Partida Rol por web

Donovan, que llegó hasta la sala en último lugar, arrastrado por Arthur, tomó asiento de la forma mas disimulada posible en uno de los últimos lugares, junto a su hermana, sin perder de vista a su sobrina. No buscó a nadie en concreto cuando paseó la mirada de un lado a otro, incluso se podría decir que no se fijaba en los detalles. Un buen observador se hubiera dado cuenta que intentaba mirar mas allá, quizá en busca de una amenaza invisible.

Entonces... aparece Ella. Cuando se materializa. Porque es la palabra que mejor describe la forma de llegar de la Diosa. Precedida por sendos guerreros esculpidos en hielo puro que se mueven como autómatas, impulsados sabe Dios por qué tipo de impulso vital.
Manteniéndose en un extraño segundo plano, la mente de Donovan trabajaba a marchas forzadas para intentar darle una explicación lógica a la situación. En oposición, su desarrollado instinto de supervivencia le gritaba que no le diera vueltas al tema, que lo importante era que esas cosas se movían, no el como lo hacían... Y que era mucho mas sensato mantenerse tranquilo. O por lo menos dar esa apariencia.

Terrorificamente hermosa. Así es como describiría Donovan a Isenhall. Solo dos palabras para abarcar la miríada de facetas que ese ser podría llegar a mostrar, al igual que caras tiene un glaciar. No necesita mas.

Observa pasivo como uno por uno se van presentando todos sus compañeros, salvo, como es lógico, los que ya formaban parte del séquito de aquella señora de hielo. Ellos hincan rodilla en suelo. Un Dryden no debería de tener que hacer eso. Y él no piensa hacerlo. Esta sobrecogido, superado por la presencia de aquel ser sacado directamente de un mito... Pero aún era capaz de mantener cierto autocontrol, cierta autoestima.

En el momento en que se iba a levantar para presentarse, Marcos se vuelve loco de miedo. Comprensible. Y aunque el primer impulso, el impulso noble de Donovan es acudir en su ayuda y defensa... No lo hace. Ese chico intentó matarles a él y a su sobrina. Se merecía una buena dosis de compasión, pero no que alguien se jugara el tipo por él. Por lo menos no Donovan Dryden.

Como surgida de la pesadilla de un psicótico sádico, una estaca de hielo atraviesa a la Dama Lior de pecho a espalda. El tiempo se detiene entonces para el joven actor. Deja de fluir hacia adelante y se estanca por unos segundos en los que incluso se olvida de respirar. Se le secan los ojos de la impresión, incapaz de cerrarlos aún cuando Herkus asegura que la mujer es inmortal.
Cuando todo vuelve a su cauce la respiración de Donovan es agitada, nerviosa, y no puede evitar acercarse un poco mas a Jolene a la que rodea con un brazo que debería ser protector, mirando con horror la escena... Que se torna mas y mas macabra por momentos. Marcos es encerrado en una prisión de hielo. Y seguidamente lo es Mortymer.

Art Connor se merecía una mención de honor al valor. Cada vez admiraba mas a ese chico y se replanteaba su primera impresión sobre él. Era mucho mas que un matón, muchísimo mas. Pero ya tendría tiempo de reflexionar sobre ese detalle que en comparación con la marea de acontecimientos, apenas parecía un leño a la deriva.

Esta vez si, esta vez la mente racional de Donovan consigue sobreponerse. Consigue retirar el miedo irracional a un rincón y mantener a raya el pánico y la histeria que luchan por hacerse un hueco en la galería de reacciones mas apropiadas para el momento. Ya tendrían su gran actuación. Ahora mismo el escenario era solo para Lógica, que con su retórica aplastante conseguía hacer que Donovan Dryden diera una impresión de fría serenidad. Si tienes miedo, mueres. Trágatelo. Razonamiento sencillo. Solo dos pasos.

Por un segundo acerca los labios hasta el oído de Jolene y le murmura con una voz apenas audible.
A nosotros no nos va a pasar eso... Somos Dryden. Somos fuertes. Y tu la que mas.
La atrae un poco mas hacia sí y con delicadeza le gira la cabeza hacia el trono.

Jolene mudó su expresión serena y fría a una mucho más triste y angustiada cuando vió que congelaban a Mortymer. Se echó una mano a la boca, horrorizada, viendo cómo Arthur se arrodillaba pidiendo clemencia por Lagoon. Cuando la diosa accedió a congelarlo sin matarle, Jolene aún así parecía triste e intranquila... Pero las palabras y el abrazo de su hermano la tranquilizaron...

"Ordenadamente", dijo ella al principio...

