Partida Rol por web

GELUS VIRICA

[ICEHOTEL] - Exterior

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30/07/2009, 18:35
Andrea Scerri

Me dejé caer hacia atrás, apoyando las manos en la fría nieve, y flexionando las piernas para hacer que la suela de mis botas se extendiera completamente en el suelo. Miro al cielo, suspirando con calma, reglas que amenazan con romperse si las expones antes de empezar. ¿Con qué derecho me exigía algo? Tiró el anzuelo de la confianza, la desvalida fortaleza de quien dice algo que se resiste a creer.

Incorporo mi cuerpo hacia delante, para tumbarme de manera lateral, y con el dedo índice empiezo a recorrer la pierna de Nadra, desde la punta de zapato, hasta su rodilla, mis ojos aparecen tras ellas, sopesando una respuesta que yo ya conocía. Porque besarte sería inevitable dejo mi mano sobre ella, inmóvil y liviana, imaginar que no son tus labios los que me acarician, confundir el sabor de bocas nuevas y antiguas sonrío con la sonrisa más alejada de la alegría.

¿Acaso sería eso justa Nadra? aparto el cabello de mi frente, descubriéndome simbólicamente me pides una sinceridad que acabo de brindarte podía haber jugado y ganado, ayudarte a caer bajo el influjo de la soledad, ir a cada mano sin ni siquiera mirar tus cartas, no puedo desnudar mi mente de recuerdos no quiero hacerlo.

Me levanto apoyándome en la mano que ya no está en contacto con ella, mirándola desde mi ventajosa posición, restos de nieve blanca caen como copos sobre el abrigo que la cubre, lágrimas que nunca derramaré, promesas de un corazón que nunca me perteneció. Estoy cansado, ahora hay muchas otras cosas que nunca antes valoré. Estupidez o egoísmo, la línea que los separa es inexistente.

La confianza está sobrevalorada a veces, el dolor duele.

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30/07/2009, 21:12
Nadra Oluwatobi

Todo pasó en un instante, fue escucharlo y saber que estaba dando por terminada la convesación pero más aún cuando se levantó y la nieve cayó sobre mis rodillas; aún podía sentir aquella caricia o intento de caricia que había dedicado a mi pierna. Tardé poco menos que él en ponerme en pie y dar unos cuantos pasos hasta quedar frente a él sin dejarlo pasar, a menos que él mismo me quitara de allí. Sostenía su abrigo con mis dos manos frente a mí, di un paso al frente sin saber muy bien por qué lo hacía.

-La confianza es lo único que a mí me queda en este maldito lugar-respondí con una cierta furia pero de modo amable o al menos lo intenté.-¿Y ahora qué? ¿Por no ser justo tengo que cargar con ello? ¿Quieres que te dé un premio por haber sido sincero? No debería ofenderte tanto que te pidiera sinceridad, es lo único que puedo ofrecerte aquí, como puedes ver.

Di otro paso quedando a un centímetro de él, igual de altos, quizás mucho más fuerte, no lo sabía y no me importaba.

-No esperaba ser especial para que me trataras de otro modo pero ya me besaste una vez y nadie murió así que no veo de qué manera se torne peligroso, quizás para ti y no para mí-respiré profundo poniendo su abrigo sobre su pecho.-Algún día querré de vuelta el beso que me robaste.

Eso último lo dije acercándome lo suficiente a él para que nuestros rostros quedasen muy justos. Estaba actuando por mero instinto y no es que fuera bueno pero al menos era sincera, clara, no iba jugando con los misterios como hacían todos en el Icehotel, excepto una persona a la cual le guardaba más aprecio que a ninguna otra allí. Solté su abrigo una vez que lo puse en sus manos y me di media vuelta, ocultand los ojos brillosos, la molestia, el dolor incluso.

-Descuida, no te molestaré más como creo que lo he hecho...-dije ya de espaldas a él.

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31/07/2009, 02:04
Andrea Scerri

Silencio, indiferencia, bien pertrechado para aguantar aquel envite, nunca descubras lo que tienes cuando ganes, una regla de oro que sólo una vez no respeté. Lo curioso es que a pesar de tener los ojos abiertos, a pesar de que Nadra es claramente visible, es su imagen difuminada lo que veo, convirtiéndome en un miope condenado a quedarse ciego por negar su lesión.

Sus ojos azules se recreaban en el espejo, abrazados, mi cabeza apoyada en su hombro, antes desapercibo, ahora un recuerdo más de que necesitaba a quien, ella cogió mi cara con ambas manos, girándose hacia mí, y me beso, fue tan ligero que casi no lo sentí, pero a la vez fue tan diferente que se quedó marcado para siempre

Quizás lo importante es el momento, quizás no importe otra cosa, ni el amor, ni el cariño, únicamente el momento, esa circunstancia que hace que tu cabeza reaccione de una manera diferente. Enfoqué aquel abrigo que me había devuelto, únicamente quería una cosa de mi, una que no podía darle, ¿esperanza?, ¿confianza?, al fin y al cabo todas esas palabras terminaban de la misma forma. Cierro los ojos, invocando a mi poder, ese que me está matando y resucitando, que trae el frío a un páramo ya yermo.

