Partida Rol por web

-por que no seguimos adelante, es mejor llegar temprano y asi encontrar el sitio con la luz del dia que entretenernos y perder la oportunidad. De todos modos podemos al volver echarle un vistazo y si vemos que no hay nadie y se ha usado reciente mente nos podemos quedar para hacerle una emboscada al que "viva" dentro.

Después de un rato viendo como intentan abrir la puerta del molino las palabras de Bardum me parece que devuelven la sensatez al grupo.

- No nos paremos en tonterías, tenemos un fantasma que derribar. Y cuanto antes lo hagamos mejor. El molino puede ser tanto un refugio de maleantes como un refugio de amantes, desde luego ofrece la intimidad necesaria. Sugiero que prosigamos, aquí podemos volver después de encargarnos del asunto del fantasma.

-Uhuhummmmmm.... Está bien quizá tengais razón - digo un poco enfadado - Sólo quería hacer algo diferente, estoy ya un poco harto de andar... Venga pongámonos en marcha a ver si encima vamos a llegar tarde a nuestra cita con ese fantasma que se cuela en los sueños. - Aguafiestas - sigo pensando mientras frunzo el ceño y me pongo a caminar siguiendo el sendero que nos lleve hasta el arbol caído

-Bueno, si volvemos podremos investigar, ¿no? - pregunto, resignado.

De acuerdo totalmente con Kylon, y preferible aprovechar a llegar y tomar unas buenas posiciones cuando lleguemos a encontrarnos con este fantasma, Ulkus te prometo que no vas a tener tiempo para aburrirte una vez que lleguemos a lo del fantasma =D.

Digo mientras le golpeo la espalda de forma amigable.

El sendero que rodeaba el lago se hacía cada vez más tortuoso, estrecho y en algunos tramos había que dar un rodeo para rebasar la frondosa maleza que se acumulaba a orillas del lago.

Hacía buen rato que había pasado el mediodía, cuando apareció en el horizonte lo que parecía un mástil inclinado sobresaliendo del agua. Aquello era el embarcadero, o lo que quedaba de él, pues estaba roto es su mayor parte y tapado por una selva de juncos y matorrales. Solo una barca medio hundida y ladeada lo acompañaba. Suyo era el mástil que se veía desde lejos.

Más allá, al oeste del embarcadero no había sendero alguno, frondosos árboles crecían junto a las escarpadas paredes de roca de las colinas cercanas. Al norte no se veía más que arbustos y maleza, ningún camino indicaba una ruta a seguir. Adentrarse en ese macizo de matojos con toda seguridad tenía como resultado llevarse más de un pinchazo o arañazo.

Me pongo a 4 patas buscando un sendero bajo la maraña de arbustos y maleza, buscando un lugar donde la tierra estubiera mas dura por el paso de personas. Habia pasado tiempo desde que los dos amantes se escabulleran por la zona, pero el paso debia de estar marcado en el suelo, aunque la maleza crezca, suele preferir un suelo blando que un suelo duro, por eso los caminos siempre suelen seguir marcados en el suelo.

Me pongo el escudo en la cabeza para protejerme de los zarzillos.

-Puedo parecer ridículo haciendo esto, pero mientras viajaba con mis hermanos, muchas veces los vi usar esta tecnica para encontrar caminos hacia los templos que hacia decadas que no visitaban. Igual no vale de nada, pero puede que le de un lugar por donde empezar a nuestro compañero cazador que seguro es mas ducho que yo en este arte. No se hace cuanto fue el encuentro amoroso frustrado por el fantasma, si no fue hace mucho. me parece extraño que el bosque este tan espeso y que no se pueda apreciar perfectamente un camino.

Observo los matorrales y niego con la cabeza:

-Nadie pudo pasar por ahí, tiene que haber un camino escondido.

Empiezo a palpar el suelo mientras intento distinguir alguna huella, más o menos reciente.

La maleza y arbustos que habían crecido no os dejaban ver ninguna huella. Por allí no había pasado nadie en algún tiempo. Al menos no conseguisteis encontrar ningún rastro por los alrededores del embarcadero.

Después de dejar el molino, seguimos el sendero y tras un buen trecho llegamos hasta lo que parece un embarcadero, está viejo, destartalado casi tragado por la vegetación que asomaba y se adentraba hasta el lago. A partir de aquí tendríamos que encontrar un camino para encontrar el lugar del fantasma.