No convenía interponerse en lo que fuera a suceder con Art Connor por su osadía... Aún no procedía presentarse... Ni para ella, ni para Herkus, ni para Hugo ni para Donovan... Debían esperar... Pero algo le llamó la atención... Su mejor amiga estaba a punto de hacer algo estúpido...

Renka estalló en llanto cuando Mortymer fué convertido en hielo, e inmediatamente se levantó de su lugar, pasándo por delante de Isenhall hasta llegar al hielo en que había sido encerrado Mortymer... Una capa de al menos un metro de un hielo tan concentrado y blanco que apenas se veía cubría al muchacho... No podía retener su deseo de destruir aquel hielo... Y de alguna forma, aquel deseo surgió en forma de halo de luz en torno a la adolescente, quien impactó un golpe con la mano de canto contra el bloque...

La precisión del golpe ha evitado por otro lado lo que habría sido imposible de evitar: Que hubiese partido en dos a Mortymer. No obstante, el golpe lo habría herido de gravedad de no estar protegido por la congelación interna, pues el bloque se resquebraja y cae hecho añicos ante las miradas atónitas de Isenhall y los demás...

- ¡¡DESCONGÉLALO!! - gritó Renka, hecha un mar de lágrimas, cogiéndolo para impedir que se cayera - ¡¡SE VA A MORIR, DESCONGÉLALO...!!

Isenhall adquiere una expresión de enfado en los ojos, justo en el instante en que, en brazos de Antti, Lior empieza a regenerarse, emitiendo un sonido visceral...

- ¿Que lo descongele...? ¿Tienes idea de lo que has hecho...?

Uno de los soldados de hielo surge del suelo con la misma velocidad con la que lo hizo la estaca que mató a Lior y se lleva el cuerpo de Mortymer, fundiéndolo con el suelo...

Los soldados de hielo que ya estaban a su vera corren hacia Renka y la apresan.

- Si muere habrá sido culpa tuya, Renka... - niega con la cabeza - Me has decepcionado... Por lo visto no recuerdas a Stern y a los demás... ¡Llevádsela al cisne!

Los soldados se la llevaron, atravesando la pared de hielo con ella, que intentaba forcejear. Es entonces cuando se vuelve hacia el resto, ceñuda, clavando su mirada finalmente en Art. Entonces sonríe... Se trata de una sonrisa cuyo efecto visual podría ser semejante al de ver una aurora boreal...

- Art Connor, de Nueva York... Has actuado bien. Ésto es lo que has decidido hacer, y no veo sombra de arrepentimiento en tu mirada oscura... - caminó en torno a él, cercándolo... - Sé que estaban asustados. Sé que el resto lo está... El miedo es un defecto humano, a fin de cuentas, es algo que con mi corta edad he aprendido... - se detiene ante él, parece que lo examina... Parece que viera más allá del tejido carnal del hombre - Entiendo el miedo de los hombres al ver morir a otros semejantes... Pero aunque hayan visto morir a Lady Wilhemina, no es excusa para abandonar a su suerte a otras veintiún personas... Incluyendo a una madre y a su hija pequeña... - se vuelve, haciendo que su capa ondee tras ella, volviéndose a sentar en su trono - Esa... - se dirige a Antti, cogiendo de sus brazos, casi maternalmente, a Lior, que continúa convulsionándose y regenerándose de la propia muerte... - Háblales de porqué están aquí... Y de lo que sucedió con los otros...

Antti traga saliva y con gesto amargo se adelanta por delante del altar, sin pisar la sangre de Lior, observándola, consciente de que Hugo no se ha pronunciado aún y de que María está en shock y no le escuchara...