Levanto de nuevo el abrigo, para situarlo sobre sus hombros, rodeándola después en un abrazo complicado, No te vuelvas susurro al oído de la africana, mira a tu izquierda, allí aparecía una imagen que no era sino una copia de mi mismo, que le sonreía sinceramente. Con mi mano acaricié su rostro, guiándolo en la dirección opuesta, donde, de perfil a nuestra posición, un nuevo Andrea buscaba en el cielo el mapa de su mundo interior ese soy yo Nadra, alguien que ha decidido dejar de ser quien fue, retazos de una vida que no puedo recuperar con el brazo que aún la envolvía la hice darse media vuelta.

Cuando ese día llegue, descubrirás que nunca te lo arrebaté los besos no pueden ser robados, únicamente entregados, me alejo de su cuerpo, un par de pasos atrás, bajando la mirada, con el pelo cayendo como la visera de un yelmo.

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31/07/2009, 06:25
Nadra Oluwatobi

Ese abrazos, ese abrazo. Mi corazón se detuvo un instante y por mi mente pasaron montones de cosas, desde su beso la noche anterior al darme a Roan, hasta el momento en que me casaron con aquel al que había creído amar y que me amaba. Las horas allí pasaban lentas pero ese instante había sido toda una eternidad, cerré los ojos y lo escuché, entonces los abrí para encontrarme a sus otros yo y sorprenderme, había recordado a Roan en ese momento, sonriendo, quizás yendo hasta uno de esos... Lo que fuera, disfrutándolo pero no, yo no podía. Él habría dicho:

"Mira mamá lo que Andrea es capaz de hacer, yo quiero ser como él"

Pero yo, yo me había quedado clavada allí, sintiendo su cuerpo pegado al mío y respirando como bien podía; aún no me acostumbraba a ser lo que era. Para cuando me dio vuelta, las lágrimas caían por mis mejillas sin que pudiera hacer nada por detenerlas, habían cobrado vida propia y a dos pasos de mí, él, con su cabello como escudo entre los dos. Intenté que las palabras salieran pero no lo conseguía.

"Mamá, mamá, Laniece... ¿Se va a morir?"

Roan había sido más fuerte que yo y ahora me arrepentía de haberlo dejado ir. Clavé mis ojos en las dos esmeraldas que se escondían tras la capa de cabello y conseguí fijarlos; tenía que decirle mil cosas pero todas eran absurdas, no le conocía, él no me conocía y yo no era quién para decirle tal o cual pero se sentía tan bien cuando estaba cerca, intenté nuevamente decir algo y entonces la sonrisita tierna de Laniece vino a mi mente. Eso era: él me recordaba todo y nada, lo que había perdido, lo que no tenía y lo que no tendría nunca. Ya no me sentía furiosa con él, no era su culpa, era el significado que yo le daba a las cosas lo que provocaba que me sintiera así.

-Lo lamento mucho, Andrea... Creo que me sentí con derecho a decirte esto porque fuiste el primero en darme una palabra de esperanza-salieron por fin las palabras.-Pero no ha sido mi intención hacerte... Bueno, ponerte en entredicho. Sé que la vida de ninguno de los que estamos aquí no ha sido fácil pero nadie sabe cómo vive su dolor excepto uno mismo. No puedo ofrecerte ayuda o consuelo como tú a mí y me siento aún perdida en estos poderes. No sólo con los tuyos, con los míos también...

-No vuelvas a abrazarme de ese modo, eso si que es peligroso...-esbocé una sonrisa amarga.

-No sé qué perdiste para terminar así y espero que lo recuperes o quizás... O quizás no...-di dos pasos, los dos pasos que él se había alejado y lo abracé escondiendo mi rostro en su cuello, cerrando los ojos, permitiéndome aspirar su aroma y hablando muy suave, dejando que mis lágrimas se perdieran en su camisa.-Perdón, Andrea, perdón por lo que te hice y por todo lo que te hicieron...

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31/07/2009, 17:30
Andrea Scerri

Lágrimas por la vida que sigue, hasta que no bañan el mar no pueden renacer, pero no todos lo consiguen, muchos se secan por el camino. Sonreí mientras deslizaba mi mano por entre se pelo mesuradamente, puede parecer cruel hacerlo, pero esta vez, no iban a por ahí mis pensamientos, esta vez se, que esas lágrimas iban a ayudarla.

Una mujer siempre es cautivadora, especialmente cuando la sientes contra ti, embriagadoramente cercana, nunca renuncié al deseo, lo alimenté gustoso en cuerpo y alma, y mentiría si no dijera que ronda por mi cabeza la idea de acallar este frío con su calidez. No sería la primera vez. Pero tal vez el miedo a que sea la última retiene antiguos instintos. Dando un margen a la ansiedad que me acompaña fiel.

Nada hay que perdonar pero tal vez ella lo busque para encontrar fuerzas en lo que debe hacer a continuación, labios junto a su oído y ni siquiera me planteo intentarlo dejo que los segundos pasen esculpiendo su rostro en mi hombro, ser tu alivio cuando lo necesites, aplacar los múltiples sentimientos que nunca logré conjugar, perdido en una dislexia afectiva mientras el cálido aliento va cubriendo el área que circunda sus oscuros cabellos.

