Partida Rol por web

 29 de Diciembre de 1985

Parque Nacional Tongass (Alaska); Coordenadas: 56°45′0″ Norte 133°0′0″ Oeste

Observas tu entorno, millas y millas de bosque. Mires en la dirección que mires solamente ves naturaleza, miles de árboles te rodean. Esperas sentado sobre una roca pulida cerca de la zona de aterrizaje. Hace apenas media hora un MH-60L Blackhawk de la US Army te transportó desde una base militar al Norte de Anchorange (Ciudad más grande de Alaska).

No conoces todavía tu misión, desde que te uniste a los Rangers has cumplido diferente misiones, sobre todo en Sudamérica. Esto no se parece mucho a las selvas colombianas a las que estás acostumbrado. Es un entorno más frío e inhóspito aunque no tan peligroso, aquí no hay guerrilleros de las FARC esperando acabar contigo ni tampoco ningún cártel de la droga. Pero hay lobos, coyotes y osos. 

Examinas el sobre de color verde que te han entregado antes de partir, son tus órdenes y ya es hora de abrirlo y ver que ordena el alto mando. No es la forma estándar de actuar ya que normalmente las órdenes son explicadas y dadas en la base pero este es un caso especial; una agencia gubernamental ha pedido que colabores en una misión totalmente secreta. Una Operación Negra.

Abres el sobre con una mezcla de ansia y nervio que sientes siempre que vas a entrar en acción.

"Capitán Alan Foster, miembro de los US Rangers.

Ha sido designado para un misión de vital importancia. En este caso colaborará con un comando operativo de la Agencia Central de Inteligencia en la captura de un prófugo considerado muy peligroso.

El sujeto en cuestión recibe el nombre de Steve Andersen. Pertenece a una comando terrorista financiado por la URSS que atentó hace unas semanas contra una oficina federal en Nuevo México, en este ataque perdieron la vida seis agentes federales y ocho civiles.

Sabemos que el sujeto logró llegar al Parque Nacional de Tongass tras escapar de nuestros agentes. Conocemos su objetivo de cruzar hacia la Unión Soviética en busca de refugio; seguramente posea algún contacto en esta zona que le ayude suministrándole cobijo, armamento o documentación.

Su misión es darle caza y en la medida de lo posible capturarlo con vida ya que posee información de vital importancia para nuestras agencias de contra-espionaje. Posee la autorización para acabar con la vida del sujeto y de todo colaborador que usted considere hostil.

Confiamos en que realiza su tarea con la mayor precisión y celeridad posible. Mucha suerte soldado.

Atentamente, Agente Especial Smith"

Son pocas líneas pero el objetivo es claro. Has de darle caza a este prófugo, para ello tienes el equipamiento que has solicitado.

Un sentimiento de añoranza se había estado apoderando del interior del Capitán Alan Foster a medida que el aparato sobrevolaba el abrupto terreno del parque tongas, en Alaska. Alan nació allí, no literalmente, pues su pueblo natal quedaba a un par de miles de kilometros de distancia, pero aquellos bosques, el gelido viento y las blancas cumbres le eran muy conocidos. En ellos había aprendido todo lo que sabía sobre la superviviencia cuando solo era un chiquillo, a cazar, a escalar, a soportar las bajísimas temperaturas, a respetar la naturaleza y sobre todo a respetarla y temerla. Se había pasado los últimos años en las húmedas y peligrosas selvas centroamericanas y estar allí en ese momento era como volver a casa.

El aparato descendió lentamente y se posó seguro en uno de los pequeños claros, el portón lateral se abrió y Alan puso los pies en tierra firme. Sólo bajo él y, cuando lo hizo, volvió a cerrar la puerta para comenzar inmediatamente a alejarse del vendaval producido por los rotores del helicóptero. Cuando estuvo lo suficientemente lejos hizó con el brazo un gesto al piloto a modo de despedida y la aeronave comenzó a ascender de nuevo, pronto la perdió de vista y poco después ya ni siquiera se oía el sonido del motor a lo lejos, todo quedó en completo silencio.

