Partida Rol por web

GELUS VIRICA

[FLASHBACK]

Cargando editor
03/08/2008, 20:45
[Madison Greens]

Apenas había pegado ojo, otra mañana que se despertaba con nervios en el estómago, con el alma en vilo. No puedo más, me voy a volver loca. Fue a su escritorio y miró la información con la que los estaban bombardeando, universidades por todo el país. Algunas estaban realmente lejos.

Montreal. Llevaba unos días pensando en sus facultades, no le gustaba que fuese una ciudad tan grande, tenía la sensación de que eso la haría sentirse más sola. Suspiró. ¿Habría algún sitio en el que conseguiría sentirse bien? Quería marcharse, y dejar en el pueblo aquello que la atormentaba. Lo que tenía que conseguir era reunir valor para decírselo a los tres, y aguantar el chaparrón que sabía vendría con Ethan.

Se vistió y bajó a las zonas comunes, papá no estaría, abría la tienda los sábados por la mañana. Vaya comida que les iba a dar. Sabía los pro y los contra que le dirían y tenía las respuestas. A eso sí.

----------------------------------------------------------------------------

-Hola Madi, ¿Qué tal, preciosa? -Una sonrisa sincera, realmente sorprendente después de todo el tiempo que ella llevaba cambiada. Ella se la devolvió, intentando no demostrar los sentimientos tan contradictorios que tenía. Ver que él seguía con ilusión su llegada le hizo que se le partiera el corazón un poco más, sabía lo que tenía que decirle.

-Hola guapo. -Ciertamente lo es. Unos ojos azules preciosos, profundos, que siempre la miraban con cariño, unos rasgos que al mirarlos fijamente, le parecían perfectos, un pelo oscuro que estaba siempre encantadoramente revuelto…. Sí, su novio era muy guapo. Su novio. ¿Desde cuándo? Lo conocía desde siempre, cinco casas más abajo estaba la de Ethan. Él jugaba a tirarle del pelo desde que Madison tenía uso de razón. Una noche, hacia más de un año, en el porche de la casa de ella, se le declaró.

- Madi….
Giró la cara hacia él, confiada. – ¿Qué?-
- Tengo que decirte una cosa. Es importante.
- Uy, dime
- mirándolo sorprendida "¿Qué puede haber pasado en tres minutos que llevamos callados?"
- Verás, es que llevo un tiempo pensando… tú…para mí… eres increíble. Me gustas. Desde siempre, tenía que decírtelo ya… Madi…

La canariense acertó a abrir la boca, sabía que tenía que decir algo, pero las palabras no quisieron acudir. Cuando supo que no vendrían, bajo la mirada, se sonrojo y la cerró. Ethan no podía creerse que por fin se lo hubiese dicho, y la inocencia con la que ella recibió las palabras lo envalentonó, además, no lo había mandado a la mierda. Se acercó un poco más y cogió su mano. Ella no lo apartó.

- ¿Tan de sorpresa te pilla? Sinceramente creo entonces que eres la única de todo Bird que no lo sabía.- Rió nervioso, relajándose y deseando que ella también lo hiciese, sus palabras fueron recompensadas, ya que, aunque seguía sin mirarlo, Madison sonrío ampliamente ante la ocurrencia, mirando ambas manos cogidas, Ethan supo que era buena señal. Tantos años de confianza tenían que servir para algo.
- Un poco sí…- Pero estaba contenta, sabía que sentía algo por él desde hacía algún tiempo, algunas miradas entre ellos conseguían que al llegar a casa le costará dormirse al recordarlas. Levantó la vista y lo miró, con los nervios más dulces del mundo y pensando en que podía haber hecho para conseguir que se fijase en ella….

Bonitos recuerdos para una no tan agradable conversación.

- Y eso ha sido todo, mis padres han aceptado, me voy a estudiar Física a Montreal. -Tragó saliva, esperando lo inevitable….
- Supongo que sabes que no soy tan tonto, que sé que te pasa algo y que te vas por otra cosa. Física., y a 2000 kilómetros, no te vas por la carrera. Nos abandonas, lo sabes. -Un tono duro, los ojos de Ethan estaban muy enfadados, la miraban muy serios.
- La muchacha sólo pudo decir: Ethan, por favor…
- ¿QUÉ?- Interrumpiéndola, casi furioso – ¿Qué me calle? ¿Qué me aguante? ¿Qué quieres que piense Madison? Estoy harto. Te pasa algo, desde hace demasiado y no confías en mi, sólo te vas. Muy bien, vete y que pase lo que tenga que pasar. Tú misma.
- Yo… lo siento… pero de verdad creo que es lo mejor. Casi era un susurro, las pocas palabras sinceras que podía decir sobre todo lo que ocurría.
- Por favor Madi, dime que ocurre, ¿Te ha hecho alguien algo y no lo dices por miedo?- Quemando el último cartucho que le quedaba, preguntando el único motivo que imaginaba podría tener la muchacha. Preocupado.
- No, -negando con la cabeza… sin mirarlo a los ojos…- nadie me ha hecho nada….
- ¡¡Pues entonces no te entiendo!!- una paciencia que se agotaba, una incomprensión que lo cegaba.- Lo dejas todo, a tus padres, a mi y pretendes que me crea que….. – de repente lo entendió, era lo que había, ella había elegido.- Vale, es tu decisión y voy a respetarla, lo que ocurra, será tu responsabilidad.
- Por favor, no te enfades….
- Claro que no me enfado, me encanta que te vayas, ¿Enfadarme yo?-Dio un portazo y se fue. Ella estaba segura, lo estaba perdiendo y la culpa era sólo suya.

