Partida Rol por web

Con un gesto ordeno a Tora que se lance hacia el centro mientras que Kimba se lance a la izquierda; yo me muevo saltando a la derecha el objetivo era reducir el número de combatientes aunque nuestro principal objetivo eran las balistas, debian inutilizarlas antes de redicir a los suyos puesto que suponia que no se atreverian a disparar teniendo una grandisima proabilidad de matar a los suyos...

Tus sirvientes obedecen tus ordenes y se separan.

Los tres avanzáis con decisión, pero en un segundo escucháis las cuerdas como se destensan y una hondonada de flechas caen sobre vosotros, así como dos grandes virotes procedentes de las balistas. 

Los silbidos de las flechas se escuchan en vuestros oídos y, al segundo, un rugido de dolor procedente del León. Al mirarle rapidamente, ves que tiene cuatro flechas clavadas en uno de sus lomos. El ataque ha sido fuerte, aunque por suerte el animal sigue avanzando.

El tigre, por su parte, salta con decisión y con fuerza, esquivando la mayoría de las flechas sin problemas. Ninguna de ellas se le clavan, aunque varias sí que rozan el pelaje de tu sirviente creando unas finas pinceladas rojas sobre su piel.

Por tu parte, giras, saltas y rotas esquivando cada una de las flechas que se aproximan hacia ti. Ninguna de ellas te impactan aunque sí rasgan parte de tus vestiduras. 

- ¡No les dejéis pasar!

Escuchas una voz masculina en medio de la batalla. 

parece que aquella voz es elq ue los dirige...bien, acaba con la cabeza y acabarás con la bestia... con un agil salto trato de sortear la linea defensiva y aprovechando el salto busco el origen de la voz.

---No os dejeis amendrar por vuestras heridas, sí teneis que usar a los humanos como escudos, hacerlo!!!-les grito mientras comienzo a atacar a mis objetivos con rapidez

Una vez las ordenes están dadas, el león es el primero en atacar.

Sin miramientos, carga contra el primer grupo de soldados que tiene delante. Estos intentan defenderse, pero no son nada en comparación a sus garras, las cuales les atraviesan como si fueran de mantequilla.

La sangre y las tripas de cinco soldados terminan esparcidas por el suelo.

El Kami, por su parte, no se lo piensa y salta haciendo varias cabriolas sobre las líneas enemigas. Algunos de los soldados intentan detenerle, pero por la velocidad del mismo, les pilla descordinados y al final se estorban entre ellos en lugar de acertar a Fuko.

Este, cuando aterriza entre las líneas enemigas, y de apenas un movimiento de sus manos, diez de los soldados se deshacen en cenizas que se deshacen.

Aunque aún no has llegado al final de la plaza, ves perfectamente que, tras la línea de soldados, hay una figura que destaca por encima del resto.

Un joven de rasgos orientales, vestido de negro y con una Katana entre las manos. Parece que está dando ordenes a algunos de los soldados que tiene más cerca.

El siguiente en mover ficha es el tigre. Este, a pesar de contar con más rapidez y precisión que su compañero el León, parece que los soldados están mejor preparados y organizados, ya que apenas logra destripar a un par de ellos.

Sin embargo esta pelea aún no ha terminado.

Viendo los cadáveres de sus compañeros, aún quedan muchos soldados para presentar batalla. Otra oleada de flechas, así como varias lanzas se dirigen hacia vosotros. Sin embargo en esta ocasión estáis más preparados. El león y tú veis las puntas lo suficientemente cerca para ver como te rasgan las vestiduras o cortan el pelaje del león, aunque no os llegan a producir ningún daño. Por otro lado, el tigre, salta sin problemas esquivando el ataque.