Alan acomodó su mochila en una de las rocas próximas y estudio los alrededores con mirada experta antes de abrirla, en ella portaba una carta que sus superiores le habían hecho llegar antes de su partida. Aquel no era ni mucho menos el procedimiento normal y el Capitán estaba algo mosca por eso. Normalmente, se reunía con los altos mandos para poner cosas en común antes de empezar con un trabajo pero en esa ocasión, había sido diferente.
Con tranquilidad abrió la carta y la estudió durante un minuto, se trataba de dar caza a un peligroso terrorista financiado por la URSS que al parecer quería ponerse a salvo cruzando la frontera. Alan llegó a la conclusión de que tal y como decía la carta, ese hombre estaba casi obligatoriamente recibiendo ayuda de algún contacto, que estaría facilitandole la tarea. El Soldado volvió a levantar la cabeza observando los lindes del inmenso bosque mientras pensaba. Pronto trazó la estrategia a seguir, seguiría rumbo Nor-oeste, camino de la frontera y, en la profundidad del bosque buscaría algún tipo de indicio de actividad humana, ya fueran refugios, poblados, rastros ... No iba a ser una tarrea facil encontrarlo en aquella inmensidad, pero el bosque también tiene sus habitantes, y estos siempre saben lo que ocurre en su entorno ...
Con un solo movimiento de brazo, Alan volvió a cargar su mochila a la espalda, miró su reloj con brújula y fijo el rumbo por medio de un monte lejano, echando a andar con paso decidido ...

Miras el cielo preocupado, las negras nubes que pueblan el suelo y las bajas temperaturas predicen una nevada importante. Seguramente de noche nieve, y deberías de encontrar un refugio más robusto que la tienda de campaña militar que llevas contigo. El frío no te preocupa ya que llevas ropa térmica y ya estás acostumbrado desde pequeño.

Miras la foto del terrorista, es un joven bien parecido. No debe tener más de 25 años, muy joven pero así los prefieren los servicios de inteligencia comunistas. Educarlos jóvenes en su ideología.

Steve Andersen. Un apellido típico del norte de Europa, seguramente sea de ascendencia germánica o puede que escandinava. Recuerdas que antiguamente en el parque había cabañas de madera de cazadores y recolectores de pieles, muchos eran de ascendencia escandinava y en el mapa que te han suministrado te indica donde quedan.

Echas un vistazo al mapa y ves que hacia el NO (la ruta que llevas actualmente) hay algún antiguo asentamiento humano, en tu libreta de ruta (una libreta pequeña donde anotas datos concernientes a la misión, sobre todo antes de comenzarla) tienes anotado que están abandonados pero que algunas de las cabañas pueden seguir en pie, está situada a unas 10 millas. Es un buen punto de comienzo para comprobar, encima no te desvías de tu ruta.

Cuando llevas caminando un par de horas caminando entre los centenarios árboles del parque natural empieza a nevar tímidamente. Ves que los copos de nieve empiezan a posarse suavemente en el suelo y a cubrir lentamente las ramas de los árboles. La misión se complica aunque con nieve el prófugo deberá buscar refugio, no crees que pueda resistir mucho tiempo a la intemperie con estas temperaturas. Tendrás que apurar un poco tu ritmo si quieres llegar a las cabañas antes de que anochezca.

Alan se alegra interiormente por encontrar un punto en su ruta en el que pueda encontrar refugio y además tener la posibilidad de investigar algo sobre la misión, así que pone rumbo hacía allí inmediatamente. Por el camino revisó la documentación referente a su objetivo, un chaval de procedencia germánica o escandinava. Era probable que aquello lo hiciera más inteligente y peligroso, pues conocería perfectamente el pensamiento y el tipo de vida occidental.
El cielo amenazaba con sus oscuras nubes y, después de un tiempo andando al fin se pusó a nevar, aquello sin duda iba a complicar las cosas al soldado, que aceleró el ritmo de sus pasos ante el echo de ser sorprendido por la tormenta sin haber llegado a las cabañas.

