Partida Rol por web

Aquella criatura estaba dando demasiados problemas a Robertson. Le había sacudido varias veces con su embestida y el hermano de batalla no lograba zafarse de ella por completo. La última embestida de la criatura había hecho temblar la sala y algunos cascotes caían de las paredes. Alexander intentó rodar pero la envergadura de la criatura era demasiado grande y no pudo esquivarla. Estuvo a punto de perder su arma pero, afortunadamente, consiguió mantenerla en la mano y, aprovechando la cinética de la criatura, clavó esa espada debajo de lo que parecía ser la boca del ser.

Durante un instante se hizo la calma. La espada de Alexander estaba clavada en la cabeza de la criatura y parecía que no se movía... pero él tampoco lo hacía. Estaba exhausto. Si la criatura no había muerto... ¡estaba completamente expuesto!

Alice intentó concentrarse, si lograba que aquella criatura se distrajese ganaría tiempo para que sus compañeros acabasen con ella y lograría salvar a Robertson. Pero el cerebro de aquella criatura era difícil de descifrar, notó que había una resistencia que no podía romper. Si seguía así Alice no lograría pararlo, pero en el último momento noto algo. Como si un engranaje encajara logro acceder a la psique de la criatura. La enfermera se limpió la sangre de la nariz mientras esbozaba una sonrisa.

Llegaba a parecer algo personal entre el Hermano de Batalla y aquella monstruosidad.

La ráfaga mental de Alice confundió a la criatura mientras Alexander clavaba su espada en la boca del gusano gigante. Era un duelo desigual entre el hombre y la aberración. El ser lanzó algo parecido a un aullido que pareció demasiado humano para gusto de los presentes y luego se desplomó, en esta ocasión por última vez.

Con un último esfuerzo el hermano de Batalla liberó su pierna y se arrastró unos metros para quedar tumbado boca arriba, exhausto. Habían vencido a aquella criatura pero sin duda los ecos de aquel combate habrían resonado por toda la colmena.
 

Kratos observó con frustración como el gusano volvía a cargar contra el Hermano una vez más. Parecía que el enorme ser la había emprendido con el pobre clérigo. Antes de que pudiera volver a actuar, Robertson terminó aquello atravesando con su espada a aquel ser que bramó por última vez.

Gruñó. Pero inmediatamente se acercó al guerrero y le ayudó a incorporarse.

-"Cosas cómo esta hacen que piense que a veces el Pancreator tiene sus momentos..." -comentó a modo de cumplido- "Sun, quizá sea hora de hacerle un apaño a este valiente." -le dijo en tono de reconocimiento sincero- "Aunque no creo que tengamos mucho tiempo. Ahora toda la colmena debe saber que estamos por aqui..." Estuvo a punto de patear al maldito gusano, pero finalmente pensó en coger toda aquella frustración y guardarla. Aquella era una poderosa energía e iban a necesitar todo si querían salir de allí.

Mientras se reagrupaban, el guerrero Hazat permaneció atento a la posible aparición de más sorpresas...

Cuando el bicho palmó Frank creía que se había llevado al hermano de batalla consigo. Lo cual habría mermado las ya de por sí escasas posibilidades de completar la misión. Por eso se sorprendió y alegró cuando lo vió con vida.

-Joder Robertson, como te las gastas. Recuerdame que no te soliviante nunca.-

Seguía con la pistola en la mano, pues así podía llevar la linterna en la otra. Pero echaba de menos el tacto del rifle. No obstante alumbró para que Alice pudiera parchear Alexander mientras Kratos vigilaba.

-Tengo un Elixir, por si sirve de algo. No podemos estarnos aquí mucho porque seguro que toda la maldita colmena se habrá enterado de la pelea.-

Robertson cogió la mano de Kratos para ponerse en pie. Todavía estaba jadeante y su mirada se dirigía a la criatura que ahora yacía inerte.

—No tengo mérito... en Pancreator guía mis manos —dijo mientras se sentaba en una roca.

Cogió el elixir que le ofreció Frank y se lo bebió de inmediato. Un instante después cerró los ojos y comenzó a mover las manos mientras rezaba una letanía.

