Partida Rol por web

Shagar no tenia intencion de dejar que sus compañeros le avanzaran y pudieran dar muerte al lider, tenia que llegar antes que ellos asi que cogio y se puso a correr* hacia donde estaban las comebayas. 

Cuando estaba cerca del orco, enfrentate a mi! cobarde! ven aqui! Tu madre no tenia pelo!**

Bueno, pensó Lilith mientras salía por fin de su escondrijo, bien lejos del monstruoso pero ya malherido Kren: va siendo hora de quitarle un (enorme) peso de encima a la pobre Lauriel...

Lilith se acercó con toda la rapidez que pudo y golpeó sus dagas en los troncos que la rodeaban, procurando hacer un ruido lo bastante fuerte como para atraer la atención del orco que portaba el crisol. Pero no era para hacerse la heroína, no. A Lilith le encantaba dar por culo y desesperar a sus enemigos. Además, se le daba genial imitar el rugido de un dragón.

Primero, respiró hondo, con el corazón a mil por hora. Al instante hinchó sus pulmones hasta doblar su volumen y profirió un alarido bestial que inundó los alrededores, haciendo temblar el aire.

¡¡¡RRRRRRRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!! Ven a morir.

¡Uaaaaah! ¡Qué susto!

Estragón se toqueteó el torso buscando el corazón, que después del grito de Galthor-Lilith se le había movido por dentro. Localizó un latido justo por encima del ombligo. Eso, o es que las turbulencias de su estómago haciendo la digestión de la carpa de Glarian habían alcanzado proporciones rítmicas.

Si esa semielfa me hubiese dado pescado pasado, después de todo el ejercicio que estoy haciendo ya lo habría vomitado.

Y siguió corriendo, como si delante suya hubiese un bufé libre. Pero el cansancio empezaba a hacer mella en él, y su hermano Shagar empezaba a recortar distancias.

Mientras, cinco pies por debajo, Rata había descifrado el mecanismo del arcano medallón y activado el portal. Sintió cómo su cuerpo se difuminaba por partes, lo más parecido que estará un roedor nunca de saber qué se siente al ser un queso gruyer. Viajó por el tiempo y el espacio, cuatro años atrás hacia el pasado. Era el roedor Elegido, aquel cuya llegada predijo el Oráculo, y debía de enfrentarse al Arquitecto para modificar el presente.

Es una historia larga de contar, daría para una trilogía, pero hace mucho, mucho tiempo, el hermano listo de los Leivn realmente era listo. En serio. No un bocazas que soltaba chorradas y disparates. Estragón era alguien al que Sapo podría encontrar intelectualmente estimulante. Pero un día, caminando por la calle, un trozo de fachada de un edificio se desprendió, y un cascote cayó en la cabeza de Estragón haciéndole estúpido e insoportable: un mago indigno de tener un familiar llamado Rata.

Y ahora, por primera vez, tenía la posibilidad de cambiar eso. Rata tan solo debía matar en el pasado al Arquitecto, para que ascendiesen al albañil jefe, más honesto, y que no escatimaría gastos en los materiales de construcción. Así, aquella fachada nunca caería sobre la cabeza de Estragón dejándolo tonto, y Rata podría ocupar el lugar que le correspondía en la Historia al lado de un mago de verdad.

El caos ya se había desatado pero para Sapo no había mucha diferencia con lo que su extraña percepción del mundo le tenía acostumbrado. Los alaridos de los orcos, el sonido de las armas entrechocando, de la carne al trincharse, de las cuerdas de los arcos al soltarse, se mezclaban en su cabeza con los más sutiles ruidos de la noche, como si éstos últimos tuvieran la misma importancia.

- ¡LUZ!- Gritó de repente el gnomo como si acabara de caer en la cuenta de que los humanos necesitaban fuentes de luz para no errar el blanco. Como estaba muy lejos el no podía aún pinchar carne orca con su daga. Le hubiera gustado, sobre todo de aquel que dormía plácidamente por su magia, pero aún estaba lejos. De nuevo correteó por el camino siguiendo a Galdar y su luz.

- Permiso.- Dijo sin sentimiento, como una fórmula más de cortesía de las que le había enseñado Licasto. Las diminutas manos del gnomo se movían con rapidez en el aire, tomando con ellas el éter, invisible para los profanos ojos de quien no supiera manipularlo, y dándole forma como si de una arcilla se tratase. Él era un artista del modelado del éter pues casi podía hacer cualquier cosa que se imaginase. Ahora pretendía crear una luz, como habían solicitado, pero se debatía entre una potente y agresiva o cuatro menos peligrosas pero igual de efectivas.

