Partida Rol por web

Los compañeros cruzaron la gran sala y abrieron la puerta con método: todos pegados a la pared a los lados, mientras otro la abría y Arue enfrentaba lo que fuera que hubiera al otro lado con una flecha cargada en su arco letal. Por fortuna, sólo vieron otra torre como la primera: el mismo suelo podrido en el primer piso, las mismas escaleras de piedra a la planta baja... Groland entró primero, pues era el mejor preparado para absorber cualquier posible golpe. Le siguió de Kerri.

-Un escorpión es un arma difícil de usar... -susurró Groland en respuesta a la anterior propuesta de la clériga-. Quizás hagan falta dos personas fuertes y preparadas para manejarlo eficazmente. Lo mejor sería volver y sabotearlo para evitar problemas. Lo mismo para el rastri...

Pero Groland no pudo acabar la frase: dos imponentes arañas avanzaban hacia ellos por las escaleras, alertadas por el ruido. Kerri saltó lista para combatir, pero el guerrero alargó una mano hacia atrás, indicando a sus compañeros que retrocedieran: la madera podrida y las estrechas escaleras no eran el lugar más apropiado

-¡No aquí, hermana! ¡En la sala pelearemos mejor!

Rashaniel sonrió para sí, aunque no dijo nada mientras caminaba junto al grupo. Antes de la llegada de Kerri, Groland era quien llevaba la voz cantante con su grupo, cosa que al mago le gustaba. Aunque a veces demasiado impetuoso, el guerrero era valiente y con las ideas claras. Pero la sacerdotisa parecía que también quería tener el liderazgo, y era divertido ver cómo ambos competían silenciosamente por encabezar las marchas y proponer estrategias.

Su sonrisa se desdibujó cuando asomaron por la puerta y le dio tiempo a ver esas monstruosidades de 8 patas moverse rápidamente. ¡Arañas!

"Oh claro, me olvidé de eso..." - pensé cuándo Groland habló de la gran ballesta. Supuse que lo había obviado inconscientemente porque no creía que ningún orco subiese a la torre hasta el cambio de guardia, al no haber habido alarma. Además, era posible que también los infravalorase en cuánto a su habilidad para manejar máquinas complejas, especialmente si lo debían hacer en equipo. Estaba más acostumbrada al "típico" orco de montaña. 

Con mi arco cargado pasé sigilosa junto al resto del grupo mientras discutían en voz baja qué hacer... hasta que las vi. Las enormes arañas.

- ¡Atrás, atrás! ¡Magos, conmigo! - dije mientras apuntaba a la primera con la flecha. No creía que el ataque cuerpo a cuerpo fuese lo mejor contra unos bichos así, seguramente venenosos, era mejor atacar a distancia - ¡Conservad la distancia! Es más que posible que sean venenosas.

Me sorprendí "dando órdenes" y llamando al trabajo en equipo. ¿Qué me pasaba?

El paladin se situa procurando cubrir a los demás.

- Retrocedamos ... pueden ser venenosas y abatirlas a distancia es la mejor opción como dice Arue.

Pero si llegan ... yo estaré aquí para darles su ración de acero.

Grolan me sujeta por la muñeca tirándome hacia atrás y evitando que salga a por la primera araña, Arue organiza el grupo de ataque dejando a Grolan, Greinh y a mi misma para protegerlos si llegan a distancia de cuerpo a cuerpo, por lo que sopesando la situación me parece la idea mas acertada, por lo que digo: - De acuerdo, vosotros disparáis, nosotros defendemos y se coloca a un lado de Rashaniel para dejarle hacer su arte.
Mientras espera, contesta sobre el escorpión y la puerta:- El escorpión habrá que sabotearlo, pero el rastrillo no creo que haga falta, pues si nos ven nos atacaran como estas arañas, no creo que vayan a huir, y menos se entretendrán en levantar el rastrillo.

Mientras las arañas subian por la torre al piso superior os dispusisteis en la sala de los "agujeros de la muerte" lo mejor posible para el combate. Una de ella pasó por la puerta con gran dificultad mientras la otra esperaba impacientemente. Llevaban mucho tiempo comiendo únicamente insectos y comer un cuerpo humano les generaba una gran ansiedad.

- Esto era lo que tenía que hacer. Pensó Jerinor. - Observar, estudiar, conocer, fijar en su mente cualquier detalle de la sala, de las vías de acceso y de fuga, los puntos flacos de las arañas. Luego tomar una decisión, apretar los dientes y seguir adelante, al precio que fuese, sin hacer caso a nadie, para arrollar, dispersar, aniquilar.

Casi arrastrado por sus compañeros, Rashaniel llegó hasta la sala de donde venían. Tenía cierto sentido, pensó el muchacho, así podrían combatir más libremente. Aferrado a su báculo, se preparó para golpear con él a las arañas si se acercaban demasiado.

El resto del grupo pareció seguir mis indicaciones, cosa que me alegró, ya que ahora tenía vía libre para disparar con el arco sin dificultad. Las arañas estaban justo delante de mi. 

"Un disparo recto, no debería ser problema...¿Pero cómo de dura debe de ser su piel? Debería apuntar a los ojos."