- Éramos treinta antes... Isenhall acogió en su templo a todo el que tenía la enfermedad... Nuestra labor consistía en encontrar enfermos y traerlos... Cuando digo "nuestra" me refiero en principio a Lior, Kramer, un hombre llamado Hayden Stern y yo, que fuimos quienes iniciamos ésto, no nuestra señora Isenhall... Pero eso no es lo que tengo que decir ahora - niega con la cabeza, alzando las cejas bastante afectado, lamiéndose los labios en intento de concentrarse después de ver llorando a María, sujeta y desconsolada en brazos de Herkus... - Lo que importa es que el hielo y el agua de Isenhall, a la larga, son curativos e inmunizan el organismo contra el Ígnea. Sólo el hielo que ella crea... Ni más, ni menos... Falken y Fameite lo comprobaron... El efecto curativo desaparece incluso cuando el agua de su hielo se mezcla con otra... - asintió, casi con resignación, haciendo una pausa perdida en los recuerdos... - Ese día sólo se habían quedado aquí Lior, la Dama Isenhall, y Kramer... El resto fuimos a un pueblo de Polonia en el que había, según Stern, un montón niños que habían mutado tras un accidente en su hogar... Les íbamos a traer aquí para prevenir que se infectaran del Ígnea o para curarles, en el caso de que lo tuvieran... Pero nos interceptó el ejército. En ese entonces no teníamos miedo de ellos, técnicamente no sabían quiénes éramos... No sabíamos que Gelus Vírica había dado el chivatazo... - miró a los que habían sido sus compañeros de desgracias... Ellos tragaban saliva, realmente afectados... - Nos hicieron subir a tres camiones... Diez por cada camión... La mayoría no eramos asesinos, no queríamos matar a nadie, jamás lo habíamos pensado siquiera... Eran gente corriente que sencillamente había mutado... Pero otros se resistieron con uñas y dientes al arresto... Matando a uno de los militares... Y fué entonces, cuando huíamos, que nos encontramos por primera vez con la Unidad de Exterminación... Al principio nos parecieron, por su aspecto, máquinas abominables... Pero eran hombres de carne y hueso los que se enfundaban en aquellas armaduras infernales...
Nuestos poderes apenas les hacían daño, ni mucho menos les arredraban... Y ellos tenían aquellas armaduras imbatibles, voladoras, que no dudaban en utilizar lanzallamas contra los que de nosotros perdieron el control y se volvieron violentos, lo cual es... Letal contra los enfermos de Ígnea, como ya sabéis por lo que ocurrió en casa de Balaguer... Mataron a tres... Y fué entonces cuando los demás nos detuvimos y nos entregamos... Tocamos a nueve por camión... Yo compartía el mío con Arthur y su padre, con Renka, Sven, Elodie, Fameite y dos chicos llamados Leonard Thais y su hermano gemelo, Austin.

Jolene reacciona al nombre de Leonard Thais con gesto de repulsa.

- ... En los otros camiones estaban el resto... No sabíamos cómo les habían distribuído... Nosotros tuvimos la suerte de que nuestro camión lo condujera Fänrik, quien nos puso a salvo y nos pidió que nos fuéramos, y así lo hicieron los gemelos Thais... Pero el resto no podíamos dejar a los demás, y le pedimos a Fänrik que se pusiera en contacto con nosotros para decirnos dónde estaban nuestros compañeros y cómo podríamos rescatarlos... él accedió y se marchó, dejándonos ocultos en un lugar que a Arthur le daba un miedo horrible, pero... Se sobrepuso, con diecisiete añitos... Su padre le dijo que se marchara, todos lo hicimos... Pero él se quedó ahí - dirige una sonrisa amarga a Arthur Hayes, quien tiene los ojos llenos de lágrimas, incapaz de dejar de llorar... - Uno de los camiones llegó a su origen... Pero el otro... En el otro viajaba Falken, que por aquel entonces, incluso con algunas vendas en el cuerpo, era tan radiante como Donovan, Alexa y Jolene, teniendo el mismo poder que ellos... Se recuperaba rápidamente, ya casi estaba curado...
Una de las chicas que viajaba con él, aterrorizada y pensando que moriría, le pidió un beso... Él simplemente, sin poder preveer lo que pasaría, trató de calmarla, diciéndole que viviría para ser besada por alguien que la correspondiera, sintiéndolo mucho por no quererla... Ella se enrabietó horriblemente y perdió el control de su ira... Su poder eran el de controlar el fuego y la explosividad... No supimos hasta entonces a qué nivel controlaba sus poderes aquella chica... Que ella sóla hizo volar en mil pedazos el camión y a sus propios compañeros...

Hace una pausa para reponerse.

- Encontramos el camión antes que los militares... Los restos humanos estaban por todas partes... Y Falken... - tragó aire - Parecía un cadáver rociado con Napalm... No se movía ni respiraba... No sabíamos qué hacer... Estábamos lejos de casa, y los hermanos que tenían como poder una velocidad sobrehumana se habían largado... Las atenciones de Sven y el Doctor Hayes, padre de Arthur, no habrían sido suficientes de no haber tenido Falken el poder que tenía para regenerarse... Pasó dos meses sin poder moverse después de aquello... Y ahora lo véis bien de acuerdo a cómo estaba... Nadie le daba más de un día de vida...

Se aclaró la garganta, en un intento de disimular el posible sollozo que pudiera escapársele.

- Mientras los dos médicos y Fameite ponían a cubierto a Falken, los cuatro que quedábamos fuimos en busca del otro camión... Por el camino encontramos a Saiji Terazuma... El que fuera nuestro empático... Había huído, presa del pánico... Pero al vernos quiso ayudar de nuevo, y los demás fuimos a la base militar que nos había indicado Fänrik...

En éste punto su ceño se frunce más y sus lágrimas son incontenibles...

