Partida Rol por web

El último comentario del semiorco hace que me hierva la sangre ¿elfos blandengues? Ese animal tiene mucho que aprender sobre las fuerzas tanto físicas como místicas y parece ser que el otro enano va a ser el primero en demostrárselo. El enano monje parece un loco pero no por ello menos orgulloso y fuerte. Mientras me dirijo a la pelea me cruzo con Dens

- Chico, ponme el plato de la casa y una buena jarra de hidromiel.

Sin detenerme me coloco cerca de los dos enanos. Y me dirijo al monje loco.

- Espero que le deis su merecido. Monje espero que tu Dios te escuche, y tu brazo lo machaque.

-En esta sala el unico que aun no sabe que ya fue derrotado es el cerebro de chorlito del otro lado de la mesa, mejor haria marchandose con el rabo entre las piernas, ¿por que los semiorcos tienen rabo no?, y sin mirar atras, antes de que toda la ira de el dios de los elfos, al que por extension ha llamado dios de unos blanditos...., caiga sobre el.

Me despierto con el sonido de la puerta y me encuentro a la posadera con una niña, les pido que salgan un momento, ya que estoy en calzones. Me visto y me tapo la cara con la capucha, como de costumbre, cuelgo mi cimitarra del cinturón y guardo la daga en la parte de este que tapa mi capa "por si las moscas...".

Dejo el resto de las cosas allí, y al salir y ver que la pareja se ríe me quito la capucha y les guiño un ojo, el que está cruzado por una terrible cicatriz. Viendo como sus sonrisas desaparecen de sus caras sonrío para mí mismo y pienso:

"Que aprendan aquí a respetar a la gente, no solo por ser caballero...".

Bajo a la planta de la posada y noto como el sonido de una gran congregación de gente me golpea el tímpano. Bajo, y me encuentro a dos enanos a gritos con un semiorco retándose a pulsos, justo los dos enanos del día anterior. En seguida los reconozco, uno un hábil guerrero y otro un sabio sacerdote.

Me es más complicado encontrar al gnomo, más por su tamaño, porque en realidad está coqueteando con una cónyuje. El mago elfo pasa más desapercibido, pero lo distingo al oír su melodiosa voz animando a los enanos.

"Ya está, son los mismos del sueño... ¿ellos lo habrán tenido también?" - con esta pregunta rondándome la cabeza me acerco a la barra dispuesto a pedir algo.

Hago un gesto a Dens y espero a que me atienda mientras contemplo el pulso.

Dens como siempre iba sirviendo los platos con una actividad frenética. Dejó una gran jarra de cerveza y un buen plato de carpa con jabalí donde había estado sentado el enano, como le había mandado. - Seguro que estará frío cuando vaya a comerse la carpa, pero con lo enfadado que anda el enano con Loknat, seguro que ni lo nota. No seré yo quien les diga que Loknat nunca ha perdido. Pronto lo aprenderá. - Se encoge de hombros.

Rápidamente fue a atender a Aust y le acerco una jarra de hidromiel y otro plato de carpa con jabalí, pero esta vez no tan grande como el que había dejado en la barra para el enano. Parecía que el bueno de Dens calculaba a simple vista la glotonería de sus clientes.

Espero que sea de su agrado, mi señor - dijo a Aust mientras se encaminaba hacia Kylon para atenderle. Menudo día tenía el pobre muchacho.

Loknat tener rabo y usará armadura para hacerse taparabos. Todo en Loknat ser grande, no como en enanitos. - soltó otra carcajada. De nuevo restos de saliva cayeron sobre Ulkus.

Apoyó el brazo encima de la mesa, mientras movía los dedos para hacer fluir la sangre. - Loknat dispuesto. Tu perder de nuevo, enanito.

El maldito semiorco termina ganando y empieza a mofarse de su victoria. Pero antes de poder replicar a sus palabras el otro enano de la posada, el mismo que el de mi sueño no deja que me levante y apuesta por mi, pero esta vez la apuesta es mayor y pone en juego su arma y su armadura. Tambien un elfo se acerca, parece que tampoco le gusta el semiorco.

Lo único que tienes grande es esa pedazo de bocaza, y como no la cierres por las buenas te la cerrare yo por las malas.- Le digo cuando le agarro la mano para el nuevo pulso, implorando a Moradin que le borre esa especie de sonrisa al sucio semiorco.

-Cuando puedas sírveme un plato de carpas y una cerveza... - dije con una sonrisa amable - y si quieres y tienes un hueco después te invito a una jarra de cerveza.

A fin de cuentas yo no soy tan mayor como aparento, con mis cicatrices y barba de varios días. Creo recordar tener veintidós veranos, pues en mi pueblo medimos la edad en veranos, la única época del año donde las ventiscas amainan y se ve la luz del Sol. La época de los días interminables también la llamábamos... recuerdos...

Al implorar a Moradin, te das cuenta de reojo que el martillo de guerra brilla levemente, como respondiéndote.

