Partida Rol por web

El camino indicado por el mapa no fue nada complicado. Lo poco que llevábais en la ciudad os sirvió para orientarios, y así pudisteis llegar sin problema a la señalización.

La entrada se encuentra en un valle poco profundo en la región llena de colinas del centro de Zhar. No es muy evidente, ya que está cubierta de una masa espesa de musgo, hierba larga y arbustos espinosos que bloquean la entrada.

En silencio me quedo pensativo todo el viaje, el ruido que hizo que me desmayara  me dejo algo aturdido y de mal humor, me preocupa que mis habilidades no sean suficientes. Mis pasos pesados por esas tierras me hace pensar lo poco que conozco algunos de mis compañeros, ciertamente los combates han sido lo que nos han unido pero poco sé de más. ¿debería saberlo?, ... no lo sé, posiblemente estoy algo existencial.

Un camino largo en que de repente no se porque recorde a mi madre, vaya tontada,  vaya momento en ser el  niño de mamá...

Desde donde estoy en silencio  miro hacia el fondo de dichas tierras a ver si veo alguna especie de movimiento sospechoso que me indique la presencia de algún enemigo.

Salir de nuevo al exterior, abandonar el fango y la oscuridad de las entrañas de la tierra me reanima y devuelve el buen humor. El camino entre colinas a la luz del sol transcurre tranquilo y sin novedad, hasta llegar al punto que indicaba el mapa.

Tras una breve búsqueda damos con la entrada de la cueva, bloqueada por los matorrales que han crecido con el paso del tiempo. Parece que hace años que nadie pasa por aquí.

Tras echar un vistazo para ver si se ve algo entre ellos y agudizar el oído, pego un par de tirones a una de las matas, tratando de hacer sitio por donde pasar. Miro a Thokk; creo que será mejor que los tirones los dé él, que acabaremos antes.

Poco tardó el grupo en alcanzar el punto indicado en el intrincado mapa que hallaron en la cueva. Con su fiel compañero, el druida avanzaba junto al resto con sus sentidos en un estado de alerta y sin perder un solo detalle de su entorno. La fauna de aquel lugar había demostrado ser más hostil de lo que un principio debieran. 

-Este lugar puede recibirnos de la misma manera que la cueva que visitamos antes. Será mejor no bajar la guardia.- Advirtió aun a sabiendas de que era algo que todos tenían ya muy presente. No obstante, toda precaución era poca. Los profundos ojos del elfo miraban al frente buscando en la entrada del valle cualquier detalle fuera de lugar además de la entrada que se correspondía con la señal del martillo. Huine, emulando a Celion, olfateaba desconfiado.

Vuestros ojos ven más allá que los de Thokk, aunque no encontráis nada raro. Las pareces y el suelo del interior de la cueva, al menos de la entrada, parecen hechos de piedra tallada con pilares de tierra. Parece que está bastante bien iluminada, seguramente con antorchas, pues las luces parecen bailar con las sombras.

No parece haber ningún tipo de enemigo, sólo los arbustos espinosos que os impiden la entrada.

Sólo parecía que había una manera de entrar en la cueva: Eliminando los arbustos.

Thokk siguió al grupo durante el camino hasta que llegaron a ese nuevo punto en el que, al parecer, la entrada estaba cubierta por una serie de arbustos. Sacó el espadón dispuesto a cortarlos cuando el druida habló- Yo nunca bajo la guardia -comentó al elfo mientras se dirigía hacia los arbustos- Lordo, echa un ojo por si hay alguna trampa antes de que los corte.

Si había alguna trampa, eran las espinas de los arbustos, que amenazaban seriamente a derramar vuestra sangre si las rozábais con cualquier parte de vuestro cuerpo.

Cuando se acerca Thokk a examinar las matas le cedo el puesto gustosamente. Espero a que el mediano de su veredicto sobre las trampas para ver si el grandullón necesita que le echemos una mano.

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Thokk parecía más que dispuesto a quitar de en medio a los arbustos que impedían el paso por la puerta que tenían delante. Al igual que Reluë, Celion se hizo a un lado para que el semiorco procediera a limpiar la maleza que obstaculizaba el camino. Con gusto el druida hubiese ayudado, pero su lanza no era la herramienta más adecuada para esa tare. Por su parte, Huine observaba con curiosidad la escena esperando junto su compañero elfo.

Tened cuidado, que  por el momento debeis preocuparse de las espinas que tienen los arbustos,  son más afiladas que navajas, así que si  quereis continuar con piel, no se acerquen a esos arbustos- digo a todos- yo propondría quemarlos pero el olor del humo podría ser mala fortuna y atraer más mierdas

A espadazo limpio, Thokk consigue tras insistir abrir un acceso bastante amplio hasta la entrada.

Las parades y el suelo dle interior de la cueva está están hechos de piedra tallada con pilares de madera.

Una gran fuente de tres niveles domina el centro de la habitación, lo cual es una entrada sorprendentemente despejada y acogedora para una tumba. Dos arcadas en el muro norte llevan fuera de la habitación, ambas separadas por unos 30' de pared. Un mosaico que muestra la ladera de una montaña con dos cuevas elevadas ha sido compuesto entre los dos arcos. Unas palabras en un idioma que no conocéis están escritas en el mosaico.

La fuente está llena de agua clara. Hay inscripciones en orco rodeando la base de la fuete, mientras que el segundo nivel muestra ogros en batalla. Cuatro cabezas de gárgolas pintadas de rojo, blanco, verde y azul han sido talladas en la piedra del tercer nivel, de menor tamaño. Rematando la fuente hay un martillo puesto en pie tallado en mármol blanco y con incrustaciones de oro y platino.

La verdad es que no deja de sorprenderme el hallarme en esta sala tan bien iluminada y con semejante obra en medio de ella. Doy una vuelta alrededor de la fuente, fijándome en su detalles, para luego drigirme hacia el mosaico con las dos cuevas y preguntarme si se referirá a la anterior que visitamos y a esta misma.

Reluë no deja de mirar el mosaico, intentando descubrir qué hay más allá. Pero su cerebro se centra en las palabras escritas. ¿Serían una pista? ¿Un acertijo? Intenta leerlo, pero no lo conoce, al igual que los demás.

Paseando la mirada de cueva en cueva me doy cuenta por fin de que en el propio mosaico hay escritas unas palabras extrañas. Me acerco para verlas bien, a ver si reconozco el idioma.
 

Celion se mostró particularmente sorprendido ante la visión del interior de aquel lugar. No se esperaba algo así en un lugar con los signos de abandono que mostraba el edificio. Lo mismo ocurría con los mosaicos y con las diferentes inscripciones que habían. Por más que miraba no era capaz de ver más que el conjunto sin lograr fijarse en algún detalle que pudiese desvelar alguna pista sobre aquel lugar. 

Con su fiel compañero a su lado, el druida continuaba contemplando el intrincado diseño de la fuente que dominaba el centro de la estancia. -El agua de esta fuente está demasiado cristalina para ser un lugar rodeado de zarzas.- Comentó con voz serena si cejar en su estudio de aquel ostento decorativo que se alzaba frente a él.

Reluë se queda pensativo, observando las trazas del texto. Algo en su mente quiere iluminarle, pero no consigue hacerlo. Tras un rato en silencio, descubre algo: Es el lenguaje de los gigantes.

Si le dejan un poco más de tiempo, conseguirá descifrar las palabras