Partida Rol por web

Hasta entonces no lo había probado de esa manera y lo experimenta como si su cerebro fuese un water atascado al que alguien le acaba de echar dos cubos repletos de mierda: rebosa. Contacto directo, a la cabeza, a la sangre...Rabia sobre Rabia.

No hay grito lo suficientemente desgarrador para expresar el dolor que su cara, desfigurada por la tortura, sí sabe reflejar. Taylor abre la boca y acumula un oxígeno que no expulsa...una vez, otra,...y otra más. Los temblores, violentas sacudidas que contraen su pecho, tiñen de un oscuro sonrojo su cara, y la salpican de venillas que irrigan los carrillos. Michael también se acerca, Madison...más carnaza: no es fácil para Lex limpiar esa herida.

El calor se concentra en la cabeza...que Hawkins siente como un enorme grano, una horrible y gigantesca protuberancia de acné irritado a punto de reventar en un repugnante volcán de pus.

No...no, Rew...NOO !!- grita aterrado cuando Rewell está cerca de tocar su hombro. Un último suspiro consciente antes de...

...disiparse todo. John posa su mano, Antti y Lexy siguen en contacto,...pero todo ha terminado. Se fué, y Taylor descansa ahora, relajando la tensión de sus músculos, recostándose sobre el respaldo con la mirada fija en la puerta del comedor.

Vic...- suena por entre sus labios. La respiración vuelve a un ritmo normal, así como sus pulsaciones. Se agarra a la mano de Rew y lo mira como sólo pueden hacerlo los perros viejos de una perrera.

Shock post-traumático, diría algún tipo listo: él sabe que durará poco.

María se sentó en el reposabrazos de la silla que había junto a Taylor y le frotó el hombro.

- Con Amber, tranquilo... - empapó una servilleta de agua y se la pasó por la cara - ¿Qué es pasado, Taylor...? Tranquilo... - empezó a inspirar y respirar ordenadamente, para que Taylor le imitara.

Arthur miró a Lex como esperando un diagnóstico experto, exáctamente igual que lo hizo Koivusaari. Milo esperó a la reacción que tuviera Hawkings para con Rewell y Mara.

Alexa no dejó de hacer presión contra la herida, examinando al vidente con creciente preocupación. Hizo un gesto a John para que se retirase un poco cuando Taylor se puso a gritar, un gesto que pasó a ser general...

- No os arremolinéis... - negó, consciente del agobio que provocaba ver tanta gente apelotonada alrededor. Si ella se sentía abrumada, Hawkins era ya atún en lata.

Cómo demonios ha usado sus poderes aquí dentro... Qué brutalidad.

Retiró un momento la servilleta para comprobar la herida, sujetándole la mandíbula con firmeza y delicadeza al batería, y fue entonces cuando negó a Arthur y Antti, algo aliviada... - Es un pequeño shock, pero no es serio... Eso sí, voy a llevármelo a echarle un ojo a esa herida... Sssshhh... - le retiró el flequillo hacia atrás, ayudándose de María para serenarlo, y suspiró... Una vez vió que el hombre se iba encontrando mejor, miró al resto - ¿Alguien me ayuda a llevarlo? - preguntó, manteniendo presionada la herida.

No contesto a Milo, principalmente porque no conozco los efectos secundarios de su poder... Aunque sí alzo la vista y me encojo de hombros, preocupado por la reacción de Taylor. El increíble dolor que refleja el rostro de mi amigo es, sin duda, una visión de lo más desgarradora. Rápidamente me pregunto si mi padre sentirá algo similar cuando se transforma, o cualquier otro al usar sus poderes del mismo modo que Taylor, y entonces caigo en la cuenta de lo afortunado que soy. Parece que en el pasado ya sufrí suficiente dolor físico como para aguantar sin más toda la vida... Quizá el destino esté queriendo compensarme.
Poso, pues, la mano sobre su hombro, buscando darle apoyo, pues no puedo hacer otra cosa. Caigo en la cuenta de mi error al instante. Si Taylor está siendo atacado por visiones tocarle es lo peor que se puede hacer... Pero, sorprendentemente, justo antes de llegar a tocarle, la sensación parece desaparecer y, con ella, la tranquilidad al rostro del rockero. Aferro su mano con fuerza protectora al sentirla sobre la mía, sin apartar de él la mirada.
-No te preocupes, amigo... Ya ha pasado, no hay problema, tío, estamos todos aquí... -mascullo, apoyando a María en sus intentos por hacer recuperar la estabilidad a Hawkins. Llevo la mano libre hasta su rostro y, con el ceño fruncido por la preocupación, lo palmeo levemente un par de veces, dándole más apoyo, todavía, si cabe. No me sorprendería que en pocos minutos se levantara con algún que otro chiste al respecto, pero eso sería señal de que ha vuelto completamente a la normalidad, y eso es bueno.