El clerigo se pone a cuatro patas, dice que es una tecnica que usaban, mientras el humano parece que intenta ver por donde podemos encontrar el lugar. Por mi parte aunque estos lugares no los conozco demasiado como las grutas, intento buscar algun indicio que nos indique por donde ir, así que me pongo a mirar los arbustos para mirar algo que me llame la atención.

-Veamos a ver si encontramos el dichoso paso hasta la zona del fantasma.

Viendo que por la zona donde busqué no encontré nada, me voy un poco mas pegado al embarcadero y vuelvo a usar la misma técnica, visto que antes no funcionó como pretendía le pido ayuda al todo poderoso para no volver a quedar en ridículo.

-Oh, señor guíame para encontrar el sendero, como tantas veces has hecho, guía a tu súbdito entre esta maleza para poder llevar a tu seno esa alma descarriada que mora en este lugar.

Viendo que no encuentro nada me incorporo y voy a buscar a otra zona. Sigo el mismo procedimiento e intento buscar en una zona más grande.

Mientras mis compañeros buscan yo me dedico a hacer lo mismo empiezo de forma metódica y por eso me lleva más tiempo que a mis compañeros. El haberme criado en comunión con la naturaleza ayuda, aunque mi vida haya ido por otros caminos. Garras andaba paseando por allí. En un memento determinado maulla. Lo busco con la mirada. No está. Lo llamo y me contesta. Veo al clérigo cerca de el maullido y me dirijo a la zona. Los dos nos encontramos en el mismo punto, y Garras sale todo orgulloso se me frota en las piernas.

- Vaya, parece que tú y Garras habéis encontrado algo maese Bardum

Como siempre, el dios de Bardum le respondía, en cualquier situación, o dando fuerzas a su amigo en un pulso, o dándole suerte en las tiradas de dados o hasta para encontrar rastros entre los arbustos. Debería estarle bien agradecido.

El enano apartó a un lado un frondoso matorral que le llegaba hasta más allá de la rodilla. Allí estaba, una pequeña huella, su dueña no debería pesar mucho ni tampoco ser muy grande, pues era una huella delgada y un par de pulgadas menor que la de un humano corriente. La huella apuntaba al norte.

Así que el clérigo ha encontrado lo que ninguno hemos encontrado.  Una huella, un pequeño rastro que podemos intentar seguir, por fin...

-JAJAJAJJAJA, bien hecho hermano. - miro a Bardum - Creo que algún día tendrás que enseñarme esa técnica de buscar a cuatro patas, es curiosa pero al parecer es efectiva.

-Os lo dije chicos esta técnica funciona. Kylon aquí hay una huella, ahora te toca a ti hacer tu magia. Mi dios es todo poderoso, pero deja que los demás hagan su trabajo, sabemos que de aquí va hacia el norte, eso es un principio.

Me giro con el pecho inflado como un pez globo y me siento en un tronco cercano esperando a que el cazador nos indique por donde seguir. Mientras busca el cazador empiezo a recitar plegarias a mi diso para que le conceda a Kylon la luz que ilumine nuestro camino a través de la maleza.

-Alabado sea Moradin, amigo Bardum - digo con una sonrisa.

Me acerco la huella y la examino, es cierto, va hacia al norte. Miro avanzo y miro a mi alrededor, buscando más pistas, miro a mis compañeros un momento y digo:

-Seguidme.

-¿Que has dicho de Moradin? ese es el dios de los enanos, yo sigo al todo poderoso Corellon Laretian. Será mejor que cuides tu lengua si no quieres sufrir la ira de mi Señor.

-¿donde se habrá visto? mi Maestro le concede un don y alaba a otro dios, si aun estuvieras buscando en una caverna....

me levanto de mi sitio y sigo al cazador con cara de disgusto.

Garras también encontró la pequeña huella a unos metros de la de Bardum. Eso facilitó el trabajo a Kylon que durante un buen trecho siguió el rastro con facilidad. Las dos huellas pasaron a ser cuatro, estás ultimas algo más grandes, pero sin llegar a ser las de un humano adulto. Eso facilitaba aún más las cosas para seguir el rastro entre los arbustos. Las huellas siguieron un trecho por el norte hasta desviarse hacia el noreste. Allí os topasteis con la ladera de una montaña.