Partida Rol por web

Sancho, Guillermo, Cacabel (muy a su pesar) y el Viejo Bill entran, mientras los demás aún dudan.

En la sala adyacente hay aproximadamenet una docena de individuos con aspecto de pirata, pero hay uno que destaca entre todos por su porte y mirada fiera. Sin duda, ése es Figueroa.

-Bienvenidos al Scum Bar, caballeros, soy el Capitán Figueroa y ésta es mi tripulación... bueno, parte de ella-en ese momento repara en la presencia de Cacabel-Vaya, vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí? si es mi timonel que viene a visitarme después de tanto tiempo. ¿Has venido a retornar a mi servicio?

Cascabel palidece visiblemente y apenas acierta a abrir y cerrar su boca incesantemente.

Entro detrás de los demás mientras voy mirando a Adolfo.¡Vaya un timonel más cobarde que hemos reclutado!

Adelante, estoy deseando darle un abrazo - Dice mientras guiña un ojo a Danielle.

Andrés y Danielle entran justo para ver como un individuo maduro, seguramente Figueroa, se dirige a Cascabel, que parece paralizado por el terror.

El Capitán sonríe.

-¿Le habéis cortado la lengua a ese malandrín? ¡Tal vez debería haberlo hecho yo mismo!

Es probable que asi debiera ser, más no es necesario. De hecho estamos aqui por inicaitiva del propio Cascabel. Verá, Capitan. Necesitamos sus dotes de timonel en nuestro barco, pero él, por respeto a una promesa que le hizo, dice que no puede formar parte de la tripulación. me acerco a Figueroa y le susurro. Os tiene un miedo atroz Capitan.

Me recuesto contra la pared...Y sin embargo es nuestro hombre, le necesitamos imperiosamente... así que aquí estamos, pendientes una vez más de los designios del señor, o incluso quiza de la fortuna. Esperando saber vuesa opinión en el asunto.

-Jajajaja... así que quieres volver a la mar, ¿Eh, zorro astuto? No os fiéis de él, traicionaría a cualquiera... puede que incluso a su Dios.

Figueroa toma un trago de su jarra.

-El caso es que Cascabel me es necesario para recoger ciertas cosas de mi propiedad. Estaría dispuesto a liberarle de su maldición, siempre y cuando él me acompañe primero a resolver nuestro asunto. Y, obviamente, vosotros me ayudéis a resolver otro asunto... ¿Creéis en el vudú?.

Nuevamente toma un trago, sonríe a sus camaradas y continúa con su discurso.

-El vudú otorga poder sobre las personas, y las maldiciones de los verdaderos maestros pueden condenar a una persona para toda la eternidad-Figueroa mira a Cascabel en este punto-Conseguidme los ingredientes necesarios para practicar vudú sobre cierta persona, que Cascabel me ayude y será todo vuestro, para bien o para mal. ¿Eh?

No osaría dudar de vuestra palabra, capitán. Mas, ¿podría uno de nosotros acompañaros junto a Cascabel?

Me acerco con aire confidencial.
Ya sabéis, Cascabel no es de mucho fiar. Podría intentar escapar.

Claro que si, una cosa es que Cascabel le ayude y otra que lo haga solo, ¿eh Capitan?, al fin y al cabo no querriamos perderle tras tantas molestias.

Y al fin y al cabo lo del budu es algo en lo que nunca he creido

El capitán lo piensa.

-Hmmm la tarea que habréis de realizar precisará de todas vuestras manos, imagino. Hay que cavar, negociar, barruntar... llevará varios días, y el viaje que yo debo realizar me consumirá al menos tres. Me parece justo, ¿Cual de vosotros es el capitán de vuestra nave? que escoja un hombre entre los de vuestra tripulación que no se amedrante ante las fuertes corrientes y yo lo trataré con el mismo cariño que a nuestro querido Adolfo

Dicho esto, Figueroa sonríe visiblemente y da un último trago a su jarra, vaciándola por completo.

Los tratos con piratas nunca dan buena finalidad... Maldita sea yo mismo lo soy y se que no me puedo fiar de mi mismo... Y ahora vudú, ese arte negros no me da buena espina... Todo esto huele muy mal...

Así se hará entonces, hablaremos con nuestro magnánimo Capitán y se designará uno de nuestros tripulantes...

Me adelanto para hablar desde atrás,donde aguardaba en silencio.

-Capitán Figueroa,es un placer para mi conocerle.Aunque esto nos retrasará,es lo justo,favor por favor.Yo me ofrezco para acompañarles a usted y a Adolfo,si ninguno de mis camaradas tiene inconveniente.Aun asi nuestro capitán no está aqui sino en su barco,hemos venido en un bote,y tenemos que informarle del tiempo que estaremos fuera.-
Despues mantengo silencio esperando respuesta,deseando que acepte mi compañía.

-No estaría bien que decidiérais por vuestro capitán, si como decís no está presente...y menos si mandáis a un muchachete afeminado. ¡A ver si luego se cae por la borda y se me atribuye su muerte! ¡Ya me cuesta recordar a cuantos he matado con mi espada, como para recordar los que no!

Cierto cierto... dejad que vayamos a comentar las nuevas con nuestro capitan.

-Id y consultad cuanto necesitéis, yo haré los preparativos para mi viaje.

-Consultaremos y acataremos la decisión de nuestro capitán,como siempre.-Me despido de Figueroa con un gesto con la cabeza y el semblante serio.
Añado una última frase de camino a la puerta, que termino justo antes de abandonar la habitación,sin darle tiempo a respuesta:-Y no debería preocuparse por eso capitán,siempre he sabido cuidarme...,"YO SOLA".-

En ese momento mis esperanzas de acompañar a Figueroa,siempre que nuestro capitán lo aprobara, se desvanecieron,suponiendo que no querría la compañía de una mujer,pero mi orgullo no me había dejado cerrar la boca.Aun asi,mi deseo de acompañarle era mayor,para poder demostrarle que era más capaz que cualquier pirata de su tripulación.

Al salir de la taberna, Cascabel parece más aliviado, pero sólo hasta que se da cuenta de lo que pasa.

-¿Yo? ¿Ir con él? ¡ni loco! Ese hombre puede parecer cordial, pero es cruel, terriblemente cruel... necesito escolta, sí, diez, tal vez doce hombres, quizás también ese cocinero nuestro, tiene dejes de boxeador...

Mientras caminamos hacia el bote, le doy unas palmaditas en la espalda a Daniel, consciente del mal rato que ha debido pasar.

Tranquilicémonos todos. Vamos primero a hablar con Stephen, y luego trazamos un plan. Desde luego que Figueroa me parece de poco fiar, pero tendremos que hacernos los complacientes. ¿No querías que te quitaran la maldición?-le digo a Cascabel-. Pues hala, ahora a aguantarse, que todos estamos aquí por ti. Quien me iba a decir a mí que me tendría que meter en asuntos de vudú. Lo único que me apetece es sentarme y pintar lo que veo, la estampa más colorida que he visto nunca-añado mirando alrededor extasiado-. Pero no puedo, porque estamos aquí por ti y es mi deber acabar con tus temores. Así que deja de quejarte y empieza a agradecer lo que estamos haciendo.

Cascabel se te queda mirando embobado. Después acierta a decir algo como:

-Ggg..ggg...grraaaaa....gracias. Sí, gracias.