"Las cosas que uno tiene que hacer contra montañas que ni los pájaros habitan ni los ríos recorren..."
Hizo un gesto bajando levemente la cabeza de preocupación, y salio corriendo hacia la espalda de Kren, colgando su arco a la espalda. Intentaba avanzar con la mayor convicción posible pero el terreno no se lo ponía fácil. Por dos veces estuvo apunto de caerse.

"Bueno, creo que ir desenvainando la espada aquí no seria le mejor idea...pero peor es el que a uno le laminen."
Desenvaino la espada según estaba llegando al enemigo. Justo al llegar pudo ver mejor la escena, sin duda era un movimiento por parte de todos a la desesperada.

"Quizás pueda volver las tornas" -De uno de sus bolsillos saco un pequeño saquillo, cogió inercia con el brazo y el cuerpo lanzandolo a su objetivo. Fallo, no había servido- Mierda, siguiente paso. -Se inclino hacia delante agazapado con clara intención de entrar al combate.

El combate no duró mucho más. Kren se quedó paralizado unos segundos por el grito de la Elfa que se le tiraba encima, incluso algo sorprendido por la "táctica", pero funcionó a la perfección. Lilith lo distrajo lo suficiente como para que el conjuro de Sapo impactara en él, a la vez que Lauriel atravesaba, ahora sí, al Orco.

En breves segundos, todo había acabado, Kren permanecía en el suelo con una cara de estúpida sorpresa, un saco de algún polvo blanco cerca de su cabeza y la luz de Galdar iluminando la escena.

De fondo, se escuchaban los ronquidos del orco que había caído bajo el influjo del conjuro del pequeño Gnomo.....

Maldicion, no he llegado a tiempo.

Shagar llego a mala gana donde esta el orco, y sin decir mucho le dio una patada en el costado y luego empezo a registrarlo. Tenia intencion de saquear a todos los muertos, y a los vivos tambien, ya que tampoco nadie se opondria.

Vamos a volver a por esos animales feos olorosos y asquerosos?

- ¡Oh yeah!- Exclamó el gnomo al ver como su proyectil acertaba el blanco, como no podía ser de otra manera. Siguió acercándose hasta llegar al orco que dormía y comenzó a dar sigilosos saltos, fruto de la excitación del combate, alrededor del cuerpo inerte.- Ecooooo, Ecoooooo...- Llamaba el mago en susurros a su compañero mientras señalaba una y otra vez al rehén de su magia, que no tardaría demasiado en desaparecer. Podía ver como la masa etérea se desmoronaba por momentos. Por si acaso sacó una de sus dagas y se mantuvo alerta para cortar el cuello al orco antes de que despertase. Mucho mejor sería atarlo e interrogarlo hasta sacarle toda la información acerca de los planes de Kran.

- En su pequeño cerebro de orco tendrá algo de información.

Arf, arf, arf... Mereció la pena la galopada, cuan corcel, con tal de ver perecer a este hampón.

Rata emergió de entre la hierba. Estaba envejecido y con barba de tres días (lo que en una rata no difiere de su tamaño de pelo normal). Rata había venido a este bosque esta noche precisamente para reencontrarse con su mago tras estos cuatro años de espera. De sus ojos brotaron lágrimas de felicidad: lo había logrado. Había cambiado el pasado y ahora Estragón era inteligente...

Estragón se apoyó para descansar en una encina retorcida cuyo tronco se ladeó por el peso. Una bellota cayó del árbol y golpeó la frente del cocinero dejándole otra vez pa'llá.

Uuuuh... ¡Maldito árbol tocapelotas! ¡Le vas a dar en la cabeza a tu puñetera madre! ¡Toma esta!-exclamó, golpeándole en la corteza de una patada-¡Y esta! Ooooh, ¡Rata! ¡Ven a mis brazos, amigo mío! Has sido muy valiente.

Rata se resignó. Hasta un familiar tiene sus limitaciones, y quizás alterar el continuo espacio-tiempo fue muy ambicioso. Estragón la metió de nuevo bajo su sombrero de chef.