- Desde lejos vimos lo que les había pasado a los demás...

- Rapados... Desnudos... Les habían arrancado los dientes... Y los habían apilado como si fueran basura... Entre ellos una pareja de recién casados y Stern... Cuyo poder era sólo el de conocer los nombres de los mutantes del mundo... - de nuevo contrajo el gesto en una mueca de dolor - Volvimos aquí... Hayes y Lockhart trabajaban día y noche por evitar que Falken muriera, y aún así se arriesgaron a curarle las heridas a Saiji, también porque el propio Falken se lo pidió mentalmente a Kramer... Pero Saiji se sentía culpable por haber huído y no haber aplicado bien su empatía a la mujer que hizo estallar el camión... Y se largó a Tokyo, su tierra natal, para hacerse el harakiri...

Su expresión de nuevo cobró seriedad e incluso severidad.

- Sloane, después, se dedicó a boikotearnos... Ella misma mandó cartas como las que mandábamos nosotros, pero conduciendo a algunos mutantes a una muerte segura y "salvando" a otros, para dedicarse a ir por ahí matando a militares e infectados... De momento han sido discretos... Pero tarde o temprano les descubrirán... Y los hermanos Thais se unieron a la maldita secta de los Infectados de Gelus Virica... Mutantes que creen que ellos mismos y sus semejantes son una plaga peligrosa a la que hay que exterminar... O esa es la teoría... Muy lejana a la práctica en muchas ocasiones. Ellos mataron a Fameite y quizás hayan matado también a su hija...

Inspiró profundamente.

- Así que... Estamos escarmentados de celosos, cobardes y demás. Éstamos aquí para buscar una cura rápida y efectiva, más que el hielo de Isenhall, y es algo demasiado importante como para que se eche a perder... Y después de aquel golpe nos costó mucho ponernos a la obra de nuevo... Algunos de vuestros nombres vinieron de una lista que elaboró Stern... - mira a Alice, Balaguer, Hugo, María, Alexa, Michael y Taylor - Y otros porque vuestros familiares y amigos os lo han facilitado... - recorrió entonces con la mirada a los que quedaban, salvo a Art - Tú te colaste... Pero eres bienvenido - esboza una sonrisa amarga y vuelve de nuevo a un gesto severo, mirando en general a todos - Nadie va a morir en éste templo, nadie que tenga alguien que le quiera, nadie que esté dispuesto de verdad a ayudar... Habrá castigos, sí, pero nadie va a morir sin que Lior o los demás que somos como vosotros lo evitemos por todos los medios... Porque mataros a uno de vosotros sería faltar a la memoria y al trabajo de un hombre bueno como Stern... Y a la de los que os han traído aquí...

Suspira y asiente.

- He terminado. Ahora... Los que faltáis por presentaros... Hacedlo.

Todo comenzó demasiado rápido como para poder reaccionar, ni física ni mentalmente, de forma alguna. La estalagmita apareció de la nada de forma imprevisible, atravesando a Lior de lado a lado, salpicando todo con sangre, mientras yo alzaba los ojos lentamente para observar aquél espectáculo de horror ficticio hecho pura realidad. El rugido de la Dama no ayuda a hacer las cosas más sencillas... Una frialdad semejante a la suya pasando súbitamente a un acceso de furia tan inmenso... Es algo difícil de sobrellevar... Las primeras gotas de sangre salpican hasta donde estoy, sin poder hacer yo otra cosa que mirarlas con expresión indiferente, pero una inquietud interna tal que me siento a punto de explotar. No reacciono bien a los impulsos de furia ajenos... Mi propia furia interna pugna por salir, incluso ahora que Emmerald no susurra desde las sombras de mi mente... Poco a poco siento cómo cada músculo y fibra de mi cuerpo se tensan, se abultan... Mi rostro comienza a enrojecer mientras una vena se marca en la frente... Parece como si estuviera a punto de explotar en un nuevo espectáculo sangriento...
Lo que acaba de ocurrir es monstruoso, sin lugar a dudas. Un asesinato en toda regla. Quizá Lady Lior sea inmortal, como dicen, pero por muy inmortal que sea acaba de morir, ¿no? Ha muerto, y luego revivirá, pero ha muerto... Rodeado de asesinos... Así me siento, en manos de asesinos, dependiente de un monstruo que atenta contra toda la naturaleza.