Siempre podrás llorar conmigo quiero verle el rostro, que no se oculte más, y para eso me muevo, para buscar aquellos ojos que hablan sin tapujos, pero recuerda Nadra sonrío sencillamente, que, invariablemente, preferiré que riamos juntos

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31/07/2009, 17:42
Nadra Oluwatobi

Lo observé detenidamente, su sonrisa, sus ojos y nuevamente su sonrisa; me había doblado ante él y eso era obvio, le sonreí. Ésta vez sin esfuerzos, una sonrisa, la había hecho miles de veces en el bar mientras disimulaba mi molestia o pensaba en lo injusta que era la vida, o mejor aún, mientras pensaba en cortarle las bolas al malnacido de mi jefe y dárselas de comer a su mujer. Sí, conseguí sonreír, hacer aparecer ese gesto en mi cara que decía que todo estaría bien pronto, que me portaría bien, que sí, que la vida, que el mundo, que todo podía derrumbarse.

-Gracias...-cerré los ojos para evitar esa mirada que podía adentrarse en el fondo mismo de mi alma.-Este lugar debe estar volviéndome loca, jamás me atrevería a esto si fueras mi vecino-recordé a Javier y abrí los ojos sonriéndole de nuevo.-No me verás llorar más...

Aparté mis manos de su espalda y di dos pasos hacia atrás en un gesto antinatural, casi doloroso, como si lo normal fuera permanecer abrazada a él, mis manos sujetando las suyas. Bajé la mirada intentando detener lo que sentía dentro, el fuego, las mareas, todo lo que me habían enseñado debía quedarse allí, guardado en el rincón más profundo de mis miedos. Ya no era Nadra la mujer, era Nadra la madre y sólo una persona dependía de mí. Solté los dedos de una de las manos de Andrea y asentí.

-Pase lo que pase en este lugar, me alegra saber que existe, señor Scerri-di un apretón a su mano intentando que el temblor de mi izquierda no se notáse en su mano.-Eres mejor persona de lo que crees... Quizás todos aquí lo son.

Nuevamente sonreí, los ojos brillosos pero sin una sola lágrima más. Los dedos enlazados en la mano de él, bajé la vista unos instantes porque sabía que si seguía mirándolo, las cosas serían muy distintas. La vida ya era muy distinta, las emociones, los sentimientos y él, estaba allí diciéndome qué y por qué y ¿de qué manera se lo pagaba yo? Pidiéndole perdón por mis errores, por los de la gente que lo lastimó, nah, estaba haciendo de tonta colegiala y jamás había sido aquel mi papel. Suficientes dolores había pasado como para engañarme comportándome como una niña.

-Creo que debería volver, así puedes estar solo...-solté su mano lentamente mientras le sonreía mostrándole la dentadura blanca pero no me di vuelta, esperé que aceptara o se negara, aunque eso fuese la última nota infantil de la tarde.

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01/08/2009, 19:24
Andrea Scerri

Dejé que se relajara mientras hablaba, que volviéramos a recuperar la “normalidad” tan valorada en la actualidad, una mutua tregua a la intensidad que nos ha rodeado. Se va evaporando conforme nuestras manos se van separando, a duras penas, insatisfechas y aún hambrientas a sabiendas de que la comida puede ser venenosa. Las sigo con la mirada, hasta que finalmente la llevo a mi cabello, una vez más, de regreso al acogedor y seguro hogar.

He visto como algunos de ellos condenaban a muerte a Alexandra, creyéndose con el derecho a decidir sobre la vida de los demás ahora serio, realmente preocupado, era fácil leer en aquel rostro, intenta mantener siempre una puerta abierta por si acaso, hay quien depende de ti me acerco un paso a ella, tengo un poco de frío, mi cuerpo parece recordarme que la temperatura por aquí es demasiado baja.

Regresemos juntos, no quiero quedarme solo echo a andar, esperando a que ella se acople a mi ritmo, voy a intentar pensar menos, concentrarme en lo que soy ¿olvidar el pasado?, bonita utopía, tal vez acompasarlo al presente sea la única solución de quien no es capaz de ver el futuro.

Vayamos a ver si alguien me dice una forma de acceder a mi dinero, creo que es hora de que compremos algo de ropa y calzado mucho más adecuado para este lugar continuo andando, pero justo antes de llegar a la puerta vuelvo a detenerme y girarme hacía ella una vez más, Yo también me alegro asiento con la cabeza reafirmando el gesto, y sujeto la puerta para permitir que pase ella delante.

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01/08/2009, 20:09
Nadra Oluwatobi

Lo seguí, escuchando en silencio lo que me decía, cada una de sus palabras era tan ambivalente que me costaba trabajo responderle, decirle algo al respecto era equivocarme una y otra vez; quizás le concedía más mérito del que en realidad tenía. Caminaba con él hombro a hombro y estuve tentada a preguntarle de qué se alegraba pero no lo hice, intenté llevar la conversación por lugares menos escabrosos que los que veníamos transitando. Culpa de él... Culpa mía... Daba lo mismo: el orden de los factores no altera el producto.