Llegas la cabaña perfectamente ya que el camino no es muy difícil de seguir, las sendas están bien abiertas y han sido transitadas con asiduidad. Encuentras huellas de calzado humano en dirección a las cabañas. Es una cabaña firme y bastante grande. Es de dos plantas (aunque la segunda es más bien una buhardilla más que una planta propiamente dicha) y fuertes paredes de madera. A su lado ves una cabaña más pequeña en la que asoma una moto de nieve e intuyes que un vehículo todo-terreno. Una bandera norteamericana ondea cerca de la entrada del garaje. El que habita ahí debe ser un patriota.

Sin la visión infrarroja ves claramente que hay signos de actividad humana. Han cortado madera recientemente ya que está apilada en la pared Oeste, y un hacha clavada en un tocón. Ves unas raquetas colgadas en la puerta (situada en la pared Oeste también). Hay una ventana en esa pared y tres más en la Este, todas están cerradas con contras de madera. No puedes obtener una visión del interior por medios normales.

Usas el equipamiento especial que el ejército te ha suministrado para cercionarte. El perímetro parece despejado de vida humana. Ves señales térmicas de varios mamíferos de pequeño tamaño; seguramente roedores; y una de gran tamaño. Podría ser un cérvido ya que parece tener una cornamenta desarrollada, está situado a más de cien metros de tu posición así que no es un problema para ti en este momento. Te centras en la casa. Hay fuentes de calor en el interior que dificultan tu percepción aunque puedes percibir lo suficiente para hacerte con una idea general. Hay una señal térmica muy fuerte producida seguramente por una chimenea en la pared Norte (ya que ves algo de humo saliendo de la casa); puede que tengan un brasero en la otra punta ya que notas una señal menos intensa en la pared Sur. Más o menos en el centro de la cabaña intuyes una presencia humana. No parece haber ninguna presencia más en la cabaña.

Miras al cielo y ves que cada vez se torna más oscuro. Los primeros copos de nieve ya hicieron acto de presencia hace un par de horas y ahora empiezan a asentarse y crear una capa de nieve.

Después de comprobar bastante concienzudamente la presencia de humanos en el pequeño complejo, y llegar a la conclusión de que una sola persona se encontraba en allí, Alan se tomó unos segundos para pensar en las rocas desde las que estaba analizandolo todo. Sin duda era bastante dificil que se tratara del terrorista o de cualquiera de sus contactos, aquella parecía una cabaña de alguno de los guardas del parque o de algún ciudadano americano orgulloso de serlo, aunque lo de la bandera podía ser una forma de despistar era poco probable. Por otro lado tenía que refugiarse cuanto antes de la nieve, podía buscar un recobeco en algún sitio sin ser visto o volver al monte, pero la gente que vivía en sítios como ese era partidaria de liarse a tiros con los intrusos y además tenía que buscar información. Al final se dicidió por preguntar sin más al habitante de la cabaña por el paradero de Steve. Pero ... ¿era conveniente preguntar directamente o era mejor inventarse alguna  historia con la que no alarmar al personal? Tras pensarlo durante unos instates Alan pensó que aquel tipo en seguida se daría cuenta de que era un soldado así que le preguntaría sin dar demasiados detalles.

El comando pusó su arma en la espalda junto a la mochila y se dirigió a la puerta, atento a cualquier sonido extraño que pudiera producirse, cuando llegó tocó un par de veces y se puso a un lado, no quería que los cartuchos de una escopeta le alcanzaran en el caso de que alguién disparara tras la puerta.

Escuchas un sillón moverse y luego pasos hacia la entrada. Notas que coge algo colgado al lado de la puerta, seguramente una escopeta de caza.

- ¿Quién va? - pregunta desde el interior una voz vieja 

Parece ser un señor mayor, seguramente un viejo cazador o un guardia forestal retirado. Puede que aún esté trabajando, teniendo en cuenta que en estas zonas poco hay que hacer salvo comprobar de vez en cuando que no haya caminantes perdidos y que no se acumule la basura en las papeleras y contenedores del parque.

Al ver que nadie contesta pregunta de nuevo:

- ¿Quién está ahí?...

