Partida Rol por web

El ocaso se acercaba , la roca calentada por la luz del día dejaba de notarse sobre las estatuas de diferente aspecto en lo alto de un rascacielo que remataba la última planta con un viejo castillo escocés ahora reconstruido . 

Las últimas luces se iban y dejaban paso a la tenue luz de la luna que brillaba completa en el cielo junto a la de las estrellas más tempranas ; la ausencia del calor vital del astro rey dio comienzo a un suceso extremadamente raro y que había disminuido drásticamente a lo largo de los siglos , el despertar de las gárgolas . 

Lo que hasta ese momento eran estatuas de fría piedra , se resquebrajaban , caían pedazos pequeños de la capa de piel protectora diurna y comenzaban a despertar una tras otra con gran fuerza vital y potentes rugidos .

Con un rugido, doy la bienvenida a la nueva noche, lleno mis pulmones de aire y estiro mis alas y el cuerpo entero... -aaahhhh...nada mejor que un sueño reparador...- salto desde mi pedestal y me acerco a Kastor... -Buenas noches, Hermanito, no te parece que la Luna esta hermosa esta noche?...- salto sobre el y le abrazo, besandole en la mejilla...

Kastor extiende sus alas con energia, sus alas son enormes, por ellas Kastor es un titán de los cielos, pocas gárgolas son capaces de planear mejor que él.

Ante el beso en la mejilla de su hermana, le contesta con un abrazo y un beso en la frente.

- Buenas noches Pollux... deberiamos dar la bienvenida a los nuevos ¿No crees?

Con un bostezo más parecido a un rugido, Hope se estiró desprendiéndose de los restos de su piel de roca. El día anterior había estado en el castillo de su clan en Escocia, y ahora se encontraba en ese nuevo castillo en los aires. Sus ojos se abrieron sorprendidos por el cambio y no pudo evitar acercarse a observar la vistas. Estaba tan absorta con la imagen que tardó en escuchar las palabras de las gárgolas cercanas. Se giró y miró a sus nuevos compañeros.

- ¡Hola! ¡Esto es increíble! - pasando su mirada de las gárgolas a las vistas y de nuevo a las gárgolas. - ¡Nunca había imaginado nada parecido a esto! ¡Estamos a tanta altura! - sonrió y al poco se sintió algo avergonzada por su entusiasmo. - ¡Perdonad! Los humanos me llaman Hope, es un placer conoceros. - se acercó para estrecharles la mano.

Una Gárgola reposaba en una almena que la noche anterior había estado vacía, y también comenzó a resquebrajarse en su pétrea superficie. Según la roca se desconchaba, cayendo pequeños pedazos al vacío sobre el que se alzaba el castillo, los hombros y alas de la criatura subieron y bajaron levemente al inhalar ésta el aire del ocaso. Los músculos se tensaron, provocando el desprendimiento de másesquirlas de piedra, que revelaban bajo ellas una piel de tono entre el cian y el morado, y el ser se movió, al principio levemente, alzándse mientras su coraza se desprendía en trozos cada vez mayores.

Ya apoyado sobre dos patas, la cola dio un latigazo desprendiéndose de los restos que la cubrían, y al instante la gárgola estiró los brazos, con los puños apretados, y desplegó sus alas membranosas totalmente, desperdigando en todas direcciones los restos de piedra que aún quedaban sobre su cuerpo, al tiempo que se estiraba por completo para desentumecese, y alzando la cabeza lanzaba un poderoso rugido al cielo nocturno. Aquél era el despertar de un defensor de la noche.

Cuando su rugido se hubo perdido en el aire, bajó los brazos y replegó las alas. Inspiró con fuerza, y entonces vio ante él un espectáculo que quedaría para siempre grabado en su memoria. Había visto antes ciudades humanas, pero no como aquella, y no desde la perspectiva de un castillo elevado sobre las nubes en la alto de una descomunal torre. Fue entonces cuando escuchó voces y reparó en que no estaba solo: otras gárgolas habían despertado cerca suyo.

