Partida Rol por web

Todo a vuestro alrededor es silencio, silencio y oscuridad. El aire huele distinto al que estais acostumbrados a respirar, como si fuera más pesado, más denso.

Vuestros estómagos se asientan rápidamente y a pesar de no poder ver nada, notais que lo que tocais, donde antes había tela suave, ahora teneis burda piedra, sin labrar, aunque si que tiene forma de trono.
El silencio sólo es roto cuando notais como todos y cada uno de vosotros soltais el aliento que habeis contenido, con la imagen de Kippenvall luchando por vuestra seguridad, aún fresca en vuestras retinas.

Desconcertado por lo sucedido, Zisintharax todavía piensa una y otra vez en la lucha que vio antes de desaparecer.

Por todos los muertos... a saber donde estamos...

Levanto mi espada y conjuro la luz sobre ella... esperando ver a su alrededor.

Y de repente nos encontramos en la oscuridad, parece que estamos todos o eso espero. Busco entre mis pertenencias la antorcha que nos proporciono Kippenval, y su recuerdo hace que sienta como si el acero se me clavase en el estomago. Otro amigo que hemos perdido.

Aprieto mis manos sobre la antorcha intentando aguantar la rabia, respiro profundamente unos segundos y la enciendo, esperando que la luz nos deje ver donde nos encontramos…

-¡Dioses! ¿Habéis visto eso? ¿Quién demonios era el encapuchado?--se pregunta en voz alta Aruna mientras la luz del soulspark va incrementando hasta quedar los alrededores tan iluminados como si de un cetro solar se tratase.

-¿Estáis todos bien? ¡Pobre Kippenval! Me temo que le debo una buena disculpa, después de todo--se lamenta la incarnate al tiempo que se aleja del trono para ver mejor el lugar en el que se encuentran.

Horian sintió como varios de sus compañeros buscaban la forma de iluminar la estancia. El joven aun sin separarse del trono que ahora era de dura piedra tomó en su mano su nuevo florete preparado para afrontar cualquier riesgo en aquel lugar desconocido.

El lugar en el que os encontrais es una cueva subterranea, como esperabais. está desierta, nada vivo o muerto queda a vuestra vista, sólo unas paredes unos metros más allá y el trono de piedra en el centro, presidiendo.
Las paredes dejan ver dos salidas

Casi todos observais como el solitario trono, tiene una inscripción en la base, casi borrado por el tiempo: "Kippenvall".

Un texto simple y llano, pero demasiado viejo para tratarse del mismo que os ayudó en vuestra hogar.

Venga amigos, elijamos un camino... este sitio me da escalofríos.. dirijo una mirada al grupo

Zisintharazs saca la antorcha siempreardiente e ilumina la zona para tratar de orientarse.

Adam tiene razón. Tenemos que hablar con la dama y que nos ayude a acabar con esos mal nacidos que decidieron asesinar a nuestra familia y a nuestros amigos – digo en alto mientras comienzo a andar hacia delante para examinar las dos salidas, y ver algo que me indique que camino escoger.

Ambas salidas parecen similares, a simple vista, largos túneles que se pierden más allá del alcance de la luz de vuestras antorchas. de ellos no llega ningún sonido, por lo que sólo la suerte os llevará por el camino adecuado.

Todo trascurrió muy deprisa, en un momento estábamos en una cueva subterránea lejos del combate, sin posibilidad alguna de ayudarle…

- Es cierto no hay tiempo que perder, dijo que se encontraría con nosotros en la superficie, tengamos fe hermanos.

Avance unos pasos junto a ellos y observe la bifurcación en dos caminos.

Parece que tendremos que elegir…

Este camino mismamente. No tenemos indicaciones ni nada que nos haga elegir entre ambos