No entiendo nada, giro la vista a Milo, dudosa… es por su poder, las visiones. Es horrible, niego con la cabeza mientras tapo mi boca con ambas manos, lo que sea que le ocurre es horrible… Miro alrededor, impotente, ¿Es que nadie puede hacer nada?

El momento pasa y respiro aliviada cuando para, y hasta parece que Rewell le reconforta. Con los brazos cruzados y apretándolos. No es momento de hacer nada, y de decir, tampoco.

Un leve shock. No hace falta coser la brecha, ya que al golpear contra hielo se cauterizará rápido: Con presionar y desinfectar bastará.

Es dificil que un perro acostumbrado a recibir palizas se deje acariciar. Al teniente John Dunbar, por ejemplo, le costó casi cuarenta minutos de metraje conseguir que el jodido "Calcetines" comiese de su mano.

Quizá por algo muy parecido, Taylor - que a esas alturas tampoco está para...bailes-, se encoge temeroso antes de cualquier contacto posterior a aquella terrible experiencia. Poco a poco, su cuerpo se rehace sobre el asiento, aceptando los cuidados y agradeciendo las palabras de ánimo..., comprendiendo a su vez que todo había pasado.
Es una sensación extraña: no hay cansancio físico. Tampoco mental. Ni siquiera una ligera migraña. Por no haber, tampoco los ojos reflejan confusión. La recuperación es tan rápida que casi no ha habido lugar para el aturdimiento. Un hecho extraordinario. Un jeroglífico.

-Puedo explicarlo..., pero no puedo entenderlo...- dice suspirando, como recién despertado de un sueño no del todo malo. Al pasar la mirada por cada uno de los presentes, dá un salto cuando toca encarar los ojos de María: no hay un gesto para ella, ni de agradecimiento ni de reproche. Quizá cierta decepción cuando baja la cabeza.

-No es buena idea tocarme cuando...- carraspea, tragándose un nombre propio junto con la saliva.- No. No es ni de coña una buena idea....
Levanta la vista, fijándose en la mesa desbaratada. Coge uno de los bollos y le pega un pequeño bocado.

-Han sido tres visiones: una por cada contacto. Arthur, Lex y...María. Sentí...yo qué sé...una mala hostia imposible de contener. Podía conmigo, joder... - con la punta de los dedos se toca la frente y arruga el entrecejo. Niega con la cabeza.

-No te preocupes, Lexy. No es nada.

Probando sus fuerzas, trata de ponerse en pié...y lo consigue con menos trabajo del que su subconsciente herido espera. Resopla y se sienta sobre la mesa, de cara a todos, tras apartar algunos platos. Por encima del hombro, mira a Milo antes de hablar para sus compañeros.

-Puedo...¿cómo decirlo?...proyectarlo. Ya lo hice contigo, Rew, y con tu hermano en el pasillo. También lo intenté ahora: iba a por tí, Lex...pero no funcionó. En realidad, me alegro de que no lo hiciera. ¿Sabes? Estaba...joder..., deseaba coger algo vivo y reventarlo. Lo que fuese. Hundirle los dedos en la cara y...¡mierda!- el nuevo bocado es más grande que el primero. Con más fuerza.-Supongo que todavía llevo algo dentro que te culpa.

Con desdén, cabizbajo, balancea la mano que sostiene el pastelillo. Arruga la nariz y lo deja caer, hastiado, sin hambre...y escupe al suelo.

-Sé cosas. De cada uno de vosotros. Algunas ya han ocurrido, esas no pueden evitarse. Pero otras pasarán... si no hacemos algo por remediarlo. Puedo hacer que veáis lo que yo he visto: sé que es tentador. ¿A quién cojones no le gustaría saber el futuro y el pasado?. El tuyo y el de los demás... ¡Qué coño! Yo mismo siempre lo he deseado: ¿cómo aceptará la crítica mi próximo disco?. ¿ A cuantas gruppies me tiraré esta noche?. ¿Quién se cepillo a JFK?. ¿ Quién ganará la puta Superbowl?.

