Partida Rol por web

Vuelves a tocar la lámina dorada, aparentemente en calma, y de nuevo, un pequeño rayo disruptor vuelve a emerger de él para impactar violentamente contra el pecho, empujándote unos metros atrás y expulsando una pequeña humareda de la tela de tus ropajes ahora chamuscados en la zona del impacto.

De nuevo, las palabras se muestran claras y desaparecen tan rápido como aparecen...

Al menos sus idioteces pueden servirme..

Ya situado junto a Mushu entrecierra los ojos para vislumbrar la palabra que fugazmente se mostraba.

-Ahhhhhhh.....- Muevo la cabeza y me masajeo el pecho. -A ver, esto tiene una inscripción que reza:

"Mi vida, mi amor, mi perdición.
Posee ese carácter voluble que tanto he amado.
Si la dominas, se convierte en tu hogar.
Si te vence, será tu tumba."

Definitivamente, no se refiere a dominar este cacho de oro...- Comento con expresion estupida, y miro a Dardh, señalandole, para que no suelte ninguna gilipollez...

Miro a Ireth con verguenza

- Lo siento, pensaba que era la mejor forma de detenerte sin hacerte daño, siento si la sutileza enana no es siempre adecuada para otras razas

Miro al suelo mientras espero que lo entienda

Después observo como las descargas alcanzan a Mushu con cierta impotencia y después me acerco

- Todos atentos

Cubro mi pecho con mi escudo mientras toco la "escritura" con mi hacha levemente

Voiran, cuando tocas la lámina incrustada en la pared de la cueva, otro rayo disruptor sale despedido de él para impactar contra ti.
El impacto resulta violento y te empuja bruscamente saliendo despedido unos metros atrás.

También Dardh, que se fijaba en la lámina en cuestión, consigue ver junto al enano el leve destello de unas palabras inscritas sobre ella, las cuales rezaban lo que el efo ya descubrió y recitó con cierto sarcasmo.

"Mi vida, mi amor, mi perdición.
Posee ese carácter voluble que tanto he amado.
Si la dominas, se convierte en tu hogar.
Si te vence, será tu tumba."

-Está bien, no te preocupes...- dedicó una sonrisa al enano para quitarle algo de hierro al asunto, momento en el que Mushu salió disparado por primera vez.
La elfa se encogió un poco y observó en silencio la escena, algo aturdida. No comprendía muy bien lo que acababa de pasar... pero el pícaro decidió, por algún motivo desconocido, volver a intentarlo, y ésta vez sí pudo observar todo lo acontecido.

-Mira que sois cabezotas- murmuró negando con la cabeza para después acercarse a Mushu y comprobar que siguiera de una pieza. Al parecer sólo se había chamuscado un poco el pelo y desprendía olor a pollo asado, pero nada demasiado grave.
Le sacudió un poco la ropa con expresión de reproche por haberlo intentado dos veces y escuchó lo que había conseguido sonsacar de utilidad con esa temeridad.

-¿Se refiere a la amante de Darelguer? Supongo que será la mujer que hay pintada en el cuadro...- Ireth se quedó unos segundos pensativa, con la punta de los dedos sobre su barbilla, entonces el chispazo provocado por Voiran volvió a sacarla de su concentración con un sobresalto.
-¡Dejad de hacer eso!- espetó volviendo a la posición del enano para incorporarle -Ya sabemos lo poco que tenía que mostrar esa placa, así que dejad de tocarla- sentenció con un tono entre enfadado y maternal.

Nekrach se queda momentaneamente paralizado al ver a la hermosa elfa poseída por el espíritu surgido del retrato. Afortunadamente Mushu y Voiran actúan rápidamente, consiguiendo inmobilizarla antes de que vuelva a atacar a nadie del grupo. Cuando el dracónido se dispone a ayudarles, ve como el extraño ente libera a su compañera.

Cita :
 

Ante ese comentario, Nekrach no puede evitar mirar avergonzado su puño cerrado con el que estaba dispuesto a dejar inconsciente a la elfa de haber sido necesario...

Sí...estoooo...bueno, ya me conoceis, Lady Ireth...yo ante todo soy un caballero... - intenta disimular, carraspeando ligeramente.

El incorregible Mushu y su ilimitada curiosidad rompen la tensión del momento al encontrar la placa de oro y descubrir los resultados de tocarla.

Hummmm...otro acertijo, como en la puerta de las estatuas... - murmura Nekrach, rascándose la barbilla - No son mi especialidad, pero la respuesta tiene que ver directamente con el pirata Darelguer...Pero no creo que se refiera a su amante, Lady Ireth ¿Qué mujer dejaría que se refirieran de ella como "su perdición"?

Ireth se cruza de brazos y devuelve una sonrisa burlona y cómplice al dracónido ante su último comentario. ¿Habría estado con muchas muejeres...? La verdad es que lo dudaba un poco, nunca había visto a una mujer de su raza... aunque tampoco cree que pudiera difeenciarlas de los machos.

-Supongo que ninguna, pero no creo que ésto esté escrito con el permiso de esa supuesta... "dama"- recalcó el sarcasmo de la última palabra, pues con ese verso dudaba bastante que pudiera usarse ese apelativo para definirla -¿No habéis oído las historias de brujas y sirenas manipuladoras? Son hermosas y muy astutas, seducen a los hombres y después se aprovechan de ellos así que... podria ser algo de eso- al final se encoge de hombros, pues quizá dé igual, pero empieza a pensar que podría ser esa bruja la que encerró a Darelguer aquí, la que le acompañaba...