-Eso quiere decir que normalmente tienes dinero-bromeé con una media sonrisa.-Te acompañaré, yo realmente no necesito nada.

Eso, se trataba de hacer amigos, no enemigos y quizás si me aplicaba como una buena persona y dejaba de meterme donde no me llamaban, lo conseguiría. Lo que sí, aquel día no estaba por la labor de sentirme especialmente satisfecha. Había puesto a llorar al doctor, casi lo había hecho tener un ataque y luego, luego había ido tan profundo con Andrea, que casi habíamos terminado peleando. Mejor era que guardara silencio o al menos dijera lo menos posible. Cuando me abrió la puerta, entré delante de él, un caballero y quedan pocos; al menos en apariencia.

-Gracias...-musité sin poner un pie dentro y no pude contenerme.-¿De qué te alegras?

Dije poco antes de cruzal el umbral.

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13/08/2009, 17:54
Dale Lantana (Slang)

Lex salía desde los pasillos a la entrada del hotel, pues la enfermería era una construcción aparte. Nada más atravesar las heladas puertas, su piel de nuevo adquirió un tono mucho más terso, sus ojos y cabello brillaron como las gemas más preciosas y sus movimientos se suavizaban alcanzando una perfección inaudita. No obstante, sus percepciones seguían igual, y no advirtió quién fue que le pegó una sonora palmada en el trasero hasta que se dio la vuelta. Una Dale Lantana de aspecto radiante y embutida en un traje casi esquimal arrugaba sus vistosos ojos de manera de que, evidentemente, sonreía bajo su pesada bufanda.

- Hola, zorra -único saludo, con una mezcla de alegría y resignación.

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13/08/2009, 18:23
[Lex Czigany]

Alexandra se había colocado la capucha de su sudadera inmediatamente nada más salir, cuidando que la melena quedara cubierta por completo bajo su ropa (lo cual la asfixiaba aún más). Al notar la palmada en el culo, esperó encontrarse dos metros de producto nórdico a sus espaldas, pero no. Aquello no llegaba a la altura estimada, y en un primer vistazo Lex dudó, pero no por mucho tiempo... Ese par de ojos grandes y camaleónicos y esa voz de muñequita sólo podían pertenecer a una piltrafa como aquella...

- ¡¡DALE!! - exclamó, lanzándose a estrujarla entre sus brazos, incluso agitándose un poco de la efusividad. Ver el ambiente tan tranquilo en el interior del hotel la hizo tranquilizarse: Parecía que todos habían llegado bien. Se apartó sonriente, pestañeando un par de veces. Estaba espléndida, radiante, pero había algo que no encajaga a primeras... Así que dió dos pasos hacia atrás, con las palmas mirando hacia arriba, haciendole un "escáner" - ¿Estas bien? ¿Cómo ha ido? Estás preciosa... ¿Qué te ha...? - de nuevo un par de parpadeos, hasta que pareció caer en la cuenta. La sonrisa se le borró del asombro, y por un segundo contuvo la respiración...

Que estuviera tan abrigada sólo podía significar una cosa:

- Estas... ¿Estas curada? - parecía no salir de su asombro, con la boca hecha una "O". ¿Qué era si no? ¿Cómo cojones volvía de una misión a muerte tan expléndida y sin cocerse por dentro? - ¿Te has curado?

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13/08/2009, 18:46
Dale Lantana (Slang)

- Estoy de puta madre, ¿celosa? -se apresuró en contestar paladeando cada sílaba con una sonrisa lobuna. Quizás había esperado mucho para poder decir algo así, y la verdad es que resultaba tan satisfactorio como para cualquiera resultaría el decir "te lo dije". Durante el achuchón puso las manos en el vientre de Alexandra cuidando de que no estrujara también el suyo, pero no se opuso a la muestra de afecto, aunque ello procediera de una psicópata... Al fin y al cabo, su querido hermano también lo era- Exacto, polilla pseudo gitana: Cu-ra-da, con novio rico y famoso, bebé reconocido por su padre en camino, sangre limpia de mierda y ganas de restregároslo a todos por las napias de desquiciados que tenéis. Pero vengo a relajarme de mi privilegiado coco en éste polo gigante, y no voy a hacerlo sola... ¿Qué tal si dejas de hacer el gilipollas empeorándote con tu propio pelo y me acompañas dentro? -no era una pregunta, ya estaba cogiendo del brazo a la húngara y tirando de ella hacia dentro.

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13/08/2009, 19:21
[Lex Czigany]

La muchacha esbozó una sonrisa amplia y divertida, de lo más sincera y para nada envidiosa, pero sí con cierto tinte melancólico. Había gente a quienes las cosas le salían bien, y eso también resultaba esperanzador para quienes aún estaban en camino... ¿Pero qué podía esperar de un cerebrito como ella? Casi se sintió imbécil por haberse preocupado. El cambio había sido totalmente radical. Menos en el carácter.

...Para eso no había cura posible.

