Partida Rol por web

La miro horrorizado ante ese pensamiento.

---¡No! Eso quizas enfurecería al guardian y no me apetece luchar contra él, más bien hablaba de dejarlo aqui junto a este como pago, nada de matarlo.... aunque lo he pensado varias veces con este hombre...- digo agitando la cabeza todavia espantado ante la idea.- Hablaba de dejarle aqui con su nuevo "amigo" y continuar sin él, renunciar a un compañero....

- No se hasta que punto es correcto hacer eso, pero si es lo que crees mejor... adelante. Mejor yo no hablo con el señor Vaer, puesto que parece ser que los de mi raza no son de su agrado.- Dijo al joven en la voz más baja que pudo.

Trago saliva y miro con cierto temor a Vaer.

--Esta bien...yo...yo soy el experto en criaturas- digo en voz baja a Gabrielle mientras trato de parecer seguro- Voy a ello....seguridad...seguridad....animo...

Avanzo hasta Vaer y me coloco cerca.

--- Ya tenemos decidido el precio a pagar por pasar...- digo con voz algo vacilante, cierro los ojos y luego levanto la mano señalando a Angelo- Él es nuestro pago- digo con voz firme o eso intento- Angelo será nuestro "pago" para pasar por una de las puertas, pero  junto a él vienen varias cosas, en primer lugar al renunciar a él como acompañante es de por si uno de los pagos, pero tambien renunciamos a su ayuda, que se puede considerar otro pago y por último tambien otro pago seria " su libertad" , todos los seres humanos somos libres de hacer lo que queramos, sin embargo al hacer lo dicho le privamos de esa libertad de avanzar junto a nosotros atandolo a ¿aqui?- tras decir eso levanto 3 dedos sin dejar de temblar, aunque mi voz sigue sonando firme- Así pues los 3 pagos son, la "libertad" de Angelo, sus habilidades, tanto  en terreno como en combate y por último el propio Ángelo; creo que son pagos suficiente para que podamos continuar....

Tras eso miro a Vaer con rostro seguro y ciertamente desafiante, una vez hecho esto no habia marcha atras, durante sus enseñanzas habia aprendido que vacilar en un trato podia acarrear terribles consecuencias, así pues me mostraba todo lo firme y seguro que podia.

Justo antes de que Wander se ponga a hablar con el Demonio, lentamente me acerco a él y a la bella doncella.

- Enano... - Le digo en un susurro. - Se te da realmente mal... - Tras esto, me acerco un poco más hasta poner mi boca al lado de su oreja. - Susurrar. Si quieres planear algo a espaldas de otro... Una buena idea sería que no se enterara.

Tras esto, me doy la vuelta con una sonrisa y escucho las palabras del muchacho ante el Demonio.

El demonio, ante las palabras del muchacho, se ríe.

- En primer lugar, renacuajo, me gusta ver como empleas la vida de tu compañero sin su consentimiento... Si sigues así, seguro que no te costará pasar desapercibido entre una jauría de demonios.

Se vuelve a reír con más fuerza.

- Sin contar con la opinión del mortal... - Dice mirando a Ángelo. - Me temo que ese precio solo lo puede ofrecer él, y dado que hice un trato con él, que se quede aquí sería contraproducente para mí... De manera que no acepto ese trato...

Tras esto, las llamas vuelven a girar a su alrededor.

- Tienes otro intento mortal... - Dice mirando al pequeño. - De manera que escoge bien tus palabras antes de escupirlas.

Echas un vistazo a las puertas...

Y todas te parecen iguales, en el sentido que todas tienen en su "apertura" un reflejo del lugar en el que os encontráis. De manera que, mirando a través de ellas, no puedes ver lo que hay al otro lado.

Le miro con desconfianza mientras trato de retroceder de nuevo, aunque es demasiado tarde para reaccionar, así que con algo de disimulo reviso mis pertenencias, aquel hombre era de todo menos  "legal", al menos no más que yo, y por eso mismo habia que tomar todas las precauciones con él...

Gabrielle en aquel momento se queda pensativa... definitivamente no sabe que podría ofrecer, o que sería el mínimo pago que el demonio aceptaría. No quería arriesgarse demasiado, no fuera a perecer en el proceso, ni quedarse corta, no fuera a ser que el demonio tomara represalias. Así que, tras intentar averiguar algo más sobre el ser, se decidió a hacer uso del conjuro que de tantas dudas y apuros la había sacado.