-----------------------------------------------------------------------------------

El día de la despedida tenía que llegar, salía a la mañana siguiente, temprano, muy apenada. Ethan la esperaba en el lago, ese al que tanto iba la pandilla siempre. Estaba serio, resignado, pero no quería que ella se fuese enfadada, ya que no había conseguido disuadirla, por lo menos no estropearlo más, ya era suficiente.

- Madi, tengo un regalo para ti. Le tendió una cajita negra, pequeña, y al abrirla encontró una pulsera de oro, muy fina, delicada y frágil, como lo que había entre ellos. Los ojos de la joven se iluminaron, como hacia mucho tiempo que no veía el chico, pese a estar tan dolido, le devolvió la sonrisa.
- ¡Oh! Ethan muchísimas gracias.- Mirándolo llena de gratitud. Le encantaba. Se acercó y le dio un suave beso en los labios, colocando una mano en su mejilla, desde que había dicho que se iba, eso y poco más era lo que ocurría entre ellos, él estaba resentido, como bien sabía Madison, no era tonto.
- De nada, espero que… que te recuerde un poco lo que se queda por aquí. -Ethan dudó, ¿Volver a decirle lo que le atormentaba? No, ya no tenía sentido, estaba cansado, creía haberlo intentado todo. Había pensado mil posibilidades, hasta que hubiese otro tío, saber el motivo, aunque fuese eso, lo haría sentirse mejor, pero dar palos de ciego mientras ella estaba cada vez más lejos lo desesperaba. Se había prometido a si mismo que no sacaría el tema. Esa noche no.

Notas de juego

Cargando editor
11/08/2008, 06:21
Director

Plena noche... La distribución tras la nueva misión de las habitaciones era nueva y tus nuevos compañeros de habitación eran tu hermano, Hugo y Mortymer. La muerte de Art y de Marcos seguía fresca en la mente, la imágen de Jolene destrozada al llegar al hotel, con aquel aspecto etéreo, enajenado...
No era posible dormir, pues cada vez que cerrabas los ojos, revivías todo aquel horror, y os habían mandado directos a descansar, con la promesa de que al día siguiente habría que tener la mente bien despejada para tomar duras decisiones...

Cargando editor
11/08/2008, 06:27
John R. Dryden
Sólo para el director

Desde que volvimos al hotel he hecho una regresión a mi anterior personalidad. Lo vivido en nuestra casa no es algo que pueda ser olvidado con facilidad. De hecho no creo que pueda llegar a ser olvidado. Y ahora, tal y como están mis nervios (a punto de explotar en cada momento), me es imposible centrarme, dormir o hacer demasiadas cosas que requieran extrema concentración. Ver a Jolene en ese estado me altera, cómo se ha apagado su vida... Cómo ha cambiado todo para ella. Donovan me altera, no sé por qué... Quizá porque sus palabras me calaron más hondo de lo que pensaba... Quizá porque pretendió o debe pretender, en una especie de enfermizo afán de protagonismo, ser el único que está pasándolo mal con todo esto. Carece totalmente de empatía, incluso con sus seres más cercanos... Y eso me altera mucho.

Mortymer me altera, tan anodino y antagónico... Siempre en un segundo plano, sin aportar nada ya sea negativo o positivo a todo esto. Hugo me altera... Me altera mucho... Muchísimo. No aguanto a Hugo. Me mira como si estuviera loco, me habla como si fuera un retrasado. ¿De qué va ese anormal? ¿De verdad se cree un puto héroe, un faro de moralidad entre todo este vertedero de residuos humanos? ¿Se cree que no me doy cuenta de lo poco que le importa ninguno de los que estamos aquí? Hugo es el mayor egoísta que respira en esta habitación. Puede que no sea tan listo, tan majo, tan guapo o tan heroico como él, pero lo que sé que no soy es egoísta.

No soporto esta habitación con muros de hielo. Me agobia. Me ahoga. Me oprime completamente. No puedo estar aquí por más tiempo. No puedo dormir. Aprieto los ojos, intentando forzar a mi cuerpo, a base de hostias mentales, a que descanse. Pero el cuerpo no puede descansar así, si no todo lo contrario. Me siento tenso, me siento capaz de explotar en cualquier momento. Veo a Marcos, veo a Art cada vez que cierro los ojos. Veo la sangre del destrozado cráneo de un Herkus Reisel que se ríe de nosotros por llorar su muerte. Siento de forma inevitable que, en ese garaje, no sólo murieron dos personas, sino que algo dentro de mí también salió muy herido. ¿Somos los malos? ¿Lo somos? Y, si no somos los malos... ¿Cómo cojones son los malos? Si alguien normal pasease por los pasillos de este hotel... ¿qué pensaría?

