís corriendo en ayuda del descuidado elfo...

La maldita elfa se movía con soltura entre tanto hierbajo y pedrusco suelto, con el mago siguiéndola esforzándose por no perder su ritmo, tendría que acostumbrarse a estos nuevos terrenos. Resopló entredientes mirando alrededor en los pocos momentos que se detenían.

Claro que no debería haber ido sólo, pero es un...

Hizo un esfuerzo por morderse la lengua y omitir lo que pensaba del elfo.

Prrrrrr..en fin , démonos prisa.

Nekrach se había mantenido en un profundo silencio desde que partieran del humilde pueblo de pescadores. El dracónido no era muy dado a los ataques de introspección, pero ese día sus ojos miraban sin ver, contemplando el pasado, recordando todas aquellas cosas que había dejado atrás al tomar la Senda de la Profecía y la búsqueda de la excelencia y la plenitud. Muchas noches había mirado las estrellas, tratando de desvelar sus secretos, de tener una señal que le indicara que todo esto no era una estupidez.

Ahora el destino le había devuelto la mirada. Sobrevivir a un naufragio y encontrar después al bardo eran señales que no podían obviar. ¿Pero qué hacer ahora con ellas?

Cuando volvió en si, le estaban tendiendo las riendas de los animales.

Está bien -dijo sin refunfuñar-, traedlo de vuelta y de una pieza. Si tenéis cualquier problema, o si su rastro se aleja demasiado, volved aquí y lo trataremos de solucionarlo todos juntos.

Han pasado más de veinte minutos desde que Mushu se fuera y decidiérais salir a buscarlo por los alrededores. La elfa exploradora avisó del rastro de posibles criaturas en la zona y el elfo podría haberse descuidado al salir solo.
El mago e Ireth salieron hacia el oeste y tras buscar unos largos minutos volvieron con Nekrach, que se quedó aguardando con los caballos y la mula el posible regreso de Mushu, aunque no fue así.
Gueldar y el enano Voiran Oakenshield marcharon al este encontrando el rastro de Mushu y, siguiéndolo, vieron como era atacado por varios bichejos verdes, pequeños y malos, goblins.
Tras una encarnizada lucha donde Mushu es acuchiullado en varias ocasiones, el grupo vuelve con los demás demandando algo para curar al elfo, que se encontraba muy malherido.

- Creo que deberíamos partir cuanto antes, esos goblins podrían volver con una manada mayor. - comenta Gueldar, al cual véis tomando del brazo al elfo Mushu, ayudándolo a moverse.

Nekrach, por lo habitual paciente, ya estaba empezando a impacientarse. Respira tranquilo un instante, pero vuelve a ponerse nervioso cuando ve venir a Mushu tan herido.

¡La Muerte Negra te lleve, semielfo! -gruñe Nekrach aludiendo a una antigua leyendra dracónida sobre un gigantesco dragón negro-. Si la espesura no es tu fuerte no te alejes tanto. Deja esas cuestiones a Ireth que está mucho mejor entrenada en eso que tú.

El gigantesco dracónido suspira y se acerca a la pareja tambaleante a grandes zancadas.

A ver, ayudadme a tenderlo en el suelo y hacer sitio para que pueda echar un vistazo a sus heridas.

Nekrach había recibido entrenamiento formal en la sanación y reconoció que las heridas eran graves. Un par de ellas más y Mushu podría haber quedado, cuanto menos, incosciente. Pero ante todo era un Señor de la Guerra y sabía como hablar a un soldado.

No es nada -lo tranquiliza Nekrach mientras hace lo mejor que puede para curarlo-, es sólo un rasguño. ¿Ves? Ninguna herida ha alcanzado ningún órgano vital. Podrás recuperarte muy rápido. Y andar sin ayuda en cuanto acabe contigo. Oh, esto te va a doler.

Antes de que el semielfo pudiera asimilar sus últimas palabras, el dracónido extrae de un tirón una esquirla ¿metálica?

Voiran vuelve preocupado junto a su compañero Mushu, el pobre está medio muerto. Voiran espera pacientemente a que terminen de asistir a Mushu sin moverse de su lado.

- Debemos tener cuidado con esos pequeños diablillos, solo 3 de ellos nos han puesto en apuros

Ireth volvió junto a Dardh hasta la compañía del dracónido, algo desanimada a la vez que preocupada por no haber dado con el rastro de Mushu... pero estaba convencida de que al oeste no se había dirigido así que sin ninguna duda la otra pareja debería haber dado con él.
Al cabo de unos minutos que se antojan realmente largos, los tres aparecen en el claro, unos más enteros que otros.