La sangre comienza a inyectar mis ojos, que observan fijamente un punto del suelo... Abro la boca, con los dientes apretados, dos líneas blancas troqueladas cerradas con la misma fuerza que una prensa hidráulica. Y todo ello sin que mi postura varíe, con el puño en el pecho. No veo cómo Marcos se congela, tampoco cuando ocurre con Mortymer, pero no lo necesito... Sé lo que ha ocurrido, y aunque no entiendo qué es eso del Águila Sangrienta, su misma mención provoca que me estremezca... Renka es incapaz de soportar la presión y salta, fuera de sí, con los nervios perdidos... Las lágrimas comienzan a brotar por doquier, sin aranceles, sin presas, dando al lugar un aspecto todavía más desconsolado y depresivo, si cabe. Las mías no llegan, por inexistentes, imagino... Art, por supuesto, le echa huevos... El tío es de los que valen, pero tampoco puedo escuchar bien sus palabras. Pensamientos violentos cruzan mi cabeza conforme voces terribles y profundas me susurran que muestre mi furia contenida al mundo... Pero aún con todo, el sentido común consigue sobreponerse a todo ello. Si ahora hiciera eso, acabaría congelado igualmente y todo el camino hasta aquí habría sido carente de sentido... Lo único que hago, por ahora, es desviar la cabeza hacia mis hermanos. Donovan protege a Jolene y a Amber... Bien, han soportado la presión, son fuertes... Están bien, y así han de seguir, y yo debo asegurarme de que así sea. La Dama habla nuevamente, monstruo pálido venido de las peores pesadillas del ser humano... Y si bien no deja de ser esto mismo, sus palabras están cargadas de verdad y razón. No podemos dejar, por miedo, a otras veintiún personas, aunque de ellas sólo me importen unas pocas, personalmente. Y la verdad es que ahora mismo no tengo miedo... Lo que tengo es unas ganas incontenibles de destrozar todo lo que esté entre mis manos. Ganas que, por fortuna, todavía puedo contener.

Antti comienza entonces un extenso y grave relato... Relato cargado de información y sentimiento. Explica cuidadosamente todo lo que les ha llevado a ésta situación y, a la postre, a nosotros. El asunto de la cura, con el que más bien arranca la conversación me interesa profundamente, pero no puedo llegar a entender bien la forma de la misma... Hielo y agua... Parece lógico para un virus basado en... ¿El calor? Sí, desde luego lógico es, aunque no me suena fiable del todo. Esperaba algo más sofisticado, supongo... El relato continúa con el alto grado de dolor que conlleva, dolor del que me hago cargo... Fue una situación demasiado fuerte y horrible como para no solidarizarme con los afectados... Y la lección sobre la furia que conlleva me hace sentir cierta vergüenza por encontrarme en la situación en que me encuentro ahora, cosa que favorece cierta relajación por mi parte... Esa chica que explotó, jodiendo la vida a Falken... Fue por rabia, al fin y al cabo... Sloane, diría yo que es, por deducción cuando el relato de Antti va llegando a su fin. ¿De qué me suena ese nombre? ¿No lo escuché en las noticias...? Sea como sea, parece que Gelus Vírica son... ¿malos? Sí, eso parece... Pero no tiene sentido, joder. Matan infectados del Ígnea, también... ¿Pero ellos no estaban infectados igualmente? Joder, es raro, no tiene sentido para mí...
Y finalmente termina... Habrá castigos, habrá dolor, pero no muerte. Por mucho que esto sea así, me es imposible aceptar la humanidad de nuestra anfitriona... Entiendo la necesidad de los castigos, el dolor, etc... Quieren hacer las cosas bien, quieren ayudar, aunque sea por la vía dura. Pero no me gusta... Es necesario, pero no me gusta, por tanto hay que tragar, no queda más remedio. Por suerte, estoy mucho más tranquilo ahora. Soy consciente de la necesidad de estar sereno y con la mente enfocada. Faltan algunos por presentarse... Que lo hagan y empecemos las cosas serias de una vez por todas...

Necesito todo mi autocontrol para no unirme a los que intentan salir por patas de la habitacion, la muerte de Lior y los dos chicos congelados hacen que de repente sienta un par de bultos en la garganta, pero saco fuerzas de flaqueza y consigo permanecer con aire serio mientras escucho como por lo que parece en unos cuantos dias resulta que un monton de gente me querria ver muerto, y que parece que aqui pueden ayudar siempre que nosotros tambien ayudemos, espero tratando de ordenar ese monton de informacion nueva, mientras los demas se presentan, a que nos cuenten como va a ser todo

Alice traga saliva, controlando la respiración para controlar los nervios.

La Dama realmente es una mujer fría...coo su poder. Parece que no tiene ningún sentimiento. Alice se hace consciente de que deberá de andar con piés de plomo.
Escucha toda la historia de Antti, sintiendo un pelín de celos cuando comenta las palabras de Falken a la otra chica y una puñalada al oir como lo destrozó. Sus últimas palabras la calman bastante pero sigue consciente de que les espera una etapa durísima.