Escuchas a través de la pared con tu equipo especial. No parece haber mucho movimiento en el interior, escuchas el crepitar de las llamas de la chimenea, una respiración algo acelerada y el mecanismo de carga de una escopeta. Queda claro que dentro sólo hay una persona, y que no es una trampa aunque va armado y eso puede resultar peligroso.

Lo que se suponía ... El tipo había cogido su vieja escopeta de caza temeroso de quién puediera ser y acto seguido se había puesto a pedir explicaciones de quién coño era el que se encontraba al otro lado de la puerta, algo muy común en sus paisanos y de lo más normal cuando se vivía sólo, en medio de la nada ...

-Soy Michael, del ejercito de los Estados Unidos ... - comienza a decir Alan mirando un momento a la vieja bandera y confiando en que le ayudara -Me gustaría hablar un momento con usted, voy sólo, ¿puede abrir? le aseguro que no le llevará mucho tiempo si no lo desea- dijo pensando en que el tiempo era de las pocas cosas que le sobrarían a aquel tipo.

Duda durante un instante y escuchas como comprueba si está cargada la escopeta. Luego escuchas su voz de nuevo haciéndote una pregunta:

- Dime a qué unidad perteneces hijo, base de entrenamiento y su lema...

Pregunta normal ya que sólo te identificaste como soldado del ejército norteamericano, aunque claro si es un soldado o lo era es normal que pregunte algunas cosas para verificar que eres lo que dices ser. La verdad es una pregunta fácil para ti pero otros en tu situación si fueran suplantadores de identidad tendrían problemas para contestarlas.

La media carcajada que soltó Alan se había oído con toda seguridad al otro lado de la puerta. El abuelo era más precavido de lo que imaginaba, con lo cual también bastante más peligroso. -Esta bien soldado, esto le va a gustar- dijo Alan hinchando el pecho para soltar toda la perorata siguiendole el juego al desconocido veterano de guerra -Se presenta el Ranger Michael Aston, del 75th de infantería de Fort Benning, Georgia- hizo una pausa para disfrute de su interlocutor -¡¡Los Rangers enseñan el camino!!-levantó la voz para acabar con la presentación -¿Que me dice? no le irá a negar un café caliente a un compañero ...- Su tono, como casi siempre era de broma, pero en realidad se encontraba alerta. No quería que después de todo lo que había pasado por ahí, un simple abuelo con una escopeta le preparara un buen desaguisado ...

Tras unos segundos en los que parece estar pensando que hacer, tras esos segundos de incertidumbre parece que ha tomado una decisión y escuchas el cerrojo de la puerta. Tras quitarlo abre la puerta y te permite la entrada:

Es un hombre de unos 60 años, con barba blanca y con cara risueña. Medirá en torno al metro ochenta, bastante bien conservado para su edad y en su juventud debía de ser imponente. Te saluda militarmente y se presenta:

- Sargento Mayor Albert Swanson de la 101 Aerotransportada aunque actualmente retirado del servicio activo como puede ver...

Te hace un gesto para que entres y te pongas cómodo:

- Entre y póngase cómodo...le serviré una taza de café y refugio por esta noche...se está levantando tormenta y créame no le gustará estar fuera...esto es Alaska...

La casa es amplia y decorada rústicamente. Puedes ver una bandera de los Estados Unidos colgada sobre la chimenea cuya repisa está repleta de marcos de fotografías. Los sillones y el sofá parecen confortables. Hay una estufa de leña encendida además de la chimenea a unos metros del sillón donde debía estar sentado el dueño de la casa. En la planta baja ves dos puertas una que da a un aseo y otra que claramente da a la cocina cuya puerta está entreabierta y puedes verla de refilón. Unas escaleras dan acceso a la planta superior donde debe estar la habitación ya que no parece muy amplia.

- ¿Qué le trae por estas tierras? Veo que lleva el equipo de campaña y va perfectamente armado...

Alan entró haciendo ruido con sus pesadas botas en el suelo de madera de la cabaña y comenzo a dejar el equipo junto a la puerta, siendo muy educado desde el principio y agradeciendo la hospitalidad del lugareño.

