Partida Rol por web

Suerte con tus obligaciones. Por mi parte, espero impaciente que vuelvas.

:P

Bueno, en los tiempos que corren, que haya trabajo siempre es algo bueno.

Y cada uno tiene que poner en orden sus prioridades. Es lógico que el trabajo esté en un lugar prioritario.

Ánimo y a por ellos. Nos leemos a la vuelta. ¿Qué estás escribiendo, si no es mucho preguntar?

Estaremos esperandote:)

Aquí esperamos...por supuesto!. Suerte

Salimos por el boquete a la azotea y respirar el aire libre de la noche me hace relajar mi cuerpo, llevaba con el tenso desde hacia un rato debido a las atrocidades vividas hacia unos minutos, aún no me las puedo quitar de la cabeza pero eso no me impide mirar el movil por si Blanca me ha vuelto a escribir, no lo ha hecho, en esos segundos ya se me ha pasado todo, así soy yo, proceso la información de manera diferente al resto, tanto que lo que me podría dejar marca para toda la vida lo digiero y no me afecta lo más mínimo.

-Ahhhh nos hacia falta tomar el aire...- susurro a mis compañeros tranquila.

Durante unos minutos miro el resto de la ciudad de forma despreocupada, no hablo, comprendo que no quieren hablar y creo que por una vez debo permanecer callada. Simplemente me ciño a dar la mano a John e intentar contagiarle mi estado.

El lamento se hace más desgarrador pero parece alejarse... ¿Qué será? ¿Qué habrá ocurrido en ese apartamento? ¿Será todo obra de algún hechizo o realmente será un asesinato?

-Chicos... ¿Deberíamos avisar a la policía?- no he podido mantener la boca cerrada más tiempo.

Ahora se escuchan voces en la quinta planta, no parece que vayan a subir pero... ¿Quién será? ¿Sabrán lo del apartamento?

Me asomo sin que me vean para intentar escuchar que es lo que hablan. Simplemente acercando el oido sin llegar a asomar mi cuerpo, ni siquiera la cabeza.

Miré a Rob con cara de fastidio tras ver lo que aquel anciano que aparentemente no era nadie nos había dicho. ¡Parecía el guardián para acceder al lugar!.

- ¿En serio no podemos?. Vaya fastidio...Pero entonces reparé en lo que había dicho. - Ahm, gracias señor, seguiremos su consejo, ¿Verdad Rob?. Le hice señas a mi compañero para que diera media vuelta a la barca y volver así a la orilla.

- La mujer de la que habla de la catedral, se quien es, me crucé con ella una vez no hace mucho. ¿Que te parece si vamos a ver si la encontramos?. Tal vez sea mas habladora que este anciano y nos cuente mas cosas acerca de nuestra casa.

John esperó en silencio a que los ruidos cesaran. El corazón le latía con tanta fuera que parecía que se le fuese a salir del pecho. La sola idea de que les encontrasen lo aterrorizaba. Pero nada pasó. Los ruidos de voces se fueron y John pensó en volver a entrar, pero alguien más se acercaba. Esta vez eran varias personas.

-La policía...no sé. ¿Cómo justificaríamos que...nuestra presencia en el edificio?¿S...podrían incriminarnos? Pienso...creo que lo primero es marcharse de aquí. Ir...Poner espacio de por medio. De la forma que sea.

Anayansi se asoma al boquete, sin llegar a entrar de nuevo al edificio y les va traduciendo a Erik y a John lo que escucha

- Parecen dos o tres personas, hay también la voz de un niño... ¡y está la loca de la fregona! Hablan medio en castellano, medio en portugués, y aunque les puedo distinguir perfectamente, oído que tiene una, no sé si es por el idioma o por los gritos que no parece todo tener sentido

Dicen a la señora que se calme y que deje de gritar y que ¡no les vuelva a golpear! Les ha dado con el palo de la escoba en la cabeza y ahora se está armando buena y creo que hay un lío de faldas de por medio. El niño quiere llamar a la policía pero la madre le dice que no, que no hay donuts para todos y el padre dice que para donuts los que hace él con su troncho. O algo así.  Las cuatro personas están muy nerviosas. 

Erik, John y Anayansi contemplan sus posibilidades. Si vuelven por el boquete a la sexta planta, dudan que el ascensor llegara allí y pudieran bajar sin tener que ir de nuevo por la escalera y encontrarse lo que sea que está pasando en la quinta planta. 