—Creo que he pedido demasiada ayuda al Pancreator por hoy —dijo mientras se ponía en pie—. Pero no podemos perder más tiempo. Trataré de no ser un lastre y, en tal caso, no lo dudéis... dejadme atrás.

Todavía vacilaba en su cabeza la imagen del capitán y le dolió enormemente entonar esas palabras, pero Alexander era un guerrero del Pancreator y su premio le esperaba tras su muerte.

Parecía que la situación de Alexander no mejoraba. Mientras tanto Alice había salido de su estupor¹ y ayudada con una barra de iluminación se aproximó hacia uno de los laterales de la gran caverna.

- Aquí parece que hay una entrada.

Efectivamente alumbraba un túnel horadado en la tierra que todavía descendía unos metros más.

Por encima de ellos oyeron un insidioso aleteo que se aproximaba, presagiando nada bueno.

Kratos seguía atento a su alrededor. Cuando vió que el Hermano se tomaba su tiempo para recuperarse le preguntó: "¿Todo bien Hermano? Yo también tengo elixires por si necesita. ¡Sun! ¿por qué no se asegura de que el Hermano está bien?" Podemos ir avanzando poco a poco. -comentó mirando hacia delante. Ahora ya no podían echarse atrás.

No parecía haber mucho más sitio por donde seguir, que el agujero que encontró Alice. Robertson ya estaba en pie, y no parecía haber mucho más que hacer por él. Así que no tenían muchas más opciones.

-Bueno. Pues toca seguir. Desde luego será mejor que quedarse aquí.-

El agujero no tenía muy buena pinta. Pero claro. Nada de lo de allí la tenía. Frank suspiró.

-¿Mismo orden de marcha? Kratos de avanzada, Robertson y Sun en medio, y yo cerrando la marcha. Pocas más opciones veo.-

Seguía con la pistola, era más manejable en aquel sitio estrecho.

Kratos se situó en la delantera. Al poco de avanzar el estrecho túnel volvía a estar iluminado nuevamente por el resplandor fluorescente de las paredes. Y terminaba desembocando en un amplio espacio circular de unos seis metros de radio con un techo cóncavo a seis o siete metros de altura.

Kratos se apartó a un lado al salir del túnel para que los demás tuvieran espacio para poder ver y desplegarse en caso necesario, aunque no tenía muy claro que es lo iba a pasar a continuación. En el fondo de la sala, pegado contra la zona del techo, había una figura antropomorfa. Era un simbionte, sin duda, de piel cartilaginosa y rostro alienígena, aunque con el aspecto más humanoide que habían visto hasta el momento. Estaba adherido a la pared por unas hebras gruesas de una substancia extraña y que cubría casi la mitad de la sala formando un tejido similar a una telaraña de músculo pulsante. La criatura estaba atrapada pero su pecho se movía de forma rítmica, marcando la respiración pausada de alguien que está durmiendo.

Cuando llegaron a la siguiente camara Frank dió por sentado que estaban ante el objetivo de su misión. Ahora tan solo tenían que despegarlo de lo que fuera aquella cosa, salir de la colmena y llegar hasta la nave que les tenía que recoger.

-Pan comido. Claro que sí.-

Guardó su pistola y sacó su rifle mientras observaba aquele simbionte tan extraño. Desde luego parecía muy humano, o al menos más humano que los otros, y la forma en que lo tenían atrapado era muy estraña, por no decir espeluznante.

Frank examinaba todo aquello. Estaba claro que el simbionte era un prisionero. Había escuchado hablar de algunos simbiontes que incluso podían pasar por humanos - después de todo alguien atacado por un simbionte podía ser infectado - pero nunca había visto uno. Tampoco es que éste lo pareciera. Tenía aspecto antropomorfo pero desde luego nada de humano.

La sustancia que lo mantenía prisionero era parte de la colmena. Había oído hablar de la capacidad de algunos simbiontes de crear tejidos vivientes y de informes de campo que hablaban de hogares 'esculpidos' en la naturaleza: árboles con forma de puentes y cosas así. Demonios, al entrar habían visto algo parecido. Claro que ahora aquello parecía más 'práctico'. Estaba claro que retenía al prisionero pero aparte de eso ¿era una defensa? ¿un sistema de alarma? ¿un ser vivo? Eso ya no lo podía saber, pero algo le decía que no sería tan fácil como hacerle un par de tajos a las hebras y llevarse al prisionero.