-Se lo agradezco Sargento, va a ser una mala noche  ... y como usted dice ... se está mucho mejor aquí adentro que ahí afuera ...-

La cabaña era pequeña pero confortable, al contrario de lo que Alan había creído esta se encontraba bastante ordenada y limpia, empezaba a convencerse de que llegar hasta ella para echar un vistazo y preguntar había sido muy buena idea, la noche en el bosque iba a ser horrible ...

-Estoy impaciente por probar ese café, llevo buena parte del día andando con todo el equipo a cuestas, me templará el cuerpo- Cuando el lugareño hizo la última pregunta Alan no tardó en contestarle -Digamos que si, estoy de campaña ... en realidad me dirigí hasta aquí para poder preguntar a alguno de los lugareños por el paradero de una persona, lo estamos buscando por estos bosques- El capitán le mostró la foto -Lo que quiero saber es si ha notado ustedd algún movimiento extraño de personas por la región últimamente, nos sería de mucha ayuda Sargento ...-

Te enseña un sitio donde acomodarte y al poco rato te trae una taza de café bien caliente. Sin preguntarte te trae algunas galletas por si quieres mojarlas porque como bien dice: "las raciones militares son insípidas". Te deja tomarte el café tranquilamente y hace caso omiso a tus preguntas diciéndote:

- Soldado hay que priorizar, ahora mismo coma usted y descanse. Luego le ayudaré en lo del hombre desaparecido.

Se queda pensando un rato sobre lo que le preguntas mientras te calientas cerca de la chimenea y tomas esa bebida caliente. Luego saca un mapa del Parque natural y trae un walkie talkie profesional, seguramente de los que usan los guardabosques del parque. Posiblemente él sea uno de ellos aunque no sabes si activo o retirado del servicio.

Extiende el plano encima de la mesa y te señala vuestra posición.

- Aquí estamos nosotros...solamente hay dos sendas que permiten cruzar el parque... - observa que sacas tu plano militar y te dice - ...estas sendas no aparecen en vuestros planos muchacho...tendrás que fiarte de mí...conozco este bosque como la palma de mi mano...

Te señala las dos sendas y las marca con un lápiz. Luego señala una zona en el Sur y te comenta:

- Ayer mismo varios turistas vieron merodear a un chico joven por esta zona...ropa sucia y gastada. Decían que estaba colocado aunque no pudimos comprobarlo. Batimos toda esta zona... - te señala un área de 20 millas cuadradas - ...pero no encontramos nada salvo pisadas...parece que estaba confundido o intentaba despistar a alguien...

Te señala las sendas de nuevo y te dice:

- Esta senda está vigilada por nuestros guardias ya que los furtivos suelen pasar por ella ya que puede caber una camioneta...pero en cambio esta no está casi vigilada...era un antiguo paso indio...si preguntó a alguien le pudieron decir que este sería un buen camino para cruzar el parque...

Te señala una especie de colina por la que la senda transcurre a media milla de distancia. Es una zona elevada y parece tener una visión de varias millas a la redonda.

- Siendo tú me apostaría ahí...hay un mirador anti-incendios y puedes ver a muchas millas a la redonda...si lo quieres encontrar ese es el sitio ideal...si pasa por el camino podrás verlo mucho antes de que él te vea...

Examinas el plano y ves que es un buen sitio para apostar tu fusil. Desde allí y con visibilidad óptima le acertarías a una milla y media de distancia con tu rifle.

Después de la fabulosa exposición hecha por el lugareño, Alan llegó a la conclusión de que tenía más razón que un santo. Todo lo que había dicho era absolutamente cierto y, el lugar propuesto para esperar al fugitivo era perfecto. Rápidamente, el soldado decidió que esperaría unas horas a que pasara la tormenta, sin duda el tal Steve Andersen tendría que hacer lo mismo ... y saldría rápidamente al punto al que el guarda se había referido, con la intención de interceptarlo allí, si las cosas salían bien la misión no sería tan dificil como Alan había esperado pero si algo había aprendido en todos aquellos años al servicio del ejercito y de las agencias de inteligencia era que las cosas no siempre salían del todo bien.