- Joder... ¡Me alegro por tí!, ¿sabes? Aunque ya veo que no te hacen falta palmaditas, ¿eh, Dundee? - rió un poco, contagiada por su "positivismo", dejándose tirar hacia el interior del hotel de nuevo, tornando de nuevo a su apariencia humana conforme atravesaba la puerta - Me parece genial que quieras descansar. Hay que celebrarlo... ¿Has desayunado? Iba a ir la enfermería, por si necesitan un cable... - el tono más serio, frenando el paso derrepente, con aire preocupado - ¿...Cómo ha ido?

Nadie iba a ser tan sincera como había demostrado ser Lantana. Era la más indicada a la que preguntar...

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13/08/2009, 19:28
Dale Lantana (Slang)

- No quiero nada tuyo -espetó respecto a las palmaditas, sin soltarse de su brazo, el cual había enganchado como si fuese una abuela. No dejaba de tener el pintoresco encanto de los australianos. Se puso algo seria mientras recorrían el pasillo. En el comedor se oían a Antti y a Rewell rumiando en su idioma draconiano (así sonaban aquellos "murmullos"). Dale sacó de su abrigo una bolsa marrón, de papel, con pequeñas manchas empalagosas en ella- No, no he desayunado. Ni tú tampoco. He traído kanelbullars. Son unos bollos de canela que lo flipas, tengo para Isabella, para Madi, para Jolene y para tí. A María y a Renka que las jodan, y rápido. Respecto a cómo ha ido... Pues todavía se tiene que despertar Donovan en la enfermería y tengo que hablar con Hugo para saberlo a ciencia cierta, pero te adelanto que Balaguer ha muerto -que se joda, por pederasta. Nunca le gustó del todo, pero será un problema seguir en ese hotel sin el sanador asesino. Hasta cierto punto. Cada vez estaba más cerca de ese asqueroso "faraón"- No obstante, no voy a decirle ninguna mierda a nadie. Quiero comerme éste pedazo de bollo hablando de pollas y vestidos. He dicho.

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13/08/2009, 20:37
[Lex Czigany]

Había asomado la cabeza para comprobar el contenido de la bolsa de papel. Fué un rugido pasmoso, no ella, quien dió la primera bienvenida a los pasteles.

- ¡Oh! ¡Gracias, nena! - se mordió el labio inferior, deseosa de llenar merecidamente el buche. Alzó las cejas cuando explicó de qué estaban hechos aquellos pequeños soldaditos dulces de felicidad... Pero fue mencionar a Isabella y borrarse la sonrisa de su cara ipso facto. Más aún cuando le reveló que Alejandro estaba muerto.

Balaguer...

Dejó la mirada perdida en los bollos, alternando su visión con la nieve que pisaban, mientras la respiración se le cortaba del impacto... Entonces llenó los pulmones de aire. Vale: Balas y ella nunca habían llegado a entenderse, siquiera a tragarse. Pero a la húngara le venía a la memoria la tremendísima quemadura que sufrió en su casa hacía unos días. La misma que la hubiera dejado coja de por vida de no ser por el español... Y además estaba Jolene. Vale que Alejandro fuese un pedazo de asesino, pero eso no era motivo de celebración.

Isabella... ¿Cómo coño le explico ahora...?

Dale estaba embarazada, probablemente muy sensible, pero Alex no controló que los ojos se le humedecieran derrepente. Tragó saliva, poniéndose seria. Mejor enterarse cuanto antes, ya que iba a hacerlo de todos modos:

- Madi está en el HobbyRoom con Taylor y Andrea. Hay una chica nueva, Nadra, con su hijo por aquí. Los trajimos ayer... Si supiera donde esta Jolene te lo diría, pero... - miró a la chica a los ojos, negando con la cabeza con pesadumbre - Isabella no volvió de la misión. Gelus Vírica nos encontró en cuanto llegamos... - tragó saliva, ladeando la cabeza esperando su reacción con gesto preocupado. En su momento quedó con ella en ayudarla en su embarazo, y eso iba a hacer. Se mantuvo en silencio unos largos segundos antes de volver a hablar... - Nena... ¿Quieres que vaya a buscarlas? Cómo tú veas, dime dónde te apetece desayunar y nos ponemos en marcha.

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13/08/2009, 21:14
Dale Lantana (Slang)

Dale se quedó congelada en el sitio. No podía ser cierto lo que oía... ¿Quién había sido tan gilipollas...? No era posible. El cálculo era perfecto, no había ataque que cupiera en el margen de tiempo que había obsevado para los que fueron a Cartagena... Ese asqueroso había ganado otro pulso y no sólo habían perdido a Balas, que ya era jodido por muy asesino pederasta que fuese (gracias a Dios no tuvo que verlo). También había caído Isabella, y de alguna manera la muerte de aquella pareja en Miklosvar...Todos eran tan jóvenes...

Se relamió los labios, no había terminado de hacerlo cuando se tapó la cara y se echó a llorar desconsolada. Algunos hipos salieron de su garganta, casi parecía una niña pequeña en aquella circunstancia...

