Partida Rol por web

Entro cogido del brazo de María, en cuanto parece que habla con alguien, con un chico y otra chica, me quedo al lado de mi acompañante, pero un poco detrás y sin soltarla... miro al muchacho fugazmente, pero bajo la vista al suelo con rapidez, y se pega mas a María... Lanza miradas fugaces hacia los dos, sin mantenerla demasiado tiempo...

"Uff, ya era hora, un minuto mas y..." El tren de pensamiento se para de inmediato cuando alguien me despierta de mi mundo interior. Una chica de 16 años estaba delante de la puerta, mirandome y preguntando por mi nombre. No puedo evitar mostrar una ligera sonrisa."Vaya, parece que mi suerte esta mejorando para bien. Cosa poco usual."

-Si, mi nombre es Hugo Seras y soy el cocinero de esta modesta pizerria.- Digo como si eso fuera un orgullo y un gran honor.- ¿Acaso ha venido a probar mi comida? Señorita...

- Soy... Soy María Ortíz - saluda educada y nerviosamente - Escucha... Tengo... Tengo que decirte algo... Eh... Claro que me encantaría probar tu comida, de hecho... De hecho... ¿Porqué no? - se vuelve hacia Marcos y lo lleva de la mano hasta donde está ella, rodeándole los hombros con su brazo con fraternalidad - Éste es Marcos... Es... Es mudo pero... - traga saliva.

Muy bien, María, te está saliendo REDONDO...

- ¿Podríamos hablar mientras comemos, Hugo...? Es importante...

No pierde la tonalidad roja de sus mejillas.

Me acerco bastante tímido pero seguro al sentir como María me arropa, y levanto la mano forzando una especie de sonrisa a modo de saludo...

Luego me quedo al lado de ella, y me siento en la mesa, como siempre en silencio... Vaya... será este chico el que hay que coger para poder irnos? Me pregunto porque pararemos a cenar la verdad es que no tengo mucho hambre...

Sentado en una silla, se me comienza a abrir la boca, y con mis manos la tapo, hasta que por fin el bostezo pasa...

"Parece muy incomoda. ¿Me pregunto por que sera?" Sin estar seguro de que decir, sonrio a la misteriosa pareja y le acompaño a la puerta como un gentil caballero o un botones de un hotel.

-Bueno, si tan importante es. Supongo que podria escaquearme unos segundos del trabajo.- Dije mientras les ofrecia una mesa apartada del barullo del local y discreta.- Esperadme aqui, cuando os traigan los platos pedidle al camarero que quereis felicitar al cocinero personalmente. Entonces podremos hablar.

Y con una pequeña sonrisa y un gesto con la mano, me despido de ellos y vuelvo a la cocina a pedir disculpas al jefe y a hacer mi trabajo.

- Dos pizzas margaritas, por favor... - pide María, sonriendo como puede, una vez Marcos y ella han tomado asiento.
En cuanto Hugo las tiene listas luego de llevarse una bronca del jefe que no sale de los muros de la cocina, las pizzas son llevadas hasta sus consumidores y María empieza a comerse la suya mirando a Marcos con nerviosismo, pero sin perder ese brillo con cierto optimismo en sus ojos...

Tu jefe, un maldito déspota de la peor especie pero que ofrece un sueldo decente y unas condiciones higiénicas presentables en su local, se queda de brazos en jarra mirándote.

- Tienes mal aspecto, Seras... ¿Es que estás enfermo? - pregunta, falsamente interesado.

Cojo un pedazo de la pizza que humea ante mi... el olor de la mozarella, hace que el estómago se me abra y parece que realmente si que tengo algo de hambre...

Cojo uno de los triángulos, y estiro hacia arriba, hasta que el queso se suelta, ya que al estar caliente se estira bastante... Cuando termino el primer trozo sonrío a María, que parece que no deja de mirarme... la sonrío y me acerco a su mejilla para darle un beso de agradecimiento... Levanto un trozo de pizza y sonriendo asiento con la cabeza

-¿Que?.- Extrañado giro para ver al despotico de mi jefe en posicion chulesca.- Bueno, vera...- Por un segundo desvio la mirada, intentando recordar si uno podia despedir por estar enfermo.- Es que ayer tuve una mala noche y no he podido dormir mucho, asi que me encuentro debil. Pero no es nada que no se pueda arreglar con un medicamento para el dolor de cabeza. Si no le importa ¿podria seguir cocinando?.- Le señalo con un dedo tembloroso al horno.- Es que me parece que la pizza del horno esta a punto de quemarse...