Cojonudo, ¿verdad?. Pues no, tíos. Es una puta mierda..., y hay que tener la cabeza muy bien puesta y los huevos o los ovarios en su sitio para aguantar... que te digan cómo vas a morir.

Con el dedo, traza círculos sobre su muslo. La parte más importante, el origen de la fuerza que rompió el Sello, lleva el lastre de la desconfianza. Demasiada gente. Demasiadas incognitas. Y un nuevo con nombre europeo que le chupaba, intuye Taylor, el iceass a la Puta.

-Podéis ser curiosos,...o podéis pasar del tema. De cualquier manera, quiero que tengáis una cosa bien clara: me voy a dejar los cojones para que todo lo malo que he visto no suceda nunca.

Totalmente atónita, observo lo acontecido en el comedor... Sin poder reaccionar, y cuando lo voy a hacer simplemente observo como el resto ya se ha movido para socorrer a Tylor... lo cierto es que no le encuentro explicación a lo que le ha ocurrido, simplemente se ha detenido mi brazo que en el momento de los hechos estaba untando un pequeño bollo en el tazón de leche...

Voy a decir algo, pero... ya parece que todo ha pasado, y como si nada comienza comer el desayuno explicando lo que a su parecer a ocurrido... El puede... ¿ver el futuro? Sin nada, solamente observo al hombre atónita y sin saber exactamente que decir o como reaccionar...

Sí... Ya lo creo que podía proyectar sus visiones... Ayer casi se me derrite el cerebro cuando lo probé. No es un poder en absoluto agradable... Pero es cierto que es increíble lo útil que resulta. La información que, al parecer, ha recibido, no es precisamente alentadora. Alguno de los que le ha tocado, si no todos, va a morir, y ahora tienen que elegir si quieren verlo o no. Si estuviera en su lugar lo haría sin duda. Ver algo como la propia muerte supongo que tiene que ponerte en un estado de alerta tal que no se te escapará ni el más mínimo detalle, por no decir que te prepara para lo que pueda venir, y eso nunca está de más. Pero no soy yo el que está en la situación, así que, simplemente, me mantengo en el sitio, sin tocar ahora a Taylor por miedo a que puedan asaltarle más visiones.
De cualquier forma esas visiones y su relación con la gente del hotel, parece, están haciendo de Taylor una persona aún mejor de lo que ya era debajo de toda esa fachada suya de pasota y "viva la vida". Quiere ayudar desesperadamente, y me alegra saberlo. Por eso me es imposible contener una orgullosa sonrisa. Leve, para no avergonzarle, pero sonrisa pese a todo.
Y, después, me centro en Lex, en María y en Arthur, a la espera de sus decisiones. No es algo fácil, desde luego... Pero sólo ellos pueden escoger ahora, sin ayuda de nadie más que de sí mismos. La única inquietud que tengo ahora es...
-María, ¿has entendido todo? -pregunto a la española, despacio y con buena pronunciación. Aún le debo una disculpa, no debo olvidarme...

Mientras Arthur Hayes palidece ante la revelación de Taylor Hawkings y traga saliva, María Ortíz niega con la cabeza hacia Rewell, a tanto no llega.
El joven judío termina negando con la cabeza.

- No quiero que mi destino se desvíe. Que sea como Yahvé quiera.

Milo miró al muchacho con gesto grave.

- ¿Desde cuándo eres tan ortodoxo, chico...? - preguntó, más por curiosidad que por burla o reproche.

- Mi padre murió hace dos semanas...

Milo tragó saliva y los ojos se le cargaron un poco mirando al chico, apretando los labios y cogiendo aire lentamente. Él ni siquiera quería saber qué iba a pasar dentro de dos horas con su cabeza, prefería preocuparse de los demás en esos aspectos... Se acercó a Hayes y le dio un par de golpes en el hombro.

María seguía mirando alrededor, buscando un posible intérprete...

- Por favor... Francés o español... ¿si...? - pidió.

De repente pasa, como si los demás lo hubiésemos soñado, está tan tranquilo. Lo miro con aprensión, lo que dice también parecería producto de una alucinación,… si no llevase aquí tanto tiempo, claro.

Todo se ha parado alrededor, sólo él, no sé cual de sus frases es la que más miedo produce.

Suspiro, Yo se lo diré. Me giro hacia ella, la primera vez que le hablo… y para darle una noticia buena como pocas. Trago saliva. [Frn] María, Taylor ha tenido tres visiones, sobre Arthur, Lex… y de ti. Son cosas malas, de vuestra muerte. Seria, continúo, Os está ofreciendo decíroslo, o no, lo que cada uno decidais....Pero dice que podemos intentar evitarlas.[Frn] Me muerdo el labio inferior.