Se giró levemente sin bajar de la cornisa. En esa posición, el resto pudo ver que se trataba de una gárgola joven, apenas acababa de salir de la adolescencia, y su estatura no era mayor que la de un humano adulto normal. Sus alas, de estructura similar a las de los murciélagos, eran grandes y bien desarrolladas, aunque sin salirse de las proporciones normales. Unos leves cuernos remataban sus ponunciadas cejas óseas obre los ojos, resalaban el aspecto anguloso de éste junto con las puntiagudas orejas. desde su cabeza crecía una media melena oscura. No dijo una palabra, de modo que sólo se podían intuir los afilados caninos inferiores bajo sus labios. Se limitó a observar al grupo que acababa de despertar, con unos ojos que, una vez el brillo blanco con el que se habían abierto se extinguió hasta apagare, poseían unos iris de color violeta oscuro.

El nuevo individuo de aquella pequeña comunidad escrutaba a sus compañeros de azotea, tal vez evaluándolos, tal vez esperando a que ellos rompieran el hielo. Quién sabía qué pensamientos circulaban por el interior de su duro cráneo.

La luz del día desapareció y la oscuridad empezaba a cubrirlo todo, mi piel de roca se agrietaba a cada segundo para desprenderse y darme una nueva noche de vida.

Normalmente cuando despertaba por las noches me sentía bien, un calido descanso siempre hacia que me despertara con fuerzas pero no aquella noche, al despertar casi caigo al suelo, confuso y desorientado no sabia donde estaba, a mi alrededor había nuevas, las nubes que antaño habían estado en el cielo tan lejanas que ni siquiera podría llegar a soñar con tocarlas, pero ahora las tenia allí rodeándome.

No lograba recordar demasiado, mi mente estaba confusa, veía trozos sueltos de una historia que ni siquiera sabia si era mi vida, recordaba una luz al líder de mi Clan, recordaba gritos de terror, restos de piedras que antes habían sido mis hermanos, pero era todo tan confuso, lo que mas recordaba era la luz, aquella luz deslumbrante a la que no podía dejar de mirar, había aparecido después de aquellas palabras pero luego no había nada, no recordaba la salida del sol ni haber regresado a ningún castillo.

Sin duda aquel lugar era el paraíso al que llegábamos las gárgolas tras morir, aunque solo había escuchado aquellas cosas a los humanos, o eso creía seguía sin estar seguro de mis propios recuerdos, recordaba seguir a alguien que rezaba a una especie de pez marcado e la roca que hablaba de un lugar tras la muerte, tal vez fuera eso verdad o puede que… no lo sabia pero ahora yo estaba en ese lugar sobre los cielos fuera verdad o mentira mi recuerdo estaba en aquel paraíso.

Increíble , podría no llegar a aburrirme nunca de ver el despertar de una gárgola . 

Dijo un humano del que ni siquiera os habíais dado cuenta de que estuviera allí , algunos ya lo habíais visto con anterioridad , otros no y posiblemente les resulte mas confuso . Es un hombre de mediana edad , de tez olivácea y pelo negro y largo recogido en una coleta y barba bien cuidad , voz profunda y sosegada pero a la vez con la potencia de voz digna de un rey , como siempre iba bien trajeado ; a su diestra un hombre algo más delgaducho y pálido , sin vello facial apreciable y de cabello muy corto y rubio igual de bien trajeado se mantenía firme a su lado como si de un escudero o consejero se tratara . 

Kastor se gira hacia atras, habia visto aquel hombre muchas veces durante las tres semanas en que permanecia despierto.

- Hola...Xanatos -dijo con calma para luego mirar a los tres nuevos y explicarles la situación- Él es Xanatos, es el ... señor de este castillo, por decirlo de alguna manera. Supongo que vuestro largo letargo os habra dejado confusos, han pasado siglos desde la última vez que visteis el mundo... os sorprendera lo que ha cambiado...

-Nuevos?...pero...- mira a su alrrededor y ve a otras gargolas, dos hembras y un macho, mira a Kastor con mira inquisitiva... -dos chicas?...cuidado eh!...- luego le sonrie... - Bueno vamos a darles la bienvenida...- Pero Xanatos aparece, entonces se acerca a él y le tiende la mano...

-Buenas noches Sr. Xanatos, como esta ud?...veo que nos ha traido compañia, muchas gracias...- despues de las presentaciones de Kastor, mira a los demas... - Bienvenidos, el es Kastor y yo Pollux...- rie al ver que Kastor olvido presentarse... Siglos?...callate hermanito, no sabemos de donde vienen!...