Tres gotitas de sangre salpican su rostro cuando el hielo atraviesa a Lior. Es inmortal, dicen, y Taylor duda:

Hiiijos de puta...Los cabrones han ido demasiado lejos. ¿Dónde coño están las cámaras? Las bromas televisivas a gente famosa cada vez están más curradas. Seguro que algún eunuco gilipollas experto en efectos especiales anda detrás de las bambalinas. Me cago en sus muertos más frescos, hombre!

Una teoría consparanoica en busca de audiencia cobra forma en la mente de Taylor. Su expresión cambia y mueve la cabeza hacia los rincones del techo buscando alguna videocámara oculta. Pero no abre la boca: sus poderes...son reales. Nadie habría podido manipular eso. ¿Existe, de verdad, alguna posibilidad remota de que todo cuanto está ocurriendo sea...cierto?. Es en ese supuesto cuando todo el miedo se convierte en indignación a medida que Antti avanza en su relato.

Pero...¿quién carajo se cree esta gentuza? Puta secta de mierda...Dolor, sufrimiento, pero no muerte. Que se lo digan al retrasado y al judío. Me cago en la ostia...¡si son sólo un par de críos asustados!.

¡Pomposos hijos de perra! ¡A mí no me preguntaron si quería esto! ¡Me obligaron! ¡Me arrastraron hasta aquí! Y encima de tratarnos como a perros, son unos jodidos cobardes: me gustaría ver a Arty lanzando hostias como panes de kilo contra esas estatuas...o al mendigo cabreado reventando el iglú éste que tienen tan bien montado. Y...si!...al primate barbudo derritiendo esta mierda.
Pero no. Yo he visto de lo que son capaces estos tíos...Balaguer, Michael, Hugo...todos! Y nos tienen miedo. Con toda esa parafernalia ultra-megapoderosa que se gasta el espectro éste con forma de mujer, en su interior...está cagada de miedo. Por eso se refugia en un lugar seguro, donde nuestros poderes no valen para nada.

Una cura, vale. La quiero, coño! Pero...¿a qué precio?.

Taylor, aún arrodillado, busca los ojos de Art. Su mirada es grave, conspiradora. Siempre hay tiempo para la venganza, para quitarse el collar y morder al amo. Pero ahora no es el momento: No es hora de hablar, sino de conspirar. Habrá que ser listos, jugar bien las cartas y lo que es más dificil..., intentar que todo el grupo se rebele contra esta puta mierda.

Larga historia bien resumida. Dura, fría, concisa. Con la suficiente carga emotiva y una moraleja al final... Y mierda para el que no se la crea, que los protagonistas estaba ahí delante.
Donovan archiva la historia en algún punto oscuro de su memoria con la certeza de que mas tarde volvería a tratar el asunto... porque hay un par de detalles que no se le han escapado. Uno de ellos en Fameite... el otro el destino de la chica que estalló, pues en la narración de Antti no se cuenta que le sucedió.

No le gusta nada la situación. No le gusta ser manipulado de es forma tan descarada, siendo sabedor de que no hay mas alternativas que jugar a la macabra diversión de la diosa de los hielos. Cuando a uno le tienen cogido por la vida misma... es difícil plantar cara. Muy difícil...

Donovan Dryden.
Se presenta de forma escueta, levantándose lentamente de su asiento sin dirigirle la mirada al ser helado que presidía la sala. No se iba a arrodillar ante semejante monstruo. Pero tampoco estaba dispuesto a parecer descortés. La línea entra la supervivencia y la autoestima era demasiado difusa en situaciones como aquella. Por ese motivo modula la voz para que suene respetuosa a la vez que firme.
Anima entonces a Jolene a levantarse a su vez, posando una mano sobre el hombro de su hermana menor.

Lo habia oido y visto, toda aquella escena. Era horrible, a cada segundo que pasaba agachaba la cabeza silencioso y rezaba por despertarme. Pero al final, por muchas plegarias que hiciera en silencio, aun seguia en aquella locura que parecia una mezcla de la imaginacion de Lovecraft y un ex-veterano de la segunda guerra mundial. Levante la cabeza poco a poco, saliendo de una vez de ese terror instintivo que me impedia decir palabra, y levante la mirada hacia la Dama. De alguna manera, era mas facil fijar la mirada en ella, que los sollozants compañeros que tenia a mi lado o los muertos que aseguraba la Dama de que iban a volver a la vida. Lo dudaba mucho.

-Mi nombre es Hugo G. Seras, cocinero mutante y español.- Dije con miedo pero sin desviar la mirada o agachar la cabeza.- ¿Y vos podeis decirme, quien sois y que quereis de nosotros?