Frank se quedó mirando detenidamente tanto al xenomorfo como a la sustancia que lo retenía. Y no le gustaba nada ninguna de las dos cosas.

-Vale. Diría que ese es el "tipo" que tenemos que sacar de aquí. Pero tened cuidado. La cosa que lo retiene no es una sustancia normal. Está creado por una de esas criaturas, y me huele que podría estar conectado a ella de alguna manera. Por no hablar de que diría que es muy resistente.-

Suspiró.

-Lo que quiero decir es que en cuanto empecemos a cortar eso, suponiendo que podamos, van a venir a por nosotros cagando leches. Si es que no lo están haciendo ya por todo lo que hemos liado, claro está.-

-¿Tipo? ¿Soy la única que ve que eso no es humano?-se preguntó alarmada Alice- solo escuché una vez hablar de un tipo así y creo recordar que la cosa no fue muy bien. Mas nos vale tener cuidado...-les advirtió mientras revisaba su arma para no tener ningún susto si de pronto les atacaban.

El antiguo caballero Hazat no se cortó un ápice a la hora de poner cara de desagrado al ver aquella "cosa". Se quedó a un lado aunque listo para actuar mientras el resto parecía averigüar qué hacer con el bicho. Él sólo era experto en matarlos, no en ¿extraerlos? 

De vez en cuando miró de reojo a aquella "cosa". "Recordad las palabras del Capitán y del cerebrito... hombre moreno alto... nombre en código "Kasul". Doctora, yo por lo menos no tengo idea de como extraerlo de esa cosa, pero si necesita que corte en alguna parte, puedo servir." -finalizó con una sonrisa de lobo.

-"Lo cierto es que aqui estamos bastante atrapados porque no tenemos salida, pero lo bueno es que la entrada es reducida. Mientras tengamos munición y fuerzas podríamos aguantar una primera oleada para luego salir". -comentó en voz alta.

Como si las palabras del soldado invocaran algún tipo de maldición comenzaron a escuchar ruidos lejanos, desde la entrada del túnel. Parecía que los simbiontes ya habían descendido al pozo para buscar a los intrusos.

Nada más oir el ruido Frank se parapetó en la entrada del tunel y esperó a que alguno de aquellos seres asomaran la cabecita, o al menos que él los viera para poder disparar.

-Ya están aquíiii.-

No es que quisiera quitar hierro al asunto, pero siempre había querido decir eso aunque no sabía por qué.

-Por lo visto ya da lo mismo, así que cortad esos hilos y sacad al tipo de ese pegamento. Yo os voy cubriendo mientras.-

A ver cuantos podemos salir de aquí con vida. Pensó de manera nada agorera el francotirador.

-"¡Hermano Robertson! Ayude a Sun a descolgar a nuestro hombre." -comentó Kratos mientras desenfundaba la pistola y se parapetaba al lado opuesto de Castiglioni con la katana en la otra mano. La elección del Hermano era obvia tras la paliza recibida por aquel engendro asqueroso.

-"Castiglioni, parece que tenemos que comprar algo de tiempo." -comentó. Fue entonces que se llevó la empuñadura de la pistola a la frente concentrando su mirada en la entrada de la estancia y musitó: "Soy el muro que contiene la corriente... Soy el muro que contiene la corriente..."

La figura de Kratos se tornó extrañamente borrosa y muy complicada de ver.

Robertson obedeció la orden rápidamente. Estaba predispuesto a hacerlo, con su espada en la mano. Rápidamente comenzó a cortar los filamentos que mantenían a ese ser sujeto a la pared.

—Sun, atenta. Trate de controlar a la criatura con sus... con lo que quiera que haga con su cabeza. Yo me encargo de sacarla de aquí —dijo sin detenerse en su afán.

Sun se acercó a Alexander para ayudarle, aunque no parecía que fuese a necesitar de sus poderes pues aquella criatura lo último que parecía era una amenaza. Aunque con los simbiontes cualquiera sabría. 

-Cuando quieras-le dijo a su compañero mientras se preparaba para sujetar a la criatura para que no cayera al suelo de cabeza y a controlarla si hiciera falta aturdirla.