Partida Rol por web

Taylor sale de su casa para encontrar en la puerta de su jardín a una chica rubia preciosa, algo ligera de ropa y con aspecto de no haber dormido mucho... Justo detrás de la joven, un taxi arranca, marchándose.

Nos vamos a llevar muy bien Lior
Sonrío al desconocido que sale de la casa amistosamente, me acerco hasta donde se encuentra caminando con paso decidido y le pregunto:

Buenos días, no conocerás por casualidad a Taylor Hawkins ¿verdad? me gustaría hablar con él - guiño el ojo.

En cualquier otro momento, bajo cualquier otra circunstancia, Taylor habría ignorado a la muchacha. Hoy no.

Es la mañana más jodidamente extraña de toda mi vida...

Parapetado tras sus gafas de sol, observa a la chica, frunciendo el ceño.

Y tú...¿quién cojones eres?

Soy alguien que tiene mucha mucha prisa y que quiere hablar con Taylor Hawkins - pongo cara de niña que nunca a roto un plato.

ASÍ TU MALDITO IMBECIL ME LO VAS A DECIR! - pienso nerviosa.

Se levanta las gafas de sol y mira de arriba a abajo a la chica, sorprendido porque no parece reconocer al fundador de la "Mejor Banda Rock/Metal 2001. MTV Awards".

Desde luego, no viene buscando un autógrafo.

¿Dónde coño vives?.¿En una cueva?- dice mirándola a los ojos. La luz del sol le molesta y vuelve a ajustarse las gafas.

Taylor Hawkins...¿eh?-pregunta aburrido. Chasquea la lengua, negando con la cabeza.

Se vuelve, dándole la espalda a la muchacha, y se dirige con paso vivo hacia la puerta del garaje.

Tienes un minuto. Te escucho.

Miro hacia los lados para comprobar que no haya nadie y comienzo, abandonando totalmente mi anterior fachada de niña buena:
Bien, veamos, se que te resultara extraño que una completa desconocida venga a decirte esto, pero supongo que sabrás lo que es el IGNEA. Pues bien, me han enviado para decirte que hay una cura y que debes acompañarme, o al menos si no quieres que te mate ese virus.

Espero mirándole directamente a los ojos, mi expresión es seria.

No me des problemas, no estoy de humor

Taylor se detiene en seco al escuchar esa maldita palabra.

Ignea...otra vez...

Eres la segunda persona esta mañana que viene con lo mismo. Primero una morena y ahora una rubia....y, no te ofendas, pero la otra estaba mucho más buena.

El tintineo de las llaves se escucha en el bolsillo de las bermudas. En su llavero tiene el mando a distancia de la puerta exterior del garaje.

Mira, guapa. Este calor me está matando y, lo peor, es que me pone de muy mala leche. Así que...

No llega a terminar la frase. Como un chispazo, una idea irrumpe en su cerebro: la prueba material que inclinaría la balanza entre su escepticismo y una "realidad plausible" que se niega a aceptar.

Metahumano...- se repite una y otra vez en su cabeza, y el ese eco no le deja otra elección.

Dame tu mano. Ahora.

¿Darte la mano? ¿para qué? - digo extrañada.

Le miro fijamente e intento leerle la mente para saber cuales son sus intenciones*

Tu mano, por favor.- dice Taylor tendiendo la suya, casi implorando con la mirada- En caso contrario, no te acompañaré.

Dudando un poco, le doy cudadosamente la mano a Taylow, preparada para quitarla en cualquier momento.

Más te vale que no sea nada malo, porque si no, se te va a caer la casa encima, literalmente.

Al coger su mano, cierras los ojos y empiezas a ver...

Estás en tu casa, no mucho más tarde que ahora a juzgar por la luz que entra por las ventanas, atado a una silla, ella está a tu lado atada a otra... Ella llora, tú también...

- ¡¡¡Teníamos que habernos ido... Ésto es culpa tuya, hijo de puta!!! - solloza ella.

- ¡¡CÁLLATE, JODER, CÁLLATE!! - le respondes tú, desesperado.

Dos tipos uniformados como policías aparecen en tu campo de visión, empuñando armas. Uno parece cruzado de brazos, esperando que otro haga el trabajo sucio... Éste encañona a Eva, y ella, con los dientes apretados, desesperada, mueve la cabeza al tiempo que la pistola se mueve en el aire sujeta por su dueño...

- Zorra mutante... No lo alargues, joder... Si no te mata éste tiro, te matará el puto virus - espeta éste.

Pero ella no cesa en su intento por salvarse, y finalmente el otro le dispara, pillándola por sorpresa...
El cañón entonces se vuelve hacia tí, y la visión concluye con un intenso dolor en tu frente, ennegreciéndose todo...

Taylor toma suavemente la mano de la muchacha, como si no quisiese hacerlo realmente...pero viéndose obligado a ello.

Cierra los ojos y ,súbitamente, un violento espasmo sacude su cuerpo. El sudor se desliza por su frente, aprieta la mano con rudeza...hasta el punto de tornarse blanquecinas las yemas de sus dedos.

Los músculos de sus quijadas se marcan en su rostro. Las venas del cuello parecen querer salirse de la piel. Bajo sus párpados crrados, los ojos bailan incontrolables...como alguien en fase REM.

Otro espasmo. Esta vez aún más fuerte que el anterior. Su cabeza se mueve como si hubiese recibido un puñetazo en el mentón. Las cervicales crujen...y cae hacia atrás, trastabillado, soltando por fin la mano de la chica.

Sentado en el suelo, como si acabase de recibir una paliza, jadea...y, con gran esfuerzo, trata de incorporarse.

Vámonos de aquí. No tenemos un segundo que perder.- dice palpándose la frente, al tiempo que acciona el dispositivo del llavero que abre el garaje.

encojo mi mano cuando la suelta y doy varios pasos hacia atrás, conteniéndome para no soltar un grito agudo y estridente.

¿¡Pero que has hecho!? Parecían que te estaban pegando una paliza. Oh! dios, ¿¡por que no le he pegado yo esa paliza!? Maldito imbécil, ¡¡¡que susto me a pegado!!!

Miro a Taylor con cara de asombro.

¡¡CALLA, COÑO...Y SUBE AL MALDITO COCHE!!

Una escena de "Scanners", con Michael Ironside, viene a su mente. Taylor adora las viejas pelis de terror de Serie B, y esa secuencia en concreto refleja lo que siente que está a punto de ocurrir en su cabeza.

Sin más palabras, evidentemente nervioso y cabreado, encara la puerta tras la que espera ver su 911 Carrera.

No voy a subir a un coche con un tío al que le puede dar un ataque en cualquier momento a no ser que me expliques ¡que esta pasando! - le grito enfadada, son demasiadas cosas raras en tan poco tiempo, y una al final estalla.