Zek pensaba en que Xanatos había cumplido al menos con parte de lo que le había prometido: llevarle junto a otras gárgolas. Y así era. Aunque el sol había salido durante el trayeto, convirtiéndole en estatua, allí se había despertado, en un castillo elevado sobre una deescomunal torre, como si se tratara de un nido, y junto a otras cuatro gárgolas. observava en silencio cómo conversaban alegremente. Una de las hembras era hermana del único macho aparte de él. Una de las otras dos parecía también entusiasmada.

Nuevos compañeros de cornisa. Pero no eran sus hermanos de mazmorra. La muerte de su clan todavía estaba muy reciente, y era una herida que tardaría en cerrarse. Aún tardaría un tiempo en mostrar afecto a alguien sin recordar el dolor de la pérdida. Fue entonces cuando Xanatos llamó la atención de todos. Bien. Estaba ansioso por saber si había averiguado algo de los humanos que habían acabado con su clan.

Cuando Xanatos llamó la atención de todas las gárgolas recién despertadas, el nuevo se volvó rápidamente hacia éste, abriendo los ojos un poco más ante alguien a quien reconocía en aquel lugar que le era tan extraño. Bajó con un salto elegante de la cornisa, al suelo sobre el que estaban los dos humanos, pero antes de que dijese una palabra, el otro macho dijo algo que le hizo detenerse. Su hermana trató de presentar a ambos, pero el nuevo interrumpió apenas había acabado ella.

- ¿Siglos? -miró de nuevo a Xanatos- A menos que David Xanatos sea un humano al que no afecta el tiempo, sólo he dormido un día desde que me trajo aquí. -su voz era grave, pero joven, y no sonaba en absoluto irónica ni socarrona. Tampoco compartía el entusiasmo que parecían mostrar la mayoría. Sencillamente, la afirmación del tal Kastor le había pillado por sorpresa. Después reparó en que la hermana de éste había comenzado las presentaciones.- Yo soy Zek -dijo mirándola directamente tras una leve e íncómoda pausa.

Como a todo ser humano me gustaría alcanzar la inmortalidad , pero no es más que un sueño ; ahora que sacáis el tema si se por viejos libros de gárgolas y de un hechizo que haría que las gárgolas que lo escucharan durmieran como si fueran de día hasta el cumplimiento de determinados detalles , me costó mucho creer tales cosas , pero soy un hombre rico y puedo permitirme pequeños lujos como este castillos y esos viejos libros . 

Comentó el humano conocido como Xanatos ante el comentario de kastor y Zek sobre el tema de haber dormido siglos . 

Tras mirar de reojo a la gárgola que aún no habia pronunciado palabra, Zek volvió a dirigirse hacia el multimillonario.

- Bien, David Xanatos, ciertamente me has llevado junto a otros como yo, pero dime, ¿has averiguado algo de esos humanos mientras dormía?

La joven gárgola parecía ansiosa al hablar de aquel asunto con el humano. Al parecer tenía sus propios planes.

He obtenido poca información al respecto , seguiré buscando cualquier cosa que pueda resultar útil sobre ellos . 

Dijo seguro de sus palabras pero con un tono ligeramente diferente , como si se culpara a si mismo por no llegar a tiempo a aquello a lo que la gárgola llamada Zek se refería . 

Hope sonrió levemente al ver a los nuevos también acercándose. Entonces se acercó aquel humano que había cambiado su vida, David Xanatos. Le entraba curiosidad con ese hombre que había aparecido de la nada, y con un golpe de llamada había tenido el castillo de su clan en sus manos. Se extrañó al oír las conversaciones entre las gárgolas, no entendía lo que estaban diciendo.

- Ehmm, lo mismo para mí... ayer estaba en Escocia donde he vivido siempre con mi clan. - se rascó la cabeza dubitativa.- Nunca he estado en una gran ciudad, mi castillo estaba en un bosque en medio de la nada. Por eso estoy tan sorprendida por el cambio, no se nada de ese tipo de hechizo. - volvió a mirar a la ciudad que estaba muchos metros de altura. - Me alegro de verle Sr. Xanatos, ¿podríamos dar una vuelta? - sonriéndo.

Perdone señor Xánatos , pero sigue teniendo labores que hacer , puede volver tranquilo yo me encargo de enseñarle las gárgolas el castillo y de darles un mapa de la ciudad . 

Dijo el humano rubio cuando Xanatos iba a volver a hablar , esta vez para explicar a Hope ; aun siendo interrumpido por su secretario , Xanatos esbozó una sonrrisa .