Alan bebió del espeso y oscuro café que le tendió su anfitrión y le dió un pequeño sorbo. La bebida no era nada del otro mundo pero al soldado le supo a gloria -Vaya Sargento ...- exclamó admirado por la soltura con la que se había desenvuelto el viejo -tengo que felicitarle por su planteamiento, estoy por proponerle que vaya usted a por él mientras yo me quedo guardandole la casa y disfrutando de su café- bromeó. -Saldré de madrugada ... en cuanto haya pasado esta tormenta, no se como agradecerle todo lo que está haciendo por mí ...- Alan dudo durante unos instantes y con una sonrisa en la boca se puso a rebuscar el su mochila -Ya ha dicho que no le gustan las raciones militares pero ... ¿no me diga que no quiere guardarse una para recordar viejos tiempos cuando no le apetezca cocinar mucho?- Intuía que al viejo le haría gracia el regalo y a él no le suponía demasiado regalar aquella lata, se había portado muy bien con él y quería tener algún gesto con el sargento.

El viejo sonríe y acepta las raciones de buen grado con una sonrisa. Luego se sienta y saca una pitillera de cuero del que extrae un par de cigarrillos ofreciéndote uno:

- Los viejos hábitos no se pierden hijo...en Corea planeé muchas emboscadas... -  una lágrima moja su mejilla al recordar esos tiempos - ...fue una guerra terrible...hermanos contra hermanos...pero por lo menos el enemigo era conocido...y podíamos verlo y atacarlo...ahora lo conocemos pero no lo vemos...

En parte tiene razón, la sombra de la URSS inunda todo: publicidad, cine, televisión, radio...en todos los sitios se habla del enemigo soviético pero nadie logra ponerle cara. Es una guerra diferente, en la que todo el mundo participa sin saberlo...incluido tú.

- Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites...la tormenta no amainará en varios días...pero con la luz del sol las cosas se ven diferentes...y será más fácil que te orientes...

Se fija en tu acento al hablar, le parece conocido así que te pregunta:

- Eres de aquí ¿no? un alaskeño de los pies a la cabeza...

Te sorprende que se haya dado cuenta de tu procedencia, la verdad siempre intentas ocultar tu acento pero la forma de hablar de la gente del norte no puede esconderse eternamente.

- Y seguramente no te llamas Michael... - señala tu uniforme y te dice - ...no llevas nombre ni distintivos...tu traje de combate no es el propio del ejército de tierra...eres un Black Ops ¿no es cierto?...conocí a algunos como tú en Corea...gente callada...guardaban demasiados secretos...demasiada responsabilidad...un consejo si me lo permites...deja esto antes de que acabe contigo...tarde o temprano verás o harás algo que irá en contra de tus ideales en nombre de las barras y estrellas...yo lo hice y me costó mucho vivir con ello...no cometas el error de este viejo...

Lo que te dice el viejo sargento te cala bien hondo. Sabes que tiene razón pero aún crees en los Estados Unidos y en la lucha contra el malvado comunismo. Pero te ha dado que pensar.

El semblante del capitán se tornó taciturno mientras el viejo contaba las viejas historias de la guerra de Korea. Aquel hombre tenía toda la razón del mundo, el conflicto que en esos momentos se estaba fraguando entre EEUU y la URSS era completamente diferente a todo lo que habían conocido hasta el momento y como tal, necesitaba tácticas y estrategias también nuevas.

Pero la conversación tomó otro cariz cuando el hombre confesó haber reconocido el acento y el equipo de campaña de Alan, el abuelo sabía demasiado de lo que hablaba y era demasiado evidente, el capitán no quiso mentir más y se mostró franco con su nuevo amigo, se había portado demasiado bien con él como para engañarle ...