Tras la revelación de Hawkins, Lex perdió el color desviando los ojos al suelo, meditabunda, mordisqueándose una uña mientras sopesaba las cosas seriamente... Si tenía que llevarse nuevamente un palo gordo, tan violento y desesperanzador como sería el ver posiblemente su propia muerte, ¿qué mejor momento que aquel en el que ya había tocado fondo? Podría pasar del tema. Podría hacer como si nunca hubiera escuchado a Taylor...

...No, no podría. Para qué engañarse. Por terrible que fuera, saber qué ocurriría la prevendía, aunque la verdad pudiera destruirla más de lo que podía estar ya... Así funcionaba un arma de doble filo, demasiado útil como para no aprovecharla. Si Taylor tenía aquel don era por algo... Nuevamente:

...Valor.

- Yo... - comenzó, respirando profundo... Cerró los ojos y acabó asintiendo a Taylor, mirándole - ...Prefiero saberlo - Lex no era muy creyente en términos como "destino" o "escrito", y negó, consciente de su situación... - No es mi mejor momento... Es más que posible que no lo encaje bien... Pero prefiero llevarme el batacazo ahora. Necesito prevenirme de lo que sea... - confesó, ceñuda. Se le habían escapado muchas cosas. Quería, necesitaba algo "seguro".

Es difícil que esté peor de lo que estoy ahora... Y de todos modos, prefiero prevenirme de lo que pueda venir...

...Morir. La muerte era algo tan cercano últimamente que apenas terminaba de ser consciente de la gravedad de aquel término tan cotidiano. Pero tenía algo que hacer. Aún quedaba algo por hacer antes de irse a ningún lado... E iba a dejarse el pellejo, la sangre y lo que hiciera falta por recuperar lo perdido. Aún tenía que devolverle la humanidad a un hombre. A su hombre. Se lo debía... Y necesitaba toda la información que pudiera obtener...

Cita:

Apretó los dientes y tragó saliva. Tenía que tener fe... Había perdido muchas batallas; pero no la guerra.

Eso es justo lo que voy a hacer...

María atiende a Madison cuando ésta le habla en francés, cerrando la boca y mordiéndose los labios.

- [Fr]¿Nuestra muerte...?[Fr] - repite, sintiendo un súbito escalofrío a lo largo de su cuerpo. Era duro decidir en un momento si se deseaba saber cómo morir... Tragó saliva, bastante impactada - [Fr]Creo... Creo que necesito tiempo para decidir eso... Unas horas, si es que las tengo... ¿Puede ser...? Si es muy, muy malo y se puede evitar, me gustaría, claro, pero si puedo esperar...[Fr]

Miro con incredulidad a Taylor, pese a no ser uno de los afectados

No me lo puedo creer, es una mierda, cada cual puede buscar su vida, no me creo que sepa como van a morir

Por un momento parece que le diria algo a taylor, pero luego recuerdo que es taylor asi que paso de ello y espero a ver que le dice a Lex

Escucho a Lex, yo haría lo mismo, o eso creo, si no lo saben es más probable que pase, no habría forma de evitarlo, ¿no?.... Entristecida mirándola, no creo que haya ningún buen momento para escuchar algo así. Puff, que difícil es todo esto.

Cuando contesta María le asiento, comprensiva, volviéndome a los demás después. Ella quiere saber si puede tomarse un tiempo para decidir, unas horas, pero si es… muevo la cabeza, como buscando algo, sin encontrar nada, por supuesto. ..inminente, pues entonces no, claro. me froto el lado derecho de la cara, que bien empieza el día.

Cita:

- Con todos mis respetos, Hayes,...Yahvé es un hijoputa. Eso si existe, cosa que dudo y mucho. Pero bueno, allá cada cual.- Taylor no bromea: había de todo en sus visiones, pero ni rastro de Dios.- Lo que sí te adelanto es que no hay nada escrito, que todo se puede cambiar y que aún estás a tiempo...

Jamás había tenido las uñas tan largas. Reparaba ahora en ellas, quitando con los dientes los restos rebeldes de roña que la ducha no había podido eliminar. Pete, el jodido Pete "SOLDier" Foreman, siempre se había ocupado de ello: aquel pequeño cabrón tenía la puta costumbre de enviarle una esteticién pasada de años y de kilos todas las semanas. El tipo odiaba las uñas largas y el vello en el entrecejo. Cosas de managers.