Se concentró un segundo y se dispuso a preguntarle a su Consejero.

- ¿Cual sería el menor pago que aceptaría la criatura Vaer para que nos abra la puerta? .- Formuló su pregunta al cosmos, esperando respuesta.

EN CAPÍTULOS ANTERIORES:

Los héroes, aunque procedentes de diferentes tierras, orígenes y razas, han terminado juntos en la extraña isla que, sin saber cómo o por qué, ha aparecido en el firmamento de Gaia. De manera que movidos por sus deseos, intereses, pensamientos, dudas o preguntas, han ascendido a ella para conocer los secretos que se ocultan entre las nubes.

Allí les recibe la primera prueba, despojando a los magos de todos aquellos hechizos que traían consigo, sin embargo, al dejar algunos de sus objetos, los recuperan con mayor poder, siendo un ejemplo del poder que posee la isla.

Al adentrarse un poco más, liberan a un extraño Demonio, Guardián de las Puertas, el cual, tras hacer un peculiar trato con Ángelo, les dice que abrirá una de las puertas que escojan a cambio de algo...

De manera que...

¿Qué escogerán los héroes?

- ¿Y bien mortales? - Pregunta el Demonio Vaer. - ¿Pagaréis el precio de las puertas? - Pregunta señalando las puertas que tiene a su espalda. - ¿O acudiréis a otro Guardián? - Dice señalando a las otras dos puertas que hay en los laterales. 

En este momento en que las decisiones se tienen que tomar con cuidado, intentas hacer memoria...

Por el nombre, Vaer, no te suena nada, algo que no te extraña en exceso. Los Demonios con mayor edad suelen tener varios nombres, en función de con quien se encuentren, e incluso se inventan algunos cuando tienen que hablar con humanos... Sin embargo, el nombre no es todo lo que tienes...

Sabes que es un demonio, el cual, posee un poder bastante considerable. Si ya la propia isla es algo desconocido, que estuviera preso en ella te dice que no estás tratando con un demonio normal y corriente. Desconoces las razones por las que le sellaron, pero seguro que es poderoso, incluso hasta el punto de poder considerarse como un príncipe de los demonios a nivel de poder. Sin embargo, al ser de fuego y ser un demonio, esto te da cierta ventaja, ya que será débil al agua y al poder sagrado... Cosa que... Precisamente el Halo que hay sobre tu cabeza es, sagrado... Tal vez por eso te mirara de forma rara o hiciera ciertos comentarios hacia ti, ya que para él, tú eres algo contrario a su naturaleza. 

También sabes que, dada su naturaleza, los tratos con él no serán del todo transparentes. La única opción más segura es que de su palabra para cumplir el trato, y aún así podrá intentar buscar las mañas para salirse con la suya. De manera que hay que tener un extremo cuidado en ese sentido...

Una vez empleas la magia, haciendo que esta fluya a tu alrededor, sientes como el conocimiento va entrando en ti.

- Las palabras del demonio han sido ambiguas con respecto al pago. Tal vez sirva un simple guante o tal vez requiera algo más importante para ti, como por ejemplo uno de tus artefactos. Dada su naturaleza, seguro que ofrecerle tu Halo sería un buen pago, ya que renunciarías a aquello que le hace débil contra ti, colocandole a él por encima, aunque podría usar eso a su favor y atacarte. Una prenda de ropa sería un precio demasiado bajo y puede que insultes su poder ofrenciendo algo así. Un objeto que sea útil, aunque remplazable, como una mochila, unas botas gruesas para el frío o una gran capa, podría ser un buen precio. Parte de tu sangre, piel, pelo o, en definitiva, algo de lo que estés echa tú, sería un pago mejor, aunque ese tipo de objetos suelen tener mucho poder en las manos adecuadas. Escojas lo que escojas, el precio puede ser alto ya que, con cualquiera de los objetos, al ser tuyo, podría usarlo para localizarte.

Observo momentaneamente las distintas puertas y luego miro a Gabrielle.

---Mmm... salvo que tengas alguna idea mejor, no deberiamos perder mucho tiempo puesto que no lo tenemos- digo mirando a Gabrielle-  ¿que hacemos?¿has tenido alguna idea buena?