-Esta visto que no se le puede colar una, abuelo ...- comenzó de forma cariñosa -me llamo Alán, capitán Alan Foster y si, soy de Alaska. Hacía mucho tiempo que no estaba por aquí pero me alegro de estar de vuelta y comprobar lo buena gente que somos en esta tierra-

Ambos se enfrascaron entonces en una interesante conversación sobre el amor a la bandera y todas las cosas que había que hacer por ella. El viejo volvía a tener razón e incluso le tocó el corazón y le hizo replantearse por un momento algunas cosas, pero Alan pronto volvió a reafirmarse en sus convicciones y cambió de tercio, agradeciendo el consejo con sinceridad.

-No se preocupe por mí, le agradezco los consejos de corazón, pero ya va siendo hora de irnos a dormir ... estoy molido después de la caminata que me he pegado ...-

El hombre sonríe cuando admites decirle de verdad quién eres. Además se toma bien todo esto ya que eres de Alaska y la tierra tira mucho. Habláis durante unos diez minutos más mientras te prepara el sofá para que puedas dormir tranquilamente. Luego se retira a la habitación que tiene en el primer piso y tu descansas para poder madrugar mañana y poder dar caza al espía ruso.

Te levantas antes del amanecer y te despides dejando una nota de agradecimiento y otra lata de raciones del ejército. Te prometes que vendrás alguna vez a charlar con él ya que ha sido muy amable contigo y realmente puedes aprender mucho de un antiguo soldado. La guerra de Corea fue muy sangrienta y debió de presenciar cosas terribles.

Sales en dirección al punto que te indicó, tardarías unas 5 horas en llegar debido a la nieve pero parece ser que el viejo antes de acostarse te hizo un último favor. En la puerta de entrada te dejó unas raquetas para los pies con la siguiente nota: "Te ayudarán a llegar más rápido, la nieve aún no está compactada." Te pones las raquetas en los pies y tras andar unos cuantos metros compruebas que te ayudarán a reducir el tiempo en un par de horas, ya que el cansancio será mucho menor y podrás moverte más rápido al no hundirte en la nieve.

Caminas con buen ritmo hacia el mirador, desde allí lo verás llegar y podrás terminar con él. Tras tres horas y cuarto llegas por fin al mirador. Has tardado más o menos lo calculado y el sol empieza a salir tímidamente por el horizonte aunque debido a las montañas aún tardará una hora en notarse la claridad. Te descalzas de las raquetas y subes con cautela al mirador. Allí apostas el rifle en dirección a la senda india por donde debería pasar el objetivo. Ahora toca esperar para poder dar caza al espía.

Las raquetas resultaron ser una bendición. Alan no llegaba a imaginarse las fuerzas que hubiera tenido que gastar de no haber podido contar con ellas. Una vez más se acordó de lo bien que se había portado el viejo con él y se lo agradeció mentalmente, pero ahora tenía que centrarse, estaba llegando a su destino.

Por fin tenía el mirador en frente suyo. Su amigo no se había equivocado lo más minimo y era un lugar perfecto para realizar un disparo certero. Alan se quitó sin prisa las raquetas y accedió a la pequeña torre, subiendo por las escaleras. Una vez arriba el soldado comienza su ritual, no tiene porque apresurarse, pues no es deamsiado probable que su objetivo pasara por allí a aquella hora, pero tampoco se duerme, tras unos minutos de preparación, el capitán Alan Foster se encuentra preparado para aguantar horas de espera con su mira telescópica mirando la senda india ...

Pasan un par de horas esperando a que aparezca alguien cuando por fin notas que una persona entra en el sector. Está aún demasiado lejos para dispararle pero se está acercando a tu posición. Lo verificas con los infrarrojos y puedes ver que es una masa caliente bípeda. Un humano o un sasquash...y de momento el segundo no te lo has encontrado por estos bosques.

En poco tiempo estará en tu punto de mira y podrás verlo con claridad. Camina por la senda india, así que debe ser él. Puedes observarlo a través de la visión telescópica y compruebas que es una persona con un abrigo de plumas de color verde oscuro, una capucha le tapa la cara lo que dificulta tu verificación de si es o no el objetivo.

Pasa media hora y el objetivo entra en tu radio de disparo. Ahora podrías disparar pero sigues sin verificar su identidad. Tienes que decidir que hacer...