No... No puedo seguir aquí, me asfixio. Me pongo en pie y, con cuidado de no despertar a nadie, me pongo los pantalones, el jersey de cuello alto, las botas y la gabardina, asegurándome de que el tabaco sigue ahí. Hasta ahora, sinceramente, es de lo mejor que he podido encontrar de ser inmune al Ígnea. Porque no siendo inmune cualquier acto está justificado. Cuando estás infectado todo es más fácil... ¿Que alguien dice auténticas barbaridades a otro? No pasa nada, hombre, porque está infectado y es lo normal. ¿Que alguien mata a otro en un ataque de rabia? ¡Tiene el Ígnea, caballeros! ¿Qué somos, monstruos? Lo somos, porque no nos solidarizamos con el pobre infectado. Asesinos, egoístas, manipuladores... Tengo que salir de aquí...

Y, efectivamente, salgo de la habitación, ceñudo como solía estar antes de forma permanente, con la intención de ir fuera del hotel para fumar un cigarrillo, dos, o los que hagan falta. Todo para que el humo no afecte lo más mínimo a ninguno de estos bastardos. Aunque soy injusto, ya que no todo son bastardos. Aún hay personas aquí que merecen la pena, razón por la que todavía no he decidido pasar absolutamente de todo. Aunque lo que más me jode de todo es... ¿Podría pasar de todo? ¿Podría convertirme en un auténtico hijo de puta? No creo. Y creo que hasta me jode no poder porque, por ejemplo, Michael parece siempre muy tranquilo y contento, y Michael es un verdadero hijo de puta, con todas las letras y con mayúsculas.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d2
Motivo: 1. Jolene; 2. Dale
Resultado: 2

Cargando editor
11/08/2008, 06:47
Jolene Dryden

Fuera, una estrella brillaba más que ninguna en el cielo, de piel más luminosa que la pura nieve de Kiruna, de belleza mayor que sus auroras boreales... Una niña triste. Una niña sóla, vestida con su abrigo y su gorro de esquimal, observando soñadora en parte, melancólica en mayoría, las estrellas... Se veían con una nitidez total, el paraje de Jukkasjarvi era totalmente armonioso y natural, aunque gélido e inclemente...

Al verte llegar, no sintió la necesidad de apartarse o achantarse. Simplemente te observó con sus luceros dorados, con curiosidad.

- Hola... - estaba sóla, aunque dos estatuas de hielo que probablemente eran acólitos custodiaban la entrada... Aún así era realmente extraño ver sóla a Jolene Dryden... - ¿No puedes dormir...? - se hizo a un lado, parcía estar sentada en un banco al que la nieve había cubierto las patas, con las piernas cruzadas sobre él. Tenía la voz como el cantar cálido de la brisa primaveral, su sóla presencia era un soplo de aire fresco algo turbador por el brillo melancólico que arrastraba - Siéntate, yo tampoco puedo... ¿Te conozco...? Me suena tu cara... Tus ojos.

Cargando editor
11/08/2008, 07:04
John R. Dryden
Sólo para el director

Guardo el cigarrillo que empezaba a sacar del paquete incluso antes de que llegue a salir por completo de él. Teniendo en cuenta lo poco que fumo últimamente (prácticamente nada) me debería plantear el dejarlo... Lo más difícil ya está pasado, después de todo.
Jolene... Sí, verla así me altera mucho. Casi prefería que me odiara o me despreciara como antes... Pero, ¿qué hace aquí sola, a estas horas de la noche? Mi pobre hermana... Mi preciosa perla... Verla así, tan desolada y solitaria, es algo que me puede y me desgarra por dentro. Siento lástima por ella... Mucha. Pero mucho mayor es el amor y el cariño que siento. Ahora necesita a alguien cerca. Ahora más que nunca.

Olvida todo eso. Puedes hacerlo, lo has hecho antes. Cárgate un rato a la espalda toda esa basura y olvídala. Es mejor que no te vea así, y puedes hacerlo... Deberías estar acostumbrado. Ahora es tu hermana la que te necesita, así que sonríe y haz lo que puedas. Sonrío, efectivamente, aunque forzándome a ello al principio. Pero después la sonrisa es más espontánea... No es complicado mirándola a los ojos. Tomo asiento en el lugar que me ofrece, apoyando las manos en las rodillas.
-No... No puedo dormir yo tampoco. Te sonará increíble pero tengo hasta calor en mi habitación... -sonrío levemente-. Soy John Rewell, pero llámame Rew, si quieres. Soy tu hermano mayor, Jolie. Seguro que irás recordando poco a poco -la animo, esperanzado-. ¿Qué te ocurre, tampoco puedes dormir tú?

Cargando editor
11/08/2008, 07:13
Jolene Dryden

- ¿Mi hermano mayor? Vaya... ¡Qué guapo, y qué grande, con lo pequeñita que soy yo y lo flaquito que es Donovan...! - sonrió, encantadora y cariñosa al instante - Había fotos tuyas en casa, de cuando eras pequeño... Papá me contó que siempre querías verme y que de niña os rifábais quién me cogía... ¡Qué bien que por fin te vea! - pareció relajar mucho los hombros al sentirse en compañía de un hombre de su familia, frotándose la cara y abrazándose a sí misma - Yo tampoco estaba a gusto... La niña lloró, la amamanté y luego me entraron ganas de vomitar... Me encontré mal de pronto, no sé... No he podido volver a la cama. No quería despertar a nadie... - se frota los hombros - ¿Cómo puedes tener calor...? Me muero de frío aquí... - y realmente lo parecía, lo cual era muy buena señal...