La chica pensó... y pensó, intentando dilucidar lo que podía pagar por el acceso a la puerta de Vaer. Solo se le ocurrió una cosa que fuera factible.

- La verdad que lo ponéis difícil Lord Vaer... lo único que se me ocurre es esto.

La joven sacó de su mochila un pequeño Vial, lo descorchó y en su mano apareció un puñal. Un segundo más tarde se hizo un corte en la mano y comenzó a recoger la sangre en el vial. Cuando se llenó, lo taponó y lo guardó en su puño izquierdo cerrado.

- Esto es lo mejor que se me ocurre que puedo ofrecer como pago, es algo que en las manos apropiadas puede ser muy valioso... si aceptáis solo tenéis que estrechar mi mano.

Dijo mientras le tendía la mano derecha.

Miro con cierto asombro a la bella alada.

- ¿Sangre? - ¿Eso va a ofrecer? Menos mal que yo tengo ya mi pacto con él, sino siempre puedo ofrecer algo de... Sin poder evitarlo, echo una mirada a mi pequeño amigo. - ¿Valioso? - No puedo evitar decir casi en un susurro. ¿En qué es valiosa la sangre? A lo mejor un hechicerillo de esos es capaz de hacer algo, pero los demás...

De todas maneras espero a la respuesta del demonio.

El Demonio observa suma atención el proceso que hace el Ángel de extraerse la sangre.

- Bien... Bien...

Sus ojos se achican casi como en señal de aprobación.

- Si ese es el precio que has decidido pagar, lo aceptaré.

El demonio se acerca a la joven colocándose a un metro y medio de ella.

- Entonces... Me ofreces este frasco a cambio de que os abra el camino hacia la siguiente zona, ¿estamos de acuerdo?

El demonio extiende su mano izquierda para colocarla justo debajo del frasco, mientras que la derecha como si fuera a estrechar la tuya. Sin embargo, ninguna de sus manos toca a Gabrielle en ningún momento, esperando a que sea ella la que de el paso. 

Observo preocupado como Grabielle estrae sangre de su cuerpo.

---¿Estas segura de esto?- pregunto preocupado por primera vez desde que nos habiamos encontrado- ¿Sabes lo que puede hacer con tu sangre verdad?

- Lo sé... pero es la única forma que se me ocurre.- Le dijo a su compañero -. Prefiero una posibilidad que un hecho.

Suspiró en señal  de que no le gustaba aquello, aunque fuera a hacerlo, y le estrechó la mano al demonio.

- Perfecto.

Dice cuando le estrechas la mano y coge el pequeño frasco con tu sangre.

- Un líquido, sin duda, suficiente... - Comenta mientras mira el rojizo elixir justo antes de guardarlo entre sus ropajes. - De manera que... Un trato es un trato...

Se gira hacia las tres puertas que había a su espalda.

De un movimiento rápido, alza una de sus manos y, justo la que hay a la izquierda, salta en llamas. 

Tras un momento casi de pánico al ver como había destruído la puerta, observáis como las llamas, junto con las rocas y la madera que formaban la puerta, comienzan a formar un arco... Otra puerta...

- Pues ahí está vuestra puerta... Abierta y lista para esperaros...

Dice haciendo una indicación con la mano para que avancéis. 

La joven suspiró. Dificilmente se podría distinguir si era de alivio o de hastío, pero lo hizo. Sacudió su cabeza lado a lado, como intentando deshacerse de ciertos pensamientos y sonrió a sus compañeros.

- Y bien... ¿Vamos?.

Comenzó a andar poco a poco... cualquier rastros de sangre o cicatriz que pudiera tener en su muñeca había desaparecido. y probablemente cualquier menoscabo desaparecería en poco tiempo. Gabrielle estaba tranquila por un lado, aunque por otro no sabía que le depararía el futuro con aquella decisión.

---Vale- digo avanzando junto a los demas hasta la puerta, contemplo fijamente a Gabrielle como sí fuera una especie de Heroina hasta que finalmente sueloto- Has sido muy valiente, no todos hubieran ofrecido su sangre como pago ¿sabes lo que pueden hacer con eso? ¡Muchas cosas! Pero aun así no te has acobardado ha sido genial.

Me paro unos segundos delante de la nueva puerta y miro a Grabrielle de nuevo.

---Cuando sea mayor quiero ser como tú- digo y tras este cumplido cruzo la puerta junto con Mew