La verdad, es que si no me agache y le hable con humildad, no fue por valentia. Fue por que sabia que si no me quedaba quieto y calmado, lo mas problable es que hubiera perdido los estribos y hubiera gimoteado como un perro mientras me escondia en algun rincon. Por asi decirlo, estaba entre la cuerda floja que mantenia la fria cordura y tranquilidad y el abismo de perder los estribos y la mente.

Isenhall miro a Hugo mientras en sus brazos Lior tosió sangre y estalló en violentas convulsiones.

- Vaya - miró un momento a Lior. De las paredes surgieron dos de aquellos soldados otra vez - Llevadla fuera, aquí le cuesta regenerarse... Está tardando más de la cuenta. Bastante se va a cabrear ya cuando se despierte...

Los soldados obedecieron la orden, llevándose a Lior y el bloque de hielo de Marcos. Tras eso, Isenhall miró de nuevo a Hugo.

- Hugo Seras. Tienes la máxima recomendación de mis preferidos... Ellos dicen que tú y tu compañera María sois héroes. ¿Qué quiero yo de vosotros? Absolútamente nada. Sólo espero respeto a cambio de permitiros la vida en mi templo. No tengo nada que ver con vuestra causa más allá de eso, pues no se me pidió más... Pero por supuesto, puedo sentirme más o menos generosa según me interese un humano... - se levanta de nuevo y camina hacia Hugo - Y no es un secreto que sentimos cierta debilidad por los héroes... Ya te he dado una habitación individual... Pero tú has salvado a tres personas, si no me equivoco... A Falken nada menos entre ellos... - le puso un dedo bajo el mentón, para levantarle la barbilla y mirarle directamente - ¿Cómo quieres que te recompense?

Y de repente, el pequeño Hugo se encontro una banana en mitad de la cuerda, resbalo y cayo muy hondo, mas de lo que se pudiera imaginar. Cuando noto el roze gelido de su mano levantando mi barbilla y recompensandome en vez de meterme en un bloque de hielo o clavarme una estaca entre pecho y espalda, no puedo evitar alzar las cejas y quedarme con la boca abierta mientras intentaba decir algo y no podia."!¿Que demonios esta pasando aqui?¡!¿Que hace una diosa echandome los tejos?¡!¿Acostarte o casarte con una diosa, te convierte automaticamente en Dios?¡!¿Y se puede saber a que viene esa ultima pregunta?¡."

-Oh, vamos, no exagere.- Digo con una sonrisa timida y aterrada y un tono de voz realmente sumiso.- Echar agua y empujar gente, eso son minucias comparado a la que usted ha hecho por nuestro grupo y sus gigantescos poderes.- Dije como halago y absoluta verdad.- Pero si usted tiene la bondad de darme una recompensa.- Paro un momento e intento aclarar el nudo de nervios que tengo por garganta.- Podria ser tan amable de asegurarse de que los castigados por usted sobreviven y ser menos estricta con los castigos.- Rapidamente intento aclarar que quiero decir, nervioso y asustado de que me entendiera mal.- Ya sabe, con congelar un pie o dos la gente entiende perfectamente el mensaje de respetarle como diosa y asi no corre el riesgo de que la gente la vea como una asesina y haga alguna locura, como la señorita Renka.

Isenhall se quedó quieta observando a Hugo, poniéndose seria. Miró entonces a Antti, que asintió con la cabeza. Kramer también parecía de acuerdo con las palabras de Seras... Y entonces reparó en la niña que lloraba.

- Oh... De acuerdo. Mandaré a mis acólitos a que descongelen a esas criaturas rabiosas... Pero... - se giró hacia Kramer - No quiero saber nada de ellos hasta que no sean de provecho, ¿de acuerdo?

Kramer asintió e inmediatamente se marchó, abriéndole paso el hielo.
Entonces la diosa sonrió, mirando a Hugo con cierto cariño en los ojos.

- Tú y tu amiga me gustáis. Sois unos humanos realmente interesantes...

Le dió una palmadita cariñosa en la cara.

- Bien... Ya lo habéis oído. A partir de ahora, al que pierda el control le anclaré los pies al hielo durante un mes...

Parecía entusiasmada con el papel de "magnánima"... Pero antes de nada, se acercó a donde estaba Jolene. Ella, con los ojos muy abiertos, le dijo:

- Jo... Jolene Dryden... Y ésta es mi hija... Amber Daelyn...

La diosa observó por unos instantes a Amber, que se calló al ver tan de cerca a semejante criatura.

- ¡Oh...! - la expresión de Isenhall se dulcificó tanto que parecía que literalmente iba a derretirse - ¡Los humanos pequeños son tan bonitos...! En fin. Tengo deseos de ponerme mi traje de humana, que debe estar resintiéndose... Daremos por terminada ésta reunión...

