Partida Rol por web

Gira el volante metiéndose de nuevo en el carríl, en la dirección que le había dado hace un momento el lituano:

- Gracias. No te preocupes, llevo muchos kilómetros ya a la espalda... - entorna un poco los ojos. La noche es cerrada y parece estar cansada al volante - Me llamo Alexa Czigany... Llámame "Lex", es más corto y sencillo de recordar - dice esbozando una leve sonrisa.
Cuando llega a su destino y aparca, se dispone a retirar los muebles para ir dejando espacio...

No desdibuja la sonrisa de su rostro, más bien parece cambiarla a algo un tanto más "pícaro"...

- Encantado conoserte, Lek's. - Mira su alrededor - Bonito casa. - comentario curioso, sólo un vagabundo podría referirse a un coche como "casa"... Se toca un mechón de pelo con todos los dedos de la mano derecha - No tenego nada feo contahioso. Piojos, cosa mala, nada. No preocupes. Sólo un poco susio... ¿Tienes jabón...?

- Igualmente, Herkus - alza las cejas al escuchar el comentario sobre su "casa", sorprendida - Gracias... Tengo jabón, sí - corre el asiento del conductor hacia adelante, para hacer más sitio - También hay una duch... Espera, ¿pretendes asearte ahora? Porque sólo podrías hacerlo fuera... Y si sales ahí, con la que esta cayendo... - señala al exterior, acomodando cojines - te vas a quedar en el sitio y no va a haber Suecia - gestúa mucho con las cejas.

Sólo hay un colchón... ¿Mola, eh? Joder, me entra la risa con el "cosa mala"... - sonríe por lo bajo.

- ¿Un ducha? No posible - abre los ojos, intentando ver cual de los trastos de naturaleza extraña es la ducha. Incluso mira al techo del coche posiblemente en busca de una alcachofa - Tu broma - muestra una sonrisa de "cachondeo".

Bufa una risilla, asintiendo al tiempo que se acerca a un trastito que queda junto a una caja grande:

- Te lo juro - asegura colocándose el chisme sobre las piernas cruzadas - Este trasto se llena de agua, pulsando aquí se calienta ésta... - señala un botoncito, y después desenrolla lo que en términos cristianos sería una alcachofa - Y aquí tienes la alcachofa ¿Sorprendido, verdad? Eso es normal... También puedo montar un estructura con sus "cortinas" y tal, para evitar montar un show... pero es un engorro - niega, mirando por debajo de las cejas.

- Es... Un cosa impresionante... En fin: Valor... - coge la ducha portátil y el jabón y sale del coche, metiéndose entre unos árbolillos. Estáis en un parque. Los gritos de frío agónico se escuchan de vez en cuando, y en menos de diez minutos, Herkus vuelve tiritando, con estalactitas en el pelo mojado, la ropa que llevaba puesta de nuevo y arrebujándose en las mantas.

- ¿En serio vas a...? - deja la pregunta en el aire cuando éste se marcha con el set de limpieza. Pone de nuevo la calefacción...

Al volver éste, lo recibe envolviéndole la cabeza con una toalla:

- ¿¿Estas loco, Herkus?? Podrías pillar una hipotermia o una neumonía... ¿Sabes lo gordo que es eso? - le frota, secándole el pelo y quitándole las estalactitas. Suspira - La próxima vez espera a que amanezca por lo menos... Duerme ahí, anda - señala el colchón, repleto de pequeños cojines. Después se sienta, acomodándose de espaldas contra la pared junto con un par de cojines.

- Ropa... Mojada... - tirita, quitándose la parte de arriba de la ropa, echándola a un lado y arrebujándose de forma que ni una esquina de la manta sea desperdiciada - Soy muy riesistente... - sonríe mientras los dientes le castañean - Mejor duchar aquí y ya, vamos a Suesia, todo norete... Muy más frío allá...

- Lo sé, lo sé... - Lo vamos a flipar de camino al norte... - se incorpora un momento para apagar por completo el coche y ponerle el seguro, guardando las llaves en su bolsillo. Después echa sobre los dos un colclón de plumas y otra manta más - Si no puedes dormir tengo pastillas para el insomnio... Mañana a primera hora compraremos recursos para el viaje.

Se arrebuja igualmente entre las mantas.

Cuando acabas de acomodarte, descubres que Herkus ha caído ya en el sueño más profundo...

Parece un crío...

Niega con la cabeza, y pone la alarma del despertador para las siete de la mañana. Después, sin más ceremonia, se echa a dormir...

Despertaste antes que Herkus, que dormía como un tronco, roncando un poco incluso, pero con poner música bastó para dejar de escuchar aquello.
Te pusiste en marcha con el coche, y al medio o día ya habías pasado la frontera de Lituania con Latvia, llegando a Daugavpils, donde ya iba siendo hora de repostar y hacer unas compras... En Rusia iba a estar muy difícil hacerlas, y no había más remedio que pasar por Rusia para llegar a Finlandia en coche, y de ahi, un recorrido que prometía ser extenuante atravesando todo el país nórdico hasta Suecia, donde realmente ni sabías a dónde había que ir...