- Puta mierda... -hablaba como si estuviesen dándole empujones, deshaciéndose en llanto. Isabella... ¿Cómo era posible? No hacía ni dos días estaban riéndose en el desayuno y tocándole el culo al que ahora era su novio. Además era una chica dulce, divertida y sesuda. Aquello era horrible... Respecto a Jolene... ¿Cómo decirle que Alejandro había muerto? No, era imposible... Al menos para ella... No pudo reaccionar más allá de aquellas dos palabras...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: VOL - ¿A que lloro un río de lágrimas?
Dificultad: 52-
Resultado: 98 (Fracaso)

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13/08/2009, 21:51
[Lex Czigany]

Alex se inclinó enseguida a consolar a la australiana, enarcando las cejas con los ojos cuajados de lágrimas pero sin llegar a derramar alguna. Apenas se había relacionado con Tarin, pero aquello daba igual. Eran jóvenes, estaban llenos de energía... Y aún así no importaba, no iba a haber piedad para nadie, aún mereciéndolo.

No podía mirar a la cara a Lantana (más que nada porque ella misma se la tapaba con las manos), así que optó por abrazar a la australiana con delicadeza, frotándole la espalda...

- Hey... - le susurraba. La escuchaba hipar y eso la entristecía enormemente, así que aprovechó que no estaba en su ángulo de visión para secarse una lágrima traicionera con un rápido gesto de la mano - Dale, tranquila... Tranquila... - apoyó su sién en la cabeza de Lantana, cariñosamente - Vamos... Estas curada y vas a tener un bebé precioso con tu novio, tía... No te va a faltar de nada... Tú mejor que nadie sabes que tienes que cuidarte y no tomar berrinches... - se apartó un poco, inclinándose para contemplarla a su altura, todo paciencia. Esbozó una sonrisa tristona, comprensiva... Parecía una niña. Le dejó un momento para que se desahogara... - No ha sido culpa de nadie, ¿me oyes...? Pero eh- posó una mano sobre su hombro - Tienes muchas cosas de las que preocuparte ahora... Ni a Isabella ni a ninguno nos gustaría que te pusieras mala ahora, ¿vale, cielo? Ven conmigo... ¿Quieres que vayamos a nuestro cuarto y te pones más cómoda?

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13/08/2009, 22:54
Dale Lantana (Slang)

Dale se revolvió, más como el típico bravucón que pide que le sujeten para no entrar en pelea que como algo serio y auténtico. En ese momento un abrazo era exactamente lo que mejor le venía, y dado que ya había pasado por el Ígnea, ahora era inmune al mismo, y su bebé también... De manera que daba igual lo cerca que estuviera la psicópata de Lex.
Siguió llorando desconsoladamente, negando porque sí, y porque su novio ya citado no estaba ni mucho menos curado, al igual que la pequeña Amber y otros tantos miembros de aquella forzada iniciativa... Por no hablar de las cosas que ella sabía y no debían ser de dominio público a menos que quisiera desatar el caos más absoluto entre aquellos "mutantes" jóvenes y moribundos. "Mutante". Odiaba esa palabra. Pensar que ella lo era le hacía llorar aún más.

Mientras la australiana lloraba deshecha en brazos de la húngara, ésta, casi una cabeza por encima de la rubia, pudo escuchar desde aquel punto (estaban frente a los baños) la voz de Rewell crecerse en lo que creyó identificar como el Hobby Room:

- ...Y a ti no sé quién te rompe los huevos cada mañana, pero empieza a cansar, amapola... Y antes de que preguntes qué es lo que me pasa a mí, te lo explicaré: Antti, que es un muy buen colega, está ahí fuera rompiendo hielo con las manos... Y eso lo está haciendo para no romperte a ti la cabeza, así que te recomiendo que te bajes los humos si los tienes altos; que te guardes posibles miradas ofensivas en el culo y el culo te lo dejes en la habitación; y que vayas pensando en lo MUY poco conveniente que es para ti hincharle los cojones a quien no debes -un murmullo, y de nuevo volvía a alzar la voz- Ah, y aún nos queda pendiente una conversación, ¿estamos? Y a menos que decidas pirarte del hotel y pasar en adelante de las misiones... Vamos a tener ESA conversación.

Dale parecía no serenarse mucho con aquellos gritos encabronados en la sala de ocio, y por supuesto lo pagó golpeándole el hombro a Alex en la rabieta de:

- ¿¡¡Qué coño pasa ahora!!? ¡¡ME CAGO EN LA PUTA!! -no eran puñetazos con mala intención. De hecho, al parecer, puso el oído para ver con quién tenía Rewell el problema, ya que la cosa también iba con Koivusaari. Ambos, por alguna razón enigmática probablemente relacionada con su estilo de vida macarra, le caían bien... Y si eso seguía así, era muy posible que se sirviera una ración de las de "Dale cabreada con el mundo gritándoles a todos y dejándoles el ánimo en alguna fosa continental".

- Tiradas (2)

Tirada: 1d100
Motivo: VOL - 9_9
Dificultad: 52-
Resultado: 93 (Fracaso)

Tirada: 1d100
Motivo: VOL al oir los gritos del oso
Dificultad: 52-
Resultado: 70 (Fracaso)

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13/08/2009, 23:18
[Lex Czigany]

Fieras, adolescentes embarazadas y rabiosas, momentos inoportunos... Czigany podía escribir un libro. Quizás lo haría, de hecho. Si podía echar chorros de agua por las manos, ¿qué le impedía hacerse escritora?