A ver, Galdar... Mira si alguno está consciente y se está haciendo el muerto para no trabajar. Que son muchas cajas, y si pueden llevarlas ellos y ahorrarme el dolor de espalda mejor que mejor.

En cuanto al que está dormido... ¡dejádmelo a mí! Si alguien me da una cuerda lo ataré como a un chorizo. ¡Quita, Sapo, que estorbas!

Estragón también registró los cadáveres. Tenía sangre orca, y eso significaba que podía utilizar los objetos mágicos de los orcos... si es que los orcos fuesen lo suficientemente sofisticados en temas arcanos para crear sus propios artefactos. Ehm... me da a mí que no va a encontrar gran cosa.

¡Ey! ¿Y ese polvo blanco? Snif, snif... Ooooohohohoho... Ya me ocupo yo de darle uso a esta farlopa.

Menuda harina más fina. Con esto voy a poder cocinar cada bollo y cada bizcocho que va a ser glorioso. Un momento... la niña que estaba envenenada en la granja...

Lilith se acercó a Lauriel mirando en derredor. ¿No había más orcos? ¿No había emboscada? Se agachó al lado de la elfa y la ayudó a ponerse en pie* tras enfundar su daga con un golpe seco y preciso. Vio al pequeño gnomo y a Estragón intentando, con suma dificultad, atar al orco dormido, y se acercó para ayudarles sin intercambiar palabra alguna. No sabía qué diablos habían hecho para enredar tanto las cuerdas, pero, desde luego, le habían dificultado mucho el trabajo. Después, mientras sus colegas rebuscaban en los bolsillos mugrientos de los orcos muertos, Lilith se dedicó a rodear el campo de batalla, más allá de la luz, en busca de otras posibles amenazas. Sólo por si acaso, desenfundó su daga otra vez, aunque dudaba que le sirviera para algo más que rascarse el cuello.

"Voy a comprobar el perímetro yo también, luego comprobare los cadáveres a ver si pueden decirnos algo más." -Miro hacia el horizonte, comprobó el arco y lo plegó, guardándolo debajo del abrigo. Acto seguido recogio su espada que había apoyado en el suelo y la miro a contraluz de las sinuosas sombras.

"Una noche con sangre, un rió que muere en la tarde".

Según andaba alejándose del centro de la acción, vio el despliegue del singular grupo de formaban.- "Quizás tengamos una posibilidad" -Suspiro, y en ese momento se percato de la curiosidad con la que Estragón miraba donde había ido a parar el saco de tiza, ya rota la fina tela por el impacto.- ¡Si tienes curiosidad, te diré que es tiza molida tanto como es posible, sus usos son varios entre ellos dibujar cosas interesantes en las noches aburridas! -Boceo. Se río para si mismo, y siguió andando con la intención de comprobar que no quedaba ningún cabo suelto en los alrededores.

Tras el intenso combate, vino la calma. Lilith ayudó a levantarse a Lauriel, mientras el resto inspeccionaba alrededores o registraba a los Orcos. "Gracias..." dijo la mujer Fairhilliana, cojeando ligeramente. Al parecer, el golpe no había sido tan profundo.

El orco del suelo despertó cuando Sapo, Estragón y Lilith se acercaron a atarlo, pero permaneció muy quieto mirando a su alrededor a la matanza ocasionada, pero sobretodo a la maza que sostenía Galdar por encima de su cabeza a poca distancia, gracias al aviso que Estragón había hecho al Clérigo. No hizo falta que se resistiera mucho, porque las cuerdas no estaban muy bien posicionadas alrededor de sus muñecas o piernas y se caían cada dos por tres, cosa que hizo que el Orco exhibiera una sonrisa en su boca. Lauriel terminó con la sonrisa sardónica del Orco acercándose y atando las cuerdas con fuerza.

Galdar guardó la maza y comenzó a examinar a los presentes, verificando que las heridas no eran graves, mientras Eco comprobaba el entorno con rapidez. La noche ofrecería cobertura a cualquiera que estuviera entre las ramas, pero con el ruído que habían hecho, si nadie había atacado ya, estaría muy lejos. La herida de la Elfa requería cuidados, así que el clérigo sacó de su mochila una caja con vendas mientras conminaba a la Elfa a echarse al suelo.."Siéntate y estira la pierna, para que pueda curarte la herida...."

