Partida Rol por web

- Bien, si ya estamos todos, vayamos. Espero que las cosas se resuelvan por la vía diplomática.

En ese momento Alec saca un papel de su bolsillo y se lo da a Carlos. 

-Toma, una foto de la armadura recién sacada. Si hay problemas este traje no me sirve de mucho

Una vez hecho esto, se metió en el coche y puso el gps con la dirección que les dio Potencia. Espero a que todos se hubiesen subido y se fueron al lugar indicado.

Espero que te acuerdes del mío, Carlos. Es difícil de olvidar, pero no me gusta ponerme a volar y que la gente me vea.

Jimmy miró a Lucas con cara de asombro y luego sonrrió mientras de bromeaba... -"¿estas de coña, no?, que tenga que teletrasportar su armadura pesada tan dificil de transportar, lo entiendo, pero tu... ¿me estas insinuando que tu no puedes llebar tu uniforme bajo tus ropas y la mascara escondida en algun bolsillo...?, vamos hombre... ¿es que no has aprendido nada mirando las pelis de Spiderman...? jajajja"-

Claro que he aprendido algo: A ese tío no le importaba sudar y oler mal. En cambio, a mi me gusta ir ligerito y cómodo, no ponerme el traje y tener el sobaco chorreando por tener tanta ropa puesta.

-"Jajajaja eso lo puedes solucionar comprando en la farmacia un poco de Óxido de Zinc, evitará sudar como un pollo y no amarilleas las ropas con el sudor... ah y Parker olia mal, porque se pegaba dias sin ducharse..."-, vacila con su compañero y se pone tras a Alec como su guardaespaldas, -"Mejor nos movemos antes de que el objetivo lo haga primero..."-

Tomáis el coche. Milo y Alec iban en la parte delantera, mientras que los otros tres se habían sentado en la parte de atrás. El coche era espacioso y bastante grande, os mostraba el nivel adquisitivo que tenía Alec, pues si no os habíais dado cuenta todavía, parecía que le sobraba el dinero. Al menos parecía tener más dinero que la propia empresa de Superhéroes Inc.

Pero aquello era algo que no importaba en aquel momento, pues de lo único que estabais pendientes era de seguir las órdenes que Miss. Krost os daba por el teléfono que todos teníais.

Seguisteis el gps hasta el lugar indicado y finalmente alcanzasteis el punto donde el objetivo se encontraba.

Justo en ese momento os llega a vuestros dispositivos toda la información* que necesitais sobre Eduardo Salcedo. Así era el nombre de vuestro objetivo. Un hombre moreno con alguna que otra cana y que roza ya los cincuenta años. Iba uniformado con un traje negro con una corbata roja. A su lado y de la mano iba una mujer elegantemente vestida con un traje de chaqueta y falda. Ambos llevaban una cesta de mimbre entre sus manos y parecían dirigirse a un parque que no estaba muy lejos de allí.

A pesar de ello, estabais en una de las calles más importantes de la capital de España, a una hora en la que la mayoría de la gente parecía estar saliendo de sus oficinas, por lo que no estabais precisamente solos.

De todas maneras, quizá así, el hombre se sintiese menos intimidado.

Mercurius antes de bajar del coche decide mirar a través de las lunas tintadas a ver si localizaba a una pareja que concordara con los datos que le habían pasado...

Alec aparca el coche cerca del lugar donde debería estar su objetivo. En cuanto bajan del coche lo ven junto a una mujer dirigiéndose hacia un parque.

- Chicos, vamos a ver que tal le parece a este hombre cambiar de trabajo. Carlos, Milo,  venid conmigo, los demás permaneced cerca de forma discreta, si vamos todos podemos intimidarlo.

Alec, se acerca a Salcedo y se interpone en su camino.

- Señor Salcedo, disculpe, me llamo Alec Fiedman, ¿podemos hablar un momento?

¿Disimular? Está bien dije mientras me llevaba una mano al bolsillo y sacaba el móvil. Salí del coche intentando disimular y que no me viera nuestro objetivo. Di un rodeo hasta ponerme tras ellos y entonces me puse a hablar.

¿Sí? Ah, hola mamá. No tengo mucho tiempo, estoy... No, no, mamá, escucha, ¡ESCUCHA! No voy a pedirle perdón a tu hermano... ¡Porque no he hecho nada! El que intentó pegarme cuando se emborrachó fue él, no yo...

Siguiendo las ódenes de Alec, Jimmy decide quedarse fuera del coche vigilando con mucha atencion todo lo que les rodea por si acaso se fueran a complicar las cosas, para estar atento y tener la oportunidad de llebar la iniciativa en caso de peligo o amenaza inminente... -Este Alec es listo, pero a la vez aveces demasiado impulsivo... realmente me gustaria trabajar con el en el laboratorio y compartir conocimientos de tecnologia, quizas juntos pudieramos crear cosas muy útiles para el equipo, ademas no creo que sea por falta de pasta, pues menudo carro en el que heos venido, el tio está forrado jajajjaja... bueno, concentración, que Alec acaba de interceptar al objetivo...-

Milo se aproxima junto a Alec, pero no interviene, pues ese trabajo le salía mejor a su compañero. 

Al estar tan cerca del susodicho, me mantengo en alerta, mirando e intentando escuchar por los alrededores, por si alguien estuviese observándonos.

Toda esa situación causaba gracia a Carlos. Por dentro se reía pero por fuera mantenía un rostro serio, debía fingir que estaba ocupándose de la seguridad de su jefe. No saludó a Salcedo, simplemente se puso a un lado de Alec, del lado opuesto al que se había colocado Milo, y esperó la respuesta del hombre a la invitación de Alec.

¿Ha ocurrido algo? Dice simplemente Salcedo tras escuchar tus palabras y observar a los dos hombres que seguían a Alec. Agarró fuertemente a su mujer de la mano, realmente temía que algo malo hubiera pasado.

Alec sonríe a Salcedo y a su mujer.

- No señor Salcedo, todo lo contrario. En realidad, estoy aquí para ofrecerle una mejora sustancial en su vida. Me llamo Alec Fiedman, presidente de CiberShield y me gustaría hablar de negocios con usted, no se deje intimidar por mi compañía, ese de ahí es Jimmy mi guardaespaldas, ya sabe, viene con el cargo. Este es el señor Iglesias un consultor de la compañía.

Alguna vez Carlos había escuchado que para ser un genio había que ser loco. ¿Sería el caso de Alec? Carlos se había vestido como guardaespaldas, se había preparado un personaje como guardaespaldas y se estaba comportando como guardaespaldas. ¿Cómo era entonces que de repente se había convertido en consultor? Había que improvisar. Da un paso hacia adelante extendiendo la mano para saludar a Salcedo y a su esposa.

_Como el Sr. Fiedman ya ha dicho, mi nombre es Carlos Iglesias, mucho gusto. Ya hace bastante tiempo que estamos interesados en trabajar con usted. ¿Por qué no vamos a tomar un café para poder hablar tranquilos? Créanme, no llevará mucho tiempo, no habrá demasiado que pensar -completa con una sonrisa-.

Seguí sin intervenir, pues mi papel era secundario y no quería que cualquier cosa que pudiese decir, sonase malintencionado...