-Sigamos... ya descubriremos si fue ella la que montó todo esto- empieza a caminar sin más demora, si se quedan parados alguien más intentará tocar el pergamino de oro.

Me acerco a la lamina de Oro mirando al resto con gesto de: -Tranquilos, no la voy a tocar de nuevo....- y digo en alto y con palabras claras, vocalizando cada palabra...

-Aileen Lunadeplata.-

Es el nombre de la amada de Darelguer, a lo mejor hasta funciona....

Hmmm no creo que se refiera a eso...

Mira a Mushu escéptico mientras se frota el mentón.

La vida de un pirata es.. La mar -pronuncia con claridad y algo más alto observando si llega a ocurrir algo.

Cuando Mushu dice en voz alta la nombre de la bruja esposa de Darelguer, el silencio invade la estancia por un momento, no sucediendo absolutamente nada. Con una mirada cómplice entre el elfo y el mago Dardh, éste último se acerca a la lámina y, tocándola para la sorpresa del resto, que ya se esperaba lo peor, pronuncia unas palabras que provocan el ligero temblor por entre las paredes de la cueva. De pronto, con un movimiento brusco, la zona de la pared en la que se encuentra la lámina comienza a moverse enterrándose bajo el suelo y dejando paso a una oscura galería excavada en la roca.

Descendéis por la oscura galería a través de un serpenteante camino durante unos 300 metros aproximadamente. La única iluminación disponible proviene de los hacheros disponibles alternativamente en las paredes aunque la mayoría aparecen muy deteriodadas.
Al llegar al final del túnel, accedéis a una enorme cueva cuyo techo se distancia unas cuantas decenas de metros del suelo. La caverna está extrañamente iluminada por un musgo luminoso que crece en la roca de las paredes y de las numerosas estalagtitas que cuelgan del lejano techo.
En el centro de la caverna véis un pequeño islote en el que se pueden ver un par de tronos con dos esqueletos sentados y rodeados de numerosos cofres llenos de relucientes tesoros.
Al islote se accede a través de un puente colgante de madera dividido en tres secciones, con cuatro pivotes de madera que surgen del agua y sostienen la sección central. Estos pivotes que sirven también como soporte de la barandilla de cuerda sobre el puente, están macabramente decorados con una calavera humana en su punta. La longitud total del puente será de unos 50 metros. Por cierto, en el centro del mismo véis como una sombra, una especie de armadura quieta y oxidada.

La zona en la que estáis en la entrada es como una pequeña playa que llega hasta el agua y el extremo del puente. Véis movimiento en la orilla de la misma, al fijaros distinguís unos moluscos enormes que de momento no parecen percatarse de vuestra entrada.

Me quedo sorprendido ante la solución del enigma, y me maravilla el descenso por el pasadizo, me recuerda a mis tiempos de juventud cuando tenía tiempo de recorrer kilómetros y kilómetros de túneles y maravillosas salas subterráneas. Por desgracia ese tiempo está ya muy lejano y ahora debo trabajar y luchar para recuperar algunas cosas importantes.

Al llegar a la zona de los tronos me quedo impresionado y atemorizado por el puente, y especialmente por esas figuras y la armadura, nada bueno puede ser. En este recorrido pueden acecharnos cientos de peligros.

Miro a mis compañeros

- Creo que debemos realizar algunos esfuerzos curativos para intentar recuperarnos del todo, creo que este trance será definitivo para nuestra misión

Miro a Darth

- Amigo Darth, ¿sería posible que con tus grandes conocimientos de lo desconocido nos facilitaras el trabajo y descubrieras el camino adecuado?. He oído hablar de magos que mueven objetos a distancia, ¿podrías mover la armadura hasta el trono?, de otros que crean ilusiones, ¿podrías crear una que avanzara hasta dicha posición?. De esa forma parte de los peligros del camino se presentarían a nuestros ojos.

Ireth se encoge de hombros cuando su idea resulta no ser la acertada. La verdad es que no se le habóa ocurrido que eso fuera un enigma real que resolver pero está claro que a dardh sí, por algo es el arcano del grupo.
Le mira con curiosidad cuando pronuncia la palabra "mar", la verdad es que parece tener sentido... y la placa lo confirma retirándose para dejarles paso, momento en el que la elfa sonríe triunfalmente.

-¡Bien hecho!- le da unas palmaditas amistosas en la espalda al mago y prosigue con el camino, cada vez adentrándose más en esa interminable gruta. Esa idea no le hace demasiada gracia pero se lo calla y se limita a resignarse hasta llegar al gran lago subterráneo. Quizá ésta sí que sea la prueba final...

-¿Alguien sabe qué tipo de planta es esa...?- pregunta mientras ella misma la observa con fijeza, aunque lo cierto es que no es demasiado experta en ese tipo de flora... si estuvieran en campo abierto sería totalmente distinto.
-Yo me siento bastante en forma, pero puedo intentar echarte una mano si quieres- propone al enano poniéndose en cuclillas para analizar más de cerca sus posibles heridas. Es posible que se resista pero entonces no debería haberse quejado al respecto...

-¿Estás diciendo que esa armadura está viva?- pregunta tras las últimas palabras de Voiran sin acabar de comprender lo que pretende.

Miro con aprobación a Dardh. -Esa era mi segunda opción.- comento mientras doy un codazo simpatico al mago. Luego llegamos a la estancia, y me quedo un poco pensativo, observando el lugar, y el musgo.