La Elfa parecía fastidiada, pero se dejó hacer..."Bien....hemos cogido a uno...si alguno de vosotros, por casualidad, habla Orco, interrogadlo, a ver si podemos sacarle algo....¿hay más Orcos? ¿Dónde están?....lo que se os ocurra...aunque dudo que hable...yo lo mataría y punto."

Mientras tanto, Shagar había ido juntando, junto con Estragón, un montón de armas y armaduras, tras quitárselas a los Orcos muertos, además de algunas cajas, sacos y demás cosas....un buen botín, que permanecía a poca distancia de donde estaba Lauriel recostada contra un árbol. Eso sí, nada de lo presente parecía un "artefacto Orco"....

Eco burlándose de Estragón, ¿a dónde vamos a llegar? Estragón le lanzó una de esas miradas que matan, pero como estaba oscuro, el cartero no pareció darse cuenta. Y es que ya parecía que ese humano cobardica se había vuelto valiente de repente e ignoraba el gesto amenazador de Estragón, lo cual era desmoralizante.

¿En serio que esto es tiza?

¿Ingredientes pochos?-conjuró su detectar veneno-Snif, snif...

Como un sabueso, olisqueó en busca de toxinas, tanto en la bolsa de tiza como en el botín encontrado como en los alrededores en algún diablillo invisible que estuviese vigilando que los orcos hacían lo que Vortigern ordenó. ¿Quizás alguna de las flechas estaba untada en un veneno como los que usaron con aquella familia de granjeros? Por mucho que intentara establecer una relación, aquellos hechos parecían inconexos.

Revisando lo venenoso o no de todo aquello, se fijó en un orco corpulento cuya armadura podría ser de la talla de Estragón, y que solo olía la mitad de lo que el cocinero acostumbraba a oler, así que le quitó la sucia cota metálica y se la probó.

Mira, hermano... parezco uno de esos soldados maricas con armadura brillante y penachos de plumas morados-puso voz de mujer:-Hoooola, guapo, ¿has montado alguna vez con un caballero púrpura? Hohohohoho...

Vale... le estaba cogiendo gusto a aquello. A lo del travestismo, puede, pero sobretodo a lo de ir picoteando aquí y allá con los botines.

Espera... La debilucha de orejas picudas-reconozcámoslo, la Laurel ha sido la única herida contra estos perdedores-ha dicho algo interesante. ¡Interroguémoslo! Jujujuju...

Se tambaleó como un trozo de manteca rodeado de alambre, hasta ponerse junto al prisionero.

UNCA DUNCA, MAMBO TANGO, UGA PUGA, MULA LULA, ULA HULAHOP?

Que en orco quiere decir... "a ver, pringao, sabemos lo de los globos, ¿dónde los tenéis?" Pero el orco parecía tenaz, de esos que no sueltan prenda. Míralo ahí, con su cara de confusión, fingiendo que no sabe nada de lo que le están hablando...

Está bien... Veo que no nos lo vas a poner fácil, así que empecemos por el principio: MONDO LIRONDO, CHEVY CHASE, MENGANITO TITO, VORTIGERN ORTO?

Que en orco quiere decir... "a ver, pringao, ¿conoces a un tío que va por ahí con un cuervo y que se llama Vortigern?".

POROMPOPÓN... POROMPOPOROMPOMPERO, PERÓN, POROMPO POROMPOPÓN?

Que en orco, dicho con ritmo, viene a decir... "a ver, pringao, mi crisol me lo robaron, anoche mientras dormía... ¿Tenéis algún compinche en el pueblo? ¿Cómo sabíais dónde buscar? Hay granjas en las afueras, como la de Fendrin, y en vez de saquearla pasáis de largo y váis hasta el corazón de Fairhill, y eso me escama mucho, porrón, porrrompompón..."

Ah, sí... AWUMBABULUBA, AWAMBAMBÚ. CHUDIFRUDI OUDUDI. CHUDIFRUDIIIII... OUDUDI...?

Que en orco se puede traducir por... "a ver, pringao, lo que decía la elfa: ¿dónde están el resto de orcos? ¿a dónde ibais? ¿A las ruinas del castillo? Ibais a las ruinas del castillo, ¿verdad?"

AWUDUMBURUBUDIBARUBIRUBI, SCASMAN'S WOLL... PAPOPÉ, PARIPIPAPOPÉ, PARIPIPI PAPOPÉ?