-¡Por Avandra!, ¿qué ha pasado?- pregunta mientras se acerca alarmada, contemplando las feas heridas del elfo dispuesta a intentar algo para ayudarle, pero enseguida el corpulento Nekrach toma la inicitiava y probablemente se le dé mejor que a ella, así que se limita a fruncir un poco el ceño y escuchar las indicaciones de Voiran.
-Espero que esto sirva de lección para que no vayáis por ahí solos...- al decir esto mira de reojo al humano, el más propenso a estos actos impulsivos que de momento no van a poder permitirse.

-Nos marcharemos en cuánto Mushu sane un poco, mientrastanto posicionaros a su alrededor y estad atentos- la elfa no duda ni un instante, prepara su arco y una flecha en él, mirando alrededor con fijeza y atención ante cualquier posible movimiento o ruido mientras el dracónido se encarga de la cura.

Espera cruzado de brazos junto a la mula , la elfa y el dracónido. Cuando aparecen sus compañeros heridos ayuda a Nekrach a tender el cuerpo del elfo herido para después levantarse y observarlo desde lo alto con una pizca de superioridad. Frunce el ceño al oir el comentario de la abrazarboles ¿por qué le comparaba con el elfo?

A mí no me mires. Yo no me adentré alegremente en territorios hostiles..

Toma posición a un lado haciendo caso a Ireth y deja que el dracónido haga su trabajo, prestando atención al enano.

¿Tú estas bien Voiran? Asique estos trasgos muerden... je.. será divertido... o mortal.

-Ay!- digo dolorido por los cortes y tajos. -...Esos jodidos goblins de mierd....ay. Si, alegremente,si no hubieran sido tres...- enarco una ceja. Pero reconozco que el mago tiene razón. Me he descuidado, y eso no me puede volver a pasar. Pienso poniendo semi muecas de dolor al curarme Nekrach.

Observo las conversaciones y acciones de mis compañeros, la verdad es que se trata de un grupo solidario.

es curioso que Gueldar no tenga ni un rasguño, ¿será un gran guerrero?, ¿será suerte?, o mmmmmmmm Voiran no puede evitar desconfiar del semielfo por un rato.

- Si todo bien amigo Darth, solamente un pequeño rasguño de esos abrecartas que usan esos mocos verdes

Estás listo -murmuró Nekrach al tiempo que se incorporaba-, descansa un rato, come algo y seguro que te encontrarás mejor. Voiran, ¿cómo estás tú? ¿Necesitas que eche un vistazo a tus heridas?

- Estoy bien, es solamente una herida en el brazo que pronto sanará Enseño mi brazo herido a mis compañeros para que vean que no es gran cosa.

Voiran intenta curarse (esfuerzo de curación).

Desconfiados y alertas, tratáis de comer algo mientras el elfo y el enano utilizan ciertas hierbas sobre sus profundas heridas. Sin demorar mucho, recogéis y montáis para reanudar el viaje. Es mediodía y Gueldar avisa de que aún queda un trecho largo hasta el árbol de la muerte.
- Solo espero que no encontremos goblins por el camino del norte. - acierta a decir el semielfo, visiblemente preocupado.

Pasan varias horas y el cansancio se acumula en vuestros cuerpos y mentes, con cada vez menos ganas de mantener cualquier conversación, incluso Gueldar lleva bastante tiempo en silencio, deseoso de llegar al lugar. Ya de noche y con la oscuridad como única compañia, os cruzáis con una patrulla de unos ocho caballeros que avanzan con algunas antorchas. Se trata de hombres imponentes y se detienen junto a vosotros. Gueldar avanza para tratar con ellos y parece que sabe tratar bien con ellos. Al parecer se dirigen hacia la ciudad de Trid, situada al sur de Tortuga, y vienen del Fuerte Haldor, situado al nordeste de las Tierras Salvajes. Los caballeros no os prestan demasiada atención y tras un cruce de palabras con el semielfo os recomiendan tener cuidado y no apartaros del camino. Tras ello continuan con su marcha y vosotros con la vuestra, en sentido contrario.

Apenas dos horas más tarde, y tras una curva pronunciada sobre una ligera colina, observáis un gran árbol seco del que sus ramas cuelgan los cadáveres de varios ahorcados. Alrededor de éste hay más cadáveres empalados en enormes picas clavadas en el suelo. La mayoría de los cadáveres son de seres pequeños que identificáis como goblins, aunque también observáis alguno más grande el cual no parecéis reconocer.

- Por fin, hemos llegado. - dice Gueldar notablemente más animado - Descansaremos esta noche aquí y partiremos con la luz del alba.

Gueldar os conduce a unos metros del siniestro árbol y comienza a montar un improvisado asentamiento.

Mmmm, menudo sitio para descansar, junto a un montón de cadáveres, que le vamos a hacer, habrá que estar con los ojos bien abiertos

- Compañeros, creo que debemos hacer turnos de guardia, posiblemente lo mejor sea hacerlos 3 turnos por parejas

La verdad es que no me gusta la idea de dejar a Gueldar haciendo la guardia solo.