Podrían quedarse allí más tiempo hasta que todo se calme, pero no parece que de manera inmediata vaya a cesar el jaleo. 

Otra opción sería saltar de esa azotea a otro edificio cercano y por los tejados ir alejándose hasta poder bajar en algún momento a la calle

Todo es más complicado con la visión de todos esos niños descuartizados aún en sus retinas. 

Escucho atónito lo que no está contando Anayansi, pero no le veo ningún sentido. El miedo que tengo en el cuerpo me dice que es una misma persona la que habla, fingiendo varias voces para despistarnos ¡¡¡y que bajemos allí y matarnos!!!

- Anayansi, ¿estás segura de que estás entendiendo bien? De todas formas, creo que lo mejor será que nos larguemos de aquí. Además, tengo una idea: vamos de azotea en azotea, bajamos cuando podamos, volvemos y cogemos el coche y nos piramos. Pasando de policía y todas esas mierdas. Ya investigaremos qué coño pasa aquí, o hablaremos con la tal Rubí, o lo que sea. Pero vámonos de aquí YA.

Acto seguido, me acerco al borde de la azotea para ver si es posible escapar de tejado en tejado como los gatos.

Estoy harto de tanto personaje estrambótico, pero he de reconocer que muy muy en el fondo me hace gracia. Y más adentro me da miedo. 

Pero Ochi, esa anciana de la que habla...¿de qué la conoces? Me fío de ti al 100%, osea que si piensas que va a ser útil vamos a buscarla. Ya ves tú, ¿cómo nos lo va a impedir este viejo decrépito?

- La noche que buscábamos respuestas y la forma de dar con nuestros amigos perdidos en la reserva, casi por casualidad me acerqué a la catedral. Esa noche hacían una misa en honor a las víctimas. Pues bien, una señora se acercó para susurrarme algo, una pista de a donde debía ir para obtener información o un posible aliado.

Rob parece algo impaciente y el anciano no levanta precisamente las simpatías en el. - Ya no me fio de las apariencias, se muestra de una forma inofensiva y a saber...Dije colocando bien la montura de mis lentes sobre el puente de la nariz.

- Lo que te decía, no se si servirá de mucho, pero no nos cuesta nada ir ha hablar con ella. ¿No crees?

-Me encantan los donuts.- es lo único que saco en claro de todo lo que he escuchado y así lo expreso.

Me percato de que Erik quiere saltar de tejado en tejado, a mí me parece una locura para que engañarnos.

-Yo no sé si podré, en serio. Pude bajar de una noria a mucha más altura que esto, en plan tirolina superguay, pero no creo que pueda hacer esto y no quiero caer al vacío. ¿Y si acampamos aquí toda la noche? En algún momento se irán ¿no? ¿Y si bajamos? ¿Creéis que pasará algo? ¡HAY UN NIÑO! ¡Y HABLAN DE DONUTS! No parecen peligrosos. Conozco bien a los que utilizan la palabra troncho, se les va la fuerza por la boca y luego en un pis pas demuestran que no son nadie. Ya me entendéis.

Agarro la mano de John, lo que el decida estará bien pero espero que no me deje caer. -John, si tu saltas, yo salto, ¿recuerdas?-

Rob y Ochi vuelven a dejar la barca amarrada en el estanque del Parque Azul. Mientras se alejan les parece que el anciano incorporado a la barca aún les hace su gesto de "ok".  Caminan bordeando el parque y siguen por la parte antigua de Aquilea hacia la Catedral. No está lejos pero llevan ya un tiempo andando y dando vueltas, en esta especie de juego de pistas. 

Rob y Ochi se parecen en lo observadores y analíticos que son. Pero Rob es pragmático y estos juegos no le gustan. En cambio Ochi tiene esa parte de friki que adora estas gymkanas. 

Finalmente los dos llegan a la bella catedral de Aquilea. 

Ochi se sorprende de ver a la anciana feligresa a la puerta. No está sentada en la escalinata ni dando de comer a las palomas. A estas horas sería extraño encontrarlas aunque, claro, tampoco debería haber palomas bajo el agua donde ese anciano las alimentaba. 

Al verles sonríe y señala un andamio de los muchos que siempre están dispuestos para arreglar la fachada gótica de tan insigne monumento. 

- Deprisa, suban, la Misa de Vísperas está a punto de comenzar. 