- Siento haberos jodido la comida.- dice abandonando el asiento con forma de mesa comunal. Lex parecía ser la única que realmente lo deseaba, aunque más producto de su ruina emocional que por instinto de supervivencia. Arthur lo había dejado bien claro, y María...Ni siquiera le daban ganas de mirarla: aquello fué un palo que costaba digerir.

De cualquier manera, esperaba algo distinto: quizá le hubiese gustado despertar cierto interés en Madison, bucear en el cerebro de su amigo John, revelar las cartas ocultas de Michael, descubrir quién era realmente la doctora Tarin...Saciar la sed, al fin y al cabo. El "servicio" no era, desde luego, un ejemplo de altruísmo. Más bien se trataba de una simbiosis: el obtenía su dosis...y ellos una nueva oportunidad.

Con las manos en los bolsillos se dirige a la puerta, pasando por delante de Milo sin tener para él una mirada o una palabra. Al llegar al umbral se vuelve y mira a Lex, como lo hacía aquella esteticién que le arreglaba las uñas: un trabajo. Algo de lo que comer.

- ¿Vienes?.

La muchacha asintió. Le temblaba algo el pulso, pero intentó disimularlo metiéndose las manos en los bolsillos traseros tras dejar la tela a un lado apartado de la mesa... Carraspeó un poco, tragó aire y, como si se tratara de un peso muerto del que tirar, finalmente logró tirar hacia adelante para seguir a Hawkins. Sólo se volvió un momento para despedirse del grupo:

- Nos vemos luego... - sonrió, por mera cortesía, para entonces abandonar el comedor junto al vidente...

Bueno... Pues parece que por fin las cosas se han tranquilizado y estabilizado. No está mal, para variar, la verdad es que me había preocupado bastante al saber del ataque de Taylor. Lanzo una mirada de soslayo a Milo, encogiéndome de hombros con cierta inseguridad. Ha sido una escena de lo más extraña, pero no es lo peor que se ha visto en este hotel ni muchísimo menos. Busco con la mirada, después, algún reloj en que poder mirar la hora. Aún quedan un par hasta que comience el entrenamiento, lo que me da tiempo de sobra para hacer las cosas que tengo en mente (o, por contra, para irme a un rincón a lamerme las heridas como un chucho). Procuro, eso sí, no perder de vista a corto plazo la reacción de Hayes. La larga lengua de Taylor tiene la capacidad de meterle en problemas, y ya sería lo último que, además, consiquiera hacerlo con un chaval entrenado desde pequeño para ser mafioso que, por si fuera poco, posee un poder de lo más acojonante...
Me pongo en pie, pues estaba acuclillado, y paso la vista por cada uno de los presentes alzando ambas cejas.
-En fin... Visto que todo está bien voy a ver si hago... Bueno, queeeeee buen provecho -termino remoloneando, sacudiendo la mano para evitar decir nada más. Me doy la vuelta, inspiro aire y salgo del comedor hacia el pasillo.

Antti no se lo piensa dos veces, siguiendo a Lex sin preguntar si puede hacerlo o no a Taylor. Al fin y al cabo era uno de los que mandaban, y de algo le tenía que servir aquello. Le palmea el hombro a Milo al pasar por su lado, y finalmente abandona la sala bajo la atenta mirada de María, que vuelve a sentarse, con la mirada perdida en la mesa.

- Tú - Milo coge del hombro a Arhur - Ven. Vamos a hablar con Sanuye sobre éste encierro... - mira a los otros cuatro que quedan en el comedor y levanta el índice y el corazón de una mano - En dos horas en el patio exterior, ¿vale? Os espero, no me faltéis - sin más, el griego se lleva al joven libanés hacia el altar de Isenhall...

Con los ojos como platos cuando Taylor se marcha sin decir nada más para María, sólo ha pedido un poco más de tiempo, no es algo descabellado. Los demás se van. Me acerco un poco más a María, encogiéndome de hombros.

[Frn]Taylor no ha dicho nada más sobre… sus visiones. Lex ha aceptado, por eso se van. Cuando lo decidas, si quieres, te traduciré. La miro seria, dudando por un momento si continuar o no, finalmente coloco mi mano en su hombro, habándole con voz suave. Taylor ha recalcado que se puede cambiar, que no es definitivo.[Frn] Es muy importante esa esperanza, puede que sea la única.