- Quiero que me traigas un parte médico con lo que tienes, Seras, y no te me pongas chulo, bastante hago dejándote que encima comas aquí - se vuelve de nuevo, marchándose - ¡Y cuidado con esa puta pizza, joder! Vaya chorradas me dice... Que si se le quema la pizza, menudo cheff... - se aleja, farfullando.

Una vez se han acabado la pizza, María paga lo correspondiente mas una buena propina y llama al propietario.

- Disculpe... ¿Podría por favor felicitar personalmente al cheff? Ésto estaba delicioso...

El cheff sonríe todo amabilidad.

- Claro, señorita, espere aquí un instante...

El jefe vuelve a la cocina, parece que la vena de la frente ha decrecido unos milímetros...

- Seras, hay una tía buena con un crío raro que te quiere felicitar por la mierda de margarita que haces - obviamente no lo piensa así, de haberle parecido mala tu pizza ya te habría corregido la receta, pero el caso es hostigar - Sal ahí a hacerla cliente habitual. Yo me encargo de lo que esté en el horno, pero como no seas breve hoy comes en los contenedores del callejón de al lado, ¿está claro?

"Ah ¿Te refieres el lugar donde sacas todo los ingredientes de nuestra cocina?" Pero ese insulto se quedo en mi cabeza. Al igual que mi mal humor y malestar.

- Por supuesto, jefe.- Digo con una falsa sonrisa modesta.- Dame cinco minutos y vera como logro convencerla de que traiga hasta su prima lejana. Se lo aseguro.

Ruado y feliz de librarme unos segundos del trabajo, salgo de la cocina en direccion a la mesa de Maria y su hermano.

María se levanta estrechándole la mano a Hugo.

- La pizza estaba magnífica - al estrecharle la mano le deja un papel en la palma - recomendaré éste lugar a mis amigas... - baja mucho más la voz - Necesito su ayuda... - susurra con la sonrisa disimulada pintada en la cara. También parece acalorada, de hecho no lleva más que una camiseta de tirantes naranja y un vaquero en pleno noviembre barcelonés...

-¿Que clase de ayuda ne...?

De repente me paro de inmediato, me acabo de dar cuenta, que al estar tan nervioso despues del apreton de mano, el susurro que pretendia se ha convertido en un especie de chillido nervioso y agudo... "Maldita sea, lo ultimo que necesito es montar una escena delante del jefe."

-Ejem, quiero decir... Que estare encantado de ayudarla a informarle sobre nuestros platos y sobre nuestro servicio a domicilio.- Digo con una gran sonrisa, mientras escondo discretamente el papel en el bolsillo a la vez que con la otra mano cojo un menu peglabe que hay en una de las mesas cercanas.- Esta menu tiene nuestro telefono y nuestros platos, asi, cuando tenga una reunion con sus amigas o familiares, podra llamarnos y asi demostrarles la gran calidad de este local a la hora de satisfacer los gustos de nuestros clientes. Por favor, lleveselo y no lo lamentara.

Observo a Hugo, y como parece querer que nos hagamos con la carta... Vaya, será este el chico que hay que recoger? Porque será... y a donde iremos ahora...

Miro a María, y cojo la carta que nos ofrece Hugo. Se la quito prácticamente de las manos, tras lo que lo miro unos segundos y luego a la carta, mostrándosela a María mientras la leo...

Observando por un momento el arrebatamiento de la carta como si fuese un gesto normal en Marcos, María sonríe a Hugo y asiente con la cabeza.

- Muchas gracias, recomendaré éste lugar, téngalo por seguro... - mira al joven extraño - Marcos, vámonos... - se vuelve de nuevo hacia Hugo - Hasta luego - se despide con una sonrisa afable.

María camina con Marcos de nuevo hacia su coche luego de salir del local...

Salimos del lugar... camino mirando al suelo... pero cerca de María... Quien sería ese chico y porque querrá María que nos lo llevemos... no quiero que venga ella es mi madre... es mía y de nadie mas...

Cuando llegamos al coche, te abrazo y te beso en la mejilla sonriendo, tras lo cual te abro la puerta del mismo para que entres y con paso ligero entro por el otro lado del coche...

Una vez estáis ambos dentro del coche, María se echa el pelo hacia atrás, con cierto agobio...

- Espero que venga con nosotros... Si ese tío no viene con nosotros, no nos aceptarán... - suspira, tensa.

Miro a María entre preocupado por la incorporación del nuevo chico y sus palabras... Cuando dice que no nos aceptarán, la cojo del brazo y la miro, encogiendo los hombros y mirándola.

Lanzo de vez en cuando miradas a la puerta de la pizzería como esperando que el pizzero salga por ella. Froto mis brazos con mis manos, y subo la temperatura del coche por el frío, no sin mirarte como pidiendo permiso para ello...