Las manos vuelven a chocar y sus dueños vuelven a tensar todos sus músculos. El semiorco aprieta los dientes intentando contrarrestar la tremenda fuerza que esta vez está imponiendo el brazo del enano. De nuevo intenta doblar la muñeca hacia adelante y erguir el hombro para conseguir ventaja, pero Ulkus a aprendido la estratagema y le impide mover la muñeca, apretando todavía con más fuerza su mano.

Las fuerzas del semiorco empiezan a fallar, tal vez por el cansancio de los pulsos acumulados, o tal vez el enano realmente sea más fuerte. Su brazo empieza a ceder, lentamente se va doblando, hasta que Ulkus gruñe y con todas su alma aplasta el brazo de Loknat contra la mesa.

Loknat brama enfurecido, levantándose y estrellando su silla contra el suelo, que se hace mil pedazos. - ¡Enanos tramposos!. ¡Seguro hacer trampas!. ¡Loknat no poder ser vencido! - clava sus ojos en Ulkus, desafiantes. Durante un momento parece se va a armar gorda, pues el semiorco levanta su puño, pero finalmente se da la vuelta y se encamina hacia la salida de la posada empujando a todo lo que encuentra en su camino - ¡Bah! Martillo apestoso. No ser más que basura. Romperse en batalla y tu morir. - ruge dando un sonoro portazo a su salida.

Los aldeanos habían permanecido en silencio, pero nada más salir el semiorco de la estancia, lanzan vítores y felicitan a Ulkus por su tremenda demostración.

Tiene fuerza el muy ..., pero todavía no he dicho mi última palabra y sigo resistiendo, pero cuando veo el brillo del martillo cuando imploro a Moradin, saco un poco de fuerzas extra no se muy bien de donde y consigo golpear el brazo del piel verde en la mesa. El semiorco no sabe perder y tras un momento sosteniéndonos la miradam, parecía que iba a haber mas juerga, pero al final decide salir de la posada despotricando solamente.

-Si,  vete malnacido, si no hubiera tenido ese sueño raro esta noche no habría tardado tanto en despacharte!- digo bravuconeándome, aunque ha sido realmente difícil ganarle al semiorco. Entre vítores, cojo el martillo y mi hacha recuperada, mientras digo al elfo:

-Espero que hayas apostado por nosotros, te hubieras llevado unas buenas piezas de oro, JAJAJA!-  me doy la vuelta para mirar al otro enano, el clerigo que ha tenido fé en mi, en nuestra raza. Le estrecho el antebrazo

-JAJAJAJAJA, gracias amigo, le hemos dado en todos los morros a ese sucio bastardo ... Lo justo es lo justo, aquí tienes el martillo que le hemos ganado al semiorco, yo perdí mi apuesta y ahora tu la has ganado, así que el martillo ahora te pertenece - le digo mientras le ofrezco el martillo - Aunque creo ,por tus palabras, que no veneras a Moradin, te ruego que lo cuides bien pues este martillo parece que ha sido bendecido en su nombre.-digo recordando el brillo que vi en el martillo en un pequeño momento de flaqueza.

Cuando la mano del enano toca la mesa empujando la mano del asqueroso humanoide, se me abren los ojos como platos, miro al guerrero y miro a su mano varias veces, tras unos segundos de traspies, el semiorco se da cuenta de su aplastante derrota e increpa al enano de hacer trampas y no puedo evitar saltar.

-Trampas, ¿nos estas llamando tramposos?, se nota que te criaste entre animales y no sabes jugar limpio, piensa el ladron que todos son de su misma condicion, perdona si te sientes ofendido señor gnomo, anda y vete a llorarle a tu madre, ¿por que tienes madre verdad?

-ya te avisé que te retiraras que no tenias nada que hacer ya que habias avivado las llamas de la ira de un dios y te salvas de que fue misericordioso y saliste bien parado.

Recojo mis cosas y me dirijo hacia mi sitio donde me espera la suculenta comida que ya debe de estar un poco fria.

-Y vosotors turba, que decis ahora de los "enanitos", no hay valientes que quieran enfrentarse a los enanitos, señalo a la gente que se habia reido con los chistes del semiorco, ya no es tan gracioso cuando vuestro campeon sale corriendo en busca de su madre, en serio ¿los semiorcos tienen madre o se la comen al nacer?

El enano me ofrece el martillo pero le digo:

-Aunque no seamos de la misma..., jajaja tienes razon somos enanos jajajaja pero es mejor que te lo quedes tu, fue mi dios quien me dio la fe en tu brazo Y dio el impulso final, pero fue tu brazo quien gano la apuesta al fin y al cabo, tu vas a hacer mejor uso que yo, jajaja parece un buen baston mas otra cosa no sabria que hacer con el. Cierto es que no sigo a moradin pero respeto a todas las almas de dios, aunque sigan al dios equivocado. JAJAJAJAJAJAJAJJAJA

-¡ANDA, ENANOTES, VENGAN PARA AQUÍ QUE LES INVITO A UN TRAGO! - exclamo sonriendo desde la barra, diciéndole mejor a Dens - mejor cuatro jarras de cerveza y el plato de carpas.