Cargando editor
11/08/2008, 07:22
John R. Dryden
Sólo para el director

Sonrío ampliamente al escuchar a mi hermana, al poder hablar POR FIN con ella más de dos minutos seguidos. Pero, ¿qué me dice? ¿Que nuestro padre le habló de mí y que nos rifábamos el cogerla en brazos? Joder con Arthur... Ya había decidido que me equivoqué con él, eso sin duda. Estaba muy decidido a reconciliar nuestra relación y ver si podíamos empezar de nuevo. Sobre todo después de saber todo lo que hizo por mí. Pero está claro que ha debido quererme siempre mucho más de lo que ha demostrado... Me sorprende mucho que no tenga calor, y sobre todo que tenga frío. ¿Cómo es posible? Espera... Espera un momento... ¿Y si papá encontró una vacuna y se la administró cuando estuvo en Londres? ¡Joder, podría estar curada del Ígnea! Sólo con tener esa esperanza cualquier tipo de problema que hubiera antes, toda esa mierda, se desvanece en el acto.

Río al recordar aquellas veces en las que, efectivamente, mi padre y yo prácticamente luchábamos por tenerla en brazos. Y, acto seguido, me quito la gabardina para ponérsela por encima de los hombros y cerrarla en torno a ella, frotando después sus hombros para ayudarla a que entre en calor. -Toma, con esto estarás mejor -Dios, qué frío hace... Bah, no seas mierdas. Si tú tienes frío imagina cómo estará ella-. Y sí, sí, Art... Nuestro padre y yo siempre teníamos problemas con eso -río de nuevo-. Él solía ganar casi siempre, porque yo era un crío, claro. ¡Es que te veía ahí, en tu cunita, y no podía controlarme! Eras una niña muy buena, ¿sabes? Me pasaba horas en tu habitación haciendo el bobo delante de tu cuna para entretenerte. Creo que nuestro padre tenía un poco de envidia, porque él trabajaba mucho y sólo te podía ver por las tardes y noches. ¡Pero yo era un egoistón e incluso entonces quería cogerte sólo yo! Hasta le pegué alguna patada y todo, en alguna rabieta -continúo riendo, recordando aquellos tiempos. Sé, por otra parte, a qué se deben los vómitos y el mal estado... ¿Cuándo vamos a decirle que está embarazada?-. Y por lo otro no te preocupes, seguro que se te pasará pronto y podrás volver a dormir. Así mañana podremos estar frescos. Tenía pensado ir a Kiruna a buscar un trineo para que jugásemos Amber, tú y yo por la mañana. Pensé que a los niños les encanta la nieve y los trineos, y aquí estamos rodeados de nieve... No sé cómo no se nos ha ocurrido antes hacer algo así -verdaderamente tenía pensado hacerlo. Necesito más tiempo con la niña y con mi hermana. Lo necesitaba desde hace tiempo...

Cargando editor
11/08/2008, 07:42
Jolene Dryden

- Gracias Rewell... Pero te vas a helar, ¿eh? ¡No quiero que mi hermano mayor se hiele después de haber pateado a su padre por cogerme...! - Jolene casi parecía tan cándida y amable como Rewell, solo que más elegante y refinada. Se levantó, quedando su rostro a la altura del de Rewell incluso estando sentado - Hay un montón de habitaciones en éste hotel, y ya he visto las estrellas... ¿Vamos a tomarnos algo caliente? ¿Sabes dónde hay chocolate aquí dentro? - preguntó una vez te habías levantado, yendo hacia el interior del hotel. Al escuchar hablar sobre la nieve y los trinéos, Jolene suspiró, caminando arrebujada en el abrigo de Rewell y en el suyo propio - Mi hija dice que su papá la llevó a jugar con la nieve, que estaba malito y que cuando yo no estaba le decía que volvería... - perdió la vista en el suelo - Pero papá no quiere que vea al padre de Amber... ¿Tan malo es...? A ella parece gustarle... Pero... Debería haber estado cuando esa gente entró en casa... ¿Quién es...? ¿Tan horrible es que permite que me pasen cosas horribles...? ¿O es que me porté mal con él...?