Alexandra se frustró. No sabía qué hacer o qué decir para calmar el llanto de Dale, así que optó por no separase de aquel abrazo, ni siquiera cuando abrió los ojos percibiendo la bronca que estaba propinando Rewell a... ¿Andrea?

¿¿...Y ahora qué??

Cita:

¿¡¡Qué coño pasa ahora!!? ¡¡ME CAGO EN LA PUTA!!

- ¡Dale! ¡DALE! - la cogió de los hombros, mirándola de frente. Le frotó un par de veces los hombros con la intención de serenarla, echando miraditas confusas en dirección a donde provenían los gritos. Luego alzó las manos en son de paz, pidiendo calma, alzando las cejas - Relájate... No te pongas a dar gritos, seguro que no es nada. Vé comiéndote esos bollos, ¿quieres? Seguro que hay una explicación lógica para... - ¿¿Qué le pasa a Antti?? ¿Es que se han zurrado? ¿¿SE HAN ZURRADO, JODER?? - ...Se acabó. ¡Al diablo con tanta verborrea civilizada! Vamos a ver qué pasa, y ni se te ocurra lanzarte a morder a nadie estando como estas... - controló que aquello no sonara demasiado a una orden: Si no estaba vendida. Luego se irguió del todo, pasando junto a Dale poniéndole una mano en el brazo, controlando que no se adelantara a ella. Frunció el ceño, dirigiendo sus pasos hacia el HobbyRoom, quedando a unos tres metros de la puerta esperando a que saliera Rewell, pues parecía que ya había dejado claro su postura. Lo que realmente la preocupaba era: ¿Dónde quedaba Koivusaari y por qué rompía el hielo?

- ¿¿¿...JOHN??? - llamó desde fuera con el ceño fruncido, mirando a un lado y a otro del pasillo por si aparecía el propio Antti. No iba a entrar ahí con Dale si podía evitarlo. Al menos no parecía su intención...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Influencia - No llorar más, Dale. Yo calma.
Dificultad: 93-
Resultado: 23 (Exito)

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29/08/2009, 19:26
Director

Al salir del recinto, Lex volvía a ser una diosa sobre aquel paraje blanco, por mucho que se tapara. Los pliegues de la ropa caían sobre sus delirantes curvas componiendo un marco perfecto en aquel lienzo que parecía sin estrenar. Antti esperaba fuera a Rewell y Taylor, ya sentado en uno de los trineos grandes mientras sus camaradas salían o no. Pero lo que vio fue a las dos "joyas" del hotel saliendo en primer lugar.

- Hola nena -recuperó la sonrisa al ver a Alex, acercándose para cogerla de la muñeca y darle un beso en la frente mientras Dale, de nuevo en sus cabales totalmente, tragaba saliva y alzaba las cejas, frunciendo los labios y mirando a un lado consciente de que había montado un número bastante innecesario. Pero que le jodan al mundo: No piensa pedir perdón.

Más allá aparece Taylor, y Rewell gira hacia la enfermería, puede entender por qué: Donovan y Jolene están hechos mierda.

- ¿Rewell no viene? -preguntó a Taylor- ¿Y vosotras? -miró ésta vez a las chicas. Sabía que con algunas de ellas no se podía uno coger un buen pelotazo, pero una de las cosas que le gustaba de Lex era la chulería que, antes de cocerse lo realmente jodido, le demostró... Sonrió recordando aquellas veces...

Cita:

- Ooooiihh, morena... Por mí puedes cambiarte, no me importa...
- (...) Je... Pues es genial que no te importe, ¿sabes? Porque vas a salir de la habitación mientras lo hago... Espero que lleves pasta, porque aquí colabora hasta el gato que no hay...
- Siempre nos quedará la imaginación... Y sí, claro que tengo pasta, peluca quemada... Pero dime, si vamos a parar en mi casa cuando lleguemos a Helsinki y ahí dormirás y comerás (y te bañarás en cuanto veas la bañerita de hidromasaje) ¿no estará descompensada la "colaboración"? Además... ¿Quién sabe moverse por San Petersburgo, Helsinki y Estocolmo...? ¿La hungarita buenorra o el guitarrista que ha estado de gira unas cuantas veces en esas ciudades...?
- Primero: Me llamo Lex, pelo-paja... Segundo: La colaboración jamás será descompensada puesto que viajas en MI vehículo, con TU Harley atravesada en MI salón, durmiendo en MI cama. Y que de no ser por "el angelito" ahora serías un muñeco de nieve... Y tercero...: Puedo llegar a Suecia con o sin tu ayuda. Además, ¿quién podría resistirse a ayudar a una "hungarita buenorra"...? ¿Y bien, "Pantti"...?

Cita:

- Estás deseando coger la mercancía, pero tienes una estúpida reputación de "tía dura de la calle" que mantener, que sólo te va a servir para reprimirte y no echar el polvo que te mueres por echarnos al angelito y a mí... Estaremos esperándote fuera, Barbie Black...
- Vete a la mierda.