Sonrío al pensar que si no hubieran ganado ahora me habría acercado para ayudarles a recuperar las armas.

El martillo a ojos de todos era una belleza. Con cinco esmeraldas redondeadas incrustadas en la base de la cabeza, y recorrido por multitud de runas. Era plateado en su mayor parte, aunque había franjas doradas con inscripciones. El mango también estaba tallado en dorado, y solo deslucía su bonito aspecto el desgastado y sucio cuero.

En las manos de Ulkus, el martillo empezó a emitir un pequeño brillo, casi imperceptible con la claridad del día. El enano como gesto de agradecimiento por el apoyo recibido, ofreció el martillo a Bardum. Gracias a él había podido recuperar su preciada hacha, no soportaba verla en manos del apestoso y bravucón semiorco.

Ulkus dejó el martillo en manos de Baldum, e inmediatamente el brillo azulado desapareció. Todos los presentes miraban el suceso con cara de desconcierto. ¿Que clase de magia era esa?.

El martillo desde luego, no era un arma mundana. El tonto semiorco desconocía su verdadero valor, o nunca lo hubiese apostado tan a la ligera.

Gerbo mira a los dos enanos festejar la victoria contra el mestizo, y los felicita, Esto demuestra que la altura no siempre marca la fuerza, o la habilidad, y además acaban de ganar un premio increíble un martillo hermoso, que aún demás brilla. Les dijo mientras los abrazaba a los dos, y por primera vez podía agradecer al enano por salvarle la vida en el sueño (aunque no estaba seguro de si hubiera muerto realmente). 

Al parecer juntos somos más poderosos que separados, y hacemos un gran equipo!

Escuchó una voz atrás de él y al voltearse vio al humano, que los invitaba a unos tragos de cerveza, al parecer estaban todos allí, y por educación la aceptó (ya que la bebida que tomó con la Gnoma lo tenía medio mareado).

Al sentarse con sus compañeros, trató de ubicar a la vendedora, pensando en disculparse con ella por haber desaparecido de esa forma, pero tal vez por la cantidad de gente, o tal vez por la altura de los humanos, no pudo verla.

No puedo creer lo que han visto mis ojos. De verdad que no puedo creerlo. Loknat vencido. Increible - dijo Dens soltando 4 jarras de espumosa cerveza delante de Kylon.- A la salud de los enanos. La casa invita, pero que no se entere Rona. - Guiño un ojo.

Al poco volvió con el plato de carpa con jabalí y lo sirvió con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando termina el duelo todos saltan en vítores. Los enanos están exultantes y entre festejos le echo un vistazo al martillo. En manos del monje no brilla pero en manos del guerrero el martillo despide un leve brillo, señal inequívoca de magia. Voy a mi mesa donde tengo mi comida y cojo mi jarra de aguamiel y mi comida. Me reuno en la barra con mis nuevos compañeros. Mientras todos brindan me quito la capucha de la capa para que todos puedan verme bien, pongo la jarra de aguamiel en la barra y los miro a todos fijamente:

- Escuchadme todos, mi nombre es Aust y os he vigilado esta mañana. Todos estamos cansados y ojerosos, todos hemos pasado una mala noche, a todos nos han echado de la habitación, y me temo que todos hemos tenido el mismo "sueño". No se si lo sabéis pero mi gente, los elfos no dormimos, nuestra mente entra en un estado de trance donde se relaja y descansa. En cuatro horas de trance nuestro cuerpo y mente se regenera completamente. Excepto los magos como yo, que tenemos que aguardar otras cuatro horas para poder lanzar hechizos, los elfos descansamos cuatro horas, y como he dicho no soñamos. Hoy he sido arrastrado a un lugar durante la noche, y vosotros también estabais allí. No ha sido un sueño, por si alguno lo pensaba. Yo no creo tener nada que ver con ese hecho así que ¿Alguna idea de que nos ha pasado esta noche?

Empiezo a comer despreocupadamente mientras Garras llega y se sube a la barra, se queda a un palmo de mí y se tumba.

-Sí, yo he tenido un sueño... por casualidad no tendrías un arco y diste el último golpe a la criatura a la que perseguía, ¿no? - digo, aunque es evidente que la espuesta va a ser afirmativa.

Tomo un trago de cerveza e invito a los otros a sentarse.

Miro a los demás, todos parecen incrédulos, el humano es el primero en hablar

- Como ya he dicho no era un sueño, mi gente no sueña, pero si, había trasgos y disparé al último. 

Asiento pensativo, mientras reflexiono y espero a que los demás intevengan pruebo un poco de carpas con jabalí.

"Mmmm... delicioso...".