Cargando editor
11/08/2008, 07:49
John R. Dryden
Sólo para el director

-¡Sí, claro que lo sé! -exclamo, emocionado ante la dulzura de Jolene. Es muy posible que esta sea su verdadera naturaleza debajo de toda aquella fachada que tenía antes... De hecho no me extrañaría nada que así fuera-. Vamos -y comienzo a caminar hacia el bar/cafetería del hotel, posando la mano sobre su hombro y mirándola sin perder la amplísima sonrisa. Pero llega un tema peliagudo... Con el término "su padre" asumo que está hablando de Alejandro. Es posible que Arthur se haya enterado ya del pasado de Balaguer. Eso o que, simplemente, está actuando tal y como actuaría cualquier Arthur Dryden que se precie de ser así llamado: protegiendo a su Jolene al máximo, a la niñita de la que se había visto separado de forma forzada. Protegiéndola y reteniéndola para sí de forma casi obsesiva. Suspiro, contrayendo los labios hacia el interior, pensando en la respuesta. No resulta fácil, la verdad-. Verás... Alejandro es... Una persona peculiar. No voy a mentirte: no sé mucho de él. No empezamos nuestra relación muy bien... Y es verdad que hizo algunas cosas en el pasado... Cosas de las que se arrepiente ahora. Lo sé, lo he visto en sus ojos. Y estoy seguro de que hubiera estado en casa en ese momento si hubiera podido, pero entonces se estaba recuperando de una herida mortal -increíble... estoy aquí, defendiendo a Alejandro Balaguer. No sé de qué me sorprendo... Al fin y al cabo he sacrificado mi libertad y mi descanso eterno por él, después de todo...-. Y tú no te portaste mal con él. Estoy convencido de que debe sentirse fatal por no haber estado a tu lado... Pero sí que sé algo de Alejandro: sé que te quiere con locura. Sé que tú le has cambiado y que quiere ser mejor persona por ti... Y también sé que quiere hacerte feliz. También comprendo a papá, claro. No quiere que te pase nada malo... Y si algo sé de los Dryden es que... Je... Somos un pelín posesivos con las personas que queremos. Y, bueno, Arthur es el patriarca de la familia... Supongo que no habrá un Dryden más posesivo que él. Mira, en este caso creo que tienes que hacer caso a lo que te diga el corazón... -confieso, al llegar al bar, después de acercar una banqueta para que se siente en ella, tras la barra, comenzando a preparar el chocolate-. Padre intentará protegerte, como también Donovan y yo lo intentaremos, pero al final la que decide eres tú. Tendrás que hablar con Alejandro, mirarle a los ojos y saber si quieres estar con él o no. De todas formas, los niños son muy listos, ¿sabes? Y Amber es mucho más lista que los demás niños. Si ella confía en Alex y le gusta... Bueno, creo que es una buena señal. Y si te preocupa lo que pueda decir nuestro padre, simplemente dímelo y yo intentaré hablar con él -sonrío nuevamente, sirviéndole la taza tras montar un poco de nata sobre el chocolate.

Cargando editor
11/08/2008, 08:08
Jolene Dryden

- ¿Alehandrou...? ¿Es español...? - alzó las cejas, por lo visto la hermanita pequeña sentía cierta predilección por el sex appeal latino, pero dejó hablar a su hermano, el tema le interesaba sobremanera... Se le iluminaron los ojos al oir a Rewell decir que ese misterioso amor hispano habría querido estar con ella... Pero no llegó a sonreir, pues hablaba de una herida mortal... Saber que la quiere hace que los ojos se le llenen de ilusiones, de sueños... No sabe quién la ama y quién es desconocido en ese mundo... Los reencuentros con sus hermanos habían sido hermosos y emotivos, pero con su mejor amiga fué extraño, pues había visto a una muchacha desquiciada, aunque eso sí: Loca por abrazarla... Con su hija fué un milagro, algo inmediato... ¿Cómo sería con éste joven que, al parecer, la amaba tantísimo y que sólo una herida mortal fué capaz de separarla de su lado...? ¿Qué cosa horrible sucedió para que perdiera la memoria ella y él tuviese que recuperarse de alto que le podía haber costado la vida...?

Un cuento de hadas algo macabro se ve reflejado en esos ojos que aunque ya no brillen de forma sobrehumana, siguen siendo absolútamente preciosos... Con ellos miró a su hermano cuando éste le recomendaba escuchar a su corazón... Incluso una ténue risilla, un poco amarga, escapaba al decir su hermano que Amber era muy lista y que si ella le apreciaba, era buena cosa. Atesoró el chocolate como lo que era: Un dulce en mitad de la amargura, igual que la presente conversación.
Daba algo de pena verla alegrarse por tan poca cosa después de semejante trauma. Subconscientemente Jolene sabía que había que superar rápido los horrores, pues una cosita rubia y preciosa necesitaba de ello, y eran muchas las penurias que no habían llegado a tumbarle.

Había vivido un verdadero infierno en su casa... Pero ya no arrastraba ni revivía el cúmulo de barbaridades que le sucedieran anteriormente, cuando según Renka más de una vez hubo que apartarle el cañón de una pistola de la boca mientras su bebé lloraba en una habitación de motel de mala muerte en cualquier carretera aislada de Europa...

- ¿Es guapo...? ¿A tí te gusta él para mí...? ¿Crees que sabrá hacerme felíz? ¿Lo ha hecho antes...?