Hay una pequeña escalera de mano que sube al andamio y les parece ver en la fachada una puerta incrustada entre las gárgolas y el bronce del lateral de la nave. 

Llegados hasta aquí*, Rob y Ochi suben. No parece que nadie les haya visto. Con las manos presionan la puerta y efectivamente, entran por una pequeña puerta alzada al interior de la catedral. ¿Pero dónde exactamente? 

Al entrar ven que están en una especie de capilla anexa, desubicada pero igual de imponente que el resto de las salas públicas. 

No están solos. Hay una docena de hombres encapuchados con túnicas púrpuras. Parecidas a las que vieron en el vídeo de su trastero. 
Nadie se dirige a ellos ni parece reparar en su presencia. Pero se van sentando y cuando otro hombre encapuchado entra, se levantan. Y empiezan una misa. Sus palabras y ritos parecen ser exactamente los mismos que cualquier otra misa convencional. Leen el Antiguo y el Nuevo Testamento. Ninguna alusión a Dioses extraños o Mundos Paralelos. 

¿Por qué los Galahad están celebrando una misa cristiana de madrugada? 

Mientras Carmen y Lea están debatiendo si es una buena idea o no ir a la Ermita, al salir de la Torre, Lea recibe un más que inquietante mensaje de Anayansi. 

Te quiero mucho, cuida de todos y haz que me recuerden.

Preocupada se lo enseña a Carmen. Las dos recuerda que fueron a Westwind, siguiente la pista que les dijo Rubi Black, un barrio dormitorio de clase media baja que Carmen conoce bien, porque es allí donde tenía su consulta. "Y allí donde la asaltaron" 

- ¿Qué crees que habrá pasado? ¿Estarán bien? No me coge el teléfono... ¿Habrá pasado algo en ese lugar? 

Hache confirma con horror su presentimiento. Blanca no va a quedarse quieta. Da un codazo al hombre que la apunta pero sin ángulo ni gracia. El hombre grita del golpe pero no titubea ni un instante en...

golpear con el revolver la cabeza de Blanca que siente el impacto seguido de una patada en su cráneo. Dolor. Y después negrura. 

El hombre parece enloquecer mientras Karl y Hache se levantan instintivamente. 

- ¡No la mates, no la mates! 

- ¡EL DINERO, DADME TODO EL DINERO DE UNA PUTA VEZ O DISPARO! 

Carga el arma nervioso de nuevo y apunta a los dos y luego apunta a Blanca que está inconsciente en el suelo. 

En la entrada de la mansión queda el Señor Lobo sonriendo de manera forzada ante la precipitada salida de los invitados aunque en su mirada se adivinan interesantes cavilaciones. 

En una moto sube Mario y el señor Foster se sienta detrás. Ambos se despiden en la distancia de Helena y Nathan. Nadie parece querer acercarse de nuevo a Inda Tardis que aún tiene desplegadas sus alas de dragón negro. 

Rita se sube a un coche antiguo y negro y sentada en el asiento de chofer, donde parece que llega la cadena que la ata al señor Schaebert, conduce al anciano fuera de la mansión. 

Rubí Black sí les habla

- Yo... si no necesitáis nada más, creo que iré andando a casa. Ha sido una velada interesante ¿no crees Inda? Creo que todos hemos aprendido muchas cosas esta noche y eso siempre es bueno

Su perenne sonrisa parece recalcar las frases, no se sabe si para convencer a Inda Tardis o a ella misma. 

En cuanto a su niñero les acompaña a la salida y les dice

- Caminad con esas bicicletas. Iré con vosotros hasta asegurarme que estáis fuera de Leuce y en ruta hasta la Torre

- ¿Cree que el Señor Lobo iba a intentar perseguirnos? pregunta Helena algo contrariada de la ultima discusión con su anfitrión

- No puede. Esas dos gárgolas impedirían que saliera de su casa. 

Así que esas estatuas no eran un sistema de vigilancia hacia fuera sino hacia dentro. Con razón el Señor Lobo parecía querer alargar la velada en el único lugar donde puede tener encuentros. 

- Vamos, caminad. E Inda Tardis repliega sus alas. 

- OKOKOKOKOKOKOKKKK!!!! Karl, dile donde está de una puñetera vez donde está el dinero!! Lo que sea!! ¿Me dejas mirar a ver si tengo yo también algo? Pero por favor, vete y déjanos atenderla!