La puerta de salida se abrió.

- Id a comer y beber... Si tenéis preguntas, quedaos.

Su sonrisa es…no sé como expresarlo, algo tan maravilloso y devastador que mi pobre vocabulario no permite definir ni siquiera en mi mente, camina a mi alrededor, sus ojos me atraviesan de parte a parte, nunca he tenido mucho que ocultar, pero ya podía haberlo hecho en la parte más recóndita de mi alma que habría sido descubierto con la misma facilidad que a un crío de dos años jugando al escondite.

Cuando se aleja el alivio y la decepción me abruman a partes iguales, ¿quién eres?, ¿qué eres?, las palabras de Antti interrumpen mis inútiles reflexiones, por fin alguien nos cuenta las cosas, unos fanáticos, militares, una cura de hielo, demasiada información para analizarla de manera fluida en presencia de la Dama.

Devuelvo la mirada a Taylor, no termino de comprender la suya, aunque veo lucha en ella, no la sumisión que parece mostrar al arrodillarse ante aquella presencia, y eso me gusta, me confunde la nueva actitud de la Dama con Hugo, parece ahora alguien caprichoso y voluble, ¿ya te he dado una habitación individual?, menuda recompensa, no tiene mucha idea de la proporción a la hora de recompensar y castigar, y luego cede a la altruista petición de aquel hombre, esto es muy raro, más que una diosa me parece una niña mimada con poderes.

¿Qué si tenemos preguntas?, por supuesto que las tengo preguntas, pero no para ella, esperaré a formularlas a Lior, si es que vuelve a la vida, o a alguno de los otros, ella misma dice que no se le ha pedido que se la implique más allá de ser una anfitriona, así que nuevamente busco a Taylor con la mirada y le hago un gesto para salir de la sala.

Lior entra en la sala nuevamente, con un buen agujero en su precioso vestido, pero el torso en perfectas condiciones. Se echa una de las mantas de piel por encima para taparlo y mira a todas partes limpiándose las comisuras de los labios, de donde no ha sido capaz de limpiarse del todo la sangre. Parece molesta.

- ¡Ya he ordenado que descongelen a los tarados, no me mires así, humana...! - se quejó Isenhall, quien poco a poco iba adquiriendo un aspecto más y más humano echando humo de vapor de su cuerpo, hasta tener incluso una piel normal y ropas relativamente normales... Su voz adquiere un tono normal y su belleza al fin es contemplable.

Lior asintió, como una madre cuando le dice a su hija de forma silenciosa un "ya hablaremos en casa" después de que éste haga una trastada.

Sonrió al resto forzadamente, apartándose de la puerta.

- Podéis ir a comer... No os preocupéis, en seguida arreglaremos éste malentendido... Señorita Ortíz, acompáñeme, haga el favor... Arthur: Tú también... ¿A quién se le ha ocurrido inculcarle sentido común a...?

Antti señaló a Hugo.

- Eso está bien... - asintió Lior... Que no parecía muy acostumbrada a halagar a nadie.

Tras eso, Jolene fué la primera en levantarse para marcharse. Herkus soltó a María y ésta, mirando iracunda a la diosa, echó a correr fuera del lugar, gritando el nombre de Marcos.

Herkus ayudó a levantarse a Lex y se la llevó, echándole su chaqueta por encima.

- Vamos a ponernos algo más cálido para comer... - dijo en tono conciliador.

Finalmente, tras el espantoso relato del guitarrista y las gracias a Dios porque Hugo naciera y se personificara en aquella sala, Lex asintió visiblemente más sosegada y aceptó con gusto el abrigo de Reisel, echándole una mirada de preocupación a María cuando ésta se marchó... Después echó un discreto vistazo a la Diosa cuando ésta tornó a un aspecto más humano, y después a Lady Lior... Herkus había dicho una verdad como aquel templo...:

¡¡...Me he acojonado, me he congelado, he estado a punto de morir y me he resfriado en menos de DIEZ MINUTOS...!!

Negándose a querer darle más vueltas al asunto, acompañó a su novio a la salida en dirección a las habitaciones... Empezaba a no sentir de pecho para arriba...

Alice se queda sentada en el banco en el que estaba, intentando soportar el frío con estoicismo. Espera a que sus compañeros vayan saliendo ya que tiene una pregunta para la Dama, Lior o quienquiera que pudiera darle noticias sobre Falken. Renka le había dicho que estaría bien...pero necesita estar segura. Le da un miedo atroz la idea de que no hubiera...Además, aún siente como si escuchara ese hrrible grito que manó de él al entrar con las estatuas...