Cargando editor
11/08/2008, 08:29
John R. Dryden
Sólo para el director

Cuando sus ojos empiezan a brillar comienzo a sentir que las cosas marchan. Tal vez pueda convencer a Mi Señora para que Jolene no tenga que volver a salir de misión (si es que ha pensado en ello) y que pueda dedicarse por entero a Amber y a reconstruir su vida. Con Arthur por aquí tendrá un apoyo incondicional que, asumo, también le vendrá muy bien para reponerse de todo lo vivido. Y teniendo en cuenta que ahora tampoco parece recordar los horrores que ya vivió en el pasado, esto podría suponer un grato cambio en la pequeña y dulce Jolene. Un cambio que podría hacerla más feliz de lo que era. Río, algo nervioso, al formular ella sus preguntas... Después de todo no deja de ser mi hermana y, para ella, ningún hombre es lo suficientemente bueno.
-Bueno... Si es guapo tendrás que decirlo tú cuando le veas... Yo no sé mucho de hombres ni de belleza, en general. Sé que Donovan es guapo por cómo le miran las chicas... y también algunos chicos... Y sé que tú eres preciosa porque no hay más que verte para saberlo. Pero con decirte que sólo me ha gustado físicamente una chica en casi veintisiete años que tengo te lo digo todo... -río nuevamente-. Que te ha hecho feliz antes es algo que sé. Las cosas por aquí son... En fin... Cuanto menos implicada estés en toda la basura que pasa por aquí, muchísimo mejor. Pero él, tengo entendido, te hizo olvidar todo esto y te dio esperanzas de tener una vida mejor. Para mí eso es lo más importante. Por eso, respondiendo a si él me gusta para ti, te digo que, sí él te hace feliz como sé que te ha hecho, yo no tendré ninguna queja. Como hermano mayor tuyo, en realidad, no me gusta ningún hombre para ti -una nueva risa por el comentario, no exento de verdad-. Pero si tengo que elegir a alguno, será al hombre a quien tú ames y que, también, te ame. Al que os haga felices a las dos. Y creo que Alejandro puede ser ese hombre. Y más le vale... porque como no lo haga tendré que partirle las piernas... -doy un sorbo al chocolate desviando la mirada, para después volver a centrarla en ella, con una nueva risa-. Es broma, ¿eh? Pero como no te haga feliz tendré que ponerle las cosas en su sitio... En fin, yo sólo sé que tú podrías tener a cualquier hombre del mundo besándote los pies si quisieras, y que de entre todos los hombres del mundo le elegiste a él (que, por cierto, sí, es español), y desde luego no fue sólo por su físico. Por eso confío en tu decisión y confío también en él.

Cargando editor
11/08/2008, 09:01
Jolene Dryden

Rió el comentario de que ningún hombre era lo bastante bueno que hizo su hermano mayor, escuchando entusiasmada y manchándose los cansosos labios con algo de chocolate. Así parecía tan niña... Era tan difícil imaginar que estuviera en su segundo embarazo...
Lo de partir las piernas le hizo ladear un poco la boca y parar en su ágape. pero cuando Rewell anunció que era broma... Era una broma y ya. Había demasiado por lo que preocuparse como para sufrir por una broma sin mala intención.

- Después de lo que dices... Me gustaría verle... ¿Se ha recuperado? ¿O aún...? - suspiró mordiéndose el labio inferior, soñadora aún así, tratando de ser optimista, raro en ella - Es estupendo saber que el padre de Amber es... - su mirada se perdió por un momento, sin dejar de sonreir - ¿Sabes? Por un momento pensé que Amber era hija de alguien como... Ese Art Connor... - cerró los ojos, resistiendo un escalofrío y negando con la cabeza, quitándole de sus pensamientos... Tenía mucho de lo que alegrarse - Pero me alegro de que sea alguien a quien quiero y que me quiere... Sería horrible que un cabrón violador me hubiese preñado... ¿Cómo se lo diría a ella cuando fuese mayor...? - negó con la cabeza - Y con lo guapa y encantadora que es, seguro que él es un sueño... - entonces esbozó una amplísima sonrisa y se echó a los brazos de su hermano, besándole la mejilla jovial y cariñosamente - ¡Gracias hermanito! ¡Me has quitado un peso enorme de encima...!

Cargando editor
11/08/2008, 09:14
John R. Dryden
Sólo para el director

Joder... Esto es terrible... Esto es una mierda... No puedo mentir. No quiero mentir. Y mucho menos a mi hermana. ¿Qué hago entonces? El verdadero padre de Amber sí era un violador como... Como Art Connor... Tampoco voy a explicarle que Art Connor realmente no era un violador, sino un pobre hombre manipulado por un o una hijo o hija de la grandísima puta. Por tanto, estoy en una situación de lo más jodida. Pero huir de ella sería un acto de cobardía que mi hermana no se merece. Menos después de haber recibido un beso suyo. Un tierno beso que jamás había tenido oportunidad de recibir. Porque, es así, este es el primer beso que recibo de mi hermana. Y sólo ese gesto hace que todos los problemas se escapen y se olviden. Atesoraré por siempre este momento, no me cabe ninguna duda. Pero más serio ahora...
-No sé nada de él desde que me fui a Londres, pero si estuvo jugando con Amber supongo que estará bien. Y... Bueno, Jolene... Debes saber un par de cosas... La primera es que si has sentido mareos y malestar es porque... -joder, suéltalo, coño... No es nada malo... ¿no? Y tiene que saberlo. Es su vida, tiene derecho a saber lo que nadie se ha molestado en decirle-. Porque estás embarazada. De Alejandro, sí. Pero el que esperas va a ser vuestro primer hijo juntos. Amber no es suyo, es de otro hombre... El hermano de Sven Lockhart, el médico del hotel -agacho la cabeza, serio y bastante acojonado ahora-. Por lo que sé de él, no era buena gente... Pero los detalles no los conozco, Jolene. Nuestras vidas han sido... extrañas... Y no sé de ti todo lo que me hubiera gustado, aunque eres la cosa que más quiero en este mundo junto con Amber y Donovan, de los que tampoco sé todo lo que querría... -el dolor es ahora patente en la mirada y en el rostro-. Pero no creo que importe quién sea el padre biológico de Amber, realmente. Creo que un padre puede ser considerado como tal sólo cuando está ahí, dándolo todo por un hijo, desviviéndose por él, apoyándole... No creo que importe de quién sea la semilla, en realidad. Lo que importa es que la persona con la que estás ahora sí es un padre para Amber y sí lo será para vuestro hijo. Creo que eso es lo verdaderamente importante -vuelvo a alzar la vista, para mirarla nuevamente a los ojos, mordiéndome el labio inferior tras hablar con aplastante sinceridad.