Después de detenerse a preguntar por el supermercado más cercano a un transeúnte corriente, Lex aparca finalmente por la zona que le indican, abrigándose para salir al exterior de su vehículo:

- Abrígate... Vamos a hacer unas compras - le dice a Herkus saliendo del coche con sus llaves y cerrando por fuera cuando éste sale, pagando el parking. El grajo ya no volaba bajo; se había estrellado contra la superficie terrestre... - Ve tranquilo ¿vale?, sólo es comprar y volver... - añade, para que el lituano actúe con normalidad y no se ponga a mirar a todos lados como el histérico que había demostrado ser.

Herkus se despereza antes de abrir los ojos, y se incorpora mirándote con cierta socarronería...

- Buen imágen para desperetar... - se pone en pié y empieza a vestirse, arreglándose un poco los rebeldes tirabuzones frente al espejo retrovisor - Listo - sale del coche junto a tí. Las calles están cubiertas de nieve, y no se puede decir que Latvia sea un país de lujos... No había un sólo centro comercial a ese lado de la ciudad de Daugavpils, pero eso sí: Había algún que otro supermercado... Caminando entre la nieve, Herkus se tropieza aparatosamente, dibujando su silueta caída en el alfombrado blanco al tocar el suelo. Se incorpora tras la caída, intentando rebuscar entre la nieve qué ha sido el origen de su torpeza, extrayendo una bolsa de viaje que había quedado enterrada en la blancura - ¿¡Qué demonios...!? - la abre, descubriendo que está llena de fajos de billetes autóctonos. No termina de creerlo. Cierra la bolsa, pierde la mirada por un momento en el horizonte y la vuelve a abrir. Los fajos siguen ahí. Te mira.

Alexa se lleva la mano a la frente tras el pedante accidente, y cuando se acerca para observar lo que ha provocado la caída queda completamente petrificada. Herkus mira al horizonte por un instante y vuelve a abrirla... pero la húngara simplemente no puede apartar la vista de aquella bolsa...

Se lame los labios, y desvía la vista al castaño:

- Cógela y vuelve a cubrirla de nieve. Volvemos al coche - dice con toda la pausimonia del mundo, echando un vistazo a los alrededores mientras vuelve a dirigirse en dirección a su vehículo para dejar allí esa SÓLIDA prueba de que Dios existía.

JA. JAJA... JAJAJAJAJAJAJAJAJA - se le ilumina el rostro, y sonríe incrédula esperando a Herkus.

Herkus obedece sin cambiar la cara ni decir nada, cubriendo de nieve el lugar del "accidente" y borrando las pisadas de ambos a su paso, sacudiendo la nieve con la mano con la mochila a la espalda.
Regresa al coche, posando la mochila sobre su regazo y cogiéndola como si sus manos se hubieran convertido en garras rapaces. Ninguno de los dos había visto jamás tanto dinero junto...
Un rato después, Herkus recuperó el habla:

- ¿Qué vamos a haser con esto...?

Lex vigila por dónde pasan en busca de alguien que haya podido verles...

Ya dentro del coche, se sienta frente a Reisel frotándose las manos y sonriendo con feliz picardía...

- Quedárnoslo, por supuesto - asiente con una lógica aplastante - ¿Por qué? Porque somos personas necesitadas que luchan por su supervivencia, y sin éste coche, Herkus, somos unos sin-techo - explica - Lo que me pregunto es quién demonios va con esta cantidad de dinero en una mochila por la calle... Quizás lo han robado.

Herkus no parece entender a donde quieres llegar.

- ¿...Y qué? Vamos a comprar cosas caras para poder venderlas en Finlandia, así no nos preguntarán por los billetes... ¿O porqué no un caravana? Tienen duchas de agua caliente y no hase falta salir con frío fuera... - sueña despierto Herkus.

..."Caravana"...

Lex mira maravillada al lituano, haciendo una "0" con la boca... ¿Cómo no se le había ocurrido antes a ella? Quizás tanta euforia le había nublado el sentido...
Automáticamente se vuelve para acomodarse en el asiento del conductor y arrancar el coche.

- PUTA MADRE. Iremos a por la caravana y después pasaremos a comprar la comida- se muerde el labio inferior, imaginándose aquel glorioso vehículo con espacio de sobra, aseo, cocina... Conduce y pregunta de nuevo por algún concesionario.

Llegáis hasta un concesionario de caravanas de segunda mano, el más decente que habéis encontrado. Una de ellas es lo bastante espaciosa y con suerte tendrá unos cien kilómetros de uso...

- Ésta gusta - ríe Herkus, observando el interior por la ventanilla.