Al retroceder precipitadamente, intentando no darle la espalda a los monstruos, Groland no pudo avanzar tan rápido como le habría gustado, pero al menos consiguió llevar la pelea a un terreno que permitiría que se beneficiaran de la ventaja numérica de la que disponían. Por suerte para él, el enemigo no parecía muy peligroso y sus compañeros actuaron de forma sorprendentemente disciplinada para ser -en general- novatos del combate en grupo (exceptuando al paladín, probablemente). En cuanto a Arue, Groland no pudo dejar de observar como estaba aprendiendo rápidamente a trabajar en equipo. Sí, pero... ¿Es de fiar? No se paró a darle más vueltas al asunto. Ya habría tiempo más adelante.

Greinh se movió con lentitud, observando con cierta fascinación el movimiento rápido de la arañas.

Cuándo todos parecieron tomar posiciones tensé el arco. Me sorprendí de apreciar por el rabillo del ojo lo coordinados que parecíamos. Era incluso gracioso. Pero no era momento de risas. 

Solté el arco y la flecha voló hacía la primera araña...Escurriéndose entre sus numerosas patas, para mi asombro y decepción. La flecha chocó contra el suelo y la araña siguió su camino sin tan siquiera percatarse de mi ataque.

"Tal vez debería dejar de preocuparme de hablar y trabajar en equipo y concentrarme en mi puñetera puntería. ¿Qué me pasa últimamente? No le acertaría ni a un ciervo herido." 

Siguiendo el ejemplo de Arue y preparando el arco nada mas ver a las arañas, Brand lanza una flecha a estas antes de que tengan tiempo de atacarles.

Desgraciadamente la prisa hace que la flecha salga ligeramente desviada, golpeando la pared al lado de las arañas sin hacerles nada.

Tras los dos disparos fallidos de sus compañeros, Jerinor emergió de improviso, con los cabellos cayéndole sobre los hombros y lanzó su lanza con gran fuerza hacia la primera de las arañas, clavándose en su cuerpo y produciendo un desagradable ruido, como de tripas desgarradas. -Espero que a ésta se le quiten las ganas de comer.

La araña herida no se lo pensó dos veces, fue directa hacia el humano que le había atacado. No se movía con la agilidad de antes, porque Jerinor le había añadido una nueva pata, pero llegó hasta su objetivo avalanzándose sobre él e intentó clavar sus mandíbulas para inyectarle su veneno. Jerninor, que se lo veía venir, estuvo rápida de reflejos y con una maestría elegantísima se libró del temido mordisco.

La segunda araña entró en la sala tras su compañera de fatigas y atacó al humano que tenía más cerca. El hambre apremiaba y no había tiempo para esperar. Sus mandíbulas probaron el aire, el maldito y siempre presente aire.

Al ver a sus dos compañeros fairhillianos en apuros, Groland saltó como impulsado por un resorte contra la araña que tenía más cerca, aunque rodeándola para flanquearla y dejar así el tiro libre a sus compañeros. La estratagema resultó a la perfección y el enorme guerrero pasó casi desapercibido para la araña mientras la rodeaba. Para cuando el monstruo de ocho patas se dio cuenta finalmente de que tenía un Groland a su espalda, ocho libras de frío metal cormyriense ya habían impactado contra su exoesqueleto de quitina en el punto más elevado de su abdomen, dejándola un poco más muerta que que medio muerta.

En otras palabras: que alguien le había reventado su feo y peludo culo arácnido.

El mazazo de Groland fue brutal y la araña cayó sobre sus cuatro patas delanteras y luego, con un movimiento vertical llenó todo el campo de visión de Hathol. Sus ojos negros, fijos, inhumanos, sin expresión alguna, estaban sólo a centímetros de los ojos abiertos del guerrero. Al alzarse sobre sus cuatro patas traseras, la araña dejó desprotegido su abdomen, cosa que Hathol aprovechó para ensartarle su espada hasta la empuñadura. Al retirarla, un liquido viscoso y verde comenzó a salir profusamente.

La araña, entonces, resopló, bufó, retrocedió, meneó la enorme cabeza como si algo sucio le hubiese mancillado. Cayó de ocho patas y dejó libre el campo de visión de Hathol.

El joven mago se había quedado paralizado ante el combate, pero rápidamente se dejó llevar por los gritos de combate y las acciones de sus compañeros, que se movían como uno solo para enfrentarse a esas gigantescas arañas. ¿Cómo podrían convivir los orcos con ellas? ¿O quizás eran invocaciones del sacerdote? Había leído acerca de conjuros y hechizos que permitían atar a este plano criaturas de otros lugares bajo el control del lanzador, ¿llegaría él algún día a disfrutar de poderes así?

Una parte de él quería golpear a esas arañas con su báculo pero, ¿sería efectivo? ¿Qué pasaría después? Pensó que mejor dejaría el cuerpo a cuerpo a Greinh, por ejemplo, que observaba las criaturas con fascinación. Así que cargó su ballesta, deseando no darle a ninguno de sus compañeros, y disparó al bulto.

Viendo como cae la araña mas cercana a mi, voy hacia la otra directamente pasando por encima de la primera, poniéndome entre Groland y Hathol y atacando sin compasión a la desdichada araña metiendo la espada entre la tercera y cuarta pata, a la vez que salia un liquido nauseabundo que se derramaba por el suelo. Mientras dice: - Hay tienes cabrona!