Cargando editor
11/08/2008, 09:34
Dale Lantana (Slang)

Jolene empezaba a ver sus ojos abiertos de par en par, horrorizada y volviendo a parecerse a esos ojos cansados de la vida, aterrados del mundo y de la realidad... Cuando un fino rayo entró en la sala abriendo las palmas de las manos, captando la atención si quererlo ni deberlo con una palmada en el aire.

- ¡Qué animal es tu hermano! ¿Eh, nena? - le echó un brazo por encima de los hombros a Jolene, rodeándola con camaradería y diciendo, como si fuese una más de la familia: - Te dije que el truco de "el papá de Amber era malo" no funcionaría para suavizar el golpe del embarazo, Rewell, eres una jodida bestia, ¿cómo se te ocurre? - dió vueltas con un dedo junto a su sién, mirando a Jolene - Está un poco pirado, tiene poco tacto y lo disimula... Ya ves cómo de bien. Pero tú tranquila, nena, aquí lo único que va a pasar es que a Alejandro le va a caer el puro del siglo por hacerte el segundo bombo ya... Y Rewell - mira a John, asintiendo con la cabeza - tu padre y tu hermano se tendrán que enterar tarde o temprano de ésto, no intentes proteger a Balas y a Jolie porque no vas bien por ahí, y ellos son mayorcitos... ¡Y no hay nada más bonito que una pareja tan guapa dándo a luz a su segundo retoño...! - le pellizcó la mejilla a la pequeña de los Dryden.

Jolene suspiró, significativamente relajada aunque algo pálida aún, pero mirando con cierto reproche a su hermano.

- ¡Ya te vale...! - le dijo, resoplando más aliviada, para entonces mirar a Dale - Oye... Perdona... ¿Nos conocemos...? No te ofendas... Es que... Tengo amnesia, al parecer, y sólo te recuerdo de cuando el helicóptero... Y lo de embarazada me lo imaginaba, no sé porqué...

- ¿Yo, cariño? - Dale arqueó las cejas - Soy Dale, amiga de tus hermanos... Aunque lamentablemente, mi hermano es de los malos. Pero tranquila: Jamás dejaría tirados a éstos tiarrones que tienes por hermanos mayores ni a tí, encanto - un beso sonoro y confiado en la frente - Os he sacado de un lío, ¿porqué no iba a hacerlo en el futuro? - le puso una mano en el vientre - Dudo que llegues a la semana, guapa... No te preocupes, todavía puedes ponerte la ropa bonita - rió, mirando a Rewell fulminante, con unos ojos que decían literal y claramente "No seas gilipollas".

Cargando editor
11/08/2008, 09:55
John R. Dryden
Sólo para el director

Se me cae, casi literalmente, el alma a los pies al ver la reacción de Jolene. ¿Qué he hecho? ¿Esto es lo que ocurre al no mentir? Dios... ¿Qué... qué cojones hago...? Los nervios empiezan a invadirme por completo hasta que, en el momento menos pensado, un ángel rubio de ojos mágicos acude en mi salvación, como enviado por Dios para sacarme de este aprieto. Pero... No me gustan las mentiras... Ella se tranquiliza con cuanto le dice la australiana (a quien, por cierto, aún no había tenido tampoco oportunidad de ver), pero no me convence. No me gusta nada. ¿Y si llegara a enterarse de otra forma? Sería peor, en ese caso... Mucho peor, dependiendo de quién se lo dijera y cómo. Además, esto es como negar a Sven que su sobrina es su sobrina... Joder... Mierda... Mi cabeza queda sumida en un mar de dudas. Serio y con la cabeza agachada, simplemente le doy a Dale la razón silenciosamente. En cierto modo estoy mintiendo. Lo sé, no puedo negarlo. En cierto modo lo estoy haciendo... Pero es por ella, es sólo porque no sufra... Si es así, ¿no tiene por qué ser tan malo, no?

Emito una leve risa nasal, con la mirada puesta en la barra, cuando la joven habla de nosotros a Jolene. Pero, un momento, un momento... ¿¿¿Qué ha dicho??? ¿¿¿Qué su hermano es de los malos??? Abro mucho los ojos con ese dato, sin dejar de mirar la barra. ¿¿Quién ha sido?? ¿David o Daniel? Pero... Pero si los dos eran cojonudos... Si tuviera que apostar lo haría por David, pero aún con todo... Joder, no me lo explico... Paso la mano por el pelo, nervioso. Después de todo Dale aún no sabe que he recordado aquello. Bueno, tal vez sí, porque no hay muchas cosas que no sepa (sigo sin saber cómo). Joder... ¿Es que todo tiene que ser tan asqueroso? Puffff... Alzo de nuevo la vista, posándola sobre Jolene y cogiendo su mano con ternura:
-Perdóname, Jolie... A veces tu hermano es un poco gilipollas y un poco bruto... -lo que eres es un cerdo, por mentirle a tu hermana...-. Y sí, esta es Dale Lantana... Y aunque lleva con nosotros poco tiempo, la conocí por primera vez hace ya muchos años, cuando tú no tenías ni un mes. -miro ahora a la australiana, con una amplia sonrisa en la cara y una mirada que dice: "me he acuerdo".