Cita:

- Venga, EX-estrella del rock, sé más modesto...

Cita:

- He pedido tres menús especiales de la casa y tres vodkas cherry. Ya veréis lo bien que os sienta eso, pollos...
- ¿Vodka cherry? ¿No se te ha ocurrido nada más fuerte? -cogió el vodka cherry, y tras olisquearlo ligeramente pega un corto traguito, cerrando los ojos con fuerza y agitándo de un espasmo la cabeza - ¡hhjjjaahh...! Qué fuerte, dios - se ríe - Os vais a beber el mío, campeones.

Cita:

- Calladito y a descansar, ¿eh? Como vuelvas a quitarte las vendas te saco los ojos. Voy a por Herkus (que lo he dejao solo) y en un ratito volvemos a cantarte para que te mejores...

Cita:

- Toma. Feliz "día de la chapa cojonera".

Pero el disco se ralla al encontrar a Dale con los ojos. No pueden llevarse a aquella alcohólica, drogata descontrolada y gritona muchacha. Sería peligroso tanto para los nervios de Taylor como para los suyos propios, así que decide echar mano de cierta maestría en sus treinta años de vida para eludir su propia oferta:

- ...Vamos a pillar unas cervezas y a ver un campeonato de boxeo en casa de Valdemar -mejor boxeo. No sabía por qué se imaginaba a Dale y a Lex coreando a Ed Hardy o emocionándose con las cabriolas de Rey Misterio... Pero reparó en Dale, que ya estaba levantando una ceja a pesar de que aquello no era "oficialmente mentira", puesto que no había plan establecido.

Madison aparecía entonces corriendo, y la australiana la miró.

- Vámonos de compras y a alquilar esa de A Knight's Tale. Sale un rubio compatriota mío que os cagáis de bueno que está -Dale sonrió. No podía entrar en la enfermería al fin y al cabo, así que tenía que despejarse tanto como pudiera...

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30/08/2009, 18:28
[Lex Czigany]

Con su salida al exterior, Alexandra ya terminaba de calarse la capucha de la sudadera, cubierta practicamente al completo de cara al público. Eso sí, ver al nórdico a escasos metros de la entrada era una de las pocas cosas que le subían el ánimo de nuevo.

- Hey... – acudió a plantarle un sonoro beso en su mejilla, cosquilleándole con la punta de la nariz en un inciso. Junto al guitarrista, Lexy había adquirido un nuevo poder de manera inconsciente: Descontrol de la imbecilidad facial. Dirigió la vista hacia Taylor cuando lo hizo el resto, reparando también en John de camino a la enfermería... Y frunció un poco el ceño, preocupada. Sus hermanos estaban bastante mal... Supuso que se reuniría la familia y los amigos más cercanos de ambos, así que prefirió esperar un poco antes de pasarse a verlos y dedicarse un poco a la desquiciada de Dundee. Había demasiado a donde agarrarse.

Cita:

¿Rewell no viene? ¿Y vosotras? ...Vamos a pillar unas cervezas y a ver un campeonato de boxeo en casa de Valdemar

Cervezas. Alcohol... Música para los oídos de una veinteañera destemplada con tendencia obligada al riesgo y la depresión. Y que además (y no era coña) perdía agua. Se quedó en blanco un par de segundos, pestañeando ante la idea.

¿Hola? Dale con globo, ¿qué tal? Llamaba para cancelar la reserva a nombre de... Cogorza como una puta casa de campo.

Aún así, y una vez más, Lantana seguía dando a luz a su brillantez cerebral. Esbozó una sonrisa al ver a Madi dirigiéndose hacia ellas, asintiendo al plan de la australiana. El hecho de que el finés hubiera hecho planes con Ty y Rew, curiosamente, la tranquilizaba bastante. Además: ¿En qué mundo iba a rechazar una oferta como esa? Alex no recordaba la última vez que formó parte en una salida de chicas, y los ánimos estaban cavando el suelo. Era el momento idóneo para refrescar sus ánimos y los del resto, y Lex sonrió encantadora y animada a los chicos:

- Tortas, ¿eh? Va a ser que me seduce más el plan de las teenagers… – rió – Pasadlo bien, y llevad cuidado. Dadle un saludo a Valdemar de nuestra parte... Y tú, Chester Chetos – se le acercó a Antti al oído para hablar más bajito, aunque se la escuchaba perfectamente – ...Resérvame una cerveza para luego, ¿quieres? No fría: la quiero ÁRTICA – rió de nuevo, plantándole otro beso cariñoso en la mejilla a Koivusaari, volviéndose finalmente hacia las chicas con los brazos en jarra, para que se cogieran a ella. Alzó las cejas - Cuando querais... ¿Voy bien así o...? ¿Me pongo algo más encima? – Y su gozo caía en un pozo. Aquella ropa (aunque no llevara más que la ropa interior debajo) la sobrecalentaba, pero era la única manera que tenía de salir a la calle, por triste que pareciera... Ella misma se hacía a la idea.