Que en orco vendría siendo... "a ver, pringao, ¿por casualidad no habréis secuestrado a una chiquilla llamada Arialle, como así de alta... rubia de ojos azules... y la llave de hierro que llevaba Kren abría su celda, verdad? ¿De qué puerta es esa llave?"

Mira... No hablas, y ya me estás poniendo malo. A los mielhdas como tú sé yo cómo tratarlos.

Estragón rebuscó en su mochila y sacó una botella de su mejor vino de cocinar, un Sabañón del cincuenta y seis, aroma afrutado, sabor a roble de barrica, y bocú de cucú, valorado en diez piezas de oro.

SUELEN, TÍMBERLEYK, NAOMICANDEL...

Sus amenazas de emborracharle no parecieron dar efecto. Casi parecía que quisiese resistirse a hablar a pesar de que eso conllevase que le dejasen pimplarse gratis toda una botella de un caro y exquisito vino al que jamás volvería a tener oportunidad de acceder... Un momento...

ORTEGAKANO, TÁMOS TANAGUSTITO?

Eso sí que era una oferta: la botellaza de vino del bueno a cambio de que respondiese a sus preguntas.

Sapo comprendía el orco pero era un lenguaje feo y que le hacía rechinar los dientes por lo que, mientras Estragón interrogaba, él veía qué podían hacer con el botín. Arrugó su nariz de pimiento por el olor que desprendía todo aquello tocado por los malolientes orcos. Estaba acostumbrado al perfume de los hermanos pero esto era aún peor. De vez en cuando se le movían las puntiagudas orejas hacia la extraña conversación del gordo cocinero, sin que nada perturbara su peculiar rostro.

- Tenemos que volver.- Decía Sapo preocupado por Lentejuela. Sus estrábicos ojos se fijaron en el crisol, tratando de repoducirlo en su mente con todo lujo de detalles.

Lilith se apoyó en un tronco mientras observaba con diversión la "conversación" de los dos orcos. Miró de reojo a Shagar y pensó: tal vez ese Shagar sea igual de tonto que el que está interrogando Estragón. Quizás debería ser él quien le interrogue. A una mala, puede amenazarle. Sacudió la cabeza y echó un rápido vistazo al grupo. Desde luego, era el más pintoresco que se había cruzado en su camino desde hacía al menos diez años. Dieeeez aburriiiiidos aaaaaños. Suspiró, en parte aliviada. 

Tras unos segundos observando cómo el orco gordo azuzaba al enemigo (por el cual empezaba a sentir verdadera lástima), Lilith echó el ojo a aquel humano, Eco, y de un salto se plantó delante de él, mirando su capa como si pudiera ver a través de ella. Al percatarse de su indiscreción, se irguió para mirarle a la cara y dijo, con los ojos brillantes:

- Dime una cosa, humano. Si en la próxima contienda te hacen polvo, ¿puedo quedarme con ese arco? - no tardó en enrojecer y llevarse las manos a la boca. - ¡Huy! Vaya, lo siento, soy incorregible... quería decir: ¿por favor? - y sonrió de oreja a oreja con los ojos achinados como si fuera una inocente duendecilla.

Si hay oportunidad antes del próximo combate de descansar y quieres compartir lecho conmigo, no veo porque no. Un muerto no suele usar sus armas y si las usa más valiera que no las tuviera a mano. -Rió por lo bajo para si.- Y si no quieres compartir lecho, creo que también -Le guiño un ojo- aunque más vale que lo cojas antes que el resto, esos 2 no se dejan nada si pueden -Señalando hacia el Orco que esperaba mirando entre los cadaveres y el que con un panza aun más amenazante que su lengua sonsacaba solo miradas de desconcierto al pobre orco que yacía atado a sus pies.- O quizás que el Gnomo, tiene pinta de que huele lo valioso a distancia... ¡pero no digo que lo que llevo sea valioso! -Dijo burlonamente.

Miro de reojo la zona, sonrió a media tinta a la elfa y volvió a su carácter serio y preocupado, volviendo dirección al Crisol para ver su estado y protegerlo con algún trapo. Sin previo aviso pero con suavidad, se giro hacia la elfa de nuevo- Sórdidos caminos llevan al olvido, una noche no es nada sin el abrigo del calor de un cuerpo, un alma esta vacía hasta que encuentra una llama que la consuma en la penumbra, viendo sus sueños rotos... -Tal y como se había girado, volvió a seguir caminando decidido hacia el Crisol.- "Creo que es hora de preguntarle a Galdar que sabe del Crisol a simple vista"

Se puso ante él, esperando que supiera lo que le iba a preguntar, pero antes de dejarle contestar, salto al resto del grupo con otra cuestión que pensó también seria importante debatir antes de que saquearan todo.