Notas de juego

No he encontrado una foto mejor, xDDDDD

Cargando editor
11/08/2008, 10:16
Dale Lantana (Slang)

Parece que la cosa la pilla desprevenida, eso dicen sus ojos durente una fracción de segundo, pero rápidamente lo toma como una forma de seguir disimulando

- Sssí... Tu hermano Donovan y yo hemos estado más en contacto, ya sabes: Los dos éramos famosos... Rollo chic, sumamente pérfido - levantó un pulgar hacia Jolene. Lo cierto es que el ángel rubio daba pena a simple vista. Tenía el maquillaje corrido, pelo de recién levantada, pantalones del pijama nuclear asomando bajo el abrigo y también algo pálida - Lo que pasa es que tu hermano tiene sueño y ya no coordina... ¿Y tú? ¿Qué haces en pié? Las mujeres embarazadas, nena, tienen que engordar medio kilo semanal y dormir diez horas al día durante el primer trimestre, así que... ¡Vamos, vamos! ¡Al catre! ¡Que como tu padre se despierte y no te vea le da un infarto! Mañana vemos a Alejandro, ¿eh? Está todavía en cama pero no importa, sigue siendo un cañón - le guiñó un ojo.

Jolene, aturdida por las palabras de uno y otra, asintió con la cabeza y apuró el chocolate.

- Medio kilo semanal y diez horas, ¿eh? Vale... - se levantó de la silla y a la voz de - ¡Buenas noches...! - se despidió, saliendo de la sala.

Cargando editor
11/08/2008, 10:25
John R. Dryden
Sólo para el director

-Buenas noches, princesa -me despido, sonriente, lanzándole un beso de buenas noches en el camino. La aparición de la australiana ha sido tan grata como agua de mayo. La situación se me había empezado a descontrolar... Lo que no sabía era que Donovan y ella sí habían estado antes en contacto. Aunque es normal que Donnie no se acordase de ella, era muy muy pequeño. Dejo pasar unos segundos hasta que dejo de escuchar los pasos de Jolene. Tengo buen oído, por suerte. Entonces es cuando vuelvo a centrarme en Dale-. Creo que debería darte las gracias. No me gusta nada haber tenido que mentirle... Creo que es la primera vez que lo hago... Pero sé que es por no hacerle daño -suspiro entonces nuevamente, entrelazando las manos sobre la barra del bar, mirándolas fijamente, serio otra vez-. ¿Es David o Dan? -pregunto, entonces, más afectado de lo que pensaba, pero prácticamente rezando porque no sea el segundo.

Cargando editor
11/08/2008, 10:38
Dale Lantana (Slang)

Dale sonrió a Jolene en respuesta a sus buenas noches, sirviéndose ella misma un chocolate bien espeso y bien glaseado de azucar. Se lo había empezado a beber cuando Rewell aguardaba a que Jolie se alejara, y cuando empieza a hablar y menciona a sus hermanos, una fuente de chocolate surge de los labios y se atraganta, tosiendo y sacudiendo una mano que se ha manchado, mientras con la otra deja la taza y busca una servilleta para limpiarse.

- ¿¡De qué demonios sabes tú esos dos nombres...!? - mira atónita a Rewell, ceñuda, pero no reprobadora, tosiendo todavía.

Cargando editor
11/08/2008, 10:43
John R. Dryden
Sólo para el director

¿Qué? ¿No se acuerda? ¿Cómo puedo acordarme yo y ella no? Pero tiene que acordarse... Parecía que sí se acordaba cuando he dicho eso antes... La miro, extrañado, como si no comprendiera lo que ocurre.
-Pues... Sé que David nos separó a Dan y a mí cuando... -río, desviando la vista y pasando la lengua por las muelas-. Cuando Dan estaba a punto de machacarme... Y con David viniste tú. Nos fuimos al búnker del jardín y... -río de nuevo, un pelín más nervioso ahora-, y tú y yo nos prometimos y dijimos entre los tres que nos casaríamos en Perth y haríamos una fiesta con tarta y con piscinas donde poder tirarnos con ropa y todo. Y sé que Dan, sólo en unas horas, se convirtió en mi primer amigo y en el único que tendría hasta hace muy poco. Y que él mismo fue para mí alguien muy importante cuando tuve que sobrevivir, literalmente, en el internado Blackwell... -mantengo la sonrisa, pero ahora destila cierta amargura, mirando nuevamente los puños. Los pulgares de cada mano recorren la superficie de su gemela-. Le encajaste una buena bola de barro a esa pija de mierda, ¿eh? -contengo una carcajada, recordándolo, hasta que finalmente termina saliendo, incapaz de ser contenida.

Cargando editor
11/08/2008, 11:43
Dale Lantana (Slang)

Escuchó a Rewell con extrañeza al principio y creciente estupefacción. Hacia el final tenía la boca hecha una "O".

- ¿¡Tú!? ¿¡Tú eras "maridito inglés"!? ¡Joder, no puede ser! - un acceso de risa incrédula llegó a su voz, llevándose una mano a la cabeza - ¡Joder, no puedo creerlo! ¡T escribía cartas y te hacía dibujos...! ¿En serio...? Sí, mi hermano me recuerda lo de las bolas de barro... Joder... Es impresionante... Dan se pondrá loco de contento cuando lo sepa... ¡El muy delincuente es un nostálgico de mierda...! - lo miró de arriba a abajo, lo que tomaba un rato algo más largo de lo común - ¡Joder, pues tuve buen ojo...!