Creo que la llave deberíamos guardarla hasta conocer su uso, quizás nos facilite la entrada. En cuanto a la perla, si Sapo fuera tan amable de comprobar si tiene capacidades mágicas lo agradecería, no pudiera ser una piedra guía o Piedra Mensajera. Si no es nada de ello no me preocupa tanto como la tarea que nos acontece ahora. Los frascos de aceite me gustaría verlos, si no son muy grandes tal vez me los quede si nadie tiene objeción. -Dicho esto, se volvió de nuevo a Galdar, esperando que conociera algo más del objeto ahora que lo tenían delante. Pero por si él no sabia nada, llamo de nuevo al pequeño Gnomo.

Tranquilo Sapo, si quieres puedes volver atrás con Lentejuela. Solo te pediría ademas de comprobar la Perla, que nos dijeras que puedes saber del Crisol, si denotas alguna característica mágica, sobre todo una que nos debiera preocupar al pasar cierto tiempo expuestos al objeto.

¡Y un mojón te vas a quedar tú con ese aceite! Ya tuve que soportar ver cómo el sombrerero se dedicaba a rapiñar del botín común con la excusa de "si no lo quiere nadie". No quiero a otro acoplado a chupar del bote. ¿Eres cartero, no? Pues cartea-dijo con lógica abrumadora el cocinero que cocea-. Con tu sueldo de cartero seguro que te puedes permitir comprar algo de aceite, no vengas a fastidiarnos el tinglado a mi hermano y a mí, Eco.

Según se volvía hacia Eco para la reprimenda, su mano con la botella de vino se zarandeaba tentadora delante de las narices del orco dulces sueños...

Ah, por cierto... BAMBOLEO, BAMBOLEA?

Que en orco quiere decir... "a ver, pringao... ¿cómo te llamas? Que te estoy aquí, interrogando a lo tonto, y me he olvidado de mis buenos modales".

BLUUUUUURP...

Que en orco quiere decir... "Onomatopeya de eructo".

He dicho si no tiene nadie objeción, no que se me compare ni se me devalué. No consideres cual es mi valía sin conocerme y menos pienses que tienes derecho sobre todo por ser quien eres. Si es un grupo de acción los que hemos actuado, el reparto es en consecuencia justo y equitativo. -Mirando de reojo al orco.

Si no estas de acuerdo puedes entrar la próxima vez delante tu solo, sin apoyo de nadie. -Volvió a mirar hacia Galdar- Insisto, no devalúes la valía de nadie porque esto que ves en el suelo es la consecuencia de actuar en conjunto, no tu solo. Y con esto no digo que me los vaya a quedar, pero seria interesante ver de cuanto son las botellas, pues quería solo un poco para 3 frascos pequeños.

Tooodos locos, pensaba la elfa con los ojos en blanco, paseándose por la escena, mas no en busca de un objeto en concreto. Al escuchar las palabras de aquel humano descarado, se acercó.

-Oh, vaya, ¿así que el botín se reparte entre los que han participado en la contienda? -se quedó pensando un segundo- Entonces, ¿qué justicia hay en que tu te lleves algo valioso? Ni siquiera has tocado al orco con tus flechas... Y hablando de flechas... -se inclinó y recogió unas cuantas; se fijó en un arco tirado en el suelo y lo recogió también. Se lo ofreció a Eco, cambiando completa y repentinamente de tema. -Te lo cambio por el tuyo y por un frasco de aceite.

Lilith no tenía ni idea del precio que podía costar cada una de esas cosas (aunque se veía a la legua que no eran nada del otro mundo, pero el aceite le serviría para impregnar sus flechas si quisiera prenderles fuego); pero igualmente le guiñó un ojo a ese estúpido humano.

El combate habia terminado, y como tal, sus compañeros hacian de orcos, hablar y hablar sin decir nada.

Entonces casi todo deberia ser mio, mas orcos miso que vuestros.

Cogemos todo, y lo separamos en el pueblo.

Dice mientras coge una de las cajas y vario equipo.